A tan solo 50 metros de la entrada principal de la Asamblea Legislativa, un salón siempre muy concurrido cuenta varias historias a la vez: la patria, la de aquellas personas que se encargaron de conducir por un período determinado los destinos de Costa Rica; la pictórica, al ofrecer un recorrido por casi dos siglos de retrato en el país, y la simbólica, de cómo hombres y mujeres poderosos fueron retratados por algunas de las más destacados creadores nacionales con sus luces, sombras, subrayados y particularidades. Sí, hablo del Salón de Jefes de Estado, Presidentes y Presidentas de la República.
Es una conocida pinacoteca (galería) que resguarda los retratos de esos líderes a partir de 1833. De hecho, el miércoles 17 de abril, con la develación del óleo en tela con la imagen de Carlos Alvarado Quesada, mandatario entre el 2018 y el 2022, la galería llegó a las 50 pinturas dedicadas al Poder Ejecutivo.
Le contamos algunas características destacadas, particulares y, por qué no, curiosas de esta colección que los costarricenses pueden visitar en el edificio legislativo, previa reservación.
Casi dos siglos de retratos en la Asamblea Legislativa
Comencemos por el origen. Esta galería fue establecida por ley gracias al Decreto N.° 4 del 16 de marzo de 1833, aprobado por la Asamblea Constitucional del Estado libre de Costa Rica el 11 de marzo y ratificado por el Consejo Representativo cinco días después. Como premio al mérito del ciudadano Juan Mora Fernández, que gobernó Costa Rica “con acierto”, el documento mandó a colocar su retrato en la Sala de Sesiones y que “le ocuparán sucesivamente los que en el mismo destino se hagan dignos de él”.
Retrato de Juan Mora Fernández se colocó en 1859
Según detalla el investigador Luis Felipe Fernández Rivera, en el libro Pinacoteca del Poder Legislativo costarricense, en 1859 se instaló el retrato de Juan Mora Fernández “en la fastuosa sala de sesiones del Congreso”. La obra no cuenta con firma, así que se cree que fue elaborada por un pintor italiano asentado en San José, luego de que un retrato anterior del jefe de Estado se perdiera.
Titulares, designados, inclusiones y omisiones en esta cronología
A partir de Juan Mora Fernández, los retratos de quienes han gobernado Costa Rica se han colocado cronológicamente en el Salón: los jefes de Estado en el lobby del lugar y el resto de mandatarios en las paredes de la sala principal. No obstante, no están todos y algunos se incluyeron aunque fueron designados temporalmente. “Lo que le da un carácter ‘sui generis’ a la mencionada galería es que no es una mera colección de retratos de gobernantes, sino únicamente de aquellos a los que el Poder Legislativo, mediante una decisión expresada formalmente, ha considerado dignos de figurar en ella por el modo en que ejercieron el poder”, detalla el académico, profesor y abogado Jorge Sáenz Carbonell en un texto acerca de la pinacoteca.
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Por ejemplo, no incluye a Manuel Fernández Chacón (marzo-mayo de 1835), Joaquín Mora Fernández (marzo-mayo de 1837), Antonio Pinto Soares (setiembre de 1842) ni a Miguel Mora Porras (noviembre de 1849), quienes fueron presidentes titulares por breves períodos. Sin embargo, sí tiene los retratos de Salvador Lara Zamora (1881-1882), Carlos Durán Cartín (1889-1890) y Santos León Herrera (20 de abril a 8 de mayo de 1948), quienes fueron designados en ejercicio de la Presidencia.
Algunos importantes olvidos de la colección fueron corregidos en la última década del siglo XX con la colocación de los retratos de Saturnino Lizano Gutiérrez (julio-agosto de 1882) y Juan Bautista Quirós Segura (agosto-setiembre de 1919).
A pesar de sus polémicas figuras en la historia patria, el Salón también expone un retrato del hondureño Francisco Morazán Quesada (gobierno de facto, del 12 de abril al 12 de setiembre de 1842) y el de Federico Tinoco Granados (periodo de 1917 a1919), protagonista, junto a su hermano José Joaquín, de la sangrienta y represiva dictadura de los Tinoco.
