La primera canción que escuché de Pablo Milanés fue, quizá, la más famosa de sus obras. Tenía yo unos 10 u 11 años; era una niña que nada sabía del amor, pero aún así Pablito me enamoró con su voz y su letra: “Si alguna vez me siento derrotado, renuncio a ver el sol cada mañana. Rezando el credo que me has enseñado, miro tu cara y digo en la ventana Yolanda, Yolanda, eternamente Yolanda”.
Así de eterno, como quería Pablo que fuera Yolanda, así será él, así es su música.
Sí, lo reafirmo, en mi primer encuentro con Yolanda yo no sabía nada de romances ni pasiones, mucho menos de lo que significaba la Nueva Trova cubana, pero por fortuna así es la música, es etérea y no importa en cuál realidad vivamos, siempre encuentra cómo hallarnos.
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Después de Pablo conocí a Silvio Rodríguez, quien fuera su hermano del alma, su amigo, y ambos se convirtieron en eso mismo para mí, aunque después se distanciaran. Me acompañaron en mis recreos en el colegio, yo con un walkman y ellos cantando en un casete De qué callada manera y Ángel para un final. Crecí con ellos y fui aprendiendo.
Pero Pablito -sí, con cariño- ya no está. La noticia de su muerte sacudió a la música, a quienes lo conocimos como un grande, a quienes crecieron a su lado y, más aún, a quienes experimentaron aquellas luchas que siempre dio con guitarra en mano y el poder inigualable de la canción.
Su gran amor
La pasión de Milanés por la música nació desde que era muy pequeño, cuando en su casa en Bayamo coreaba canciones de la radio. Pero a inicios de los años 50 el traslado de su familia a La Habana lo puso en contacto con la música popular, la de los trovadores, la de grupos más tradicionales y el amor brotó.
Estudió en el Conservatorio Municipal de La Habana, pero fue en la calle y en los cafés donde aprendió más. Cantó en tríos románticos, también en grupos e incluso alcanzó notoriedad en el Cuarteto del Rey, agrupación de negro spirituals. Pero fue el ‘filin cubano’ el que realmente lo terminó de conquistar, extrayendo de él todo su sentimiento para usarlo como bandera de su carrera.
Pablo estaba inspirado. Cuando publicó el tema Mis 22 años se sintió como una simbiosis entre el ‘filin’ y lo que más adelante sería conocida como la Nueva Trova.
Nueva Trova
Curiosamente, a pocos días de que Pablo falleciera en Madrid, España, a los 79 años, la Nueva Trova fue declarada patrimonio cultural de la nación en Cuba. Milanés no supo de la noticia, pero su legado recibió el reconocimiento que se merecía, aunque fuera después de muerto.
El movimiento que creó hace más de 50 años junto a Silvio y Noel Nicola (quien falleció en el 2005) es considerado una voz musical progresista y de contenido político. Su nacimiento llegó de la mano con la Revolución cubana, pero con los años se convirtió en palabra del pueblo latinoamericano y Pablo fue uno de sus juglares más activos.
El concierto que dieron Silvio, Pablo y Noel en la Casa de las Américas, durante el Primer Festival de Canción Protesta, en 1968, fue la primera expresión de lo que un par de años después sería ese movimiento.
La música folclórica, como vehículo para hablar sin tapujos sobre sociedad, política y cultura, fue utilizada por aquellos tiempos no solo en Cuba, sino también en España, Bolivia y Brasil. De aquí podemos mencionar grandes exponentes como Joan Manuel Serrat con la Nova Cançó o Gilberto Gil y Caetano Veloso con el Tropicalismo. En Cuba, Milanés y Silvio hicieron lo suyo.
Eso sí, aunque inicialmente Milanés y la Nueva Trova estaban comprometidos con el movimiento revolucionario comandado por Fidel Castro, el cantautor se convirtió en un fuerte crítico del gobierno de su país. En años recientes mostró su oposición contra la represión de las protestas ciudadanas antigubernametales, abogó incluso por la libertad plena en Cuba.
“Soy un abanderado de la Revolución, no del Gobierno. Si la Revolución se traba, se vuelve ortodoxa, reaccionaria, contraria a las ideas que la originaron; uno tiene que luchar”, había dicho en una entrevista.
Querido Pablo
El amor siempre fue una guía en la carrera de Pablo. El amor por otra persona, por la patria, por sus amigos. Con ese amor es que sus colegas le cantaron en un disco donde lo que brilló fue el cariño y la admiración.
Ana Belén, Miguel Ríos, Serrat, Luis Eduardo Aute, Chico Buarque, Víctor Manuel y, por supuesto Silvio, se sumaron a cantarle a Pablito sus propias canciones. Y ¿cómo no? Si a todos ellos Pablo los influyó, tal como a mi y a otros tantos que lo conocieron en el camino. Gracias Pablo, por todo y por tanto, ruego para que tu legado trascienda generaciones y que lo que Pobre del cantor reza nunca se cumpla con tu legado, ni mucho menos con tu memoria.
“Pobre del cantor de nuestros días, que no arriesgue su cuerda por no arriesgar su vida. Pobre del cantor que nunca sepa que fuimos la semilla y hoy somos esta vida. Pobre del cantor que un día la historia lo borre sin la gloria de haber tocado espinas”.
Obituarios 2022:
Revista Dominical publicó un especial sobre las figuras públicas que fallecieron este 2022. En este enlace puede leer las notas sobre personalidades nacionales e internacionales que murieron este año como la reina Isabel II, Taylor Hawkins, Johnny Chaves, José León Sánchez, Marciano Cantero, Diego Verdaguer, entre otros.