La polémica y las múltiples críticas por sus formas y contenidos, han hecho que Esteban Gómez Moya, conocido en internet como Steve Diet, se haya vuelto llamativo en redes sociales. Con la idea de abordar la repercusión de los mensajes de los llamados coaches de fitness como él, lo contacté; aunque sin demasiada esperanza de obtener una respuesta.
Esteban Gómez, de 30 años, es un costarricense entusiasta del ejercicio, que profesionalmente está formado como administrador de empresas. Aunque, según afirma, no tiene una certificación técnica oficial en nutrición o preparación física; lleva años consumiendo contenido en internet sobre el tema y absorbiendo conocimiento de otros gurús.
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Steve Diet es el personaje de redes sociales que este josefino ‘inventó’ para captar público a su negocio. Según explica, lo que hace es dar asesorías a ejecutivos y empresarios mayores de 40 que quieren “verse fitness”.
Por esta faceta captó las miradas y ha levantado indignación de muchos costarricenses, debido a sus videos polémicos en los que, por mencionar un ejemplo, asegura con mucha convicción que las personas con sobrepeso no deberían ser contratadas en puestos de trabajo por, supuestamente, tener malos hábitos.
Contrario a mis expectativas, Gómez se puso a disposición rápidamente. De entrada fui claro con él: durante le entrevista y el reportaje escucharía su opinión, pero con un enfoque crítico que contrastara con criterios técnicos sus aseveraciones. Para mi sorpresa, aceptó sin problema.
También, todo sea dicho, a Steve Diet el qué dirán pareciera importarle poco. Para la sólida posición financiera que ostenta en sus redes sociales con viajes y casa con piscina, este texto puede que no le signifique ni un soplido. Por el contrario, su estilo confrontativo va con eso de que no hay publicidad mala.
Con todo esto claro, comparto un extracto de una conversación que se salió completamente de lo que esperaba, tanto por algunas respuestas que jamás imaginé escuchar de Steve Diet, como también por algunos momentos en los que deseaba un argumento más complejo que un “¿y por qué no?”.
Esteban Gómez: el muchacho tímido que se convirtió en Steve Diet, el coach polémico y ofensivo
Esteban Gómez nació y se crió en San José, como el mayor de dos hijos de un matrimonio sólido económica y personalmente. De niño era mejenguero como la mayoría y bastante “penoso”, una cualidad que afirma tuvo que dejar de lado para triunfar en sus negocios. Algunos gestos muy estructurados y su manera de articular las frases, sugieren esa introversión infantil que se hizo arrancada en su nueva vida.
Durante su paso por el sistema educativo “le ponía” pero no era el mejor. Sus padres siempre le brindaron apoyo a él y a su hermano Sebastián; otro personaje igual de polémico en redes sociales y que ha seguido el camino de Steve Diet.
“Tenemos los mismos intereses: el negocio, marketing, ventas, fitness, el gym… Entonces, realmente compartimos mucho, igual que con nuestros amigos. De hecho, tenemos el mismo grupo de amigos por eso”, declaró Esteban Gómez.
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Estudió siempre en centros educativos privados, cuestión que ya lo separa de gran parte de la población del país y de la que le pregunté por mero rigor, porque su acento y las palabras en inglés que intercala cada par de frases ya eran una prueba suficiente.
Inicialmente, entró a la Universidad de Costa Rica a la carrera de ingeniería civil, pero se salió en el primer mes, luego de un examen. Posteriormente, se movió a la U Latina a estudiar administración, de la cual se graduó pero de la que dice no haber aprendido nada.
“No es nada contra la U, es solo que no aprendí nada útil para el mundo real y todo lo que he aprendido lo hecho en Youtube, programas, haciendo. Honestamente no podría decir que lo que hago ahora y lo que sé es por lo que estudié”, aseguró el coach de fitness.
—Entonces ¿Por qué fue a la U?
— “(risa) Honestamente, fui a la U porque mis papás me la pagaban y ellos querían que yo fuera. Para mí era muy fácil y no me quitaba nada de tiempo. Además, en ese punto de mi vida no tenía la confianza ni la educación personal de ahorita para tomar ese tipo de decisiones. Si yo hubiera tenido que pagarla, de fijo me hubiera salido.”
