Actualización: Jake Angeli fue detenido el sábado 9 de enero por las autoridades estadounidenses, tres días después de ser una de las figuras más visibles del ataque al Capitolio, en Washington, por parte de una turba de seguidores de Donald Trump. Se le acusa de entrada a un edificio de acceso restringido sin autoridad legal, ingreso violento y conducta desordenada en el Capitolio.
En las redes sociales se hace llamar Q-Shaman, tiene 32 años y es oriundo de Arizona, Estados Unidos. En un reciente pasado quiso ser actor, cantante famoso y locutor de primera línea, pero fracaso tras fracaso tiró la toalla, se replanteó “su carrera” y terminó andando por la vida con dos cuernos de bisonte en su cabeza, con el torso desnudo y varios tatuajes celtas que solo él sabe qué significan.
El 6 de enero usted lo vio liderando el asalto al Capitolio: el Q-Shaman portaba una lanza con una bandera de Estados Unidos y unas pieles en su cuello con las que intenta dar una imagen de chamán blanco. Un figurón, sin duda, cuya pinta caricaturesca quedará unida a la historia estadounidense y no se borrará fácil de la memoria.
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Pero cuidado, dicen que la pinta es lo de menos, que no hay que dejarse llevar por las apariencias y que no es bueno juzgar. Sin embargo, lo que sucede con Q-Shaman es que su vida y su pensamiento radical podrían ser hasta más risibles que su estrambótico atuendo.
Para empezar, Q-Shaman -cuyo verdadero nombre es Jake Angeli- no solo ama a Donald Trump de manera incondicional, sino que es pieza clave de QAnon, un grupo anónimo dominado por corrientes conspiranoicas que, entre otras cosas, rechaza a toda costa el regreso de los demócratas al poder.
QAnon, solo para citar algunos controvertidos rasgos, denuncia la supuesta implantación de un nuevo orden mundial. Aduce que quienes impulsan esta agenda estarían involucrados en actos de satanismo, pedofilia y tráfico sexual de personas, mencionando entre sus supuestos promotores a figuras como Barack Obama, Joe Biden, el Dalai Lama y hasta al papa Francisco, líder de los católicos.
En concordancia al discurso de Trump, Angeli denunció “fraude descarado” en las elecciones presidenciales de noviembre, por lo que asaltó el Capitolio con la seguridad plena de que lo hacía defendiendo la democracia de su país y, por supuesto, al hombre de peluquín amarillo.
“Thank you, president Trump” se le escucha gritar, con voz de metalero, en las distintas manifestaciones a las que ha dicho presente. Además, como para darle más misticismo al personaje que ha creado, Angeli ha protestado contra el confinamiento por la covid-19, el uso del tapabocas y contra los resultados electorales con un rótulo que dice: “Q me envió”.
Entrevistado por EFE, luego de las elecciones de noviembre pasado, Angeli se refirió al enigmático cartel diciendo que era un elegido de QAnon, cuya misión era quitar para siempre una venda oscura, que según él nubla la vista y la conciencia del pueblo estadounidense.
Es QAnon, de esa manera, una especie de deidad. Una logia divina dispuesta a salvar a la humanidad y Jake, en esa línea, sería una especie de mesías. De hecho, el Q-Shaman se ha comparado con el mismísimo Jesús.
En un mitin, realizado frente a un centro de votación en Arizona, el sujeto de los grandes cuernos dijo que venía a defender los votos de Trump utilizando como arma la desobediencia civil, tal como lo habrían hecho grandes líderes de la humanidad.
“Estamos haciendo frente a la narrativa global de que Biden ganó mediante desobediencia civil, como Gandhi, Jesús, o Martin Luther King lo hicieron”, expresó Angeli frente las cámaras de varios medios internacionales.
Por suerte, no fue Angeli una de las víctimas mortales caídas en el Capitolio, pues la imagen de un “bisonte sacrificado” hubiera exacerbado el morbo y alimentado mil y una boberías más.
¿Delirios de maníaco o qué?
Ojo que Jake Angeli no solo es conocido como Q-Shaman. En sus esfuerzos por darle una identidad fuerte a su personaje, en otros tiempos se hizo llamar el Lobo de Yellowstone.
Es curioso, pues de lobo no parece tener nada. Aunque poco se conoce de su vida privada y su temperamento en casa, al menos cuando sale en público el comportamiento de Angeli es encantador y hasta resulta ser muy amable. Más que un lobo, parece una oveja.
Sí, es cierto, cuando invadió el Capitolio gritó, increpó a los policías y se mostró altivo mientra recorría los pasillos, pero lo normal es que sonría a la cámara, se exprese correctamente y bajo ninguna circunstancia suele llamar a la violencia. Eso sí, nunca deja la desobediencia civil como su principal discurso y apela al sentimiento más patriótico para defender sus causas.
“A todos los que apoyen a QAnon no están solos. Los altos mandos de inteligencia militar están con ustedes. Están ayudando, así que sigan luchando, no se callen, salgan afuera y protesten”, dijo Angeli en una entrevista para televisión.
