Un paciente entra en crisis. Doctores, enfermeros y enfermeras, profesionales de la salud rodean la cama. Hay paro cardiorrespiratorio, sangrado, convulsiones, ahogamiento. Son momentos de tensión, de dolor, estrés y preocupación; pero todos esos sentimientos deben de quedarse a un lado porque hay que intentar salvar una vida.
El paciente fallece. Inmediatamente hay que tomar aire y volver a la atención de otro ser humano que necesita ayuda porque la lucha por la vida debe de seguir.
Así es como a diario viven los funcionarios de salud la emergencia por la covid-19 que ataca al país. Deben de seguir con su trabajo sin detenerse a llorar, no porque sean insensibles, todo lo contrario, sino porque la población hospitalizada los necesita.
El peso de tener en sus manos la vida de los demás juega un papel muy fuerte también en la salud mental de los profesionales de la salud. No solo es un tema de cansancio, también influye el estrés que naturalmente llevan encima las personas que atienden la emergencia nacional.
“Hay que hacerse mucho a un lado, negarse a lo que se siente o piensa. Negarse a las necesidades naturales como la de hambre o de sueño porque nos debemos a nuestros pacientes. Es un tema de responsabilidad social, de salud pública, de ética profesional; estas insignias van delante de nosotros en el momento de actuar”, explicó el doctor Yanán Badilla Ramírez, microbiólogo y químico clínico y coordinador del tercer turno de Laboratorio Clínico del Centro Especializado en Atención a Pacientes con covid-19 (CEACO).
El doctor Badilla lleva, al igual que miles de funcionarios de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), un peso psicológico muy fuerte desde que el nuevo coronavirus llegó a nuestro país. La presión se divide en muchos aspecto; el tiempo laboral aumentó considerablemente, las reglas cambiaron, muchos están alejados de sus familias y amigos porque al ser funcionarios de salud son los primeros expuestos a un contagio y deben de evitar llevar la enfermedad a sus hogares. No descansan bien, viven con el miedo y con la muerte frente a ellos.
En el CEACO, por ejemplo, los cambios han sido importantes. Además de la carga de trabajo, los funcionarios que anteriormente trabajaban en el Centro Nacional de Rehabilitación (CENARE) han cambiado sus días de atender a pacientes agendados (con citas previas) a enfrentarse a casos críticos de covid-19, son una gran Unidad de Cuidados Intensivos.
“Antes trabajábamos una población de pacientes de consulta externa, ahora no; un paciente que llega necesita ser hospitalizado y de inmediato hay que empezar a correr para salvarle la vida”, aseveró el doctor Badilla.
Otro punto alto de estrés es la evolución de los pacientes. Algunos, afortunadamente, van en una línea plana en la que se mantienen estables, pero muchos otros van empeorando. “La experiencia de tener que estar durante esa etapa de un paciente que se agrava, que no muestra mejoría o que en el peor de los casos hay que verlo morir es bastante difícil. Ese es un elemento que hace que el estrés laboral sea muchísimo”, agregó el especialista.
Aquí es donde aparecen otros trabajadores de la salud en una ecuación que busca el bienestar de todos. Se trata de los psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales; expertos en salud mental que también atienden a sus compañeros, que se han convertido en un soporte para aquellos que cuidan de los costarricenses.
Desde el inicio de la pandemia, la gerencia médica de la institución generó un acompañamiento psicológico a todos los funcionarios, no solo a los que atienden en la primera línea de la emergencia, sino al personal en general. “La Caja mediante la Coordinación Nacional de Psicología desarrolló una serie de estrategias para fortalecer el escudo mental y emocional de sus funcionarios que están sometidos a una alta carga y presión de trabajo por la covid-19”, informó la institución en su página web oficial. Estas estrategias se han aplicado desde principios de marzo cuando comenzó la emergencia en nuestro país.
De acuerdo con información de la Caja, hasta el 18 de setiembre se registraron 19.432 funcionarios con atención psicológica asociada a covid-19.
Esteban Rojas es otro de los ejemplos de la cantidad de estrés que manejan estos profesionales en la pandemia.
Este hombre carga con el peso de vivir con el peligro diario de ser contagiado con el nuevo coronavirus, con el miedo de infectar a su madre adulta mayor, a su hermana con un bebé recién nacido o a alguno de sus hermanos.
