Todo apunta a que la cuesta más difícil de afrontar muchas veces es la de enero. Ni comparada con la de las Torres Eólicas en Santa Ana, o la temible para muchos conductores en Santo Domingo, “la del puente de hamaca” que va a salir a la ruta 32.
Tanto en carretera como en finanzas, sea de subida o de bajada, lo más recomendable en las pendientes es enfrentarlas con tranquilidad y, sobre todo, planificación: al final, manejar la economía personal se asemeja mucho a estar detrás del volante.
Después de diciembre, de las fiestas, del aguinaldo y de, tal vez, uno que otro reconocimiento monetario, los gastos de principio de año pueden tomar a muchos fuera de forma, aunque desde hace mucho tiempo el término “la cuesta de enero” es algo que acompaña a los ticos cuando llega el primer mes.
Si no se planifica con tiempo, el pago de alquileres, de ropa y zapatos nuevos para el ciclo escolar, de los útiles y matrículas nos puede hacer pasar muchos dolores de cabeza. Pero también, en temas de carretera, a los conductores las cuestas les sacan más de una cana verde... sino que lo diga aquel que subiendo a El Llano de Alajuelita se le haya ido el carro para atrás o del todo no le subió.
Hablamos con varios expertos de la carretera y también con uno en economía para que nos dieran varias recomendaciones sobre cómo manejar bien en las cuestas… principalmente en la de enero.
Las cuestas más rudas
Si hay una pendiente en carretera a la que los choferes le tienen mucho respeto, por no decir algo de miedo, es la que va de Santo Domingo de Heredia a salir a la ruta 32, por Barrio El Socorro, mejor conocida como “la del puente de hamaca”. “Tanto para bajar como para subir es algo durísimo. Tiene doble carril, así que uno se puede topar de frente otro vehículo. Además, es muy angosta, tiene curvas y no hay baranda”, explicó Ricardo Sánchez, chofer con más de 35 años de experiencia al volante.
Su recomendación para encarar esta cuesta es darle una distancia apropiada al carro que va adelante para que el propio no se agote. Así, si el otro auto no subió, queda espacio para esquivarlo. Para quienes no andan vehículo automático, el consejo es ir con la primera marcha y mantener el acelerador para que las llantas no patinen.
Si lamentablemente su carro se quedó a medio camino, lo primero que tiene que hacer es mantener la calma y activar el freno de mano. Si se ve en esta situación, Sánchez le tiene dos recomendaciones:
Con el freno de mano activado, se debe de pisar el embrague (clutch) y comenzar a presionar el acelerador para que el carro llegue a 2000 o 2500 revoluciones (se puede ver en el tablero). Poco a poco se baja el freno, se saca el clutch y se acelera despacio hasta sacar el vehículo.
Si esto no funciona, lo que queda es esperar a que no haya carros subiendo para ir en reversa hasta llegar a un punto plano para volver a tomar impulso y subir en primera.
Sobre esa cuesta de Santo Domingo, Víctor Carballo, gruero de profesión y conocido como Artista, contó que subiéndola con un carro anclado a su grúa, casi se queda él también a medio camino. Después de esa experiencia, ahora lo que hace es activar las sirenas para que tanto los vehículos que suben como los que bajan sepan que va en camino.
“Lo primero que debe de hacer un conductor cuando va a subir una cuesta empinada es guardar la distancia con el vehículo que vaya adelante. Lo mejor es subir en primera para que a media cuesta no se le caliente el carro. Muchos se ‘comen’ el clutch porque cambian de marchas y se van para atrás, esos son los llamados ‘bumperazos’ porque pegan con los carros que vienen detrás”, explicó el gruero.
En su experiencia de más de 25 años, Carballo se ha encargado de sacar automóviles que han caído a los barrancos porque se les agotó la marcha subiendo una cuesta difícil.
En sus listas de cuestas más temidas en San José, Sánchez y Carballo enumeraron las siguientes: De Santo Domingo a la ruta 32; Barrio México; Bajo de los Ledezma hacia el hospital México; de San Antonio de Escazú a El Llano de Alajuelita, y la de Las Eólicas de Santa Ana.
Pero no solo la capital está llena de estas cuestas que ponen de cuadritos la manejada. En Alajuela, por ejemplo, está la que se ubica en el residencial Lisboa. “Es muy empinada. En ese caso hay que ponerle atención al juego de los pies en los pedales cuando el carro es manual. Se debe de sacar despacio el clutch y sentir el engranaje para pasar al acelerador”, explicó Ivannia Villalobos, de la escuela de manejo VyS.
En Heredia está la de Lajas, en Santa Bárbara; esta es larga, tiene doble carril y es muy angosta. “Para compresionar el carro hay que saberlo hacer. Para subir hay que darle fuerza al carro y para bajar, si no se compresiona de manera adecuada, se puede quedar sin la fibra de los frenos”, comentó Elizabeth Calvo, de la academia EduCar.
¿Y la cuesta de enero?
La cuesta de enero posiblemente es la que más nos asusta, pero en la que tenemos más tiempo para planificar nuestros movimientos. Danilo Montero, director de la Oficina de Protección del Consumidor Financiero, explicó que la falta de planeamiento es la principal razón de que los gastos de principio de año nos tomen mal parados, o siguiendo con la comparación, con el clutch gastado y sin fuerza en el motor.
“Las personas saben bastante bien cuándo hay que pagar los recibos de luz y de agua o la colegiatura de los hijos y sabe bien cuándo entra el dinero. Si se sabe que todos los meses sobran ¢20.000 o ¢25.000, perfectamente se puede ir guardando eso para llegar a enero y que la cuesta sea más liviana”, comentó el especialista.
En enero, por lo general, se juntan gastos extraordinarios (como la entrada a clases o un paseo familiar), pero si los contemplamos desde meses anteriores puede ser que no se compliquen las finanzas del nuevo año.
“Normalmente, las quincenas de diciembre se hacen largas porque nos pagan antes debido a las vacaciones y el siguiente pago será hasta el 14 o 15 de enero. Ahí se siente que el dinero no alcanzó, pero al saberlo, durante el año se puede ir preparando”, agregó Montero.
El experto fue muy enfático en decir que las finanzas personales se deben administrar durante todo el año. También hizo varias recomendaciones para lograrlo sin quedarse en el intento... a media cuesta:
- Plantear objetivos generales, como crear un fondo de reserva o contingencia para imprevistos.
- Hacer un presupuesto para revisar con regularidad los gastos, particularmente los de diciembre.
- Adelantar compras de útiles escolares, pues en noviembre o diciembre se pueden conseguir a mejores precios.
“Es importante disfrutar de las emociones placenteras: si me sentí bien porque el año pasado no hubo cuesta de enero, el cerebro va a querer ese mismo estímulo para el que viene. Si hicimos bien algo, hay que repetirlo. Es como hacer ejercicios: la primera vez duele, pero dormí un poquito mejor y me siento más saludable”, concluyó el experto.
Así como enfrentamos con pericia las temibles cuestas de nuestras carreteras, recordemos que la cuesta de enero es simplemente otra pendiente más en el camino de la vida. Así que, ajusten sus cinturones, asegúrense de tener el freno de mano listo para los gastos innecesarios, mantengan una buena distancia con las tentaciones de compras impulsivas y, sobre todo, disfruten del viaje.