La carne más barata del mercado es la carne negra. Allá por 1953 una zarrapastrosa, malvestida y malhablada emergió de una favela en Río de Janeiro para despuntar en un concurso de cantantes aficionados de Radio Tupi.
Parecía sacada del tango de Gardel Esta noche me emborracho: flaca, dos cuartas de cogote y una percha en el escote bajo la nuez; chueca, vestida de pebeta, teñida… parecía un gallo desplumao…
Tenía 16 años y cantaba para no enloquecer. Con el tiempo sería una sobreviviente porque el mundo le cayó encima: abusos sexuales, violencia marital, accidentes, tragedias, muertes, exilios y un pozo de amargura.
Desde aquella noche en que llegó caminando al programa de Ary Barroso, desnudó ante los focos las llagas de su alma y –hasta el día de hoy– denunció en sus letras la prostitución, el racismo, el expolio y la corrupción política brasileña.
Antes de seguir con la vida de Elza da Conceiçao Soares –Elzinha, para la gradería– el lector debe de saber que Barroso no era un presentadorsucho radiofónico, si no el autor de Aquarela do Brasil, pieza sublime de ese país.
Barroso vacilaba a los participantes con preguntas mordaces; cuando vio aquel esperpento –andaba con un vestido prestado– le espetó: “¿De qué planeta vienes?” Ella le dijo: “Del mismo lugar que usted, maestro, del planeta hambre.” Y ganó.
Discriminada por su aspecto humilde, se abrió paso a dentelladas y aún hoy –a los 82 años– su imponente voz coloca patas arriba a todo Brasil.
Se acaso você chegasse
Nació y sobrevivió en una sucursal del infierno. Su padre, Alaúrdes Gomes Soares –obrero y guitarrista– la engendró con Josefa María –empleada doméstica–. Si uno cuenta que la parieron en la miseria, el 23 de junio de 1937, se queda corto.
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A los 12 años la casaron con Lourdes Antônio Soares; a los 13 tuvo el primero de siete hijos; dos murieron de hambre y otro se mató en un accidente.
Y para que nadie dude de quien era el amo en ese hogar, el marido le pegó un tiro en un brazo, porque consideraba que todas las cantantes eran putas. Todo el día jalaba baldes de agua para la casa, cuidaba a la tropa de mocosos, en las noches esquivaba las palizas de Lourdes y, un día, la tuberculosis liquidó al marido y quedó –a los 21 años– viuda, pobre y con cinco hijos.
A los 25 años se enrolló con Garrincha, el mito viviente del fútbol brasileño, quien estaba casado y con hijos, lo cual levantó la ira pública contra ella, por semejante atropello a la moral.
La venta de discos se desplomó, le suspendieron los contratos, la insultaban en la calle y para peores –en 1969– el astro conducía borracho un auto, colisionó contra otro carro y en el acto murió Josefa; sobrevivieron de milagro sus dos hijos.
No ganaba ni para sustos. La dictadura militar de aquel tiempo los echó del país, rodaron por Italia y retornaron a Brasil en 1976; seis años más tarde Garrincha murió alcoholizado, le siguió el benjamín Garrinchinha y para recuperarse de tanta desgracia vivió en Europa y Estados Unidos, hasta su regreso a Brasil, en 1994.
A bossa negra
Algún demonio la tenía contra ella y a sus desgracias personales, le agregó cuotas extra de penurias profesionales.
Basta señalar que en su primera gira por Argentina el empresario que la contrató le robó las ganancias de un año, generadas en clubes nocturnos alternando con monstruos de la canción del tamaño de Palito Ortega y Astor Piazzolla.
Regresó a Brasil más pobre que cuando salió. Dios tuvo misericordia y metió mano en su vida; al fin sus discos alzaron vuelo para tomar por asalto el mundo de la samba.
El público quedó anonadado ante el poderío vocal de Elzinha, el temperamento volcánico y el equilibrio melódico de sus interpretaciones, que oscilaban entre la música callejera y la de salón.
Acompañó a la selección brasileña de fútbol, como madrina, en el Mundial de 1962 en Chile y ahí, entre la multitud la reconoció el mismísimo Louis Armstrong quien la llamó “mi hija”, por la similitud de voces entre ambos.
Los lectores pueden calibrar la opinión de “Satchmo” si buscan en las redes sociales: Se Acaso Você Chegasse; Boato; Cadeira Vazia; Só Danço Samba; Mulata Assanhada y Aquarela Brasileira.
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En 1999 la BBC la nombró la cantante brasileña del siglo 20; la comparó con Tina Turner, Caetano Veloso y otros semidioses de la música.
Escapó del museo de horrores que fue su vida; del ruido de espadas inútiles que sacudió su corazón y pasó por encima de su propia leyenda.
Para desgracias… Elzinha
Pobre… ¿pero feliz? En una entrevista aseveró que “Era muy pobre. Pero con infancia. Porque los niños pobres tienen infancia; juegan, son libres. Los ricos no. A pesar de haber nacido en una favela, existía una vida de libertad.”
Violencia política. A mediados de 1969 recibió amenazas de muerte; su casa fue ametrallada debido a sus canciones protesta contra el regimen dictatorial de la Quinta República.
Depresión suicida. El hijo menor, Garrinchinha, falleció –en 1986– en un terrible accidente de auto y eso la llevó al borde del suicidio.