El cerro de la Muerte es su trinchera para sobrevivir. Allí, en la selva tropical, en medio de una sobredosis de verde, y acompañado de Darco, su perro american stafford, Ricardo Calvo Trejos se prepara para el fin del mundo, tal y como lo conocemos.
Su terreno supera las seis hectáreas y está escondido entre árboles, ríos y un camino en el que se requiere un potente carro de doble tracción para ingresar.
La finca, ubicada en el kilómetro 70 de la carretera Interamericana Sur, cuenta con los elementos suficientes para permitir la subsistencia de Ricardo, su familia y 30 personas más, ante un colapso social, un terremoto, una guerra y hasta –coqueteando con la ciencia ficción– una invasión zombi.
Agricultura sostenible , agua, cabras, gallinas, abrigo y armas, son parte de los “ingredientes” que hacen de este proyecto un paraíso para preservar la especie.
Ricardo y su familia son preppers , término que se usa para referirse a aquellos que toman precauciones extremas para afrontar el “inevitable fin de los tiempos”, el cual, consideran, podría desatarse mañana mismo.
“No es ser fatalista, sino realista. Yo no estoy camote , estoy preparado”, resalta Ricardo, un sujeto de 42 años, de espalda y cintura anchas, cabello blanco y mirada de hombre de campo.
Hace dos años, compró el terreno que ahora representa su pasión y su mejor carta para la subsistencia.
Los preppers son parte de una corriente que se denomina supervivencialismo. Esta consiste en adoptar conocimientos en defensa propia, autoabastecimiento, y construcción de edificios o refugios de retiro.
Ricardo dice que desde pequeño, cuando fue boy scout , empezó a interesarse por el asunto. Luego, ya de adulto, se especializó en turismo ecológico y en conservación; además, es experto en artes marciales: kung fu, aikido y judo.
Pero lo que terminó de convertirlo en un prepper , fueron las ideas en torno al final del 2012, cuando, según los vaticinios de algunos, sobrevendría el fin del mundo. Muchos no creyeron en los supuestos cálculos mayas sobre ese “cambio de era”, pero igual empezaron a prepararse para lo que consideraban “amenazas reales”.
Según los preppers, tales peligros son desastres naturales, amenazas extraterrestres (impactos de meteoritos), contaminación radiactiva, guerras, quiebra monetaria, pandemias y hambrunas.
El movimiento prepper es muy fuerte en Alemania, Australia y, sobre todo, en Estados Unidos, donde abundan los que se arman cual si fueran el pelotón de Rambo, y adquieren máscaras y trajes para resistir ataques biológicos.
Las excentricidades de estos supervivencialistas quedan al descubierto en una serie de televisión de Nat Geo, llamada Preppers , en la que se documentan casos reales.
En el trópico
Con tono bonachón, Ricardo asevera que los preppers de Tiquicia no esperan una invasión de extraterrestres ni de muertos vivientes, como en las películas de Hollywood, aunque se declara seguidor de estos filmes. Uno de sus favoritos es The Walking Dead .
Mas lo que sí considera que es posible que suceda es un terremoto, sunami o tormenta tropical. Y más allá de los embates de la madre Tierra, menciona como escenarios de riesgo el colapso de la Caja Costarricense del Seguro Social (un desplome violento, no paulatino), alguna huelga –de las tantas que se dan– que se salga de control, y hasta una eventual invasión del ejército de Nicaragua.
“La gente siempre dice: ‘eso no va a pasar’, pero sí puede pasar. No hay que meter la cabeza en la tierra como un avestruz; hay que estar preparado”, manifestó, al tiempo que se refirió a las recientes amenazas nucleares de Corea del Norte como una muestra del peligro latente.
Johana, esposa de Ricardo, y el hijo de ambos, un estudiante de Medicina de 19 años, se han sumado al movimiento.
Ella tiene conocimientos en artes marciales y cada vez aprende más de agricultura y del cuido de las cabras y gallinas. Incluso está aprendiendo a utilizar una ballesta, por aquello de que haya que cazar o defenderse.
Por su parte, el muchacho sería el encargado –en el esquema prepper – de mantener la salud y curar heridos.
Andrés Acuña Aguilar, peón de la finca y mano derecha de Ricardo, es otra pieza clave del proyecto de subsistencia, tanto por sus conocimientos como por su fuerza física. Este joven de 20 años se encarga además de entrenar al fiel Darco, que cumple el papel de guardián y protector.
