“Hacer humor es un oficio que usted solo aprende con muchos años probándolo frente a gente”, dice Daniel Moreno, miembro fundador de La Media Docena.
Si se trata de tiempo y aprobación, este grupo tiene de las dos de sobra. Hace 30 años, recién ingresados a la universidad empezaron el proyecto que cambiaría sus vidas y los convertiría en la agrupación cómica por excelencia de Costa Rica.
Aquel grupo de amigos que se conocía desde la escuela, arrancó de manera informal en 1994, presentándose en el baby shower del sobrino de Mario Chacón. Montaron el sketch El rey enamorado del grupo argentino de comedia Les Luthiers, que es una de las mayores inspiraciones de La Media Docena.
A una señora que se encontraba en aquel evento, y trabajaba en Gerber, le gustó el acto de aquellos muchachos y los quiso contratar para la fiesta de diciembre de la empresa. Inicialmente se negaron, argumentando que no se dedicaban a eso.
“En un momento nos dijo: ‘yo les puedo pagar’. Y nosotros con 18 años dijimos: ‘mmm, nos puede pagar. Bueno ¿qué fecha sería, entonces?”, recuerda Chacón entre risas.
Tiempo después realizaron la que toman como la primera presentación oficial del grupo, el 29 de octubre de 1994 en el desaparecido bar Dalí, durante una fiesta de Halloween. Para ese evento prepararon material propio y hasta decidieron el primer prototipo de su nombre. Recuerdan que aún los deben los ¢30.000 que les prometieron por aquella actuación.
En ese entonces la agrupación la conformaban Mario Chacón, Édgar Murillo, Daniel Moreno, Luis Cañizares y Gabriel Salas. Por esa razón se denominaron La Media Docena Menos Uno, nombre que con el tiempo se recortó.
¿Qué pasó con esos dos miembros perdidos (Luis Cañizares y Gabriel Salas) que son como un mito?
“Les dio miedo el fracaso y el ridículo (risas). Acertada decisión. No, no, ya se dedicaron a otras cosas. De hecho, Gabriel renunció al grupo después de la primera presentación esa del bar Dalí porque dijo que él no era gracioso. Entonces decidió irse, pero nos dejó la gran herencia de que dibujaba muy bien y él fue el que hizo el logo de los huevitos. Y el otro también ya después hizo otras cosas”, explicó Chacón.
Aunque ya conocían a Erik Hernández, este no fue miembro activo hasta un lustro después, e inicialmente su rol se limitaba a ayudarles a crear pistas musicales. Actualmente, el grupo lo conforman Erik, Mario y Daniel, tras la separación de Édgar, en el 2021, por motivos profesionales, pues aún conservan su amistad.
“La separación formal viene desde octubre del 2021, pero la separación a nivel de labores viene desde el 2019. Entonces, no fue como la erupción de un volcán. Fue una separación como la de un iceberg que va así despacito o como la Pangea... Entonces, todo pasó muy natural e incluso la conversación entre nosotros fue supernatural”, explicó Murillo a La Nación en el 2023.
Son tres décadas de llevar el nombre de La Media Docena (contando su extensa y anterior variante); pero la verdad es que la historia de esta agrupación, que hoy es la empresa de la que viven sus tres miembros, no se entiende sin sumarle al menos una década más.
¿Cómo aprender a ser La Media Docena?
Desde primer grado de la escuela, los tres integrantes actuales y Murillo estudiaron en el colegio Saint Francis, de Moravia. Los primeros en hacerse amigos inseparables fueron Erik y Daniel, pues Mario era parte de otra sección. Fue tres años después que el trío actual coincidió como compañeros de clase.
“Lo conocí e hicimos clic rapidísimo, porque éramos los que nos encantaba hacer chistes y nos moríamos de risa en clase. Solo que Mario era ‘mosca muerta’, le decía yo. Si estaban los profes era el mae más serio y bien portado, solo le faltaba ponerse corbatín. En cambio, yo era un desmadre”, relató Moreno.
Como muchas de las historias de amistades infantiles, el lazo entre Mario y Daniel empezó como una enemistad. Chacón era el presidente de la sección y le delegaban la tarea de ‘cuidar al grupo’ cuando algún maestro salía del aula.
“Daniel sabía tocar ese punto, ahí donde más me molestaba, entonces siempre que salía la maestra se levantaba y ponían en la pizarra ‘viva Saprissa’.(risas) Y diay, yo: ‘ah sí, va apuntado’”, contó el comediante de 48 años, quien es fanático del Club Sport Herediano.