Rojas es técnico en ciencias de la salud en el Hospital Nacional Psiquiátrico, trabaja en emergencias y desde hace 14 años labora para la Caja. A Esteban se le hizo realidad su peor miedo: resultó positivo por covid-19 y estuvo por un mes alejado de los demás.
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Estuvo solo, sin televisión o internet porque la casa donde pasó los días de cuarentena es la que recién había desocupado después de vivir una separación. Los primeros 14 días de aislamiento los cumplió porque era sospechoso de contagio luego de estar en contacto con un familiar (al que llevó de urgencia al hospital una vez); después llegaron los síntomas y se realizó la prueba que confirmó que tenía covid-19.
Tuvo que volver al encierro por 15 días más. Hoy, Esteban es uno de los funcionarios de salud que espera por una cita de atención en el servicio de psicología de la CCSS. Como él, hay muchos trabajadores de la institución que han buscado ayuda y apoyo para calmar las presiones mentales a las que se ven expuestos desde que comenzó la pandemia.
Cansancio, estrés...
Si ya de por sí estar encerrado con la preocupación latente de que el virus nos puede atacar en el mínimo descuido es motivo de tensión y ansiedad, ahora imagine lo que implica estar de frente a la enfermedad y lidiar con los contagios, con la pérdida de personas cercanas, ver fallecer a pacientes e incluso a compañeros de trabajo. De acuerdo con datos de la Caja los psicólogos de la institución atienden situaciones de ansiedad, estrés ,depresión, temores, problemas de concentración, cansancio y fatiga.
“El descanso a veces no lo encuentras porque es complicado desconectarse. Nos han tocado jornadas de 24 o 36 horas continuas y eso mentalmente te satura, tratas de dormir pero no descansas. A veces sueñas con el hospital, con la atención a un paciente y cuando te despiertas sientes que has estado en lo mismo. Llegan las jaquecas, el cansancio muscular, la gastritis, el dolor de cuello, el insomnio”, narró el doctor Badilla Ramírez.
Las consultas que atienden los psicólocos de la Caja con sus compañeros tienen mucho que ver con los síntomas antes mencionados, pero también llegan funcionarios con llanto espontáneo, culpa asociada a transmitir la enfermedad a sus familiares, irritabilidad, ideas irracionales y hasta el ahora muy famoso burn out o síndrome del quemado, según informó la institución en su web.
De acuerdo con el doctor Alfonso Villalobos, de la Coordinación Nacional de Psicología, a lo largo de los meses han aumentado la intensidad de situaciones de carácter ansioso, hay un desgaste por estrés crónico que se ha agudizado, además de problemas de estrés general que desencadena en activaciones sociobiológicas como alergias o contracturas.
También se han encontrado indicadores de depresión que se van desarrollando con el tiempo, además en personas que ya tenían algún tipo de situación emocional previa, puede que la preocupación por los problemas ajenos al trabajo aumente.
“Hay un incremento de las sensaciones ansiosas, de las preocupaciones del día a día por trabajar en la contaminación. Las dinámicas y la interacción personal con la gente ante una situación de estrés y en lugares cerrados genera también un tipo de cansancio en las relaciones”, explicó el doctor Villalobos.
Las personas que están haciendo teletrabajo también han tenido que reorientar su vida y adecuarla a agendas de poca interacción en comparación con la que vivían antes de la emergencia.
Aquí cabe destacar un mensaje del doctor Badilla Ramírez, quien hace un llamado de atención a los costarricenses.
"El personal de salud hace esfuerzos extremos, incluso sacrificando su vida personal, su familia, tiempo de descanso, tiempos de comida, entre otras cosas, para poder brindarles a nuestros pacientes la atención que merecen.
"Por eso le pedimos mantener las recomendaciones emitidas por el Ministerio de Salud y todas las prevenciones del gobierno, para que así usted y los suyos puedan mantenerse seguros y no poner en riesgo la capacidad de respuesta de nuestros hospitales. Lo que deseamos evitar es saturar los espacios disponibles.
“(todo el personal de salud) seguimos en la lucha tenaz de fecunda labor; y elevamos una voz para que los costarricenses nos ayuden a sacar existosa esta misión, lo único que necesitamos de usted es que se cuide”, finalizó.