El interés por la temática hizo a Ricardo crear una página en Facebook llamada Preppers Costa Rica, una comunidad donde costarricenses y extranjeros, pertenecientes a esta corriente, intercambian tácticas y conocimientos y despejan dudas. Según Ricardo, el movimiento es pequeño en el país, pero en discreto crecimiento. La mayoría prefiere permanecer en el anonimato, para que no los tilden de “locos”.
De hecho, Johana nos pidió no publicar su apellido ni el nombre de su hijo.
También sucede que varios estadounidenses han visto a Costa Rica como su refugio de retiro y han emigrado a zonas boscosas del territorio junto a sus familias para “prepararse para lo peor” ( ver recuadro ).
Dentro del movimiento prepper , comandado por Ricardo, hay exintregrantes de la Fuerza Pública, cruzrojistas, médicos y agricultores.
Casi la totalidad de los 30 cupos del refugio del cerro de la Muerte tienen dueño. Todos los que han sido seleccionados poseen conocimientos y capacidades para aportar a la futura comunidad.
Tácticas
En la propiedad de este prepper hay lo necesario para subsistir por largo tiempo a una eventual crisis social. Estar tan cerca de la naturaleza, y tener un río y manantiales en la propia finca, es la principal ventaja.
Además, hay plantaciones de manzana, papa, zanahoria, melocotón y moras; así como ganado cabrino para la producción de leche, gallinas, cría de truchas y un caballo para labores de carga. Existen grandes cantidades de alimento almacenado de forma especial (al vacío) para que puedan conservarse –asegura Ricardo– hasta por diez años, así como una cocina de leña, reservas de combustible y paneles solares generadores de energía.
En el apartado de protección, cuentan con cuatro revólveres, un rifle y una ballesta. Esto servirá–si llega el día– para cazar animales o espantar intrusos.
“Yo soy ecologista, nunca he matado ni a una paloma, pero si es por sobrevivencia tendremos que salir a cazar ”, dice Ricardo, quien aclara que la idea tampoco es contar con un arsenal para enfrentar a un ejército, sino de tener lo básico para una emergencia.
“Si vienen unos soldados, no es que los vamos a recibir con balas. Hay que entender la situación: se trata de sobrevivir no de arriesgarse”.
Quizáel logro más valioso de este grupo prepper es la red de apoyo que ha forjado con los vecinos, es decir, con los dueños y habitantes de los terrenos adyacentes.
“Tenemos todo un plan organizado. Lo primero que haríamos es quitar los letreros y cerrar las vías para que no nos encuentren. Trabajamos organizados y juntos; así somos más fuertes”.
Pese a todos estos preparativos apocalípticos, Ricardo y sus allegados dicen vivir sin miedo, pues afirman que, al tiempo que se organizan y toman precauciones, disfrutan del bosque, de la vida en familia y de la naturaleza,lejos del bullicio y el estrés de la ciudad. Su refugio se ha convertido en un oasis.
“Todavía hay espacios”, me asegura Ricardo, como queriéndome compartir un poco de su esperanza.
EXPERTO SEDUCIDO POR TIQUICIA
Kevin Barber fue protagonista de uno de los episodios de la segunda temporada de la serie Preppers, de Nat Geo, la cual se transmitió en marzo en Estados Unidos.
Desde hace cuatro meses, Kevin, junto a su esposa y tres hijos, se mudó a Costa Rica para instalar aquí su proyecto de “supervivencialismo”.
Además, es la cabeza de www.mainstreampreppers.com, una compañía que, por medio de Internet, orienta a preppers sobre la compra de propiedades y ofrece talleres y cursos relacionados al arte de sobrevivir.
Este estadounidense de 34 años aseguró a la Revista Dominical que Costa Rica cumple con todas las condiciones para un prepper, debido a su seguridad, el bajo costo de vida (comparado con el de otros destinos), la estabilidad política, el clima y la “relación” que existe con la naturaleza.
Su residencia se ubica en San Carlos, cerca del lago Arenal. Cuenta que, durante los meses que pasa aquí, ha logrado llevarse muy bien con los ticos y añade que ya empezó una serie de proyectos de agricultura de subsistencia, así como de cría de pollos para consumo, todo esto pensando en una eventual catástrofe.
Lo que sí es muy diferente en comparación con su forma de ser prepper en su antiguo hogar, en el estado de Arkansas, es su armamento.
Acá, resalta, no es necesario contar con muchos rifles o escopetas. Es más, admite que su estrategia de defensa ha sido entrenar a un perro para proteger la casa.
Así como él, muchos otros estadounidenses han visto en Costa Rica el destino perfecto para su proyecto de retiro o vida prepper.
“Es un gran lugar; además, se puede vivir de verdad, disfrutando de la naturaleza y estando en verdadero contacto con ella”, agregó.