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Por su parte, Erik era un niño mucho más recatado, que desde temprana edad se formó en música en la etapa básica de la Universidad de Costa Rica. Allí aprendió piano y flauta dulce.
“El hecho de haber ido temprano a estudiar en artes musicales me permitió darme cuenta de que en el fondo soy músico. Fue una oportunidad bonita en ese tiempo, mi mamá siempre fue profesora de la U y muchos de los carajillos que estábamos en ese grupo éramos hijos de funcionarios. Para mí fue muy valioso”, rememoró con pasión el humorista.
Finalmente, Édgar Murillo, quien es un año menor que el resto de sus amigos, era compañero del hermano menor de Daniel. No obstante, durante esos años, los demás miembros nunca tuvieron una relación cercana con él.
Esto cambió en 1991, cuando un show colegial terminó de unir a los cuatro jóvenes que toda Costa Rica conoció en el programa televisivo de La Media Docena.
En el show de variedades del colegio Saint Francis de ese año, Daniel y Mario presentaron una rutina de comedia, con pistas musicales elaboradas por Erik. Ganaron el concurso y, al día siguiente, un entusiasmado Édgar les externó que él compartía el interés por la comedia y deseaba unírseles.
“Me acuerdo estar en el gimnasio de la escuela y Édgar llegó a imitar a un profe de inglés. La cosa es que solo le daba clases a él (risas), entonces yo dije: ‘diay, no sé si es igual’. Pero el mae se veía simpático, así como bombetilla”, rememoró con humor Moreno.
En la etapa escolar se suele molestar mucho a los que hacen presentaciones artísticas ¿No se les tildó de ‘bañazos’?
“Vieras que no. Mi cole era muy intelectual y casi que se le hacía bullying al que sacaba malas notas. Creo que por eso se marcó que nuestro humor siempre fue muy intelectualillo, porque el humor estúpido no era el que pegaba. Siempre era buscar el juego de palabras inteligentes o el sarcasmo ácido; eso le gustaba a nuestros compañeros y nos fuimos por ese camino”, explicó Daniel.
Más allá de que formalizaran el grupo hasta años después, compartir durante la infancia y adolescencia marcó el lazo que los sigue uniendo aunque pasen las décadas. Gran parte de su éxito lo atribuyen a que se criaron con valores similares, convergieron sus diferentes influencias y llegaron a conocer como la palma de la mano el humor del otro.
“Daniel le ha bajado un poquito, pero era mucho de humor negro, ácido. Erik yo creo que tiene humor involuntario porque es muy gracioso, pero él no sabe que lo es. Personalmente a mí me gusta el humor, suena raro, pero serio, digamos. Como alguien que no pretende ser muy gracioso, pero que es muy gracioso como Leslie Nielsen, en las películas de ¿Y dónde está el policía? o el tipo de humor de Mr Bean”, detalló Mario Chacón.
De los bares al teatro
Los amigos pasaron cinco años presentándose en bares y fiestas, ante públicos que en la mayoría de ocasiones están enfocados en cualquier cosa menos en quien está en la tarima. No obstante, en ese ambiente los vio el actor costarricense Alexander Campos, quien les sugirió que su humor debía presentarse en teatros y los guió hacia su primer montaje sobre las tablas.
“Me acuerdo que eso fue en un bar que ahora es Tango India, ahí nos presentamos varias veces. Nosotros siempre vacilamos con que fuimos los primeros en pelarnos el trasero en Tango India”, apuntó entre risas Moreno.
Campos alquiló el teatro Lucho Barahona y les produjo el espectáculo. A aquella primera función teatral asistieron 70 personas, que les hicieron sentir que su comedia podía ser apreciada de una manera diferente.
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Eso sí, al igual que durante toda su trayectoria, no faltaron los detractores. Muchos artistas con una vida dedicada al teatro sentían como una ofensa que aquel grupo sin formación escénica se llevara el interés de tanta gente.
Recuerdan a la perfección el diálogo que les recitó el actor Gustavo Rojas, una vez que “ya se había tomado sus vinitos”.
“Maes ustedes son pésimos, pero yo les admiro algo, o sea, Daniel por ejemplo, no proyecta la voz, le da la espalda al público. Ustedes hablan enredado, es un bodrio lo que hacen, pero me tienen durmiendo en mi casa con una camiseta con los huevos. Ustedes son puro marketing. Son puro Ricky Martin que no canta nada, pero vende y nosotros en teatro nos cuesta llevar la gente”.
Lo cierto es que el público cada vez los quería más. Rompieron el récord de asistencia histórico en el Teatro FANAL y ese dato les dio luz verde a su nueva conquista: el Melico Salazar.
