
En estos días de verano como que ya van dando más ganas de aventurarse a salir de la casa: después de meses de estar encerrados y con la piel casi verde por falta de sol, finalmente nos vamos sintiendo más cómodos con atrevernos a pasear, aunque sin perder de vista que seguimos en pandemia y que a los descuidados se los lleva la trampa.
Si usted se ubica en la categoría de los que aún lo está pensando para ir a hoteles, quizás lo mejor es que primero opte por paseos de un día a destinos relativamente accesibles desde el GAM a los que pueda ir y venir sin mucha dificultad, durmiendo mejor en su casa, donde usted controla todos los protocolos. No es fácil volver a agarrar la calle.
Dentro de esta categoría, una opción B-B-B es encaminarse hacia las montañas de Cartago, más específicamente al Volcán Irazú, que nunca falla en cuanto a espectacularidad y belleza. Sin embargo, en vez de ir al destino más popular, que es la entrada principal al parque nacional y que da acceso al cráter del coloso, mi sugerencia es que más bien tome el desvío antes de San Juan de Chicuá y visite el sector Prusia de esa área protegida: no podrá ver el cráter pero créame que no le hará falta... Prusia tiene de sobra con qué defenderse.
Además, en la ruta a Prusia encontrará dos de los destinos fotográficos favoritos de la temporada turística: el mítico Sanatorio Durán y el muy publicitado campo de Flores Amarillas. Recientemente pasé por esos sitiosjunto con mi familia, alineando los tres en una misma visita. Este es el recuento de lo que vivimos.
Lo primero es anotar que los tres lugares son aptos para visitantes de todas las edades, sea que usted anda con niños pequeños o con adultos mayores. No todos tienen los mismos estándares en cuanto a facilidades pero en términos generales son espacios amigables con las familias. Por ahí empezamos bien.

Prusia
Uno de los destinos favoritos y más fáciles de acceder para los amantes de las caminatas por montaña, este sector del parque nacional Volcán Irazú es del tipo que le queda bien cuando usted busca impresionar a un visitante extranjero que quiere sumergirse en “la naturaleza de Costa Rica”.
Sí está claro que se trata de una montaña y que gran parte de lo que hay para hacer ahí es caminar cuesta arriba, así que no es recomendable para personas con problemas de salud, movilidad o esfuerzo físico. Esto dado que el parque ofrece varios senderos para adentrarse en el bosque, todos con distintos grados de dificultad.
Si usted anda con la familia (entiéndase niños) lo recomendable es que se enfoque en el sendero que va al mirador, pasando por el bosque de pinos. Las vistas son espectaculares, la dificultad es poca, la ruta está bien marcada y es segura, y el recorrido es relativamente corto: de la entrada del sendero al mirador es cerca de un kilómetro, por lo que todo el camino no debería tomarle más de hora y media (si usted se detiene con frecuencia a tomar muchas fotos, ahí el cálculo es otro).
Hay otros senderos que se adentran más en el parque, todos de mayor extensión y dificultad. Prusia es uno de los sitios predilectos de quienes se preparan para subir el Chirripó, así que tome en cuenta todo esto antes de lanzar a su familia por una ruta que podría estar fuera de su actual condición física.

La pandemia ha tenido algunos efectos en el funcionamientos del parque que debe considerar: el aforo es limitado, por lo que después de determinada cantidad de visitantes, los guardaparques de la entrada controlan el acceso, permitiendo el ingreso de nuevos turistas solo en la medida en que otras personas abandonen el lugar.
Además, las áreas de picnic están cerradas y no se permite el ingreso al área protegida con alimentos, a fin de evitar que las personas se queden socializando. Así las cosas, lo ideal es procurar llegar temprano (abren a las 8 a. m.), ir bien desayunado, recorrer la montaña y antes del mediodía trasladarse a otros de los destinos turísticos y gastronómicos de la zona. Si usted llega después de las 10 a. m, y especialmente en fin de semana, es probable que le toque esperar en su vehículo afuera del portón principal hasta que otros turistas dejen el lugar.
Los tiquetes de entrada no se venden en línea ni se pueden reservar, por lo que solo se pueden adquirir en la caseta del acceso vehicular y se debe pagar con tarjeta (₡1.000 nacionales mayores de 12 años; ₡500 niños y $5 visitantes extranjeros). Para utilizar el parqueo dentro del parque, que es espacioso y seguro, sí debe pagarlo en efectivo (₡1.000).
Como todo destino de montaña, lo recomendable siempre es ir bien equipado, ojalá con zapato cómodos y que protejan el tobillo, aunque durante el verano un buen par de tenis debería bastar. También recuerde llevar hidratación, repelente, bloqueador solar y su teléfono con buena carga, pues le será inevitable tomar muchas fotos.
Flores amarillas

