Acaba de estrenar su cédula de identidad, pero su nombre ya es conocido por todo Costa Rica. Kavvo, con apenas 18 años, se convirtió en el fenómeno musical del 2021 con un paso que ha sido relativamente corto, pero que ha estado cargado de convicción, ganas y esfuerzo. Esta es la historia de un muchacho que grabó sus primeros versos escondido debajo de las cobijas con un teléfono celular y que logró en pocos meses lo que a otros les ha tomado años alcanzar.
Amarrau, su primer gran triunfo, es en palabras de Kavvo, una de las canciones “más malas” que ha hecho. Su cuaderno de piezas escritas por su puño y letra supera los mil temas y aunque Amarrau es la que pegó —porque comercialmente está muy bien hecha— detrás del éxito urbano romántico hay historias personales, de superación y de introspección en letras redactadas desde el corazón de un joven que apenas está descubriendo las verdades de la vida, pero que las está entendiendo muy bien.
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“Amarrau tiene una letra vacilona, pero ahora tengo toda la confianza y seguridad de que puedo hacer canciones 30 mil veces mejor”, dice con propiedad.
Si hacemos un resumen de lo que fue el 2021 para el cantante oriundo de Tilarán, Guanacaste, bien podríamos decir que en pocos meses tocó las mieles del éxito. Las victorias de Kavvo se pueden explicar en cifras y contratos.
Amarrau se estrenó en setiembre y desde su lanzamiento (y hasta ahora) se mantiene inamovible en el número uno de la lista Top 50: Costa Rica de Spotify. Además, gracias al bombazo que es la canción, la disquera Universal Music con su sello Virgin Music le firmó un contrato de promoción y producción al joven que ya se codea con grandes nombres de la industria nacional y la lista todavía sigue sumando logros.
Sin embargo, los triunfos de Sandro Emanuel Herrera Manzanares, el hijo de doña Sonia y don Juan Carlos, el chiquillo que en junio estrenó su cédula y pocos meses después se convirtió —sin lugar a dudas— en todo un fenómeno de la música costarricense, apenas están empezando.
Kavvo es un muchacho con los pies bien plantados en la tierra. Todavía el año pasado, mientras la pandemia azotaba fuertemente al mundo, él puso las manos a trabajar no solo en el sueño de tener una carrera artística, sino también a palmear tortillas al estilo guanacasteco para poder ir ahorrando.
Apenas terminó el colegio buscó oportunidades, una de ellas fue justamente trabajando en una tortillería junto a dos adultas mayores que con paciencia le enseñaron el arte. Recuerda orgulloso que a pura palmeada se ganaba unos ¢12.000 a la semana, dinero que juntaba para ayudarle a su papá a pagar la gasolina del carro para que lo llevara a grabar sus canciones a Grecia.
“Me levantaba a las 6 de la mañana porque trabajaba de 7 a 12 haciendo y entregando tortillas. Fue una experiencia muy linda palmear al estilo guanaco y trabajar con esas dos abuelitas. Cuando tuve la oportunidad de trabajar me puse muy contento porque sea lo que sea, era un trabajo para generar algo”, recordó el artista.
Con lo que se ganaba palmeando y vendiendo tortillas, Sandro ahorraba para viajar pero cuando había necesidades en su casa la plata para ir al estudio servía para ayudar a pagar el agua, la luz o para comprar comida. “Como no salía mucho la plata quedaba. A veces se la daba a mami y eso me llenaba de satisfacción porque hay otras prioridades más allá de la música”, dijo.
Cuando no podía viajar con su padre lo hacía en bus. En aquellos trayectos de hasta seis horas para llegar al estudio de Chris Todo Bien (Christopher Alfaro, su productor), la creatividad era su gran compañera de viaje. Así nacieron letras, estrofas y rimas.
Sandro es un joven inquieto, con aspiraciones como muchos en el país. La gran diferencia, como él mismo cuenta, es que ahora lo conoce mucha gente, pero es un “pulseador” más. Bien lo dice en su canción 01/06, que es una biografía sobre su vida y que, justamente, escribió en uno de esos tantos viajes en bus hacia Grecia: “Soy un chico normal, pero con ganas de triunfar. Estoy dando el doble pa’ que se pueda lograr. Al fracaso temo y es que no paro de pensar no poder darle la mansión a mi mamá”.
La familia es uno de los pilares fundamentales en su vida. Kavvo agradece el apoyo que siempre ha tenido de los suyos, de sus hermanos y sus padres pero recuerda con especial cariño el soporte que recibió de su hermano José Daniel, quien falleció en marzo de este año a los 33 años.
Precisamente en 01/06, Kavvo le hace un sentido homenaje a José. En la canción el artista incluyó un audio que su hermano mayor le envió el día de su primer evento en enero de este año. Las palabras de aliento del hermano calan todavía en la mente y el corazón del cantante que se prometió cumplir su sueño para honrarlo.
“01/06 es la mejor canción que he hecho en mi vida y no creo que haya otra mejor. Mi hermano fue un apoyo impresionante, siempre estuvo para mí en la música, en todo. Éramos inseparables, nos parecíamos mucho. Gracias a Dios lo disfruté muchísimo, era un alma pura, no tenía problemas con nadie, era un vacilón y un hombre correcto con su familia. Él cumplió su cometido en esta vida”.
