“Seis disparos de revólver alteraron la calma del domingo de Pascua en Hampstead, mientras una bella rubia platino permanecía con la espalda contra la pared”.
El diario británico Daily Mail detalló con esas palabras el suceso que, en 1955, llevó a Ruth Ellis a convertirse en la última mujer en ir a la horca en el Reino Unido.
Ese y otros artículos contribuyeron a que su imagen pasara al recuerdo como una femme fatal: fría, bella y descorazonada.
Los matices de la historia llena de adulterio y maltrato, con el tiempo, ha ido saliendo a la luz.
El reportaje especial de la BBC detalla la vida de Ellis, que terminó el 10 de abril con su muerte como castigo por haber asesinado a su novio David Blakely, el 13 de julio.
Una serie documental realizada por la periodista estadounidense Gillian Pachter para la BBC y titulada The Ruth Ellis Files (Los archivos de Ruth Ellis) detalla interrogantes que 60 años después siguen estando presentes.
La vida de maltrato
Ellis, una galesa de 28 años, había trabajado como camarera y modelo de desnudos. Tenía dos hijos y había salido con un piloto de carreras de 25 años, llamado David Blakely.
Se dice que Blakely, infiel empedernido, quiso terminar su relación con Ellis.
“Aquel domingo de Pascua ella lo buscó en Hampstead, un acomodado barrio del noroeste de Londres, y le disparó frente al pub Mandala, donde había estado bebiendo con sus amigos”, escribió la BBC en su reportaje. “Fue arrestada de inmediato y, tras un juicio de apenas un día, el 20 de junio el juez Cecil Robert Havers la halló culpable y la sentenció a la horca”.
Ellis fue ejecutada por el verdugo Albert Pirrepoint en la prisión de Holloway en Londres.
Lo que terminó por poner su sentencia en firme, fue la respuesta que Ellis le dio al fiscal Christmas Humphreys cuando él consultó sus intenciones por apuntarle con su arma: “Es obvio que le disparé porque trataba de matarlo”.
Según el reportaje, se le condenó por asesinato, pero hay evidencias de que Blakely la maltrataba.
Expertos concuerdan en que, de haber sido juzgada en la actualidad, se hubiera enfrentado al cargo de homicidio involuntario.
“Me pegaba con el puño o con la mano y solía tener moretones con frecuencia”, declaró ante el Tribunal Penal Central de Inglaterra y Gales, en Old Baley, Londres. “Pocas semanas o días antes, no sé muy bien, David se puso muy violento. No estoy segura si fue eso lo que me hizo abortar, pero me dio puñetazos en el estómago”.
Detrás del homicidio
Duncan Webb, un reportero de People, había realizado un reportaje sobre Ellis una vez que fue asesinada.
Indagó aristas del caso que nunca habían sido indagadas por la policía.
“En 1956 concluyó que ‘Ruth Ellis no habría sido ahorcada… si no hubiera sido por un trágico error de juicio del ministro del Interior Gwilym Lloyd George’, quien prohibió investigar el caso más allá”, informó la BBC.
El periodista consideraba que Lloyd George no le dio tiempo suficiente tiempo a la policía metropolitana de Londres para averiguar si el nuevo novio de Ellis, Desmond Cussen, había tenido algún rol en el homicidio.
La periodista Gillian Pachter de la BBC consultó evidencias que había publicado Webb y descubrió que la mayoría se basaba en una conversación que mantuvo con el hijo de 10 años de Ellis, llamado André.
A él, quien se suicidó a los 37 años en 1982, ninguna autoridad lo interrogó para la investigación, pero había dejado grabaciones que salieron a la luz en la serie documental.
En una menciona una conversación que según él, presenció entre su madre y Cussen, en la cual se escuchó:
—Si tuviera una pistola le dispararía.
—Yo tengo una, pero está vieja y oxidada.
— ¿Puedo tomarla?
“La mañana del asesinato Ruth y Desmond pretendían dejar a André en la feria de Hampstead, pero como estaba cerrada se lo llevaron con ellos a Penn, (un pueblo del distrito de) Buckinghamshire (a 40 kilómetros de Londres) a buscar a David”, narra en voz en off la propia documentalista, según el texto publicado por la BBC. “Recuerda que su madre le compró un huevo de pascua. Cuando lo dejaron solo, se acuerda que estaba jugando con él y leyendo un cómic. Y el detalle con el que lo cuenta es descorazonador”.
El caso de Ellis fue clave para que una década después, en 1965, se aboliera la pena de muerte en el Reino Unido.
Para Patcher, hoy la historia sigue siendo relevante. Es un ejemplo de cómo las autoridades obviaron la violencia sexual y física de la que pudo haber sido víctima Ellis.
“Supongo que la actual tragedia con las armas de fuego y la persistencia de la pena de muerte en Estados Unidos hizo que me interesara por el caso de Ellis”, aseguró la periodista. “No creo que hayamos tenido un acontecimiento que haya cambiado la conciencia (de EE.UU. sobre la pena capital) de la misma manera (que el de Ellis en Reino Unido), y me pregunto qué es lo que se necesita para hacerlo”.