Al final de este material usted va a querer organizar un tour a Cartago mientras escucha el álbum que está nominado en los mayores premios de la música en el mundo, junto a nombres como Ricky Martin, Kany García y Bad Bunny. Sí, los Grammy. Pero, ¿cómo una persona de Costa Rica logró tal reconocimiento internacional y cuáles lecciones se pueden sacar de esta hazaña histórica para aplicarlo en otros ámbitos, sin importar a lo que nos dediquemos?
Debi Nova habla como si ella desconociera todo lo que ha logrado este 2020, como si el álbum que lanzó en plena pandemia nunca hubiera ganado uno de los tres Latin Grammy a los que estuvo nominado en noviembre. Como si en febrero, antes de estar con restricciones y mascarillas, ella no hubiera llenado dos noches en el Teatro Nacional para serenatear la capital con las canciones que dispararon la curiosidad de las masas a través de las búsquedas de Google, no una, ni dos, sino tres veces desde que su cuarto disco 3:33 apareció en plataformas de música en mayo, según lo reportan herramientas digitales.
La cantautora y multi-instrumentalista, cuya carrera empezó a los 14 años, sonríe entre preguntas durante la entrevista en donde es evidente que no hay quite de que es tica. Aún cuando el ‘spanglish’ ya es común en sus letras.
A veces se come una que otra letra ‘D’ cuando la tiene que pronunciar entre vocales, como cuando dice “to’o” en lugar de “todo” y eso quiere decir que, aunque lleva más de 20 años viviendo en Los Ángeles, Estados Unidos, mantiene sus raíces.
La videoconferencia inicia y la estrella del pop centroamericano aparece con optimismo y acompañada de una trayectoria que incluye colaboraciones con Pedro Capó (amigo de casi una década), Franco de Vita (a quien acompañó en una gira por Latinoamérica con más de 60 presentaciones), Ricky Martin, Black Eyed Peas, Sergio Mendes, Enrique Iglesias, Vicente García, Mark Ronson, Sean Paul y, como solista, hitos dignos de resaltar como cuando alcanzó en el 2004 el #1 en la lista Hot Dance Music/Dance Club Play de Billboard con su sencillo One Rhythm (cuyo remix fue incluido en el soundtrack del juego FIFA 2005 de EA Sports) y un sencillo que llegó al #5 en el Billboard Dance Charts, Drummer Boy, en el 2010. Sin embargo, esas canciones en inglés, que fueron parte de su primer disco, no reflejan la verdadera escencia de la obra de Debi, esa que la Academia de los Grammy empezó a notar a partir de su segundo álbum.
Viste una blusa blanca con rayas que hace juego con su saco negro y una cola que trenza su cabello, un estilo de peinado similar al que usó en la noche que abrió la ceremonia de los Latin Grammy, este pasado noviembre, cuando interpretó el éxito que le da nombre a su más reciente producción de estudio.
Debi habla desde su hogar en Los Ángeles, en un espacio donde ha escrito muchas canciones y se ha preparado para muchas presentaciones importantes. Incluso recuerda con cariño que, apenas ella y su esposo se mudaron a esa casa en el 2014, comenzó a escribir las piezas para su segundo álbum, Gran Ciudad, inspirado en su llegada a esa urbe a los 17 años, justo después de terminar el colegio, y lo que significó construir una vida lejos del país donde nació. Fue así como la primera pregunta de esta charla apareció.
- ¿Cómo una muchacha de esa edad logró convencer a su familia para perseguir sus sueños?
- Creo que varios factores ayudaron. Lo primero es que mi mamá siempre ha sido súper apasionada por la música, por el arte y siempre me ha apoyado. Mi papá también pero mi mamá como que fue la que me metió en clases de canto y esa profesora tenía una profesora aquí en Los Ángeles y fue esa cadena de profesoras, con mi mamá incluida, que dieron la seguridad de que, si yo me venía aquí a estudiar, no iba a estar sola. Después tenía a unos amigos que se acababan de venir a vivir a Los Ángeles, que fueron mis profesores de danza toda la vida. El tema más grande no fue venirme esa primera vez, sino cuando terminó ese curso que era de un año en Los Angeles Music Academy. Mi papá era como: “Bueno, ya es hora de regresarse y entrar a la universidad” (risas). “No, pero es que yo me quiero quedar cantando”. Entonces esa fue la conversación que tuvimos que tener que digamos que no fue muy placentera pero, ¡ay! Yo le digo esto mucho a la gente joven: nosotros siempre sabemos internamente qué es lo que nos conviene. A veces no queremos escuchar esa voz o nos da miedo o hay mucho ruido alrededor… pero si realmente escuchamos. Uno sabe lo que uno quiere hacer y sea lo que sea que eso signifique: sacrificios, obstáculos, conversaciones difíciles con los papás… uno sabe lo que a uno le hace bien. Así que aquí estamos, veinte años y más después.
- Vos decís que no te querés enfocar en fracasos. ¿Qué pensás ahora de momentos como cuando que tuviste que vender tu piano en Los Ángeles?