Tomaron el dinero que habían ahorrado durante su temporada en el FANAL y decidieron alquilar el mítico Melico, además de una publicidad a página entera y a color en La Nación. Algo de razón llevaba Rojas con lo de la mercadotecnia, pues lograron convertir los afiches en un producto diferenciador y que daba señas de su humor.
“Me acuerdo todavía que nos costó como ¢600.000 esa página. Pero nos funcionó muy bien, al punto que tratamos de meter el tipo de humor de La Media Docena en la publicidad. Eso tampoco era muy común y a la gente le llamó mucho la atención. De hecho yo vivía en Guadalupe y fui a una pulpería donde tenían la página pegada como parte de la decoración”, recordó Chacón.
La publicidad y la fama de boca en boca que habían cosechado se tradujo en que en su primera función llenaron el Melico. Ni ellos esperaban aquel suceso. Minutos antes de empezar estaban comiendo pizza en los camerinos y como quien no quiere la cosa, Murillo decidió asomarse por un hueco que tenía el telón.
“Llegó Guita y nos dice: ‘maes, qué miedo, aquí yo no me presento, está lleno el teatro”. Y en eso llega Daniel con un pedazo de pizza y suelta: ‘jueputa ¿quién trajo a este pl..o al grupo’. Cuando oímos a uno de los técnicos ‘Daniel, que apague el micrófono’. Por dicha en ese momento la gente muerta de risa afuera creyó que seguro era parte del show”, reveló Mario antes de soltar la carcajada.
En aquel show, Erik Hernández ya los acompañó en escena, aunque aún relegado a la parte musical.
“Yo me había topado Daniel en el pretil (de las UCR) y me había dicho es que La Media Docena menos uno y yo: ‘Sí, no, no tengo la menor idea’. Después llegaron a mi casa Mario y Daniel y me dijeron que ellos hacían comedia y números musicales, pero que usar pistas les quitaba mucha flexibilidad, entonces necesitaban a alguien que les haga música en vivo y los acompañe”, relató Hernández.
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Incluso el músico aparecía vestido de negro, totalmente diferenciado de la camisa blanca y corbata negra que uniformaba a sus otros tres compañeros.
“Mi esposa siempre dice: ‘A mí me llamaba la atención el integrante que se metía, nada más tocaba, se volvía a salir y no decía nada’”, comentó con ironía.
En el teatro nacieron los personajes VJ Campos, el Chef Armando y “una semilla” de lo que llegó a convertirse en Maikol Yordan. De manera premonitoria, el último show en tablas antes de empezar en la televisión, se llamó Tele Par’odiar, en el que el programa del mano era una imitación de la Teleguía de La Nación.
Como parte de ese espectáculo realizaban un sketch de una telenovela ficticia llamada Juliana, en la que Moreno actuaba como un sacerdote. Al sentarse en una silla de plástico, tuvo uno de esos momentos que solo regala el ‘en vivo’ del teatro.
“Un día me senté en la silla, que como no teníamos presupuesto era medio gacha y se desarmó. Me caí para atrás y el batón se me bajó todo (risas) en medio teatro (...) Sí nos pasaban cosas así, pero lo chiva del humor en el teatro es que esos son los días en los que más se ríe la gente. Lo que genera la risa es la sorpresa”, añadió.
Las vidas que quedaron ‘a medias’ por La Media Docena
En el 2001 ya estaban consolidados en el teatro y las funciones y shows privados afloraban a más no poder. Paralelamente, todos tenían un trabajo aparte pero su vida artística cada vez interfería más con su rutina laboral.
Erik trabajaba como profesor interino de la UCR, luego de graduarse como ingeniero químico. “Todos me vacilan con que yo fui el único que pasé a ganar más”, apuntó.
Daniel tenía estudios como economista e ingeniero civil, y trabajó junto a su papá y su hermano, ambos ingenieros civiles, en una empresa de diseño estructural. Además, era mánager del grupo Gandhi. Por su parte, Édgar era encargado de mercadeo de una empresa tabacalera y Mario ejercía como publicista en una agencia.
“Édgar me dijo que ya no podía seguir pidiendo permiso en el trabajo y que tenía dos opciones: ‘o me dedico 100% al grupo y renuncio o renuncio al grupo y me dedico al brete’. Él dijo ‘Eso sí, yo estoy dispuesto a renunciar, pero lo hacen todos’(...) Curiosamente los cuatro dijimos, vámonos, hagámoslo”, narró Moreno.
Según agregó, su madre tenía muchas expectativas intelectuales sobre su futuro, por lo que al principio la noticia de que dejaba la profesión para dedicarse a la comedia, no le hizo gracia.
