“París es siempre una buena idea”, dice la frase de Audrey Hepburn en la película Sabrina (1954). Y la capital francesa resultó una estupenda idea como anfitriona de unos históricos Juegos Olímpicos, los que regresaban de la pandemia, los primeros con paridad de género y los que sí, dieron mucho de qué hablar, como debía ser en unas justas organizadas por la siempre revolucionaria Francia, la irreverente, la pionera y la que históricamente ha creado oportunidades.
Desde el día uno hasta el último, con la inauguración y la clausura, París 2024 fue una oda a la Antigua Grecia, donde hace 2.800 años se originaron los Juegos Olímpicos en una polis en la que la educación física era igual de importante que la intelectual y donde la sexualidad no se distinguía por la biología.
París rescató eso y le sumó modernidad. Como es lema de la cultura olímpica, restó importancia a las diferencias étnicas y religiosas, demostrando que el mundo puede convivir como uno. “Imagina que no hay países, no es difícil de hacer, sin nada por lo que matar o morir y sin religión también. Imagina a toda la gente viviendo la vida en paz”, dice la letra de Imagine, de John Lennon.
Con dicha canción como protagonista es posible evidenciar la esencia de la cita deportiva en un momento, el cual se dio en la final femenina del voleibol playa. A los pies de la Torre Eiffel jugaba la dupla brasileña frente a la canadiense por el oro, cuando en el segundo set se caldearon los ánimos, las jugadoras comenzaron a discutir y se detuvieron las acciones. El DJ encargado de la música reprodujo Imagine en los parlantes del recinto, lo que desató la risa de las deportistas y acabó de inmediato con la pelea.
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Deporte y cultura
Mientras el mundo hablaba de burlas e irrespeto, cuestionaba imprudencias y polarizaba en temas de género, los Juegos Olímpicos de París siguieron su curso y mostraron, con una obra de arte de hospitalidad, que no existe en el planeta un evento tan unificador como este.
Pase lo que pase, estas dos semanas cada cuatro años siempre conllevan momentos de algarabía total. Desde las pequeñas naciones del mundo que han visto a su primer medallista de oro, hasta quien lo había ganado todo, pero por fin tocó la gloria olímpica.
Desde una desatada isla de Santa Lucía con la atleta más veloz del planeta campeonizando en los 100 metros planos, hasta la gigantesca leyenda del tenis Novak Djokovic rompiendo en llanto tras coronar su carrera con la anhelada medalla de oro.
Con toda esa gloria e incluso alguna tristeza, París fue vistosa y elegante, pues estuvo dentro de las mejores sedes posibles. Antes hubo Juegos Olímpicos en grandes y míticas ciudades del mundo, pero la Ciudad de la Luz sacó provecho de las justas como ninguna.
Inició rompiendo esquemas con la ceremonia inaugural fuera de un estadio, al realizarla mediante un recorrido de 6 kilómetros por el río Sena; llevó el esgrima y el taekwondo a los interiores del Gran Palacio, el tiro con arco en la Explanada de los Inválidos, los deportes callejeros a la Plaza de la Concordia, la hípica y el pentatlón al Palacio de Versalles y el voleibol de playa a los pies de la Torre Eiffel. Incluso los organizadores no pecaron de celosos en llevar el surf a las enormes olas de Teahupo’o, Tahití. Brillantes ideas.
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La sede francesa además esquivó estereotipos y críticas, fue hospitalaria y llevó una locura sin precedentes a las gradas de cada disciplina. “Récord de decibeles” dijo el presidente Emmanuel Macron en la Clausura, un empuje de la afición que no solo se extrañaba luego de los Juegos de Tokio en el contexto de la pandemia, sino que impulsó al país galo a laurearse con 64 medallas, 16 de ellas de oro.
