Envejecer no significa ser obsoleto. Fue la primera en enseñar el ombligo en la televisión gringa, y la primera en casi todo lo que alguien desea. “La diosa del pop”cumplirá 74 años y todavía luce firme su jardín de tatuajes en el trasero.
Diva inmortal del pop, del rock y de la música disco, benefactora como pocas, rompe moldes como nadie, tiene una carrera artística de medio siglo y aún da guerra.
En realidad da pelea desde que nació el 20 de mayo de 1946, en California. En la escuela los compañeritos le hacían rueda para escucharla cantar, bailar e interpretar toda suerte de personajes y repetía, que sería cantante y actriz, famosa.
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La pequeña Cherilyn Sarkisian, abrevió el apelativo a Cher para entrar —a los 16 años— a la autopista del éxito y todavía sigue ahí, sin que nadie le haga sombra y rodeada de envidiosas.
Antes pasó por un camino de fuego. Su madre Georgia Holt, mitad india cherokee, y su padre, John Sarkisian, de origen armenio, le heredaron unas facciones enigmáticas y exóticas.
Los padres se divorciaron y se volvieron a casar en dos ocasiones más; se tiraban de las greñas hasta que cada uno tomó por su lado. Pero Georgia no quedó echa un paño de lágrimas, al contrario, se casó en siete ocasiones más.
En medio de tanto jaleo sentimental, la pobre Cher iba de ciudad en ciudad —Nueva York, Texas y California—, sin un centavo partido a la mitad y acabó en un orfanato, aunque Georgia la visitaba todos los días.
El tercer marido de ella, John Southhall, trató muy bien a la niña y siempre lo recordó como “un buen hombre, quien se volvía agresivo cuando bebía demasiado”.
A lo largo de medio siglo la actual diva estelar recibió los máximos reconocimientos de la industria de la música, el cine y la televisión. Ganó un Óscar, un Grammy, tres Globos de Oro, un Emmy y todo tipo de nominaciones.
Vendió más de 250 millones de discos, fue la portada de la revista Time en 1975; es una connotada activista del feminismo, múltiples causas sociales y abanderada de la comunidad homosexual.
Contra el destino
El padrastro de Cher, el banquero Gilbert LaPiere, adoptó a su mediana hermana Georganne y las envió a una prestigiosa escuela en Los Ángeles; esto cambió la vida de la futura luminaria.
Ahí mostró su expansiva personalidad, si bien para los estudios formales era una nulidad nadie le ponía un pie en creatividad e inteligencia, así como en los idiomas.
Sufría de dislexia y abandonó la secundaria a los 15 años, por las dificultades para aprender.
A los 16 años se fue, sola, a Los Ángeles y ahí vivió con una amiga. Estudió actuación, bailó en cabarets de reputación dudosa y apeló a todos sus recursos —que no eran pocos— para darse a conocer con los agentes artísticos.
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Por esos días coincidió con Sonny Bono; trabaron amistad, empezaron un noviazgo y a los 18 años vivía con él cantante, quien la incluyó como vocalista en muchas grabaciones que llegarían a ser clásicos de la música.
La nueva yunta cantó con el nombre de Caesar & Cleo; interpretaron sencillos como The Letter, Do you Wanna Dance y Love is Strange, que pasaron sin hacer ruido, al menos en ese momento. Hoy son incunables.
Extraño amor
Los nueve años de matrimonio con Bono fueron rudos; infidelidades, abusos, excesos de control, hasta que en 1974 lo mandó a freír espárragos. A los tres días de separación, Cher conoció y se enamoró de Gregg Allman.
Para más señas basta decir que el melenudo roquero era un saco de problemas. Tenía mucho dinero para pagarse todos los vicios, en especial la heroína, el alcohol y otras drogas duras.
Diferentes pero iguales. Fueron una pareja imperfecta que apenas sobrevivió nueve días; ella no toleró las adicciones de Allman, él recibió una llamada de Cher y no entendió nada porque estaba muy drogado.
Volvieron unos meses más, pero las peleas y agresiones acabaron con el intento de reconciliación; ella regresó con Bono, pero el embarazo de Cher la obligó a seguir atada a Gregg, con tal de educar al recién nacido Elijah Blue.
En 1979 todo se fue al canasto. Allman murió en el 2017, tenía el hígado pulverizado, pasó 20 años a pura agua y jugos, harto de tomar vodka.
Cher se enteró y expresó su dolor en las redes sociales con los apodos cariñosos con que se refería a Greg.
Dos maridos muertos, dos hijos —Chastity Bono, pionero transgénero; Elijah, adicto—. Sin ser actriz, protagonizó la película más dramática: su camaleónica existencia, porque lo ha visto todo, lo ha hecho todo, lo ha vivido todo.
La diosa del pop
Siempre la primera. Además de mostrar el ombligo en televisión, y ocasionar una oleada de censura por tanta vulgaridad, popularizó el cabello negro oscuro, largo y lacio; los pantalones campana, las pañoletas y vestuarios estilo cherokee, así como los trajes para sus conciertos y películas.
Reconstrucción total. Con 74 años, por lo que se aprecia, de venerable anciana no tiene nada. “Hizo” sus senos, reparó la nariz, enderezó los dientes, extrajo varias costillas, moldeó las nalgas, implantó pómulos y se convirtió en un modelo para todas las mujeres.
Pulverizó marcas. El primer sencillo del álbum, Believe, estuvo en la cima de ventas en 25 países, vendió 11 millones de copias, fue un hit planetario a finales del siglo 20 y el más vendido de la historia.