“Dime con quién andas y te diré quién eres”, reza un viejo adagio que eligió el demócrata Joe Biden al anunciar a la senadora Kamala Harris como su compañera de fórmula en la contienda electoral que lo llevó a triunfar frente al mandatario Donald Trump.
Harris se convirtió en la primera mujer negra y la primera persona de ascendencia india en ser nominada en una papeleta presidencial en uno de los dos partidos principales de Estados Unidos. Harris, definida como “una pragmática moderada” y quien fue rival justamente de Biden en la carrera presidencial demócrata, fue una fiscala que rompió bardas ya desde antes de ser elegida para el Senado en el 2016.
De acuerdo con una semblanza de AFP, Harris, de 55 años, nació en Oakland, California. Fue fiscala general de California y fiscala de distrito en San Francisco. De carácter firme y verbo directo, ofreció un spoiler de lo que serán sus maneras en la contienda: “Su falta de liderazgo ha costado vidas y maneras de ganarse la vida”, señaló la senadora por California al referirse al presidente Donald Trump, al tiempo que aceptaba acompañar a Biden en la fórmula presidencial.
Si bien desde que su nombre se oficializó en la papeleta, su hoja de vida profesional ha sido bastante difundida, la personal apenas está emergiendo y ciertamente es muy interesante.
De acuerdo con recientes semblanzas de publicadas en Newsweek y Vanitatis/El Confidencial, Kamala es hija de un profesor de universidad jamaicano y de una oncóloga tamil. Aunque nació en California, pasó un tiempo viviendo en Canadá cuando sus padres se divorciaron, y se casó hace relativamente poco (en 2014) con el prestigioso abogado judío Douglas Emhoff.
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A sus 55 años y con un árbol genealógico que, se dice, ha generado arrebatos de furia en Donald Trump, es un antídoto para los prejuicios y un complemento perfecto para Joe Biden. De hecho, muchos no apostaban por ella en un principio precisamente por su presunta mala relación con Biden, al que tachó de racista públicamente en el pasado.
Sin embargo, obviamente a estas alturas los dos hicieron borrón y cuenta nueva, lo que se les dio muy bien no solo por el aspecto político, sino porque Kamala y Beau, el hijo de Biden que falleció de un tumor cerebral a sus 46 años, eran nada menos que los mejores amigos. De hecho esa relación terminó por inclinar la balanza a favor de la californiana, según reconoció el mismo Biden, no tanto por la relación personal, sino porque porque Beau admiraba mucho a Harris. “No hay opinión que yo valore más que la de Beau, por lo que estoy orgulloso de que Kamala esté conmigo en esta campaña”, ha declarado el candidato demócrata.
De acuerdo con Vanitatis, Kamala Harris es mujer de lealtades férreas, quizá la más significativa, la que mantiene con su hermana Maya: fue ella quien casó a Kamala con su marido, a quien por cierto conoció en una cita a ciegas, pero también ha sido su jefa de campaña y se da por hecho que, de llegar el dúo demócrata a la Casa Blanca, Maya tendrá un puesto de altísimo nivel.
Ambas tienen como un referente muy importante en sus vidas a su madre ya fallecida, Shyamala Gopalan Harris, una científica especializada en el cáncer de mama que abandonó la India para lograr el doctorado en Berkeley. Cuando Shyamala se separó de Donald Harris, tuvo que criar a sus dos hijas en gran parte por su cuenta, lo que le valió al trío el apodo de “Shyamala y las niñas”, según las memorias de Kamala del 2019, The Truths We Hold.
Los adjetivos que se le endilgan a menudo, como “combativa, tenaz, dura, ambiciosa” no parecen calzar mucho con el romanticismo que desborda su marido en redes sociales, pero allegados a ambos los califican como una “pareja perfecta”.
Douglas Emhoff es un abogado experto en el campo del entretenimiento que trabaja para DLA Piper. Según su currículo oficial, “representa a grandes corporaciones nacionales e internacionales y a algunas de las personas e influencers de más alto perfil en disputas complejas de litigios comerciales, inmobiliarios y de propiedad intelectual”.
Tras divorciarse de su primera esposa, Douglas y Kamala empezaron a salir y tras un año, él le propuso matrimonio, a la antigua, de rodillas al entregarle el anillo. El día de la boda intercambiaron votos escritos por ellos y además combinaron las tradiciones de sus respectivas culturas: ella le colocó a su marido una guirnalda de flores alrededor del cuello, como se acostumbra en las bodas indias, y al final quebraron un vaso para celebrar la herencia judía de él.
La hoy candidata a la vicepresidencia no tuvo hijos, pero su esposo es padre de dos varones veinteañeros que, junto con Meena, la hija de Maya, son prácticamente como hijos para Kamala.
Su lado férreo
En su discurso de aceptación, este miércoles 19 de agosto, Harris no dejó tintas medias sobre lo que será su gestión, en caso de ser elegida. “Acepto la nominación a la Vicepresidencia de Estados Unidos de América. Lo hago comprometida con los valores que ella (su madre) me dio”, dijo Kamala, quien se permitió sus momentos personales, como cuando confesó, conmovida, que le encantaría que su madre estuviera acompañándola en este monumental reto.