Los locales se hicieron sentir desde los eufóricos gritos cada vez que salía del agua para respirar la gran figura de Leon Marchand, quien enloqueció a su gente llevándose cuatro preseas doradas por los 200 metros estilos, 400 estilos, 200 braza y 200 mariposa. O bien hasta el simple hecho de crear atmósferas espectaculares en los deportes más fríos, dejando en evidencia que eran los Juegos Olímpicos de la gente.
Dentro de aquella narrativa de la accesibilidad, también destacó el maravilloso servicio que dio Claro Sports para Latinoamérica. Lejos de cualquier publicidad, ofreció de forma gratuita la posibilidad de vivir los Juegos al gusto de cada persona, con la mejor calidad de transmisiones y comentaristas. Merecida mención especial.
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Olimpismo puro
No sería un buen resumen de los Juegos Olímpicos sin destacar las actuaciones de los protagonistas, cada atleta que dejó todo no solo en las últimas dos semanas, sino en la ruta previa.
Atletismo: El hombre más rápido del mundo por cinco milésimas
Toda la atmósfera de la prueba masculina de los 100 metros planos fue impresionante desde el principio de las rondas eliminatorias, pero la final se llevó los focos con un ambientazo en las gradas del Stade France, en especial los últimos 10 segundos de pura velocidad.
Con todos los carriles parejos, el oro se definió por medio del Foto finish, que arrojó un tiempo para el primero, el estadounidense Noah Lyles, de 9.784 segundos vs los 9.789 de su inmediato perseguidor, el jamaiquino Kishane Thompson. ¡Cinco milésimas para definir la presea dorada!
La ventaja en esta ocasión fue para el mediático corredor estadounidense, quien confirmaba todo lo que había adelantado presumidamente previo a los Juegos, convirtiéndose en favorito para los 200 metros también. Esta prueba llegó en el último fin de semana y sorprendió con el tercer lugar de Lyles, con una indiscutible victoria de Letsile Tebogo, de Botswana, pero con la noticia repentina de que el norteamericano compitió enfermo de Covid-19, excusando su medalla de bronce.
Armand Duplantis: inmortalidad en las alturas
El saltador con pértiga sueco Armand Duplantis tiene 24 años y ya es considerado el mejor de la historia en su disciplina. ¿Cómo no? En París superó el récord mundial que ya era suyo, al igual que los otros ocho mejores registros de esa prueba. Evidentemente el récord significó su segunda medalla de oro, que hay que sumarla a sus cuatro campeonatos mundiales.
Su alcance de 6 metros y 25 centímetros demostró la persistencia que debe tener un atleta de esta categoría, pues logró dicha marca en su tercer intento al ritmo de Dancing Queen de Abba, haciendo explotar el Stade de France y confirmando que la noche era de “Mondo”. En promedio una jirafa adulta mide 5 metros y 50 centímetros, para dimensionar lo que saltó Duplantis.
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Las reinas de las largas distancias
El poderío de la región del cuerno de África en las pruebas de fondo del atletismo ha sido histórico y objeto de estudio. Uganda, Etiopía y Kenia siempre son protagonistas de la disciplina, y esta vez fue el caso de la keniana de 24 años Beatrice Chebet, que comenzó dominando los 5000 metros y llevándose el oro, pero que confirmó su fuerza física al repetir la hazaña en la prueba de más distancia en pista, los 10000 metros.
Unos segundos detrás en ambos eventos entró la neerlandesa Stifan Hassan, bronce en los 5000 y en los 10000 metros, pero reservando fuerzas para coronar sus Juegos de triple medalla con un oro olímpico en la complicada maratón. Su tiempo de 2:22:55 al culminar los 42 kilómetros y 1.95 metros fue récord olímpico, celebrado en el último podio durante la ceremonia de clausura.
Estados Unidos para la vict… ¡Femke Bol!
Los relevos mixtos de 4x400 metros son una de las pruebas favoritas del público tras su estreno en los anteriores Juegos de Tokio 2020. En el 2024, el heat clasificatorio a la final arrojó ni más ni menos que un dominante récord mundial por parte del combinado estadounidense, dejando en claro su favoritismo para la medalla.
