Sin duda, una de las tradiciones ticas más arraigadas de fin y principio de año son las corridas de toros. Año tras año, con la llegada de diciembre, comienzan a calentarse los ánimos en las diferentes arenas del país, pues todos quieren ver en acción a los mejores toros de la temporada, representantes de las diferentes ganaderías de Costa Rica.
Un toro bravo, brioso, de presencia física imponente y que no se deje dominar por ningún montador, es lo que todos quieren ver desde la tribuna.
A lo largo de la historia de las corridas de toros en Costa Rica han surgido animales que cumplen con esas características y que, precisamente por eso, aún perduran en la memoria: El Chirriche y el Malacrianza, por ejemplo, que ya se han convertido auténticas en leyendas. ¿Pero cómo se forja un toro que trascienda y atraiga a las masas por su sola presencia?
Pues no es tarea fácil, la selección de las mejores bestias para llevar a los redondeles no es algo que se haga al azar; todo lo contrario, es el resultado de muchos años de preparación, estudio, conocimiento e incluso crianza. Este proceso culmina en una temporada cumbre, que en el caso de Costa Rica, es la navideña.
Entre el 25 de diciembre y los primeros días de enero del 2024, varias ganaderías presentarán en las corridas a sus mejores toros. Cuatro de ellas: 3X, Santa María, La Pinta y El Encanto, hablaron sobre cuáles serán las joyas “con cachos” que llevarán a la arena esta temporada.
Antes de presentar a sus bestias, cada ganadero explicó que la tauromaquia, al menos para ellos, va más allá de la presentación de los toros en los redondeles; contaron que sus vidas están íntimamente relacionadas con cada uno de los animales, ya que la pasión que tienen la traen en la sangre.
Según los expertos Michael Bleak y JC Salazar, la selección de los toros es una tarea minuciosa entre las producciones de las corridas y los ganaderos. Es un trabajo que se realiza a lo largo del año, para evaluar las características de los toros y asegurarse de que cumplan con los rquisitos tanto de las televisoras -que realizan espectáculos diversos y muy específicos-, como para el público y los toreros improvisados.
Bleak explicó que hay dos tipos de toro: los de monta y los de cacho bravo (que son los de las corridas). Para elegir a cada protagonista se tienen en cuenta varios criterios. En el caso de los toros de monta, estos deben tener fuerza en la patada trasera, el salto de adelante (reparo), el giro o redondeo, la intensidad y la dificultad. Estos valores se toman en cuenta para evaluar la monta.
En el caso de los bravos, es importante destacar que en el país se trabajan dos tipos de toros: los criollos y los de lidia. “No es que unos sean mejores que otros; todos tienen sus características que los hacen especiales. En La Pinta, por ejemplo, son toros más grandes, más criollos, pesados y cachones. En cuanto a 3X, El Encanto y Santa María trabajan más con líneas que han mezclado con ganado de lidia o los mal llamados miura”, comentó Bleak quien, un año más, trabajará en las transmisiones de Teletica desde Palmares.
Bleak agregó que los criollos son más pesados y altos, pero no son tan rápidos como los de lidia que son más pequeños. Para él, cada especie tiene sus secretos para brillar en la arena.
Para JC, especialista de Multimedios Canal 8 y que participará en las transmitisiones de las corridas desde Pedregal, lo fundamental en el toro de cacho es que tenga una buena carrera, que sea perseguidor. “Es importante que sigan el movimiento porque ellos embisten al movimiento. Si tienen buena casta son seguidores y van a lo que les pase cerca o se mueva”, dijo.
Otro aspecto a tomar en consideración es el peso y la edad de los toros. No pueden ser muy jóvenes o muy viejos porque eso afecta su rendimiento en la arena; lo mismo que pasa con el peso: sin son muy delgados pueden cansarse pronto y si son muy pesados, no corren igual.
El público quiere ver una corrida con sustos y levantines, nada de qué lamentarse. Al final una jornada es exitosa cuando todos: ganaderos, montadores, improvisados y todos salimos caminando juntos del redondel”
— Michael Bleak, experto en toros de Teletica.
Algo que destacó Bleak es que, a medida que han pasado los años en las corridas de toros, los improvisados se han ido profesionalizando en su labor. Según el experto, ya no son personas que simplemente se meten a los redondeles a correr y esconderse de los toros; ahora tienen mayor conocimiento de los animales y de sus comportamientos. Por eso, la elección de las bestias cada vez es más difícil con el fin de lograr un buen espectáculo. “El público quiere ver una corrida con sustos y levantines, nada de qué lamentarse. Al final una jornada es exitosa cuando todos: ganaderos, montadores, improvisados y todos salimos caminando juntos del redondel”, manifestó Bleak.
Las joyas de 3X
El nombre de Heriberto Abarca es uno de los más importantes en las lides de la ganadería y el mundo de los toros bravos. El trabajo realizado por él y su familia durante más de 40 años les ha valido una sólida reputación en el país.
