Revista Dominical

Para abordar la pobreza, es necesario mirar más allá de la canasta básica

A pesar de que 63.428 hogares salieron de la pobreza en Costa Rica, alcanzar una vida digna continúa siendo el desafío

La Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), publicada en octubre de 2024, reveló que la pobreza en Costa Rica rompió la barrera del 20% por primera vez desde el 2010. Ahora, dicta el documento, el porcentaje es del 18% y refleja que 63.428 hogares salieron de la pobreza.

“Esto es verdaderamente conmovedor: casi 300.000 costarricenses hoy que se liberaron de ese flagelo”, celebró el presidente de la República Rodrigo Chaves durante el Consejo de Gobierno del 23 de octubre.

Rebeca Sura, socióloga en el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica, explica que algunas personas pueden haber superado ese umbral por una variación mínima en sus ingresos, que incluso podría ser de apenas ¢2.000, sin que esto represente una mejora real en su calidad de vida.

“No tengo certezas, no hay suficiente evidencia para decir que estamos frente a una mejora generalizada en las condiciones de vida de la población. Tenemos tasas de participación (laboral) que han bajado, un mercado de trabajo que no se ha logrado reponer después de la pandemia, un aumento desde la década de los 90 del incumplimiento del salario mínimo”, afirmó Sura.

“Lo que nos está planteando como telón de fondo es que tenemos una importante tasa de la población en condiciones de vulnerabilidad, que a cualquier mal soplido de la micro o la macro del país, van para la línea de pobreza”, añadió.

Joven cargando una bolsa de suministros en una zona rural, simbolizando la exclusión social y su impacto en el reclutamiento por narcotráfico.
Pese a la disminución en la pobreza multidimensional, los hogares pobres siguen presentando entre cinco y seis privaciones, señala el INEC. (Jose Cordero/Jose Cordero)

De acuerdo con la experta, la línea de pobreza ofrece una lectura incompleta para comprender el nivel de bienestar de la población. Esta se determina por el ingreso y el costo de la canasta básica.

Para determinar si un hogar se encuentra en condición de pobreza, el INEC establece un límite por debajo del cual los hogares son calificados como pobres o en pobreza extrema. Según esta definición, un hogar en una zona urbana con un ingreso mensual promedio inferior a ¢127.324 se considera pobre, mientras que en las zonas rurales el umbral es de ¢98.673.

En el caso de la pobreza extrema, los límites son de ¢60.697 para la zona urbana y ¢50.905 para la zona rural.

Un pequeño aumento en los ingresos puede hacer que una persona o una familia pierda subsidios estatales, pues al salir de la línea de pobreza, dejan de ser elegibles para optar por ayudas monetarias, incluso si la diferencia es de tan solo ¢1.000.

Afirmar que casi 300.000 personas mejoraron significativamente su condición de vida solo porque salieron de la línea de pobreza ―como sucedió en octubre en Casa Presidencial― puede no ser del todo cierto.

Familias superan la línea de pobreza por una variación mínima en sus ingresos. (Alonso Tenorio)

Leiner Vargas, Doctor en Economía y consultor económico del Centro Internacional en Política Económica (CINPE), asegura que esta metodología para medir la pobreza opera como “la trampa de ser pobre”.

El experto señala que, por ejemplo, una mujer que recibe un subsidio para sus tres hijos y decide trabajar para aumentar los ingresos familiares, podría superar el umbral de pobreza por un monto mínimo y, en consecuencia, dejar de ser considerada pobre “marginalmente”.

“El límite de la pobreza o de la pobreza extrema, son límites estadísticos, habría que tener muchísima sensibilidad, porque quitarle a las personas un subsidio porque ganan 2.000 colones más y, ya no son pobres, los condena, inmediatamente, a caer en la pobreza”, indicó Vargas.

Para el economista, la pobreza no debería medirse con una línea, sino con rangos de vulnerabilidad, de los cuales se pueda salir hasta superar, por lo menos un 30%, los ingresos requeridos para ser catalogado en pobreza.

Siempre ha sido así. Hay una línea que tiene un punto y si usted está un colón al lado izquierdo de ese punto o tiene un colon del lado derecho de ese punto, tiene un efecto para su hogar (...). Esto no significa que la metodología en algún momento el INEC no la pueda revisar o no la deba de revisar”, reconoció Yorleny León, jerarca del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS).

27/02/20255, San José, Oficinas Centrales del IMAS, Entrevista con la presidenta ejecutiva del IMAS, Yorleny León Marchena.
Yorleny León Marchena fue diputada por el Partido Liberación Nacional entre 2018 y 2022. (Jose Cordero/José Cordero)

León expresó su respeto por la medición del INEC, ya que constituye la base para que la institución identifique a las personas en situación de pobreza o pobreza extrema. Esto permite definir los subsidios y establecer la prioridad con la que cada caso debe ser atendido.