El día de la final todo transcurría según lo previsto hasta que el relevo de los Países Bajos pasó a la joven Femke Bol, dándole el bastón en una relegada cuarta posición. Lo épico sucedió en los 200 metros finales, cuando el sprint de la neerlandesa fue superando competidoras y amenazando a la estadounidense Kaylyn Brown que contaba con una amplia ventaja. Fue un desenlace lleno de mística, en el que las acreedoras del récord mundial fueron incapaces de coronarlo con un oro ante el cierre de Bol.
Compartir la medalla de oro es cosa de pocos
Uno de los episodios más memorables de los Juegos Olímpicos de Tokio fue lo acontecido en la prueba de salto de altura. En aquella ocasión el italiano Gianmarco Tamberi y el catarí Mutaz Essa Barshim estaban empatados cuando ya solo quedaban ellos dos en competencia y se enteraron que estaba permitido compartir la medalla de oro si ambos estaban de acuerdo, lo que hicieron de forma muy deportiva.
En París los dos estuvieron de nuevo, pero los protagonistas fueron otros y marcaron un escenario totalmente contrario al de tres años atrás. Tras la eliminación de Barshim, el neozelandés Hamish Kerr y el estadounidense Shelby McEwen estaban empatados en 2 metros 36 centímetros como los únicos dos vivos en la competencia: tenían en sus manos repetir la historia y llevarse ambos la presea dorada.
El karma se presentó ante el egoísmo de un McEwen que decidió continuar la disputa. Tras cinco fallos cada uno entre los 2.38 y los 2.36 decidieron bajar el salto a 2.34m, altura que sorprendió al norteamericano que falló su intento y dejó ir una medalla que incluso pudo ser determinante en el Medallero total. Spoiler: no lo fue por poco.
Natación emergente
La natación está en excelentes manos tras lo visto en París 2024. Las luces las robó sin duda alguna Leon Marchand, el hombre que en su casa comenzó a trazar su prometedor camino olímpico con cuatro medallas de oro. Entrenado por Bob Bowman, el mismo coach del más laureado de la historia de los Juegos, Michael Phelps, Marchand parece estar muy cerca de ser la cara del deporte en el futuro cercano.
En la rama femenina la batuta también la tomó una cara nueva. La canadiense Summer McIntosh se llevó tres medallas de oro y una de plata, poniendo su nombre en lo más alto y dejando en claro que su mejor versión aún está por venir en el siguiente ciclo olímpico hacia Los Ángeles 2028.
Además, Australia dio un paso al frente con excelentes nadadoras jóvenes como Kaylee McKeown, Mollie O’Callaghan y Ariarne Titmus. También lo hicieron subiéndose a lo más alto del podio Regan Smith y Torri Huske, de los Estados Unidos. Hay talento en la piscina para rato.
Natación champagne
Las versiones más experimentadas también se hicieron presentes en el agua, reclamando preseas. Especial fue el caso de la leyenda Katie Ledecky, que con diferencias abismales venció en las pruebas de 800m y 1500m estilo libre, convirtiéndose con 14 medallas en la mujer más laureada de la natación olímpica en toda la historia.
Justamente en ese apartado le sigue con 13 medallas la australiana Emma McKeon, al igual que la legendaria Sarah Sjöström, que por fin pudo saldar su cuenta pendiente de ganar el oro en las pruebas de 50m y 100m libres. Mucho, muchísimo poderío.
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Un tiro deportivo para Guatemala
Hasta hace unos meses la participación de Guatemala en los Juegos Olímpicos estaba pendiendo de un hilo, debido a una sanción por incumplimientos de las normas del Comité Olímpico Internacional (COI). Dicha penalización prohibía a los atletas chapines participar con los colores patrios, algo así como lo sucedido con los deportistas rusos y bielorrusos que compitieron representando la bandera de los Atletas Individuales Neutrales (AIN).