Raquel Abarca, hija de don Heriberto, recordó que la primera vaca que compraron sus abuelos, Heriberto y Emilce, fue adquirida con el primer sueldo de maestra de la señora. Este hecho marcó el comienzo de una travesía que, décadas después, se vería reflejada en los cruces de sus animales, que reflejan una bravura muy particular, sello de su ganadería.
“El proceso para llegar a una corrida de toros lleva 40 años gestándose. Sacamos buenas vacas para tener crías especiales, todos los años tenemos que hacer reemplazo. Por ser criadores de toros, lo logramos”, afirmó don Heriberto, quien comentó que su padre, de 84 años, ya no trabaja en el campo con ellos, pero sigue estando pendiente del ganado y le sigue dando a su hijo y a sus nietos todos los consejos posibles.
En 3X cruzan vacas de casta con toros de lidia e incluso con criollos para sacar crías “más cachonas”, explicó Abarca. El trabajo es constante durante todo el año y, en el proceso, los animales son desparasitados y cuidados con vitaminas de manera continua. Abarca, además, reveló un secreto, y es que en la alimentación de sus toros se les incluye cáscara de banano y piña como complemento, con la meta de que su pelaje esté en óptimas condiciones.
Es importante que sigan el movimiento porque ellos embisten al movimiento. Si tienen buena casta son seguidores y van a lo que les pase cerca o se mueva”.
— JC Salazar, especialista en toros de Multimedios.
A lo largo del año, la ganadería lleva sus animales a diferentes corridas en todo el país, evaluándolos para seleccionar a los mejores para el fin y principio de año. Un par de meses antes de diciembre los apartan para que no sufran ningún problema y lleguen al 100% a los redondeles.
La convivencia diaria de Abarca con los toros le proporciona un conocimiento extra de sus características. El ganadero aseguró que son casi como hijos, pues a cada uno le tiene un aprecio especial. Por eso, no dudó en mencionar a cuatro toros que podrían ser las estrellas de su corral este año.
El Cartaguillo: Hijo del famoso El Cartago, que marcó un récord de 14 levantines en una sola corrida en Zapote. “Va a llegar a defenderse”, dijo Abarca. Este toro es de casta, tiene entre seis y siete años y pesa 480 kilos.
El Forastero: Es un toro cruzado que tiene 3/4 de casta. Destaca por su alzada elegante y velocidad en la plaza. Con seis años de edad, pesa 500 kilos.
El Tisnao: Su nombre rinde homenaje a un amigo carpintero de los Abarca. Con 3/4 de casta y un toque de pardo presenta una cachamenta impresionante, rapidez y pegada. Pesa 580 kilos y tiene seis años.
El Guadalupano: Padre de El Tisnao, es uno de los toros más longevos de la ganadería, con 3/4 de casta y 1/4 de pardo. Pesa 600 kilos y tiene nueve años. Según Abarca, a este especimen le quedan unos dos años más en el ruedo.
El Oso: Su nombre se debe a su musculatura imponente. Con un físico pesado de 3/4 de casta, es muy macizo y bravo. Tiene seis años y pesa 550 kilos.
Para concluir, don Heriberto explicó que los toros son animales muy inteligentes, destacando su gran capacidad de retentiva. Mencionó que si aprenden algo, nunca se les va a olvidar. “Si un toro llega al corral y encuentra un portón abierto para salir, al día siguiente, cuando regresa, va a ir a buscar inmediatamente el portón para escaparse”, contó.
Chemi Jiménez está preparado con lo mejor de la Santa María
Hace 65 años, el padre del ganadero Chemi Jiménez compró la hacienda Santa María, marcando así el inicio de una auténtica pasión por los toros. Con sangre española corriendo por sus venas, los Jiménez han capitalizado sus conocimientos al máximo. Comenzaron importando toros de México y España para realizar cruces con vacas criollas guanacastecas. En este 2024, los toros que presentarán en las corridas son hijos de sementales mexicanos.
“Los toros son muy inteligentes. La gente a menudo piensa que se han vuelto mansos al no perseguir a los improvisados, pero es que después de la primera jugada aprenden que tienen que esperarlos”, explicó Jiménez. Por esta razón, a lo largo de su carrera como ganadero, aprendió que al realizar los cruces debía de reducir “la pureza” a los animales para obtener mejores resultados.
En temas de reproducción, haciendo pruebas descubrieron que las vacas guanacastecas son muy precoses y fértiles. “Normalmente, a los 15 días de que nace la cría, ya andan buscando novio”, contó entre risas el experimentado ganadero.
En la hacienda Santa María también tratan toros de la raza de lidia, asegurando así la presencia de la bravura para los espectáculos taurinos.
Con su vasta experiencia, don Chemi asegura que un toro ya está listo para “jugarse” cuando alcanza los cuatro años y que ofrecerá espectáculo durante unos cinco años, dependiendo de la genética. “Un toro de lidia no se puede jugar a cada rato”, dijo.
