Tal vez usted recuerda un video que se viralizó en redes sociales, hace no mucho tiempo, sobre un profesor que era interrumpido por sus hijos mientras daba una entrevista en vivo, vía streaming, a la BBC.
El académico hablaba desde su casa sobre un conflicto entre las dos Coreas, en lo que parecía ser una oficina. Y mientras contestaba a las preguntas del periodista, sus hijos (una niña y un niño en andadera) entraron bailando y cantando al cuarto en el que se encontraba él; incluso la niña se colocó a su lado, mientras hablaba. De seguido entró la mamá de los pequeños y a como pudo, de una forma desesperada, los sacó de la habitación.
El panorama en ese momento era muy diferente al que se vive actualmente en Costa Rica y el mundo con el nuevo coronavirus covid-19, pero puede ser un ejemplo claro sobre lo que deben estar preparados los padres de familia costarricenses (acostumbrados a trabajar en una oficina) durante los próximos meses.
Esto se debe a que Costa Rica declaró estado de emergencia a inicios de esta semana, y con ello se suspendieron las clases en los centros educativos. Además, muchas empresas han optado por enviar a sus colaboradores a hacer teletrabajo.
Con la salud no se juega y la prevención desde el hogar es la mejor arma que existe actualmente para protegerse del poderoso virus.
Lo cierto es que la modalidad de convivencia en muchos hogares es desde esta semana muy diferente: padres de familia acostumbrados a que a sus hijos los cuiden en guarderías, sus abuelos o que estén a cargo de otra persona durante la jornada laboral, ahora deben asumir el cuidado a tiempo completo de los menores, mientras que trabajan desde sus casas para evitar ser contagiados con el virus.
Esto implica estar pendientes de lo que los niños hacen durante el día, preparar almuerzos, ayudarles con los trabajos que les dejan en las escuelas para realizar desde el hogar, mantener la casa ordenada y cumplir, a su vez, con el horario laboral. Una tarea que para más de uno se ha convertido en un dolor de cabeza.
Ese es el caso de Gabriela Jarquín. Ella tiene un bebé de año y medio y una niña de 10 años a quienes, debido a la emergencia, debe cuidar mientras trabaja desde la casa.
“Hay que tener mucha paciencia porque no solo hay que lidiar con el trabajo de uno, sino que también con las cosas del hogar y con todo lo demás y eso es complicado. Y obviamente no puedo sacar a los niños pero ahí voy, acomodándome”, dice la madre, quien trabaja para la empresa Accenture.
Según relató Jarquín, aunque aún está haciendo ciertos ajustes en el hogar para que la convivencia sea la mejor, ha notado cómo su rutina ha cambiado. Por ejemplo, ahora en su hora de almuerzo debe cocinarles a sus hijos y ella come en el escritorio, pues no le alcanza el tiempo. Además, afirma que cuando está en una llamada y su hija le habla, solamente es necesaria una mirada para que la pequeña entienda que su mamá está ocupada y no puede atenderla.
Rutinas
De acuerdo con los expertos, para que el teletrabajo y la convivencia en el hogar con los niños sea llevadera y no se convierta en un ambiente hostil, donde los niños sean desobedientes e incluso malcriados, es necesario adaptar horarios y rutinas. Eso sí, la base siempre debe ser la paciencia.
“La paciencia es indispensable y esta es la parte más importante, porque si los padres se saturan, empiezan a descargar el estrés en los niños y podrían empezar a exigir a los niños cosas que ellos no están dando, entonces los padres deben aprender a autorregular sus emociones, para transmitir eso a los niños. Porque si yo ando impaciente, estresado o con miedo, eso es lo que transmito”, explica Leidyn Aguilar, psicóloga clínica generalista.
Además, se les debe explicar a los niños por qué sus padres están en la casa, por qué no hay clases y por qué no deben salir.
Según la psicopedagoga de Tools Studios Integral Infantil, Carolina Mena hay que considerar a partir del rango de edad en el que se encuentra el niño, pues no es lo mismo hablar con un menor a 6 años, que con uno entre 7 y 12 años.
“Los niños menores a 6 años van a necesitar que los sienten un día a la par y que vean en la computadora todo lo que papá o mamá hace, que hay gente por la cámara de la computadora. Es decir, explicarles de la forma más real y simplificada lo que es trabajar, pero muy concretamente”, detalla.
En el caso de los niños entre 7 y 12 años lo que la especialista recomienda es “hablar un poco más avanzado de la situación que está pasando” y ellos lo entenderán más fácilmente.
A partir de aquí lo que resta es hacer una rutina con horarios bien estructurados, que ayuden a planificar el día del menor o los menores, para que no interfieran en las horas de trabajo del padre, la madre, o ambos.
Por ejemplo, levantarlos todos los días temprano, que hagan tareas, lean un libro, dibujen o coloreen. También que ayuden con los quehaceres del hogar, que acomoden su cuarto, su ropa o sus juguetes.
Eso es precisamente lo que hace Gloriana Serrano, administradora de negocios de la empresa Mondelēz Internacional y quien hace teletrabajo para cuidar de sus cuatro hijos.