“Me dijo literalmente: ‘ay mi amor, tanto que ha estudiado usted para que ahora se haga payaso’. Yo sé que a ella le duele en el alma habérmelo dicho, pero entiendo totalmente lo que ella sintió ahora que soy papá. La verdad es que el 90% de los artistas en Costa Rica fracasan. Pero bueno, yo sé que ella es la más orgullosa de que la payasada haya funcionado”.
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Por su parte, Chacón bromeó con que su familia recibió bien la noticia por “no verle futuro en nada”. Luego del chiste, recalcó que el apoyo de los padres de todos los miembros fue fundamental para lanzarse en esta aventura.
“Estábamos muy jóvenes. Yo creo que era el momento ideal para arriesgarlo. También hicimos un pacto de no casarse para no distraerse y enfocarse en el grupo. Yo soy fiel a mis principios y todavía lo mantengo (risas). Ellos me traicionaron”, contó Mario sin dejar de reír.
De parodiar a ser parte de la ‘tele’
Curiosamente, el grupo cómico estuvo a punto de hacer su debut televisivo en la competencia de Canal 7, donde todo el país se acostumbró a verlos. Luego de su buen suceso en teatro, un productor de Repretel se mostró muy interesado en darles un espacio, pero nunca se concretó.
Teletica les robó el mandado y a principios de marzo del 2005 grabaron el programa piloto. En ese momento, un camarógrafo les advirtió de la fama que les esperaba
“Era pasar de ser un grupillo ahí medio de moda entre cierta gente joven de Chepe a de pronto una cosa donde no podés ir a ningún rincón de Costa Rica. Más bien yo decía cuando empezó esto que entre más me alejo, más me reconocen; porque todavía en San José está pasando tanto que había gente que no veía tele o tenía cable”, aseguró Daniel Moreno.
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Su éxito en televisión fue rotundo y sostenido durante años. Más de 1500 sketches entre los que se cuentan bombazos como el de La cumbia metalera, avalan este logro.
Al principio eran más ácidos ¿Los limitaron alguna vez o fue autocensura?
Mario: Fue curioso porque después de algunos meses al aire nos decían ‘le ganaron a Bob Esponja’ y es porque había niños muy pegados al programa. Entonces ya por cuestiones propias del grupo decidimos dejar de lado personajes como Randy la mariposa de los camerinos, que era un poquito más pasado, porque teníamos ese dato de que le estábamos llegando mucho a los niños.
“Hubo un par de sketches nada más. Creo que una vez hicimos uno de una entrevista de trabajo para manejar un coche bomba y que el trabajo era ir a explotarse nada más. Entonces por ahí sí nos llamaron. Pero no, de 1500 sketches nos habrán llamado la atención en tres”.
Ustedes pudieron burlarse casi de todo, incluso estando en la tele hacían mofa de los programas y anuncios ¿Se sentía rico burlarse desde dentro?
Mario: La verdad es que sí, es bonito poder expresar lo que uno siente verdad y sin el ánimo de ofender si no de buscarle el lado gracioso a todo. El fútbol, la política, la misma religión tiene su lado con humor. Entonces, tener el medio para llegar a la gente y poder expresar eso, sí es muy vacilón.
También hubo una época en la que tenían el sartén por el mango; invitaban a quien querían y se apuntaba a participar en su programa ¿Cómo asumían eso?
Mario: Teníamos la responsabilidad y la conciencia como bien mencionaste que de estamos en un medio que le llegaba mucha gente y no se podía hacer cualquier cosa. Agradecimos mucho que eso se reflejaba en la gran confianza que inspiraba el grupo a las personas porque se invitaba y accedían; yo no recuerdo a alguien que nos haya dicho que no.
“Recuerdo a doña Laura Chinchilla ejerciendo la presidencia y estuvo en el programa o don Guido Sáenz. Era gente que uno tal vez no la imaginaría en esa faceta. Al fin y al cabo después del programa nos decían: ‘es que yo los veo a ustedes y me hace gracia y me parece el respetuoso como lo hacen y su tipo de humor, entonces no dudé en estar en el programa’”.
Como un efecto colateral, el paso por la televisión hizo que Daniel Moreno descubriera su pasión en la producción audiovisual, una inquietud que tuvo desde que se presentaba en el teatro.
“Para mí fue como descubrir para lo que yo nací y esa fascinación por el equipo, por las luces… creo que eso también fue lo que me llevó a mí a decirle al grupo que hiciéramos cine”, aseveró el hoy cineasta.