Con aire más nostálgico y a manera de anécdota, don Chemi mencionó que en la crianza de toros él tiene un mentor muy especial. Recordó que el reconocido Beto León, quien fuera dueño de la ganadería Santa Marta, le prestó su primer toro para que lo apareara en su propia finca.
Dicho lo todo lo anterior, hay que decir que don Chemi presentará a grandes prospectos este fin de año. Steven Cedeño, trabajador de la Santa María, hizo un repaso de algunos de sus toros especiales:
El Roberto: Con cinco años, es un toro de casta media sangre. Es seguro, tiene cierre de corrida y una bonita estampa de pintado careto. Pesa 500 kilos.
El Garrobo Chingo: Es uno de los toros más viejos de la ganadería, con siete años. Puro de lidia con un tono en su pelaje de color negro loro. Es agresivo, es cabecilla de grupo y puede cerrar cualquier fiesta. Pesa 480 kilos.
El Chapo Guzmán: Más puro en la raza de lidia, con un color negro muy intenso. Similiar al Roberto en términos de corrida y bravura. Tiene cinco años y pesa cerca de los 500 kilos.
El Coso: Pesa 550 kilos y tiene seis años. Es de media sangre y, a pesar de su peso, presenta una corrida bastante fuerte.
Hacienda El Encanto y sus toros chineados
La finca El Encanto, de Ricardo Jiménez, tiene más de 70 años de ser propiedad de su familia. En todo ese tiempo, chinear a los toros, es toda una consigna.
En la hacienda, la preparación de los toros para las fiestas de fin y principio de año comienza muchos meses antes. Los animales son vacunados y desparacitados, y se les administran vitaminas especiales durante el proceso de selección. Ya en setiembre tienen al menos 50 animales apartados para las corridas.
“Si los toros salen bien a las plazas es como ver a un hijo ganar un campeonato. Claro, que un toro sea bueno es que haya levantines, pero que nadie salga lastimado”, manifestó Jiménez.
En El Encanto apuestan para las corridas con los toros de su propio hato. “Por experiencia sabemos que no podemos llegar a improvisar a una plaza”, dijo el finquero.
En El Encanto cuentan con animales cruzados con vacas de la raza nelore. Por lo general, sus animales son grandes, que imponen respeto en las arenas del país. “Se necesita que tengan buen rendimiento, por eso hemos llegado a tener toros que den espectáculo entre 15 y 20 minutos”, explicó Jiménez.
Los toros estelares de El Encanto son:
El Chichi: Es un cruce de toro de lidia con vaca nelore, que es un ganado arisco. Pesa 550 kilos y tiene cinco años.
El Coso: Este toro tendrá su segundo enfrentamiento con los improvisados después de su debut en Palmares, en 2022. A pesar de su juventud (tres años y medio), ya ha dado buenos resultados. Pesa 500 kilos.
El Paisa: Toro de lidia cruzado con vaca de lidia. Este animal es otro de sus consentidos, ya que les ha dado muy buenos resultados. Tiene cuatro años y pesa 450 kilos.
El esquipulas: Macizo de buen rendimiento, tiene seis años. Es un cruce de lidia con nelore. Pesa 650 kilos, impone mucho respeto en las plazas.
La Pinta, 120 años dando grandes toros a Costa Rica
Hablar de la hacienda La Pinta, de Martín Vallejos, es hablar de historia. Hace 120 años Efigenio Siles fundó la ganadería, luego fue heredada por Jesús Vallejo, quien posteriormente la pasó a manos de su hijo Martín. Ahora son los hermanos Martín y José Jesús quienes la dirigen.
La familia Vallejos ha centrado sus vidas en dos amores: los toros y la fe en el Cristo Negro de Esquipulas. “Es parte de la tradición familiar y, sobre todo, algo cultural que va de generación en generación. Tengo la esperanza de que nuestros hijos sigan con este legado”, afirmó Martín Vallejos hijo.
Una característica peculiar de esta finca es que se distingue por su ganado criollo. Don Martín padre comenzó a realizar cruces con ganado criollo o cuadrado con “maizol”. “Nosotros usamos marcas especiales en las orejas del ganado. Cuando alguien ve uno de nuestros animales lo identifican como vallejeño”, comentó Vallejos.
La fortaleza y la belleza de los ejemplares de La Pinta son su sello distintivo en las corridas. A continuación, algunos de los toros que destacarán en su selección.
El Coyolar: Hijo del icónico El Malacahuite. Pesa 580 kilos y tiene seis años. Es negro con la cara blanca, exhibe muchos rasgos de la fisionomía de su padre. Se caracteriza por su bravura y empuje.
El Chingo: Toro overo. En su primera jugada presenta características para brindar un buen espectáculo. Con tintas blancas y negras, pesa 450 kilos y tiene cuatro años.
El Congo: Toro negro de 500 kilos y seis años. Es de media casta y muy bravo.
El Quítate que voy: Su nombre dice mucho, pero es de media casta, bravo, rápido y muy llegador. Con cinco años de edad, pesa 450 kilos.