La jornada diaria de Gerixon Calvo Carrillo empieza siempre a las 6 a. m., cuando pone manos a la obra para hornear pan casero junto a su mamá doña Janeth Carrillo. Terminada la faena de harina y amasado, el joven de 17 años y su hermana mayor Jarinneth se disponen a las tareas del hogar: lavar, limpiar, planchar y hacer el almuerzo, mientras su mamá sale a la calle a vender el producto que temprano preparó con sus hijos.
Más tarde, en época de clases, empezaba el curso para prepararse para el examen de admisión de la Universidad de Costa Rica (UCR) y, por la noche, Gerixon asistía a clases en el Colegio Nocturno La Cuesta, de Corredores de Puntarenas. Y así todos los días.
Recientemente, Gerixon destacó como uno de los estudiantes que obtuvo una de las calificaciones más altas en la prueba de ingreso de la prestigiosa universidad pública. Su caso saltó a la vista por el hecho de que el alumno proviniera de un centro de enseñanza rural de modalidad nocturna, lo que no es para nada usual.
Su nota de 771,11 (de un total de 800 puntos) ubicó a Gerixon en el puesto 17 entre los mejores promedios, entre los que se cuentan estudiantes de colegios científicos, bilingües, privados y públicos de toda Costa Rica.
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Su sueño es estudiar medicina y convertirse en un gran médico. Ese sueño lo tiene desde hace muchos años, pero en los últimos dos se afianzó al ver la labor que han realizado en el mundo los profesionales en salud de cara a la pandemia.
“Siempre me ha gustado mucho ayudar a las personas, de hecho he trabajado con algunas fundaciones. Algo que recalcó mi meta fue la etapa que estamos viviendo con la covid-19, porque sin duda alguna hay muchas entidades importantes en la atención de la pandemia, pero los médicos y los trabajadores de la salud son esenciales. Su labor me inspiró más a ayudar a las personas”, dijo Gerixon, quien vive con sus papás y su hermana.
Nada regalado
¿Por qué un joven de 17 años opta por la educación nocturna? En el caso de Gerixon hubo un factor muy importante que lo llevó a tomar la decisión: su salud.
Cuando Gerixon cursaba el octavo año en el Colegio Técnico de Corredores, el muchacho empezó a padecer de problemas en la tiroides y después empezó a tener otro tipo de afecciones como la pérdida súbita de peso, hemorragias y una debilidad excesiva. Tales padecimientos lo obligaban a estar en constante revisión médica y, por ese motivo, perdía clases constantemente.
“Gracias a Dios ya estamos saliendo de todo. Yo tenía problemas en la tiroides, pero aparte de eso tenía otras complicaciones de las cuales estoy esperando más exámenes y ultrasonidos para saber qué son, porque son padecimientos muy extraños. En menos de un mes perdí 20 kilos, quedé muy delgado, se me produjeron unas hemorragias y tenía mucha debilidad. Poco a poco he ido saliendo de todo gracias a los tratamientos”, contó el muchacho.
Así que la decisión de pasarse de un colegio diurno a uno nocturno parecía una buena idea. La familia conversó al respecto y al muchacho lo matricularon para que empezara a estudiar de noche, a partir de noveno año.
Por supuesto que la vida de Gerixon cambió en muchos sentidos. Estudiar de noche implicaba dejar a sus amigos del colegio -muchachos y muchachas de su edad con quienes comparte gustos y aspiraciones-, para empezar a relacionarse con personas mayores que él, con vidas muy diferentes a las de los adolescentes.
“La transición fue un cambio difícil porque empiezas a compartir con personas mucho más grandes, personas adultas que dividen sus tiempos entre el trabajo, el estudio y los hijos. También la educación es un poco más lenta. La mayoría de mis compañeros trabajaban de día y eso complicaba el tema de los trabajos en grupo, por ejemplo”, recordó.