“Al final del día planifico las actividades del día siguiente para cada uno. Dentro de lo posible, tratamos de que apenas amanezca hagan su rutina y se bañen, desayunen y ya les tengo listo el cronograma para que se la vayan jugando solitos (los dos más grandes, en tercero y quinto grado) y que ellos vayan tratando de hacer sus asignaciones. Entonces yo trabajo con mucho papel y colores, imprimo mucho material y ellos van marcando lo que van completando”, explica Serrano, quien reside en Santa Ana.
Esta madre asegura que ella empieza a trabajar lo más temprano posible ya que puede aprovechar el tiempo en que sus cuatro hijos duermen para poder tener la labor adelantada a la hora del almuerzo, cuando comparten todos juntos.
Su esposo, Édgar Cháves, es quien le ayuda, sin embargo, él trabaja para una cadena de supermercados y debido a las implicaciones de los últimos días con las exageradas compras de productos por parte de los costarricenses, no se ha podido quedar en la casa.
“Yo he tratado de mantener la cabeza fría para que todo fluya y ellos como niños ya lo entienden y yo trato de pensar en la vulnerabilidad de ellos, porque esperan la seguridad de uno. Ellos ya entienden que yo estoy trabajando y saben que si tengo la puerta cerrada es que no puedo atenderlos y que si está con tranca es porque estoy en una llamada, entonces no me botan la puerta y lo que hago es que los pongo a jugar con legos.
“También hay señas que ellos ya entienden, entonces a veces si estoy en una llamada la pongo en silencio y les digo que me den unos minutos y ya entienden o de una vez ven mi mano, que no puedo hablar y lo respetan”, dice.
Hábitos
Las especialistas explicaron que es importante ponerles límites a los pequeños desde temprana edad, para que cuando haya crisis o situaciones de emergencias como la que atraviesa actualmente el país, los niños sepan que sus padres están en casa pero no de vacaciones y no pueden estar pendientes al 100% de ellos.
De esta forma, los pequeños aprenderán a respetar el espacio de sus padres y a seguir las rutinas planeadas por ellos para que la convivencia sea agradable.
Ese es el caso de Sarita Álvarez, una psicóloga que tiene un niño de seis años y al que ya le ha explicado desde antes que su mamá tiene que trabajar en un consultorio, pero que como no puede salir tiene que atender a sus pacientes vía Skype.
“Es un cambio radical porque hay que estar pendiente de cosas de las que antes no lo estábamos. Es muy fuerte y uno como adulto se trata de adaptar, pero a ellos les cuesta mucho lo que está pasando y no hay que alarmarlos. Es aprender mucho con ellos y respetar la rutina que ya ellos tenían en la escuela, con la diferencia que estamos en la casa”, comenta.
La doctora tiene un consultorio propio (al que no está yendo), por lo que puede manejar mejor su agenda para poder pintar, recortar y jugar aunque sea un ratito con el pequeño. Además, afirma que cuando tiene consulta y se debe encerrar en una habitación, deja que el niño se aburra un poco, para que desarrolle su capacidad creativa.
“Yo le explico que así como él tiene tareas que cumplir, que mamá también y en ese momento yo lo pongo a hacer una dinámica que conlleve tiempo y le digo que cuando salga puedo volver a estar con él porque por lo general las sesiones duran una hora. Lo que pasa es que yo creo que uno tiene que dejar que ellos se aburran para que ellos se hagan creativos. El tiene cajas de dinosaurios, de legos y sabe lo que puede usar”, cuenta.
Y aunque los niños se pueden adaptar fácilmente a las circunstancias, el caso más difícil es en el que los pequeños están acostumbrados a vivir con sus abuelos, pues posiblemente tienen otras costumbres que no coinciden con las de los padres, lo que hace que el cambio sea más abrupto.
Este caso es catalogado como el más complicado dentro de los diferentes escenarios.
“Los abuelos son más permisivos y ahora sus papás no lo son tanto, entonces van a estar más estresados porque van a tener más reglas”, detalla la psicopedagoga Mena.
Para las expertas, el teletrabajo con niños en casa no debe convertirse en un dolor de cabeza, sino en una forma de convivir de una manera diferente, donde los niños entiendan que sus padres deben trabajar y ellos deben cumplir con las tareas del hogar y la escuela, a la vez que juegan y se divierten dentro del hogar. Al fin y al cabo, es un modelo de vivencia pasajero.
Lo que deben hacer
Menores a 6 años: Poner límites y reglas visibles con carteles simples y entendibles, evitar el televisor, prohibirles gritar y hacerles horarios muy estructurados.
De 7 a 12 años: Inculcar rutinas, horarios, limitar el uso de aparatos electrónicos (máximo tres horas al día), repasos de lo que hayan visto hasta ahora en la escuela, lectura libre y que colaboren con los quehaceres del hogar.
Más de 12 años: Hablarles de forma concreta, explicarles que no están en vacaciones y que el curso lectivo sigue en casa, ayudar en los quehaceres domésticos, que no estén todo el día en el sillón y permitirles los videojuegos o la televisión por un máximo de tres horas.
Aplicaciones accesibles
Idiomas: Lingokids (de 2 a 8 años) y Duolingo (adolescentes).
De lectura escritura y matemáticas: Aprende a leer y escribir, Mi libro mágico, Lee y aprende, AppQuiz, Math Kids, Math Land, El maestro lógico 1- Retorcedura Mental y Brain Games Kids.
Adolescentes: ReaderPro, Entrena tu cerebro, RMath.