Para suerte centroamericana, el veto se levantó en marzo del 2024, dando paso a la mejor actuación de Guatemala en unas Olimpiadas con la medalla de oro de Adriana Ruano y el bronce de Jean Pierre Bol en tiro de fosa. Histórico.
Por supuesto que hay que mencionar una de las imágenes de los Juegos, la del turco Yusuf Dikeç que ganó medalla de plata sin usar ningún tipo de equipo especial como el resto de sus competidores... y además con una mano en su bolsillo. “No necesito equipo especial, soy un tirador nato” aseguró el hombre.
Piragüismo slalom: La Foxmanía del canotaje
El piragüismo slalom ha tenido una ama y señora el último tiempo: Jessica Fox, medallista ya en cuatro juegos consecutivos y ganadora del oro en la prueba de kayak y de canoa en París 2024. La australiana se vio insuperable a pesar de su veteranía.
No obstante, la disciplina traía una novedad este año. Se trata de la prueba “Cross”, un distinto mapa que le añadía un poco de brutalidad al circuito. En esta finalmente Jessica no pudo con la hazaña, pero fue eliminada por la que resultaría siendo medallista de oro, su hermana Noemi Fox. Poesía.
Gimnasia: Las superestrellas dejan brillar a las estrellas
Simone Biles es el rostro vivo de la gimnasia, seguramente la mejor de todos los tiempos debido a sus participaciones en Juegos Olímpicos donde acumula 11 medallas, siete de ellas son de oro. En París, la estadounidense fue maravillosa como de costumbre, aunque no excelente, dejando ir un par de oros y entre esos el de su especialidad: los ejercicios de suelo.
En parte el que tuviera que conformarse con la plata en esta disciplina se debió a la genialidad de una de sus rivales del último tiempo, la brasileña Rebeca Andrade. La historia de la de Sao Paulo para llegar a la gloria olímpica es excepcional, pero hacerlo en la época de Biles solo agranda su leyenda, algo que la norteamericana no ha tenido problema en admitir.
“No quiero competir con Rebecca. No más. Estoy cansada, ella está demasiado cerca. Nunca he tenido una atleta tan cerca” dijo la multimedallista antes de perder su amada prueba de suelo.
En el podio de dicho evento, Biles y su compatriota Jordan Chiles (quien acabaría perdiendo en la mesa su medalla de bronce) no tuvieron problema en darle aún más brillo a la estrella del momento, mostrando su admiración y respeto mediante una reverencia en la tarima a la sudamericana.
Boxeo: Polarización y desinformación
La imagen de la boxeadora argelina Imane Khelif recorrió ida y vuelta el internet por todo el planeta, siendo sujeto de críticas por su apariencia física y su condición de hiperandrogenismo, que la hace generar mayor cantidad de hormonas masculinas. Tras una ola de desinformación de grupos conservadores, se le acusó de ser transgénero y por ende que su sexo biológico era masculino.
Lo cierto es que la joven de 25 años se sobrepuso a los fuertes comentarios de odio para coronarse con la medalla de oro del peso wélter del boxeo femenino, terminando una semana donde se evidenció la intolerancia y el peligro de la información falsa que circula con tanta facilidad en las redes sociales.
Y lo que faltó...
Todo lo anterior fue un muy breve resumen: quedaron sin mención muchísimos eventos deportivos y atletas olímpicos merecedores de permanecer en el recuerdo, como la perfección china en los clavados y la coreana en el tiro con arco; el oro pakistaní; el Dream Team del baloncesto; las celebraciones de los medallistas e infinidad de otros momentos. Pero lo cierto es que todo lo que ocurra en los Juegos Olímpicos vivirá para siempre.
Hay todo lo que quieras… Aux Champs-Elysées
El planeta ha escuchado la canción de los Campos Elíseos, que encima sonó por todo lo alto en la ceremonia de clausura, sabiendo la organización que representó a la perfección la experiencia olímpica del 2024. Una París abierta al mundo, a todas las personas, donde querer es poder.