“Muchos compañeros llegaban tarde a clases por sus horarios de trabajo o, a veces, se les imposibilitaba cumplir con las asignaciones por las muchas responsabilidades que tenían. Ver su esfuerzo me llenaba a mí de inspiración para seguir con mis estudios”, agregó.
Otro de los cambios en la vida de Gerixon fue que, durante el día, aprovechó su “tiempo libre” para empezar a apoyar a su mamá en su emprendimiento de panadería. “Ella y mi papá siempre se han hecho cargo de mí, de mis estudios, de mis gastos, así que empecé a ayudarle a ella para retribuirle un poco de todo lo que me ha dado”, explicó.
Todos los cambios que empezó a vivir Gerixon le han enseñado el valor del trabajo, de la responsabilidad y el compromiso; estudiar de noche y trabajar al lado de su mamá reforzó las buenas costumbres que le enseñaron en el hogar.
“Uno aprende a valorar y a ver que todo cuesta, que en esta vida no hay nada fácil. Estaba acostumbrado a que todo me lo dieran, pero detrás hay una mamá que sale bajo el sol o bajo la lluvia a vender pan en la calle”, comentó.
Durante el 2021 Gerixon estudió en un curso de preparación para el examen de admisión, también recibía clases de inglés y asistía al colegio nocturno.
Además, Gerixon tiene muy claro que su mamá le enseñó un oficio que también podría ayudarle en el futuro. Con la pandemia el joven aprendió que todo trabajo digno y honrado puede sacar adelante a una familia.
“Estamos muy orgullosos de ver que él ha valorado el esfuerzo que hemos hecho para ayudarle. Estoy muy contenta, no hay palabras para decirle lo felices que somos. Él sabe que cuenta con nosotros en todo lo que podamos, siempre le hemos dicho que no hay límites cuando desea algo con el corazón”, dijo doña Janeth sobre su hijo.
Esta abnegada madre reconoce que sus hijos son su mano derecha. Además, dijo sentirse muy agradecida porque son muy trabajadores y esforzados.
Triple esfuerzo
En comparación con los alumnos de enseñanza nocturna, existen marcadas diferencias en la preparación académica que recibe un estudiante en un colegio diurno, privado o científico. Sin embargo, Gerixon demostró que no hay carencias ni obstáculos para cumplir las metas.
“Sin quitar méritos, pero claramente un colegio nocturno no tiene el mismo nivel académico de otros colegios por muchas razones. Sin embargo, estoy muy agradecido porque en el colegio nocturno me ayudaron muchísimo, hasta económicamente. Los profesores siempre fueron muy atentos y me brindaron su apoyo. La gente tiene la mentalidad de que del colegio nocturno no sale nada bueno, pero me siento muy orgulloso de representar a tanta gente esforzada que hace ese sacrificio de estudiar de noche para salir adelante. Me alegra ser parte de este grupo y demostrar que sí se puede”, expresó Gerixon.
Desde que empezó su quinto año de colegio, Gerixon tenía muy claro que quería entrar a estudiar a la UCR. Así que, desde inicios del 2021, empezó su preparación para lograrlo.
Después de la panadería y de las labores del hogar, el alumno estudiaba en un curso de preparación para el examen de admisión. El curso duraba al menos cinco horas y lo recibía tres veces por semana, después se iba para clases nocturnas, hasta las 9 p. m.
Luego de llegar a casa Gerixon seguía estudiando y haciendo tareas hasta altas horas de la noche, todo para estar listo al día siguiente para ayudar a su mamá desde temprano. En ese tiempo, por si fuera poco, también recibía lecciones extra de inglés.
Cuando llegó el momento de presentar el examen, Gerixon estaba seguro de que lo iba a hacer bien. Sabía que en el área de cálculo y matemáticas estaba más que preparado, pero las temáticas verbales lo tenían algo preocupado. A la hora de la verdad los nervios le jugaron una mala pasada pero, para dicha del estudiante, se dio cuenta a tiempo y pudo corregir.