“El modelo funciona bajo un piso y un techo. ¿El piso cuál es? Estar en condición de pobreza. ¿El techo cuál es? El presupuesto. Si tuviéramos más presupuestos, podemos ir ampliando las coberturas. Yo sería la más feliz del mundo de ampliar coberturas”, añadió León.

Los expertos indican que, para evaluar con mayor precisión la pobreza, es necesario considerar factores adicionales a la línea de ingresos, como la pobreza multidimensional. Este indicador analiza carencias más allá del ingreso, abarcando aspectos como salud, educación, vivienda, trabajo y protección social.

Aunque en 2024 la pobreza multidimensional también disminuyó, el INEC reveló que su intensidad no varió con respecto a 2023 e informó que, en promedio, los hogares pobres siguen presentando entre cinco y seis privaciones.

No hay que lanzar las campanas al vuelo pensando que los indicadores de pobreza multidimensional significan que tenemos menos pobres o, más oportunidades. Yo creo que hay que ver con cuidado qué es lo que se mide con esos indicadores multidimensionales”, afirmó a la Revista Dominical el economista José Luis Arce.

Para León, la injerencia del IMAS en los resultados de la ENAHO es “significativa”. “Si usted se pone a revisarla, tiene una serie de tablas donde demuestra con números el peso que tienen las transferencias monetarias para estos hogares (...) Habría que pensar qué sería la pobreza de este país sin el IMAS y con el IMAS”, aseguró.

No obstante, el rubro que mostró un mayor incremento entre las fuentes de ingreso reportadas por hogar y por persona no fue el de subsidios estatales y becas, que, según el documento, contempla las ayudas del IMAS, sino el de “otras transferencias”, que incluye ingresos por pensión alimenticia, pensión nacional, pensión del extranjero, aguinaldos de pensión, así como transferencias del extranjero y dentro del país.

La encuesta señala que el promedio de los subsidios estatales por hogar pasó de ¢17.013 en 2023 a ¢17.931 en 2024. De manera similar, el ingreso per cápita en esta categoría pasó de ¢6.800 en 2023 a ¢7.217 en 2024.

“La fuente de subsidios estatales y becas mantiene su peso relativo dentro del ingreso promedio del hogar, permanece en 1,6% en 2024”, reporta la ENAHO.

En realidad, el rubro que mostró el mayor incremento fue el de “otras transferencias”. En 2023 representaba, en promedio, ¢147.887 por hogar y, en 2024, se estimó en ¢169.969. En términos de ingreso per cápita, el promedio pasó de ¢70.021 en 2023 a ¢82.542 en 2024.

Los subsidios estatales y becas mantuvieron su peso relativo dentro del ingreso promedio del hogar durante el 2024. (JOHN DURAN)

El salario sigue siendo la principal fuente de ingresos en los hogares costarricenses. No obstante, comprender la pobreza requiere un análisis más profundo del mercado laboral, cuya situación sigue siendo incierta.

Según la Encuesta Continua de Empleo del Instituto Nacional del INEC, durante 2023, la población ocupada se mantuvo entre 2,08 y 2,12 millones de personas. Este aumento fue significativo en comparación con el primer trimestre de 2021, cuando se reportaron 1,99 millones de personas empleadas.

A pesar de la recuperación paulatina del mercado laboral tras la pandemia, el Estado de la Nación advirtió que, durante 2023, muchos hogares en el país enfrentaron dificultades para acceder a ingresos que les permitieran una vida digna, lo que impacta en los niveles de pobreza y desigualdad.

Uno de los factores que inciden en esta situación, según el documento, es la falta de oportunidades de empleo debido a la carencia de habilidades que actualmente demanda el mercado de trabajo, en un contexto de deterioro de la inversión pública en educación.

El salario sigue siendo la principal fuente de ingresos en los hogares costarricenses. (Albert Marín.)

Por su parte, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), en su informe anual sobre la economía del país, publicado en marzo de este año, señaló que, aunque el desempleo en Costa Rica ha disminuido y se encuentra por debajo de los niveles prepandemia, la caída se debe, en parte, al rezago de mujeres y jóvenes en el mercado laboral.

Según la OCDE, en Costa Rica, más del 80% de las mujeres de entre 25 y 34 años en hogares de menores ingresos están excluidas del mercado laboral, muchas de ellas debido a responsabilidades de cuido.

Ante este panorama, el economista Leiner Vargas considera que el contexto nacional no permite explicar completamente los resultados de la ENAHO.

Sostiene que es necesario analizar con mayor profundidad la tasa de desempleo, ya que está directamente relacionada con la población económicamente activa, que disminuyó tras la pandemia. Esto significa que una baja en el desempleo no implica necesariamente una mayor generación de oportunidades laborales, sino que puede deberse a una reducción en la cantidad de personas en el mercado.

Natalia Vargas

Natalia Vargas

Periodista de la Revista Dominical. Graduada de bachiller en periodismo en la Universidad de Costa Rica. Laboró como periodista de últimas horas, sucesos e internacionales. Recibió mención de honor en el premio Pbro. Armando Alfaro Paniagua del Colegio de Periodistas.

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