Ubicada a escasos metros de la entrada del parque Prusia, la Montaña de Flores Amarillas es una propiedad privada que se ha puesto especialmente de moda en los meses recientes, gracias a la inusitada cantidad de ticos que se han ido a fotografiar en medio de aquella pradera llena de, adivinó, flores amarillas.
Ahora bien, acá hay que ser claros: no todo es como aparece ser en las fotos de los influencers, y el campo en cuestión podría no estar a la altura de sus expectativas (a mí me pasó), pero a eso iremos luego. El sitio dispone de cuatro componentes principales: un área de picnic con algunos ranchos; senderos que se adentran en la montaña, zona de campamento, y el ya mencionado campo de flores.
El espacio de las flores amarillas es mucho más pequeño de lo que uno tendería a creer, por lo que olvídese de la idea de aquella pradera inmensa como las que salía en Heidi y más bien ubíquese en un área silvestre de una extensión similar a dos canchas de fútbol 5 juntas (no es un cálculo exacto, conste).
Todo lo anterior implica que para plasmar la foto digna de muchos “likes” en Instagram, usted tendrá que competir en habilidad y metros cuadrados con otras decenas de visitantes que andan en las mismas, procurando hacerse el selfie sin que se note el gentío a sus espaldas. Esto también, en tiempo de pandemia, tiene algunas implicaciones incómodas: es normal que nadie quiera hacerse una foto ahí usando mascarilla, por lo que la mayoría de las personas se remueven los tapabocas para fotografiarse.
Ventajas con respecto a Prusia: Montaña de Flores Amarillas sí permite ingresar con alimentos, disfrutar de las apacibles zonas verdes para hacer picnic todo el tiempo que quiera y hasta llevar perros, pues al parecer para muchos ticos es indispensable ir a tomarse fotos con sus canes en medio del amarillo paisaje del lugar.
Además, dentro de la propiedad hay un amplio parqueo, por lo que no es necesario que haga como muchas personas, quienes dejan sus carros estacionados en la estrecha carretera que conduce a Prusia, con toda la incomodidad y riesgo que eso implica. De hecho, el manejo del tránsito es un tema urgente por mejorar, pues los encargados no parecían especialmente preocupados del tema el sábado 16 de enero que pasamos por ahí y no había nadie coordinando la salida de los vehículos, que inevitablemente iban a dar a una calle colmada de carros y con presas tipo los semáforos de Hatillo 8.
Y si quiere convencerse de por qué optar mejor por el parqueo en vez de dejar el vehículo en la calle externa, sepa que quienes ingresan al lugar a pie deben recorrer un empinado trillo para poder llegar a las flores amarillas, mientras que quienes utilizan el parqueo solo caminan unos 50 metros planos para ir por la foto.
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¿Es barato? Sí, claro. Nosotros por la entrada de dos adultos, dos niños, y el parqueo pagamos ₡4.000. Nada mal.
Consideraciones: dados los tumultos de fin de semana, es ideal agendar la visita en días de menor afluencia entre semana, si le es posible. Además, la floración es por períodos específicos (de diciembre a febrero), por lo que el paisaje amarillo no siempre está disponible. Lo ideal es que consulte antes de ir si el campo está floreado, porque esa es la gracia del lugar.
Sanatorio Durán

Un clásico, en todo el sentido de la palabra, que no pasa de moda. El casi centenario hospital para tuberculosos ha ido recuperando señorío a medida que las obras de restauración de sus patrimoniales construcciones avanzan, así que hay mucho para verle.
Escenario por excelencia de los videoclips de rock nacional y antiguo destino de cazadores de fantasmas y criaturas de la noche, el Sanatorio Durán es hoy un destino bastante familiar, dotado de las facilidades propias de las buenas zonas turísticas: amplio parqueo gratuito; cafetería; servicios sanitarios aseados y funcionales, además de baterías de lavatorios y estrictos protocolos de limpieza en tiempos de pandemia.
Bajo administración de UPA Nacional, el Sanatorio Durán es un sitio histórico que también cumple como espacio de esparcimiento y escenario ideal para los amantes de la fotografía y el aire libre. Al igual que Prusia, el aforo también está reducido, por lo que una vez alcanzado el 50% de capacidad del lugar los nuevos visitantes no podrán ingresar hasta que otras personas salgan.
La entrada cuesta ₡1.500 y se pide pagar en efectivo con monto exacto, o bien con tarjeta.

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Recorrer estos tres destinos en un fin de semana puede tomarle unas cinco o seis horas, llevándola con calma y sin quedarse pasteando o de picnic. Luego le sobrarán opciones de dónde dirigirse a comer. En nuestro caso, y siguiendo las recomendaciones de un amigo entendido en buena cuchara cartaginesa, optamos por ir a almorzar a inicios de la tarde a La Casona Mexicana, un espectacular restaurante especializado en cocina azteca y ubicado en el mismo local donde antes estuvo el establecimiento de carnes del padre Minor (perdón por la referencia pero es la más fácil de ubicar).
Y si quiere terminar de hacerla, luego haga parada en alguno de los tres locales que hay en Cartago de la cafetería Tukasa y pida una porción de la mítica torta chilena que ahí preparan, sin duda uno de los secretos culinarios mejor guardados de la Vieja Metrópoli.
Ninguno de los negocios antes indicados supo de antemano de nuestra visita o de la presente publicación. Simplemente le doy acá mis referencias de turista herediano, así como muchas otras personas podrán remitirle a distintos lugares maravillosos para visitar en Cartago y a otros sitios imperdibles para el buen comer brumoso. Y de eso se trata: pregunte y aventúrese, que usted ya se merece salir de casa.

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