Según su relato, cuando se acercaba a cumplir la mayoría de edad, comenzó a convencerse de que no quería seguir el camino convencional. Ver a gente trabajar de sol a sol, incluso en lo que se considera como “buenos trabajos” y no tener una remuneración adecuada, para él no tenía sentido.
Sin darse cuenta, Gómez dilucidó la plusvalía que se extrae de la clase trabajadora, como ya señaló un tal Marx hace más de un siglo. Por otra parte, veía a empresarios que sabían capitalizar la plusvalía de sus trabajadores gozando de casas, carros, viajes. “Las típicas cosas que uno ve”, apuntó.
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Como no quería jefe, horario de oficina, ni comerse presas (aquí sí compartimos ese deseo el 99% de los ticos de a pie) decidió aprender marketing. Esto lo llevó a ser asesor, oficio muy del uso de políticos y empresarios, sobre ejercicio y nutrición; dos ramas que le interesaban particularmente.
Fue así que encontró en las redes sociales un canal para captar clientes y de este modo, Costa Rica conoció a Steve Diet.
Hay que reconocer que la realidad social que él perfila es inapelable: el grueso de la población trabaja más de lo que refleja su salario y está hasta el cuello de deudas.
Lo conflictivo con Gómez es que sus mensajes van dirigidos a culpabilizar a la persona y no al sistema. En primera instancia, creí que era mera inconsciencia o que su ideología lo hacía creer que este panorama no era desigual. Pero no.
—Usted tiene muy claro ese panorama social ¿No le parece injusto?
—”Sí, totalmente. Al final del día el mundo no es justo; la mayoría de la gente que trabaja más duro no es la más exitosa. Obviamente trabajar duro es parte de la ecuación del éxito, pero no lo es todo. Pero, le guste a uno o no, es la realidad. Lo único que puede hacer uno es decir: ‘Ok, si las reglas no son justas, ¿Cómo puedo hacer yo para igual lograr lo que quiero?’. Quejarse no ayuda a acercarse a la meta.”
—Es imposible, pero en el escenario hipotético de que estuviera en sus manos, ¿le gustaría que el mundo no fuera así?
—“Por supuesto. En mi mundo ideal todos tendrían todo lo que quieren y serían felices.”
Lo que Esteban no ve, o se rehúsa a ver, es que no todos tienen el mismo margen para decidir sobre su destino y ser “hackers” del sistema. Para él, cada quien está en control del rumbo de su vida y el querer se traduce en poder. Una de sus frases favoritas, asegura, es que “uno está exactamente donde quiere”.
— Usted tiene un contexto favorable en muchos aspectos: una familia estable, asistió a educación privada, sus padres pudieron pagarle la universidad ¿Cree que si hubiera nacido en un hogar conflictivo, con violencia y en el que los recursos no alcancen para cubrir las necesidades básicas, usted habría llegado a donde está solo por querer?
—“No tengo idea porque no fue mi situación. El 90% de cómo uno está programado viene de la crianza de los 0 a los 7 años y después reprogramarse es muy complicado. Pero hay que tomar responsabilidad de uno mismo. Obviamente mi vida ha sido mucho más fácil que la de un montón de personas, pero también otros la han tenido más fácil. De nada sirve que una persona piense que está atrapada en su realidad, eso no ayuda a crecer.”
—Pero entonces ahí se cae la premisa de que uno puede llegar a donde quiera…
—“Yo creo que cualquier persona que se esfuerce a su 110% y todos los días trate de superarse, va a terminar en una mejor situación que la que no lo haga.”
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—Ok, en una mejor, pero no en la que quiere ¿cierto?
—“¿Qué pasa si uno no creyera que puede lograr lo que uno quiere? Entonces ¿cuál es el punto de vivir? La única persona que nació en una mala situación socioeconómica y se superó, es porque creyó que podía mejorar. Uno no sabe dónde va a terminar, pero de nada sirve tener una mentalidad negativa.”
—Lo entiendo como filosofía para progresar, pero ¿no cree que hay límites? Si yo mañana quiero ganar los 100 metros en las olimpiadas, por más que ponga todo mi esfuerzo no lo voy a lograr…
—“Pero si usted durante los próximos cinco años pone como su enfoque principal ganar la competencia ¿Quién sabe que no sea posible? Y si no la gana, va a estar en el 1% de las personas más rápidas del mundo.”