Maikol Yordan: Un viaje a dejar perdidos los récords de taquilla
Daniel Moreno cataloga la incursión de La Media Docena en teatro, tele y cine como los “tres saltos cuánticos” que ha tenido el grupo. El último de estos fue un hito no solo para ellos, sino para la historia del audiovisual criollo.
“En el cine hizo clic todo lo que habíamos construido durante 20 años, porque empezamos en el 94 y Maikol Yordan se estrenó en 2014. Nosotros habíamos hablado de hacer una película como desde 1996. La verdad es que no estábamos listos y qué dicha que no lo hicimos, porque quizá nos hubiéramos decepcionado”, aseguró Moreno.
Su primera película Maikol Yordan de viaje perdido es la segunda película más vista en las salas de cine ticas a nivel histórico, no solo como filme nacional sino en general de toda la oferta cinematográfica que ha llegado al país.
De hecho, hasta el 2019, las casi 800.000 personas que vieron la película tica, la ubicaron como la de mayor taquilla. Luego, Avengers: Endgame condensaría las expectativas de todo el universo cinematográfico de Marvel de los últimos años y destronaría a La Media Docena.
“Sin que yo me dedique a hacer soundtrack de nadie más que de La Media Docena, de rebote me convertí en el autor de la banda sonora más escuchada en el cine tico. Y fue muy fácil, es casi cómico eso”, comentó Erik Hernández.
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Este gran éxito también dispara la duda: ¿Ganaron tanto dinero como el que sugiere la cifra de audiencia?
Mario : No tanto como los cines, pues obviamente uno no puede decir que nos fue mal porque es mentira, pero no es tanta plata como la que se imaginan. En el cine se divide mucho entre las salas, el que la vende, el otro… y un pastel del que a nosotros nos toca una porción, pero no es tan grande.
De todos sus personajes, ¿por qué eligieron a Maikol Yordan para la película?
Erik: Bueno, porque es un ser humano con emociones y con todo eso a diferencia de muchos de los personajes extraños, sobre todo los que hago yo que son como unos locos raros. Maikol Yordan es un ser humano de verdad, tiene sus chiquillos, su esposa y todo. Él es una persona real y el público nos daba esa reacción no solo de risa, sino también de empatía y ternura.
Maikol Yordan es su personaje más querido, pero a la vez el más cuestionado. Hay quienes consideran que es una burla al campesinado, por representarlo como ingenuo y tonto. ¿Ustedes toman en cuenta esos comentarios?
Mario: Lo validamos con la gente que realmente importa porque nos hemos dado cuenta también que esa gente que dice que es una burla no ha agarrado una pala nunca. Según ellos están defendiendo al campesino, pero hemos ido a zonas rurales donde realmente hay campesinos en el público que se nos acercan y dicen, muchas gracias por hacer homenaje por visibilizar. Entonces esa es la opinión real.
Luego de este boom, estrenaron en 2018 Maikol Yordan 2: La cura lejana. No repitieron el éxito insólito de la primera entrega, pero la cinta tuvo un gran recibimiento y se ubica en el top 10 de las más vistas en Costa Rica.
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En el 2021, debe decirse, pasó casi desapercibido el estreno de su tercer película, el filme navideño Mi papá es un Santa. En la actualidad, están trabajando en la tercera entrega de Maikol Yordan.
“Venimos con mucha ilusión, siento que tiene lo mejor de nuestro humor. También tiene a muchos personajes que son de los más queridos por la gente y que siempre nos han pedido que los metamos. Al igual que las otras dos, tiene detrás del humor un mensaje positivo y feliz en este mundo donde pasan cosas feas y uno quiere a veces ir y desconectarse. Estamos con mucha emoción de que alcance el éxito”, afirmó Moreno.
En estas tres décadas, La Media Docena ha cosechado admiración, críticas, éxitos comerciales y desaciertos. Su programa televisivo llegó a su fin hace varios años y aunque conservan un público importante, también se han topado con generaciones que ya no resuenan con su humor y lo consideran desde aburrido hasta ofensivo.
Por otra parte, cada tanto uno de sus antiguos sketches vuelve a tomar vida en redes sociales y miles de costarricenses repasan con nostalgia y cariño los chistes que los acompañaron por años y hasta formaron su sentido del humor.
Le queden 30 años más o solo un par de meses; Maikol Yordan se despida en esta tercera entrega o siga el camino de Rápidos y furiosos, es innegable que La Media Docena ya pasó a la historia de la cultura de Costa Rica.
Como lo justo es lo correcto, nada borrará los llenazos en el Melico Salazar, a La cumbia metalera como el primer video viral en Costa Rica y a Maikol Yordan como el mayor éxito taquillero producido en nuestro país.