
Cuando aún no hemos salido del asombro ante las historias de Harvey Weinstein o Jeffrey Epstein, se decanta un nuevo escándalo protagonizado por el magnate de la moda canadiense Peter Nygard, quien en lo que va del año acumula 57 demandas por diferentes tipos de ataques sexuales que incluyen, entre muchas víctimas, a sus dos hijos, quienes acusan a su padre de contratar prostitutas para que los “iniciaran” sexualmente en la adolescencia.
En realidad el caso tomó relevancia a principios de este año, cuando The New York Times publicó una exhaustiva investigación sobre las denuncias que venían acumulándose por años en contra de Nygard. Tras la publicación del artículo, el FBI (Buró Federal de Investigaciones) allanó las oficinas de la sede de la empresa de Nygard en Nueva York a finales de febrero, sin embargo, el hecho coincidió con el “aterrizaje” de la covid-19 en el continente y la noticia pasó bastante inadvertida.
Recientemente, el 20 de agosto, el caso cobró relevancia por cuenta de dos nuevas demandas contra el magnate, las cuales provienen nada menos que de dos de sus hijos (él es padre de 10, con ocho mujeres diferentes), quienes lo acusaron por haber propiciado que prostitutas los violaran cuando ellos tenían 14 y 15 años, respectivamente. No se revelaron las identidades de los demandantes.
Antes de proseguir con el voluminoso prontuario de acusaciones hay que reparar en la figura de Peter Nygard, quien ciertamente no es muy conocido por estos lares... no hasta ahora.
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Nacido en Finlandia en 1941, emigró a Canadá junto con sus padres en 1952. En 1964, Nygard se graduó en administración de negocios en la Universidad de Dakota del Norte; apenas tres años después fundó Nigard International, la cual se convertiría en una afamada marca de prendas para mujeres que a lo largo de los años lo encumbró como uno de los empresarios más ricos de Canadá: en el 2009, fue nombrado como el 70º canadiense más adinerado por Canadian Business Magazine, con un patrimonio que sobrepasaba los $800 millones.
Dimitió como presidente en febrero pasado, después del ya mencionado allanamiento del FBI en la sede neoyorquina de su empresa, como parte de la investigación policial de acusaciones de tráfico sexual en contra de varias mujeres.
De acuerdo con una recopilación de la agencia AFP en aquel momento, la policía de Nueva York intervino las oficinas del diseñador de modas en Times Square tras ser acusado formalmente por violar adolescentes y mujeres jóvenes en lujosas fiestas en su mansión de Bahamas.
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Nygard, de 79 años, venía siendo blanco de una investigación penal desde octubre del 2019 por explotación sexual de menores de edad.
Finalmente, a principios de febrero, 10 mujeres con identidades protegidas, identificadas todas como Jane Does (un alias utilizado por los estadounidenses para guardar el anonimato de las mujeres) presentaron una demanda civil colectiva contra Nygard en la que lo acusaron de abusar sexualmente de ellas en su mansión de las Bahamas, donde el diseñador vive desde 1986 y a la que él mismo ha calificado como “la octava maravilla del mundo”.
Tres de las 10 demandantes tenían entonces 14 años, y dos 15 años.
El diseñador y su empresa “reclutaron, atrajeron y persuadieron a niñas y mujeres jóvenes, impresionables y muchas veces pobres con pagos en efectivo y falsas promesas de oportunidades de modelaje lucrativas para agredirlas, violarlas y sodomizarlas”, señala la demanda civil, siempre según AFP.
“Nygard utilizó su considerable influencia en la industria de la moda, su poder a través de la corrupción de funcionarios y una red de empleados de su compañía” para atraer a jóvenes, añadió.
El acusado, un reconocido playboy de larga cabellera plateada y eternamente bronceado, usaba “alcohol, drogas, fuerza, fraude y otras formas de coerción” para tener sexo con estas niñas y mujeres jóvenes, a sabiendas de que muchas tenían menos de 18 años, señala la demanda.
Hasta la fecha, Peter Nygard ha negado todas las acusaciones y las atribuye a un sempiterno pleito con su vecino multimillonario de las Bahamas, el multimillonario gerente de un fondo de inversiones en Nueva York llamado Louis Bacon, quien contrató a detectives privados para investigarlo, según The New York Times.
Sin embargo, una vez que se presentó la mencionada denuncia de grupal de 10 mujeres, las demandas han seguido acumulándose en los últimos meses hasta llegar a 57, aunque se cree que la cifra seguirá en aumento.
Y es que la investigación del Times mostró un patrón de denuncias sobre mala conducta sexual de Nygard a lo largo de 40 años.
Nueve exempleadas entrevistadas por el diario dijeron que Nygard las violó, las manoseó sin su consentimiento o les propuso tener relaciones sexuales.