Esfuerzo y confianza
Parte del éxito de Kavvo en la música nacional ha sido gracias a las redes sociales, la mejor forma de difusión para las nuevas generaciones y que el artista supo aprovechar.
TikTok, Instagram y Facebook se convirtieron en aliados y estrategia para compartir sus canciones. Las campañas de expectativa y los retos bailables sirvieron para que rápidamente sus temas corrieran como pólvora entre un público muy joven y luego, poco a poco, fue subiendo de edad hasta conquistar a otros seguidores que, posiblemente, le doblan la edad al artista.
Por medio de las redes fue que conoció a Chris Todo Bien. El también joven pero experimentado productor supo encontrar en Sandro un talento que pulir aún sabiendo que la distancia y las pocas oportunidades de Kavvo para ir al estudio de grabación ponían cuesta arriba el proyecto.
El proceso ha sido muy rápido, pero también les ha dejado grandes aprendizajes a Kavvo y Todo Bien como equipo. Ya no pasan por aquellos enredos de que el artista grababa con un micrófono USB en su celular, tampoco duran días sin trabajar debido a la distancia, ya que el tilaranense tomó la difícil decisión de vivir en San José para consolidar su carrera.
Y sí, fue una decisión muy dura ya que al trasladarse a la capital dejó en Tilarán toda su vida. Su madre, su padre, sus amigos, su zona segura quedaron en Guanacaste, mientras que la capital lo esperaba para verle despegar.
“Cuando me vine a San José tomé la decisión en frío, pero a la hora de ver a má llorando y cuando me mandaba audios diciéndome lo orgullosa que estaba de mí, eso me pegó”, recordó Kavvo, quien al momento de esta entrevista tenía varias semanas de no poder visitar a su madre en Tilarán porque los compromisos de su carrera se lo impedían. “Necesito ver a mi mamá, es una necesidad del corazón”, dijo Kavvo, quien es el menor de cuatro hermanos.
“Me vine a vivir solo teniendo la fe de que mi vida aquí iba a cambiar. Cuando me mudé de casa no le pedí nada a mis tatas, estaba esperando nada más que llegara la primera plata de Spotify. Le dije a mami que ya tenía la plata para el camión de la mudanza y me fui a un súper a pedir cajas de cartón para echar la ropa.
“Abracé a mami, ella lloró, yo lloré, pero al fin y al cabo soy un huevón de 18 años que tenía que irme de la casa a cumplir mis metas. Nada hacía yo a seis horas de mi sueño”, recalcó.
Cuando salió Amarrau pasó lo que pasó, dijo Kavvo así, sin aspavientos, sin creérsela más de lo que debe. “No voy a decir que ya se dio porque no se ha dado absolutamente nada, es solo una circunstancia de la fe, el trabajo y la perseverancia. El pasado ya es pasado, Amarrau ya hizo lo que hizo y los logros que alcanzamos ya están, la ilusión ya pasó y ahora estamos enfocados en lo que sigue”, agregó.
La suerte es para el vago y para el que no trabaja. Muchos me dicen sí ya hizo plata ¿y ahora qué? Eso ni siquiera yo lo he pensado, no es que no me importe porque es también una recompensa al trabajo, pero eso no me desvela.
— Kavvo, cantante
Cambio de una vida
“Cuando llegué a San José qué bonito fue andar de noche, ver los carros”, recuerda casi de manera inocente Kavvo, quien afirma que al ser de pueblo, la vida capitalina lo tomó por sorpresa.
Todo cambió radicalmente para este muchacho que nació en San Carlos, que se crió orgullosamente en La Cabanga de Guatuso y que desde muy pequeño vivió en Tilarán. Ahora tiene ganancias económicas no por palmear tortillas, sino por hacer lo que lo apasionó desde niño: la música, un trabajo del que todavía está aprendiendo.
“Empecé a ver, gracias a Dios, que mejoró la economía. Má me ayudaba a veces con el recibo del teléfono, pero le dije que se olvidara de eso. Recibía una pensión de mi papá porque estoy estudiando en la universidad, pero también le dije: ‘No, mi tata. Olvídese de eso, ya usted trabajó y está pensionado’ y pagué mi primer cuatrimestre de la U. Yo soy un chamaco normal y común como cualquier otro tico con ganas de superarse, simplemente que tengo más exposición que otros y mi trabajo no es estar 12 horas en una oficina, mi trabajo es estar una hora en el estudio”, dijo.
Sí, la fama y el éxito de Kavvo llegaron con la exposición y, pese al apoyo que ha recibido del público, hay también críticas sobre su trabajo. A él esos comentarios negativos solo lo hacen levantarse con más ganas de seguir luchando y marcando hitos.
“La suerte es para el vago y para el que no trabaja. Muchos me dicen sí ya hizo plata ¿y ahora qué? Eso ni siquiera yo lo he pensado, no es que no me importe porque es también una recompensa al trabajo, pero eso no me desvela. Yo tengo mis objetivos claros”, concluyó Kavvo, el fenómeno de la música tica que rompió paradigmas este 2021.