Atención
“Se ha trabajado en todos los establecimientos de salud donde tenemos personal de salud mental como psicología, trabajo social y psiquiatría. En mi campo que es la psicología nos hemos avocado a diseñar planes de trabajo para atender a los compañeros y compañeras por medio de diferentes modalidades como talleres, charlas y hasta intervenciones clínicas, que no siempre son necesarias”, afirmó el doctor Villalobos.
El bienestar mental de los funcionarios de salud es de suma importancia, primero porque como seres humanos es una de las estabilidades necesarias y además porque ellos son los encargados de atender a la población.
“Cuidar a quienes nos cuidan” es la consigna de los profesionales en psicología durante esta emergencia. Aquí cabe aclarar que los profesionales continúan con la atención a los usuarios de la Caja Costarricense del Seguro Social, porque el que también apoyen a sus compañeros no los exime de las consultas diarias con sus pacientes.
“En el proceso de prevención tenemos panfletos y también utilizamos correos electrónicos. La institución se ha preocupado en hacer ese acompañamiento desde marzo, pero este proceso no se va a detener cuando se acabe la emergencia por la pandemia porque hemos demostrado que es muy útil para muchos compañeros. Lo que puede servir para la salud mental de un compañero se puede generalizar más allá de su ámbito de trabajo ya que puede afectar a sus familias o parejas”, agregó Villalobos.
Para darle apoyo a sus compañeros y también atender a los pacientes, en el servicio de psicología de la Caja hay entre 260 y 300 profesionales, a ellos hay que sumar los profesionales de otras disciplinas de salud mental que también trabajan en la contención.
Este personal trabaja en tres niveles de atención. El primero de ellos está en las áreas de salud como los Ebáis o clínicas, el segundo nivel en clínicas de mayor tamaño como la Marcial Fallas, de Desamparados, y el tercero es el que atiende en hospitales nacionales, regionales y especializados.
“En la estructura de trabajo le damos apoyo al personal de todas las líneas de abordaje, también tenemos el encargo de atender a los pacientes covid que se pueden abordar con las limitaciones que la enfermedad permite. Atendemos a los familiares de personas cuando fallecen, a ellos les damos una intervención y estamos haciendo modificaciones para llegar a ellos más rápidamente. Seguimos con la atención de todos los grupos humanos”, expresó el especialista.
Preparados para la emergencia
Desde el inicio de la pandemia, los profesionales en salud mental empezaron a realizar tamizajes para llevar un control sobre las necesidades de atención de sus compañeros.Debido a los cuidados que deben de tener para evitar los contagios, la tecnología les sirvió de apoyo para realizar los análisis y citas.
Se realizaron actividades grupales con esparcimiento por medios virtuales, cuando se puede realizan visitas a las estaciones de trabajo cumpliendo estrictas medidas de protocolos de salud. “También realizamos abordajes de manera más personal cuando son necesarios. Trabajamos en la gestión de las emociones, el empoderamiento y el manejo del tiempo. Las atenciones crónicas son las menos porque son una demanda muy específica, muchos compañeros no llegan a esa atención porque tienen tanto que hacer que es difícil atenderlos; no es que no lo quieran o no lo necesiten, pero cada situación cambia según el caso”, agregó el doctor Villalobos.
-¿Han tenido alguna preparación diferenciada para atender a los compañeros?
-Sí, claro. Tuvimos que generar una serie de documentación nueva. Trabajamos rápidamente en ordenar todo lo que hacíamos en psicología para avocarnos a una población total, no es que nos llegan los cinco millones de costarricenses, pero tenemos que estar preparados para esta situación. Hubo que crear una planificación con procesos y acciones de trabajo enfocados en la emergencia.
-¿Cuán importante es cuidar de quienes cuidan a los enfermos?
Es un acto de amor a nivel de compañerismo porque estamos en esta situación de emergencia. En el caso del personal sanitario son seres humanos que están todo el día ocupados en la emergencia. La tensión emocional que implica trabajar directamente en la emergencia implica que cuando están ocupados en el asunto se olvidan de todas las otras cosas, pero la preocupación está ahí siempre.
“Es necesario este apoyo para que se sientan bien y puedan darle afrontamiento a una situación tan difícil. Queremos estar ahí para dar apoyo emocional, para recordarles que no están solos, para que no se nos caigan emocionalmente. Es un reto todos los días”, finalizó Villalobos.