
Tres jóvenes católicos, que recitan de memoria las frases del difunto papa Francisco, coinciden en sus exigencias para el próximo Pontífice: no debe limitarse a predicar desde el púlpito, sino comprometerse con la transformación del mundo.
La apertura al diálogo interreligioso, abogar por los derechos de las minorías y condenar los conflictos armados, cuestiones que para Francisco fueron bandera, figuran entre los temas que consideran ineludibles. No esperan que el sucesor tape el Sol con un dedo, sino que impulse reflexiones sobre el “cuidado de la casa común” desde lo ecológico, político y económico.
Sería inadmisible dar pasos para atrás, afirma Arianna Miranda Montero, una joven católica practicante en Cartago. “El papa Francisco respaldaba que un buen cristiano tiene dudas sobre su religión y cuestiona cosas. No sería aceptable, por ejemplo, tener a alguien que diga ‘No, usted tiene que creer en esto y punto’”.
Como el Pontífice argentino cultivó cercanía con los jóvenes, considera esencial preservar esos canales de comunicación, en especial las redes sociales y las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), al mismo tiempo que no se vuelvan a encubrir asuntos que en el pasado fueron tabú, como los abusos sexuales cometidos por clérigos.
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Isabel Chacón Rojas, delegada de la Juventud de la Diócesis de Cartago, apuntó que el Papa Francisco se distinguió por su apertura al diálogo, sin caer en radicalismos ni relativismos. Según relata, le enseñó que los católicos “no pueden llegar y cambiar las reglas del juego en pleno siglo XXI”, pero sí comprender cómo adaptar la Iglesia a las nuevas generaciones. Por esa razón, espera que el nuevo Pontífice mantenga una actitud receptiva y no se limite a una sola ideología o corriente de pensamiento.
En cuanto a la división entre sectores conservadores y progresistas dentro de la institución, Chacón señaló que los jóvenes desean líderes eclesiales en sintonía con su forma de pensar, generalmente más abierta.
No quisiera que la historia se repita, puesto a que, en su criterio, Juan Pablo II preparó el terreno para una labor pastoral, pero su avance se vio debilitado por el pontificado de Benedicto XVI.
Para Erick Rodríguez, delegado de la Pastoral Juvenil de Costa Rica, resulta fundamental que el próximo Papa continúe guiando a los jóvenes en el amor por la Iglesia. A su juicio, la juventud debe alzar la voz para anunciar el Evangelio y denunciar aquello que lo contradiga, especialmente en los días en que se avecina el cónclave.
“La iglesia no caminaría si no hubiera disenso. Tenemos diferentes puntos de vista, esa es la diversidad de dones y carismas, pero no tenemos que permitir que los conflictos doctrinales polaricen a la iglesia”, añadió Rodríguez.
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