- El piano lo tuve que vender en el 2004, antes de la gira de Ricky Martin. Es normal que uno al principio de su carrera quiera mucho el éxito. Yo uso la analogía de como de tener un pajarito en la mano y quererlo tanto que uno lo estripa y lo termina asfixiando porque creo que eso fue lo que me pasó en esos primeros años de mi carrera que, muchas de las decisiones que tomaba, se tomaban de un lugar como de no querer perder, de no querer fracasar, de querer el éxito demasiado y atraer a mucha gente que quería atraer ese éxito demasiado. Entonces todos tomábamos decisiones en conjunto como de un lugar de miedo, en vez de que las canciones te lleven porque, al final, eso es lo que hay que hacer: dejar, ir al estudio y vibrar y fluir; pero es muy difícil cuando hay también mucho dinero de por medio; yo firmé un contrato disquero a mis 21 años con Warner Bros aquí, ‘anglo’, eso no mucha gente lo sabe, pero tres años después a mí me botaron de ese contrato. Entonces, yo estaba muy joven, de repente había mucho dinero de por medio y esa música tenía que ser un éxito mundial. Imaginate la presión: 21 años, de Costa Rica en Los Ángeles, pasando por lo que pasa una chica que se va de su casa, con relaciones difíciles, amorosas, extrañando la familia, digo…
Podría decir que este año es el primer año que realmente suelto ese miedo de que mi música no sea escuchada y yo creo que por eso he podido disfrutarlo mucho. Si lo escucha una persona ya estoy contenta.
- La estamos escuchando miles de personas y mirá dónde la están escuchando… ¿Qué te dice este 2020 esa voz interna?
- Que sí, que hay pérdidas, que este año no he dado conciertos, que me tardo dos, tres años en hacer un álbum, cosas personales también. Verme al espejo y decir: “soy suficiente”. Reconocerlo me hace disfrutar la vida y hablando del 2020, es un año que también nos ha hecho apreciar mucho, bueno, a mí personalmente, las cosas que tengo: mi familia, mi esposo, mi salud, respirar, la música, poder compartir una comida en la casa con mi esposo, poder de verdad apreciar las cosas que tengo y eso ha sido maravilloso este año.
- Si vos pudieras, luego, dentro de un par de años, ver esta entrevista y decirle a Debi algo que quizás en un momento débil se te olvide… ¿Qué te gustaría recordarte vos misma en ese momento?
- Que vamos bien. Hay un cambio importante para las mujeres porque yo… soy una mujer de 40 años. Madonna lo dice en un speech: “Las mujeres no podemos envejecer en esta carrera”. Es una cosa muy loca. Como que se nos tacha por envejecer y, a veces, como que la inseguridad mía va para ahí, como: “Uy, ya tengo 40, no puedo hacer...” y definitivamente esas ya son cosas… son cuentos viejos… son narrativas… ¡machistas! ¿Por qué, verdad? Yo creo que eso va a ser importante recordarme en los próximos años, que las mujeres podemos hacer lo que queremos y que no hay límites.
- Llevás mencionando por años tu apoyo a las personas LGBTIQ+, encabezando celebraciones de la diversidad, presentándote en bares como La Avispa y con canciones como Dale Play. Incluso en Costa Rica hay espectáculos de transformistas que han interpretado tus canciones; tu pieza Corazón abierto la han presentado muchas veces, por ejemplo, lo ha hecho la ‘drag’ costarricense Scarlette Fiore…
- (Encoge los hombros de la emoción, se recuesta en la silla, sonríe y queda boquiabierta) ¡¿En serio?! ¡Qué emoción! Yo me siento tan inspirada por la comunidad porque tienen que ser muy valientes. Hablando de “soy suficiente”. Yo sé que lo que atraviesan las personas de la comunidad es tan duro y tienen que ir a ese lugar de verse al espejo y encontrar ese amor porque… Todos merecemos exactamente lo mismo, no tiene diferencia si a mí me gusta una mujer o me gusta un hombre o siento que mi cuerpo… si siento que soy hombre o que soy mujer. Siento que es tan personal y los colores son tan hermosos cuando son diversos. ¡Qué aburrido andar con personas que solo piensan igual a vos y saben lo mismo que vos! Qué maravilla es un mundo en el que podemos convivir entre todos... ‘Todes’.
- Después de lo que has vivido en este 2020, ¿cuál canción escuchás de 3:33 y ahora tiene un significado nuevo?
- Qué buena pregunta. Yo creo que 3:33 es una canción que como que nunca supe su peso hasta ahora y creo que es una canción que me sigue sorprendiendo y poner, por ejemplo, una referencia como el volcán Irazú en la canción, yo no sabía que eso iba a ser tan bonito y tan importante porque mucha gente me ha escrito que les encantó escuchar eso, por ejemplo en la transmisión de los Latin Grammys, y yo cuando lo escribí fue una historia que tuve en Cartago... personal. Me gusta mucho como suena la palabra Irazú, entonces, la referencia… como que la vi en mi cabeza y la escribí y… ¡Ahora me siento tan contenta de que tomé esa decisión a la hora de componer la canción! Me enorgullece porque la estoy cantando en escenarios internacionales. El video lo hicimos en Cartago, me gusta mucho que esa canción tenga esa referencia porque ahí se sabe que soy de Costa Rica, no hay de otra.
- Una última pregunta. Vos decías hace unos meses atrás que te gustaría venirte para Costa Rica y tener otros planes, ¿hay alguno en particular que querás cumplirlo en este país?
- Hay un proyecto de una película. Ya llevamos un par de años hablando con Laura Astorga, directora de allá. Es una historia verídica que sucedió en nuestro país. Sería un reto increíble para mí porque yo he actuado muy poco en mi vida, entonces ese es un proyecto que me tiene muy ilusionada. Espero que podamos realizarlo en el 2021 y va a ser algo de Costa Rica para el mundo.