Y aquí, la bazuca para Trump. “Una visión de nuestra nación como una comunidad amada, donde todos son bienvenidos, no importa nuestra apariencia, de dónde venimos o a quién amamos. Un país donde puede que no estemos de acuerdo en todo, pero donde estamos unidos por una creencia fundamental de que cada ser humano es de un valor infinito, y merece compasión, dignidad respeto”.
En su duro discurso aseguró que las “fallas de liderazgo” de Trump -especialmente en lo concerniente a la respuesta a la pandemia de coronavirus- han costado “vidas y maneras de ganarse la vida”.
“En este momento, tenemos un presidente que convierte nuestras tragedias en armas políticas. Joe será un presidente que convierte nuestros desafíos en propósitos”, aseguró.
Y agregó: “Estamos en un punto de inflexión. El caos constante nos hace sentir perdidos y la incompetencia nos hace sentir asustados. Merecemos algo mejor. Debemos elegir a un presidente que nos dé algo diferente y pueda hacer el trabajo importante. Alguien quien nos una. Debemos elegir a Joe Biden”.
El candidato presidencial, de 77 años y quien a todas luces se siente apoyado por los lozanos 55 años de quien sería su mano derecha, la definió así al momento de hacer el anuncio:
“Tengo el gran honor de anunciar que escogí a Kamala Harris -una valiente luchadora en defensa de los menos poderosos y de los mejores funcionarios públicos del país- como mi compañera de fórmula (presidencial)”, señaló Biden en Twitter.
Biden destacó además la labor de Harris como fiscal general de California, donde se puso frente a “los grandes bancos, levantó a la clase trabajadora, protegió a mujeres y niños del abuso”.
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Su paso por la fiscalía
Cuando anunció su propia candidatura a la presidencia -en el cumpleaños de Martin Luther King del 2019-, Harris se presentó como una candidata que hacía historia, y le rindió homenaje a Shirley Chisholm, la congresista de Nueva York que se convirtió en la primera mujer en buscar la nominación para presidente del Partido Demócrata.
Antes de hincarle el diente de lleno a la política de primer nivel, fue la fiscala de distrito en San Francisco del 2004 al 2011 y la fiscala general de California del 2011 al 2017— , un tema importante de su campaña presidencial y es casi seguro que será discutido en las elecciones generales, en especial debido a la indignación nacional por el abuso policiaco y el racismo sistémico que se ha desatado desde el asesinato de George Floyd, según un análisis de The New York Times.
Harris se ha descrito como una “fiscala progresista” y ha argumentado que es posible tener mano dura contra el crimen y, al mismo tiempo, confrontar las profundas desigualdades del sistema de justicia penal. También ha dicho que se volvió fiscala porque creía que la mejor manera de cambiar el sistema era desde adentro. Ese mensaje fue parte clave de su campaña como candidata presidencial: los votantes podían confiar en ella para reformar el sistema judicial porque lo conocía desde adentro.
Sin embargo, hay aspectos de su historial que han despertado críticas, en especial de la izquierda, siempre según el Times.
Como fiscala general, casi nunca procesó a oficiales de la policía que hubieran asesinado a civiles, aunque para cuando dejó ese cargo había abierto algunas investigaciones sobre los departamentos de la policía. También recibió críticas por haberse negado a permitir pruebas avanzadas de ADN que pudieron exonerar a Kevin Cooper, un hombre negro y sentenciado a muerte, y por haber defendido algunas condenas en contra de acusaciones de conducta inapropiada de la fiscalía.
Harris, una opositora de la pena de muerte, se negó a buscarla cuando un policía fue asesinado en San Francisco en el 2004, un episodio que generó protestas en ese momento, pero que ella ha mencionado como ejemplo de su compromiso con un sistema judicial más justo. Sin embargo, diez años más tarde, cuando un juez declaró inconstitucional la pena de muerte en California, la fiscala apeló la decisión, bajo el argumento de que estaba obligada a hacerlo en su papel de fiscala general del estado.
En lo que casi seguro será un talón de Aquiles que aprovechará el ala republicana, el plan de justicia penal que divulgó durante su campaña presidencial contenía varias políticas progresistas a las que se había opuesto en otros momentos de su carrera.
Christine Marie Sierra, profesora emérita de Ciencias Políticas de la Universidad de Nuevo México, explicó en entrevista con la agencia AFP que la entrada de Harris a la fórmula “puede cambiar el nivel de entusiasmo, lo que se traduce en mayores tasas de votación y posibles victorias en elecciones reñidas”.
“Harris representa una historia de inmigrantes y eso ya ha generado mucha emoción entre las comunidades de inmigrantes”, añadió.
Una encuesta de Latino Decisions mostró que 59% de los votantes latinos encuestados en estados clave en las elecciones estaban entusiasmados con la entrada de Harris a la papeleta de Biden, y 52% aseguró que su presencia los hará más propensos a votar por el exvicepresidente de 77 años.
“La selección de Harris es una oportunidad para que Biden capitalice el voto latino y movilice a los jóvenes votantes latinos”, escribió Anais López, analista de Latino Decisions.
En fin, con las cartas sobre la mesa y a poco más de tres meses de las elecciones, lo que parece ser un hecho es que Tamala Harris le ha puesto un condimento muy particular a la recta final.