Según el diario, la mayoría de las diez mujeres que presentaron la demanda fueron violadas en fiestas lujosas donde les ofrecían pedicures, masajes, barra libre de bebidas alcohólicas y paseos en jet ski.
Imposible no referenciar este caso con el de Jeffrey Epstein, el millonario estadounidense de 66 años que se suicidó en una cárcel de Nueva York en agosto del 2019 tras ser acusado por la fiscalía de abusar sexualmente de decenas de jóvenes.
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Escándalo en ascenso
Y es que este culebrón incluye aristas que ni las más entreveradas mentes de guionistas obsesionados con estas historias verían en una serie. Si bien aún no es cosa juzgada, visto lo visto y ya con el FBI de narices en la historia, el caso de Nygard hace ver a Hugh Hefner, el ya fallecido magnate estadounidense fundador del imperio Playboy, casi como un niño de pecho.
La comparación viene al caso porque conforme las excentricidades y sus relaciones con mujeres fueron convirtiéndose en noticia durante décadas pasadas, la prensa local empezó a llamarlo el “Hugh Hefner canadiense”.
Sin embargo, actualmente las comparaciones son más cercanas con el otrora poderoso productor de Hollywood, Harvey Weinstein o el ya mencionado Jeffrey Epstein.
Y es que según la CBC de Canadá, las demandas que, como ya se dijo, casi llegan a las seis decenas, se remontan a diferentes años: la más antigua ofensa sexual de la que se le acusa ocurrió supuestamente en 1977.
Pero uno de los puntos más candentes de la historia tiene que ver con la reciente demanda de los propios hijos de Nygard, cuyos detalles estremecen, por decir lo menos.
De acuerdo con una reciente reconstrucción del caso realizada por el portal argentino Infobae, el magnate ordenó a una de sus antiguas novias, “una conocida trabajadora sexual”, que “los hiciera hombres”, lo cual implicó estupro ya que los hijos del empresario tenían 14 y 15 años, respectivamente.
Los muchachos no solo acusaron a su padre de “tráfico sexual”, sino que argumentaron que la empresa familiar “conspiró, colaboró, facilitó y ayudó a encubrir las violaciones, proporcionando dinero y recursos corporativos”.
Las similitudes entre este caso y el de Epstein son abundantes, y confluyen por ejemplo en el vínculo de ambos nada menos que con el Príncipe Andrés, de Inglaterra, señalado por escándalos sexuales cometidos en sus andanzas junto con Epstein.
“La amenaza de un nuevo escándalo se cierne sobre el príncipe Andrés: si la imagen del hijo de Isabel II ya estaba seriamente dañada por su amistad con el pedófilo estadounidense Jeffrey Epstein, ahora el periódico Daily Mail lo acaba de relacionar con el autor de un posible caso de abusos a menores al conocerse que también tuvo una estrecha amistad con el diseñador y magnate de la moda canadiense Peter Nygard, de 78 años, acusado de drogar y abusar de varias adolescentes en su mansión de Bahamas”, reseñó el diario español La Vanguardia en febrero, cuando se destapó el escándalo.
Siempre según la publicación británica, el duque de York visitó a Nygard en su lujosa propiedad -denominada Nygard Cay- como mínimo una vez, en el año 2000, cuando el magnate ya había alcanzado acuerdos extrajudiciales con tres empleados que lo acusaron de acoso sexual.
El Daily Mail incluso publicó fotografías inéditas en las que se ve al príncipe Andrés junto a su exmujer, Sarah Ferguson, y sus hijas Beatriz y Eugenia, en la famosa residencia de Nygard en Bahamas.
Serios señalamientos
En la denuncia colectiva que se presentó en contra de Nygard y que consta de 99 páginas, se le acusa formalmente de integrar una red internacional de prostitución con miles de clientes potenciales, obviamente acaudalados, que tenía lugar en la impresionante mansión del empresario en Bahamas.
Siempre de acuerdo con la acusación, reseñada por varios medios mundiales, las muchachas eran reclutadas bajo premisas engañosas, incluso como modelos potenciales de la famosa marca del empresario (exactamente como en el caso de Epstein), solo que al parecer acá el delito era más “sistematizado”, pues muchas demandantes aseguran que una vez bajo control de Nygard y sus invitados, las drogaban y luego, las vejaban.
El documento reseña que el estrafalario empresario sostuvo su organización de tráfico sexual durante décadas, agrega que destruyó vidas inocentes y también que fraguaba una especie de “servicio express”, pues usaba aviones privados de su empresa para viajar con sus víctimas a Inglaterra, Alemania, Italia y hasta China, donde las jóvenes se convertían prácticamente en “esclavas sexuales”.
De acuerdo con la denuncia, la organización del empresario contaba con un catálogo de casi 8.000 jóvenes, entre las que abundaban las menores de edad.