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“En el examen, por culpa de los nervios, me pasó algo muy particular. Yo uso lentes y no sé por qué estaba viendo mal, confundía las preguntas y las respuestas, hasta que me di cuenta y tuve que borrar todo y empezar de nuevo. ¡Fue un buen susto el que me llevé”, recordó. Precisamente ese desliz le ocurrió en la sección verbal del examen.
Pasado el trago amargo, Gerixon revisó muy bien el examen y lo entregó con tranquilidad, de hecho fue uno de los primeros alumnos en terminarlo.
“Iba con seguridad, me había encomendado a Dios, confiaba en que el esfuerzo no iba a ser en vano. Me concentré a analizar cosas claves y a aplicar las técnicas que aprendí, todo me ayudó”, dijo.
La espera de los resultados se hizo larga. Gerixon y los demás estudiantes que aplicaron la prueba tuvieron que esperar más de dos meses para saber si habían pasado o no el examen. La ansiedad estaba a flor de piel hasta que la primera semana de enero el alumno supo no solo que había aprobado el examen, sino que había obtenido uno de los puntajes más altos del país.
La gente tiene la mentalidad de que del colegio nocturno no sale nada bueno, pero me siento muy orgulloso de representar a tanta gente esforzada que hace ese sacrificio de estudiar de noche para salir adelante. Me alegra ser parte de este grupo y demostrar que sí se puede.
— Gerixon Calvo, estudiante
Cambios y una visión a futuro
“Desde que uno menciona que quiere estudiar medicina todo el mundo se asusta porque se sabe que es muy difícil. Un doctor me decía que me tenía que olvidar de fiestas y esas cosas porque cuando uno inicia la carrera todo gira en torno a los estudios. Sé que es un proceso largo y duro, que no es fácil, pero es algo que me gusta. Yo le dije a mami que tengo que estudiar algo que me guste porque sino va a ser más cansado”, recordó el estudiante.
Ahora lo que le queda a Gerixon es seguir con los trámites para poder estudiar en la UCR. Este viernes 21 de enero tenía su ansiada graduación y ya con el título en mano empezaría con el proceso para optar por una beca en la universidad.
Además, Gerixon cruza los dedos porque para continuar con el sueño de convertirse en galeno, hay algo importante por resolverse: el concurso para ganar un cupo en la escuela de medicina. El resultado de ese concurso lo sabrá hasta el 3 de febrero.
Si Gerixon logra un cupo en la universidad y también el visto bueno para una beca, en el futuro el joven tiene una de las pruebas más grandes para él y su familia: trasladarse a vivir a San José para poder estudiar y cumplir sus sueños.
“En familia nos hemos preparado para esto desde hace mucho tiempo. Con mis papás hablaba de que si me aceptaban en la carrera tendría que trasladarme. Claramente hay emociones encontradas porque por un lado está la alegría por el resultado, pero por el otro está la melancolía porque me les voy a ir lejitos. Al final siempre he tenido el apoyo de mis papás y de mis hermanos, ellos están muy felices de que empiece a luchar por mi objetivo”, dijo Gerixon.
Gerixon está muy enfocado en ingresar a la UCR, pero también maneja otras opciones. Una de ellas es la oportunidad de estudiar en la Universidad Nacional, ya que en el examen de admisión de ese centro de estudios alcanzó la nota de 900 puntos, calificación perfecta.
La historia de Gerixon es un buen ejemplo de tenacidad, de trabajo y agradecimiento. Él, desde su hogar en Corredores, quiso enviarle un mensaje a todas aquellas personas que creen que por tiempo o responsabilidades no se puede concretar el estudio.
“Aprovechen la oportunidad, estudiar es un privilegio. Hay personas que quieren hacerlo pero no pueden, así que si pueden hacerlo no se rindan aunque sean personas adultas. Nunca es tarde, persistan, luchen por sus metas que todo es cuestión de esfuerzo. Lo primero es agarrarse de la mando de Dios, quien nos guía y nos da las fuerzas para salir adelante”, concluyó el joven.