Cada presidente deja su retrato como legado
Estos retratos no los encarga la Asamblea Legislativa, sino que cada presidente lo entrega como un legado, un obsequio. Además, es el mandatario quien escoge a su respectivo retratista. Lo que sí encarga y paga la Asamblea es el enorme marco de madera tan característico de cada una de estas pinturas.
Gustavo Hidalgo, del departamento de Protocolo de la Asamblea Legislativa, explicó que ellos contactan al presidente y a su equipo aproximadamente un año después de que termine su mandato con el fin de coordinar la entrega de la pintura y el acto de develación del retrato.
El enorme marco dorado de los retratos de los expresidentes
Los enormes y singulares marcos dorados que acompañan a los retratos son de estilo neoclásico. Sus dimensiones son 175 cm de alto, 95 cm de ancho y 11.5 cm de grosor. En el pasado fueron tallados en Europa en pinotea; en la última décadas, han sido elaborados por ebanistas y tallistas nacionales en madera de cedro amargo.
El marco dorado deja un óvalo en medio para la imagen del gobernante. Arriba, esta pieza de madera muestra el escudo de Costa Rica; un poco más abajo, está una cabeza de león que sostiene dos ramas de olivo en el hocico. En los costados tiene columnas jónicas –una a cada lado– y en la parte inferior se observan hojas de mirto alrededor de la placa conmemorativa con el nombre de cada personaje y sus años de gobierno.
Los elementos simbólicos que componen el marco remiten a la justicia, la estabilidad, la vitalidad y hasta la regeneración. “La gente usualmente ve el marco, pero no conoce su significado o no le pone atención a los detalles”, lamenta Gustavo Hidalgo, de la Asamblea Legislativa.
En su estudio sobre la pinacoteca, Luis Felipe Fernández detalla en el escudo en los diferentes marcos ha mostrado la evolución del símbolo patrio a través de nuestra historia. También han reproducido algunos errores o exhibido exacerbada creatividad: bandadas de pájaros en lugar de estrellas, un sol demasiado radiante o prácticamente oculto, volcanes erosionados o buques con serias modificaciones.
Curiosamente, Fernández destaca que los marcos originales, según fotografías de finales del siglo XIX del antiguo Congreso Constitucional, eran rectangulares y sencillos. Se cree que el cambio se da en la administración de José Joaquín Rodríguez Zeledón (1890-1894), cuando se encargan a tallistas italianos.
Los tres últimos marcos han sido realizados por la empresa Renoir S. A., bajo las órdenes del restaurador Gerardo Hidalgo. Para el marco del retrato de Carlos Alvarado tardaron dos meses y medio en la elaboración. Lo primero que hicieron fue hallar un bloque de cedro amargo bien seco, compacto y de calidad, detalló el especialista Hidalgo. En ese bloque trabajó el ebanista Daniel Espinoza.
Luego, el tallista Alexánder Solano Delgado comenzó a sacar todas las formas y figuras que caracterizan a esta pieza. Algunos elementos no los crearon directo sobre el bloque de madera, sino que se realizaron por aparte y se unieron al resto con pernos de madera.
Hidalgo se encargó del acabado final, que incluía pintar el escudo, la placa conmemorativa y laquear con polvo de oro todo el marco para el tradicional color dorado.
Renoir recibió el retrato creado por la pintora costarricense Sofía Ruiz, le cambió de bastidor por uno de cuñas de cedro amargo –mejor en términos de conservación– y lo instaló en el marco antes de entregarlo en la Asamblea Legislativa. “Nuestra responsabilidad era entregar el retrato completo”, anotó Hidalgo.
Salón reúnen a maestros y desconocidos del retrato
El Salón de Expresidentes es un muestrario del desarrollo del retrato en Costa Rica a cargo de figuras destacadas como Aquiles Bigot, Tomás Povedano, Enrique Echandi, Gonzalo Morales, Dinorah Bolandi y Sofía Ruiz, entre otros. Hay desde cuadros de impresionante factura técnica hasta trabajos más planos y poco memorables. Algunos reflejan a la personalidad retratada en su complejidad, luces, sombras y particularidades; otros se limitan a recordar una imagen conocida sin grandes aportes e, incluso, están quienes agregan detalles y capas de lectura a la figura pública.