Tal como asegura la revista Vanity Fair, la “asombrosa” mansión de Nygard en Bahamas ha seducido a la crema y nata de Hollyoowd y hasta a la política.
En más de dos décadas de haber sido erigida, ha tenido invitados como el Príncipe Andrés, Pamela Anderson, Michael Jackson, el expresidente George H.W. Bush y la mismísima Oprah Winfrey, quien incluso realizó su programa desde la mansión hace unos años.
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Justo a principios de año, cuando explotó el escándalo, decenas de cibernautas le reclamaron públicamente a Oprah su amistad con el magnate.
Otra coincidencia con la que se asocia a Nygard con Hefner es que en algún momento fue pareja de la fallecida y mediática Anna Nicole Smith.
El reportaje del Times asegura que Nygard Cay, su casa de lujo en Bahamas, ha colaborado en buena parte a la leyenda de playboy que construyó su propietario en todos estos años. La describe como un resort privado empotrado en dos hectáreas, con más de 20 cabañas temáticas, un helipuerto, réplicas de templos mayas que arrojan humo volcánico y un acuario humano en el que se ven “mujeres en topless vestidas de sirenas”.
Por su parte, Vanity Fair describe el complejo como “digno de un emperador maya”.
En una ironía suprema, la fastuosidad de su mundialmente famosa mansión parece haber sido el punto de partida para su actual desgracia. Resulta que antes de que el secreto a voces sobre sus delitos sexuales tomaran relevancia judicial, por medio de la prensa, el nombre de Peter Nygard ya le daba la vuelta al mundo pero por otra extraña razón: el longevo pleito que tiene con su también multimillonario vecino, Louis Bacon, conocido en Nueva York como “el rey de los fondos de cobertura”. Ambos están enfrascados en una guerra legal de ocho años que ha convertido el paraíso de cada hombre en un infierno, según reseñó Vanity Fair en un amplio reportaje publicado en el 2015.
Todo se originó en un complicado tema de límites y “estacionamientos”, y ha ido escalando al punto de que los dos millonarios están involucrados en una guerra cruzada de complicadas batallas legales. La enemistad llega a tal punto que Nygard responsabiliza a su vecino de haber orquestado toda la madeja de acusaciones por delitos sexuales contra él.
Por cierto, antes de que se presentaran las 10 demandas conjuntas de febrero, durante varios años anteriores hubo otras demandas individuales, todas resueltas en arreglos extrajudiciales.
Pero bueno, por ahora el nuevo coronavirus ocupa la mayor atención mediática del planeta y, por lo mismo, quizá las acusaciones tan graves contra el casi octogenario magnate sigan bastante fuera de foco.
Aunque basta echar un ojo con más detalle a las recientes demandas de sus hijos, las que lo volvieron a poner en la palestra, para mínimo arquear la ceja en vista del calibre de lo que contaron en sus demandas, aunado a que ambos aseguran que quieren que sus testimonios ayuden a que la historia no se repita.
“Cada uno de los hijos ha tenido la experiencia de primera mano de la destrucción que causan los negocios de tráfico sexual de Peter Nygard”, reza la demanda, en manos del Daily Mail, y agega que el empresario “mintió sobre el abuso sexual e intentó intimidar a sus hijos para que se quedaran callados”.
Sin embargo, “los demandantes, en este caso, se niegan a ser silenciados y, tras una investigación en los últimos meses, los hijos se han dado cuenta de las mentiras y la corrupción de Peter Nygard, que incluyen el tráfico sexual, la intimidación y la destrucción de innumerables víctimas inocentes”.
Según una recopilación del caso por parte de Infobae, el mayor, identificado en la demanda como John Doe 2, “fue violado cuando tenía 15 años, en 2004, en la casa de su padre en Bahamas”. Catorce años más tarde, presuntamente, Nygard había “atraído, persuadido y llevado al más joven, John Doe 1, desde California hasta su residencia en Winnipeg, Canadá, en el verano de 2018, donde la misma mujer lo violó”. La demanda especificó: “En ese momento tenía 14 años y era virgen”. La edad de consentimiento en Canadá es de 16 años.
“Ojalá que mi experiencia ayude a que otra gente pueda contar la verdad sobre lo que les sucedió”, dijo el mayor de los acusadores del padre en una entrevista con CBC. “Es necesario que todos hablemos sobre esto. Se trata de apoyar a las otras personas a las que se acusa de mentirosas”, agregó.
Para John Doe 2 el episodio generó “confusión” y “vergüenza”, y en el momento comprendió “muy poco” sobre la magnitud de lo que sucedía. “Es una de esas cosas que, cuando uno mira hacia atrás, ve que siguen un patrón: que le haya ocurrido a mi hermano menor me sacudió. Eso fue bastante indigno. Así que después del hecho y después de que salga a la luz más información, me ha afectado un poco más.”
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