“Protesten, porque entre más hablemos, más se difunde la palabra, y así salvaremos a nuestros hijos de los globalistas”, agregó con un tono de voz firme, pero nunca exacerbado.
En redes sociales se comenta que, tal comportamiento de Angeli, sugiere una doble personalidad. O más bien, es prueba de una personalidad que persuade con palabras dulces y atrayentes, tal como a través de la historia han hecho psicópatas, delincuentes o líderes de sectas.
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Pero eso son meras especulaciones. Lo que sí está claro es que el personaje de Q-Shaman o Lobo de Yellowstone está lleno de singulares simbolismos.
Comencemos por los tatuajes, que son de inspiración celta y vikinga. Como dijimos al principio de este artículo, ignoramos qué sentido guarda para Angeli tener en su piel un Valknut o nudo de la muerte, símbolo compuesto por tres triángulos entrelazados que aparecen en varios objetos nórdicos.
Además, el Valknut tiene menos sentido cuando aparece al lado de un Yggdrasil -representación del árbol de la vida en el mundo nórdico- y de un gran Mjölnir negro, al mejor estilo de Thor.
Al menos de manera pública, Angeli nunca ha hablado del significado de sus tatuajes. De lo que sí ha hablado es de sus cuernos, de la piel de coyote y hasta de la pintura con que cubre su rostro.
Según la revista Le Parisien, Angeli dijo a la televisión austriaca que los cuernos que yacen sobre su cabeza tienen una sugerente intencionalidad: “Los cuernos son para decirte: -atención hombre-”, tal cual torero que, para enfrentar a la bestia, debe poner en alerta sus cinco sentidos.
Angeli, además, dijo que los colores en su rostro son “una pintura de guerra” y que la piel de coyote, que cuelga sobre sus hombros, es un signo de origen navajo, sin agregar mayor detalle. Eso sí, se sabe que el coyote representa poder y mucho respeto entre los nativos norteamericanos.
Lo cierto del caso es que, además de difundir masivamente sus teorías conspiranoicas, lo más aguerrido que ha hecho Angeli hasta ahora es evadir a la policía e invadir el Congreso de Estados Unidos. Una maniobra peligrosa, sin duda, pues se dio justo cuando se ratificaba el triunfo de Joe Biden como presidente de la nación.
No es cualquier cosa lo que hizo, claro está, pero posar en los aposentos de la Cámara Alta y ser fotografiado por centenares de fotógrafos no le han valido ningún tipo de respeto. Al contrario, su imagen ha sido ridiculizada en todo el mundo y sus argumentos, más que nunca, invalidados por completo.
Angeli dijo una vez: “Trump siempre parece que va a perder. Y luego gana“. No pasó. Angeli dijo que el poder militar iba a intervenir a favor de Trump. No pasó. Por eso, a partir del 20 de enero, cuando Biden tome el poder muchos se preguntan a dónde “cuernos” irán a parar las teorías de Q-Shaman y su logia conspiranoica.
El futuro de Q-Shaman
Aunque hasta el momento no se conoce ninguna declaración pública de Q-Shaman tras el asalto al Capitolio, se especula que el hombre con cuernos de bisonte anda un poco triste.
Al final no solo se ratificó en triunfo de Biden en las urnas, sino que hasta salió regañado por el propio Trump, su ídolo caído. En un video publicado el jueves, el actual presidente se declaró indignado por el “atroz ataque al Capitolio”, y condenó la “anarquía, violencia, y caos” de quienes lo perpetraron.
En ese sentido, muchos pensarán que al Lobo de Yellowstone no le quedará de otra que desaparecer para siempre, aunque otros lo dudan por completo.
“Este tipo de sujetos nunca se cansan. Es su modo de vida, su cabeza está configurada así, son maniacos que por alguna razón no pueden pensar en otra cosa. Se alimentan de sus seguidores y de la fantasía”, comentó molesto un usuario en Twitter.
El indignado tuitero podría tener razón. Es un hecho que, tras su aparición en el Capitolio, su caricaturesca figura ahora es más fuerte entre los fanáticos de Trump y la ultraderecha. Literalmente todo el mundo la conoce, por lo que sería extraño que Q-Shaman no le saque réditos a tan cinematográfica exposición.
Por si fuera poco Q-Shaman no está solo. Aunque el FBI catalogó a QAnon como “potencial amenaza de terrorismo doméstico”, sus teorías tienen apoyo público hasta en la Cámara de Representantes de Estados Unidos. La polémica Marjorie Taylor Greene es su estandarte.
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En una ocasión, la republicana Greene dijo que valía la pena escuchar las opiniones de QAnon y, de paso, a los demócratas les envió un incendiario mensaje: “hay una oportunidad única en la vida de sacar a esta camarilla global de pedófilos adoradores de Satanás y creo que tenemos al presidente para hacerlo”.
Por eso Jake Angeli, Q-Shaman, el lobo de Yellowstone, o como se llame, no parece ser un personaje del todo acabado, al contrario, puede estar más vivo que nunca. En el momento menos esperado, aunque muchos ahora se rían, podría embestir de nuevo y esta vez para algo más que una ridícula e incendiaria foto en el Capitolio.
Ya veremos.