La mayor parte de los retratistas son hombres artistas, no siempre firmas conocidas para los consumidores de arte, y solo hay tres mujeres pintoras representadas: Dinorah Bolandi, Lilly Artavia Bolandi y Sofía Ruiz. Se hallan creaciones tanto de pintores nacionales como de extranjeros.
Particularidades de una pinacoteca de retratos de gobernantes
La mayoría de los retratos de la pinacoteca fueron pintados en óleo sobre lienzo, puntualizó la investigación de Luis Felipe Fernández. Se encuentran excepciones: el de Jesús Jiménez Zamora fue realizado sobre madera, mientras que el de Manuel Aguilar Chacón en cartón; además, el de Luis Guillermo Solís se pintó en acrílico.
Hay obras que no tienen firma, otros en que no se nota porque está debajo del gran marco o que del todo no se conoce el autor.
Pasemos a un caso muy comentado en el medio artístico costarricense que vale la pena mencionar: el falso Bigot de la Asamblea Legislativa. Al respecto, Fernández afirma que se trata de la pintura de Tomás Guardia. Aunque en el lienzo aparece el nombre de Bigot, el análisis de las letras del nombre del artista, así como la falta de calidad y brillantez de la pintura lo descalifican como una obra del célebre retratista, explica el investigador.
Muchos de los retratos se han basado en fotos y en observación del gobernante por parte del retratista; sin embargo, en algunas ocasiones, ante falta de imágenes fidedignas, se optó por hacer versiones a partir de características narradas de los diferentes personajes o guiarse por el parecido físico en familiares disponibles para el pintor.
Se incluye un solo retrato por político aunque tenga varios mandatos. El detalle queda en la placa conmemorativa.
Sin duda, las obras de esta galería son valiosas y tienen gran importancia histórica. Nunca ninguno de estos cuadros ha sido sustraído. El departamento de Protocolo destacó que sí cuentan “con pólizas” y están vigiladas en el Salón como el resto de espacios de la Asamblea Legislativa.
Sin embargo, hace unos 15 años, don Gustavo Hidalgo recuerda que unos jóvenes, durante una de las actividades que se hacen en el espacio, rayaron con bolígrafo el retrato de Miguel Ángel Rodríguez. Por supuesto, el daño debió de ser restaurado por un especialista.
Los marcos no han estado exentos de daños. Durante la reciente develación del retrato del presidente Alvarado, el restaurador de la firma Renoir observó daños de insectos en algunos de los cuadros.
En el pasado, parte de los integrantes de la galería han tenido que ser atendidos por especialistas en restauración y conservación.
El departamento de limpieza de la Asamblea Legislativa no toca estas pinturas y, según Protocolo, “pronto” deberán realizarles una limpieza especial con profesionales capacitados para retirar polvo y otro tipo de suciedad.
Así, allí a unas cuantas gradas de la Plaza de la Democracia, 50 retratos exhiben su propia narración de las historia de los gobernantes que han tomado y dejado las riendas de Costa Rica.
El Salón de Expresidentes está abierto al público
El Salón de Jefes de Estado, Presidentes y Presidentas de la República, su nombre completo aunque la gente lo conozca como Salón de Expresidentes, está abierto al público debido a que las obras que resguarda son para disfrute de todos los costarricenses.
El espacio se puede visitar de forma gratuita de lunes a jueves, de 9 a. m. a 6 p. m. y los viernes de 9 a. m. a 12 m. Eso sí, los interesados (personas solas, grupos pequeños o agrupaciones estudiantiles) deben reservar y coordinar con el departamento de Participación Ciudadana por medio de una llamada al número de teléfono 2243-2000, debido a que es un espacio en el que con frecuencia se realizan actividades como foros, conferencias y exposiciones.