En 1985, Diego Verdaguer fue el primero en cantarle al arrepentimiento y a la posibilidad de enmendar el daño hecho en el pasado, abrazando temas lejanos a la plancha del desamor, la culpa y al amor tóxico. Dio un paso adelante al cuestionarse ‘que si la vida nos diera otra oportunidad, si se pudiera parar el tiempo, volverlo atrás, si se pudiera con experiencia recomenzar y si se pudiera borrar las cosas que hicimos mal ¿Qué haríamos?’.
Diego siempre volvería sobre sus pasos, pero pensando en el futuro. Aún cuando murió el 27 de enero del 2022 por complicaciones derivadas por la covid-19, lo hizo a las puertas de iniciar una nueva gira que se estrenaría en febrero y que terminó siendo la gira de Amanda Miguel, su inseparable viuda; y Ana Victoria, la hija de ambos.
El artista se contagió un 9 de diciembre del detestable coronavirus, el mismo día que escribo este obituario, un año después. Para Navidad y Año Nuevo no solo no había superado la enfermedad, sino que su pobre oxigenación complicó su estado hasta no poder vencerla. Curioso que fuera la falta de oxígeno lo que terminó acabando con su vida, cuando su calidad vocal siempre se caracterizó por llegar a altas notas vocales por su buen manejo del diafragma. La vida es tramposa y al final sí tenía un corazón delicado.
Me pregunto: ¿Qué habría hecho Diego?, nuestro Diego. El Diego Verdaguer granuja, con su mirada melancólica y su melena salvaje cuando sus dos hijas salieron a desmentirse públicamente sobre si su padre estaba vacunado o no. Así fue como las últimas noticias de su muerte no hablaban de él, hablaban de covid-19. Nunca se supo realmente si estaba vacunado o no y este se convirtió en otro misterio sin resolver, como a los que nos acostumbró en su vida.
Hablar de Diego Verdaguer es hablar de Amanda Miguel. Ninguna pareja de artistas nos hizo tan público su romance, adversidades, desventuras, reconciliaciones y humillaciones como Diego y Amanda. Y todos fuimos testigos de su mayor acto de contricción: la infidelidad que Amanda Miguel le perdonó, no sin antes contarle al mundo entero que Diego le mintió.
La leyenda urbana se hizo más fuerte con los años. ¿Estaba la icónica canción Él me mintió -producida por el mismo Diego Verdaguer e interpretada magistralmente por Amanda Miguel- basada en una historia de la vida real? ¿Era Diego Verdaguer aquel que había dicho que la amaba y no era verdad? No importa si fue cierto o no, lo importante era lo que nosotros su fans creíamos que era real, hasta que la confesión tuvo que venir, más tarde que temprano.
“La gente cree que Amanda me la canta a mí y sí me la cantó un poco. Yo fui un poco pícaro al principio. Siempre amé a mi mujer profundamente, pero de repente era ojo alegre. Supe entender a tiempo y mi mujer es inteligente y supo entender que la amo profundamente y dejó de lado esas realidades”, reveló Diego Verdaguer en el 2018, en una entrevista con Univisión.
También, en el programa mexicano El minuto que cambió mi destino, con Gustavo Adolfo Infante, comentó que conoció a su amada Amanda en Buenos Aires mientras manejaba en su coche y procedió abordarla con su carisma y sus encantos para intentar conquistarla. Una conquista de una tarde, diría él, que luego se convertiría en su pareja, su cómplice y su mancuerna.
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Diego procedió a invitarla a salir y Amanda Miguel le dijo: “Yo también canto”. Y le cantó, hasta en inglés. Impresionado por su calidad vocal, la hizo parte de su grupo de coristas y fue la voz femenina en su icónico éxito: Volveré.
Aunque los dos persiguieron su carrera por separado, Diego Verdaguer fue su más importante productor, le escribió muchas de sus canciones y la hizo solista. Con el tiempo, Diego dejó sus aventuras amorosas y aprendió que lo más importante en su vida era su familia. Además de cambiar su espíritu mujeriego, dejaba su carrera a un lado para impulsar la carrera de sus mujeres: primero la de Amanda Miguel y luego la de su hija Ana Victoria.
Con su propia trayectoria musical a cuestas, que empezó a sus 17 años, Diego trató de ser polifacético. Fácilmente podía pasar del amor al odio; fue capaz de hacer un himno de frases como ‘cuídame, quiéreme, bésame, mírame’, a desearle a su amada que lo abandonó, con un genuino desprecio, que sufriera más de lo que él sufrió. Dominado por las emociones, Diego dividió su vida entre Argentina y México. ¿Quién diría? Un argentino cantando rancheras y producido por Joan Sebastian, hasta hubo gente que decía que se parecían físicamente. Las contradicciones y las coincidencias lo perseguirían toda la vida.
No le tuvo miedo a recomenzar y con una resiliencia como pocos, arrastró varias cicatrices en su alma y en su piel. Una de ellas la tuvo en Costa Rica. Uno de sus momentos más vergonzosos lo vivió en nuestro terruño, cuando se resbaló durante una presentación y el legado fue una herida de cuatro centímetros y una cicatriz en la rodilla, que quedaría para siempre.
El verdadero nombre de Diego Verdaguer era Miguel Atilio Boccadoro Hernández. Se llamaba igual que mi abuelo, el papá de mi papá, Atilio, a quien nunca conocí, pero que papi contó una vez que un día él simplemente se marchó y no volvió. Tal vez Diego Verdaguer no sea el cantante plancha más valorado o para muchos ni siquiera esté en el Top 20 de favoritos, pero yo todos los planchatones lo honro con La ladrona. Lo que pasa es que mi corazón también es delicado.