Lo vio todo, lo conoció todo. A sus 84 años el seductor del cine francés siente que la vida ya no le aporta nada; y eso lo tiene postrado en un eterno “spleen”, incapaz de hallar un motivo para vivir.
Rezonga con amargura: “Todo es mentira. No hay respeto. No se cumple la palabra dada. Solo cuenta el dinero”.
Eso no lo expresó el hijo del verdulero; fue Alain Fabien Maurice Marcel Delon. A los 23 años era conocido como el sucesor de Gérard Philipe –el príncipe de los actores–; heredero de James Dean y, para los más atrevidos, la versión viril de Brigitte Bardot.
La descomunal guapura y sus desplantes de niño malo quedaron en el pasado, pero el ícono erótico añora sus muchos romances y su figura de macho quiebramandíbulas.
Solo recordar Rocco y sus hermanos; El silencio de un hombre; El samurái y El Gatopardo genera un escozor en los ojos y el brillo de Alain Delon crece, como crecen las sombras cuando el sol cae.
La mayoría de sus amigos murieron; de sus amantes no queda ni el cuento; solo permanece a su lado un pastor belga, a quien adora más que a sus tres hijos. “Si muero antes que Loubo, pediré al veterinario que lo sacrifique para irnos juntos.”
Manirroto como pocos, apenas comenzó a recibir los dividendos de sus películas derrochó el dinero en buena ropa, carros de carreras, mansiones, viajes, mujeres hermosas y caras, además de meterse en negocios oscuros.
Cuando se retiró del cine, a los 62 años, montó una relojería, instaló una tienda óptica con los anteojos de sol que hizo famosos en su época dorada; y lanzó unos cigarrillos con su nombre.
A pleno sol
La infancia de Alain fue un saco de clavos; lo cual no justifica que él haya sido tan mal padre. Eso será pasto de psicólogos y motivadores.
El papá, Fabien Delon, dirigió un teatro de barrio en Sceaux, Altos del Sena, donde nació el astro del celuloide el 8 de noviembre de 1935.
Tras la separación de su mujer –Edith Arnold, una farmacéutica– enviaron al pequeño a un hogar de acogida, donde el padre putativo era guarda en un presidio.
Años más tarde Edith se casó con Paul Boulogne, un carnicero, quien le enseñó al niño los “secretos” de ese sangriento oficio.
Pocos daban un centavo por Alain y él confirmó las peores sospechas. A los 17 años se enroló en la marina; por indisciplinado debió seguir dos años más y lo enviaron a Saigón.
Desterrado en Indochina participó en el desastre militar de Dien-Bien-Phu en 1954; la célebre batalla del siglo XX donde los guerrilleros del Viet Minh le patearon el trasero al ejército francés y lo devolvió en paños menores a París.
Entre esos iba Delon. Ahí conectó con el hampa y llevó una vida de gigoló, protegido por Carlos, un practicante del vicio griego. Por ese lado surgió el rumor de un supuesto “affaire” con Luchino Visconti.
La belleza y maneras rudas de Alain atrajeron a la actriz Brigitte Auber, quien lo llevó al Festival de Cannes. En Roma impactó al cazatalentos David O´Selznic y lo convenció de viajar a Estados Unidos.
Por dicha el director Yves Allégret le ofreció actuar en Cuando una mujer se aleja; a los 22 años y sin la miníma formación actoral comenzó su fulgurante carrera, apuntalada por su buena presencia física y una uña de talento.
Amoríos
Al diablo lo que es del diablo. Entre los 20 y los 45 años fue una aplanadora sexual; en la cama era un ariete medieval y las mujeres caían entre sus piernas como pines de boliche.
Tenía una cara de chulo iluminada por unos ojos azules como zafiros; el cabello arrepentido, un cuerpo fibroso y unas maneras salvajes que deshacían a sus admiradoras.
La vejez le cayó encima y adoptó una pose de moralista de folletín; agradeció a todas las mujeres que amó y lo amaron. “No sería nadie sin ellas; me han marcado. Me han hecho reir y me han hecho llorar.”
Habría que conocer la opinión de la cantante alemana Nico, a quien dejó botada en 1963, sin reconocer a Christian Aaron Boulogne, el hijo que engendró con ella.
Valga aclarar que antes de la germana enamoró a Romy Schneider. Vivió con ella cinco años y la abandonó porque consideró que esa relación limitaba sus oportunidades. Le envió un ramo de rosas y una tarjeta con una palabra: ¡Adiós!
En el camino quedaron Nathalie Canovas –madre del problemático Anthony Delon–; la modelo Rosalie Van Breemen, mamá de Anouchka y Alain-Fabien; y Mireille Darc, supuesto amor de su vida.
La última mujer de Alain Delon será la muerte, veremos si la conquista y se pierde con ella entre la niebla.
¡Qué alegría vivir!
Pasado. Alain Delon creció carente de afecto y pasó por varios hogares sustitutos; dejó la escuela a los 14 años. Fue paracaidista en Indochina; en París desempeñó distintos oficios y finalmente actor.
Presente. Viejo. Arrepentido de sus fracasos amorosos; dedicado a sus negocios privados y con el corazón en un hilo, tras una operación –en el 2017– de cinco horas.
Futuro. Seguirá siendo un solitario. Invitado de honor en festivales de cine, en compañía de su adorada hija Anouchka. Morirá en su lujoso apartamento en Suiza.