—No, por más que invierta todos los recursos nunca estaré en el 1% de las personas más rápidas del mundo. Hay muchas condiciones genéticas y también gente que empezó a correr desde que eran niños
— “¿Cómo sabe si nunca lo ha intentado? Imagínese que usted empiece a entrenar con esa mentalidad, definitivamente no hay chance de que lo logre. Ahí sí hay cero chances. Con la otra, pues nada está garantizado en la vida, pero hay más chances si uno se la cree. Yo no me meto en la cabeza que hay límites. Hay cosas que son lógicas, pero de qué me sirve autolimitar mi mente.”
—¿Qué puede pasar con una persona que tiene muchas situaciones externas en su contra, si escucha que puede lograr lo que quiere, invierte todo su esfuerzo y no lo alcanza? ¿No cree que le puede jugar en contra psicológicamente?
— “Es mejor tratar y no lograrlo a nunca tratar. Dicen que mucha gente en sus últimos momentos de vida piensa en que hubiera hecho un montón de cosas que no hizo por miedo o por lo que opinaran los demás. Yo prefiero tratar.”
Seguido a este intercambio, quise consultarle a Steve Diet por el éxito. Desde su narrativa, el mundo se trata de resultados y todo aquel que no los busque, simplemente no está dando lo mejor de sí. Sin embargo, da la impresión de que su definición de éxito es bastante cerrada: Miami, Dubai, aviones, abdominales marcados, piscinas, dinero y una interminable lista de ambiciones que ya conocemos de sobra.
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Desde su perspectiva, aunque pueden variar los criterios, hay tres pilares fundamentales y que son medida del éxito de todas las personas: las finanzas, la salud (o más bien, cumplir con un cuerpo hegemónico) y las relaciones interpersonales.
“Yo creo que todo el mundo quiere poder ir a la playa, quitarse la camisa y sentirse bien consigo mismo. Creo que todo el mundo quiere estar en una buena situación financiera, todos quieren tener buenos amigos y una buena relación de pareja”, explicó.
Además, enfatiza en que todo lo que uno quiere está fuera de la zona de confort y que por ende nunca debe dejar de aspirar. Cree que la mayoría de gente que dice estar feliz con lo que alcanzó, en realidad es conformista y se miente a sí misma.
—¿Cree que hay determinadas áreas en las que ya podría estar satisfecho en cierto punto? ¿No cree que también se puede aspirar a tener confort?
—“Es una buena pregunta, pero yo no soy así. Yo soy feliz cuando estoy construyendo algo, cuando estoy en proceso de mejorar en algo. Creo que hay prioridades, pero lo que hace feliz es tener algo por lo que usted se levante y lo ilusione”
El coach de fitness reconoce que existen las prioridades y que cada quien las ordena desde su personalidad; pero estas no pueden escapar de esa sagrada trinidad que menciona: cuerpo fit, negocios y relaciones interpersonales. Para Steve Diet, todo lo que esté fuera de estas zonas es secundario y hasta superfluo.
—Por ejemplo ¿Qué pasa con un artista muy bueno, pero que no tiene buenas finanzas? ¿Tener diferentes prioridades lo hace mediocre?
— “Puede tener otras prioridades, pero no entiendo por qué tiene que dejar lo demás descuidado. Además, el arte es un interés, no es un pilar base. O bueno, podría ser su negocio, pero entonces por qué no ser el artista más exitoso.”
— A eso se le puede dar la vuelta también ¿por qué usted que es exitoso en esos “tres pilares” no es también un excelente artista?
— “Es que no me interesa.”
—Y otras personas probablemente no tienen interés en esas áreas...
— “¿Usted cree que a alguien no le interesaría tener buena salud y un cuerpo que le guste?”
—Y a usted ¿no le gustaría tener la voz de Luis Miguel, por ejemplo?
— “No me interesa en lo absoluto.”
—Bueno, igualmente ¿está bien que haya gente a la que no le interese el ‘cuerpo fit’?
—“Yo le puedo asegurar una cosa: no conozco a nadie que quiera vivir con problemas financieros, problemas de salud y relaciones tóxicas. Son las áreas que son constantes para todos. Alguien que esté bien en esas áreas, va a ser más feliz que la mayoría.”
Nuestra plática terminó en aquella sentencia, que define muy bien la ecuación de vida que estructura la manera en la que Esteban Gómez concibe el mundo.