El río Grande de Tárcoles es sinónimo de peligro para muchos. De hecho, lo primero que se nos viene a la mente cuando lo visualizamos es en un caudal infestado de cocodrilos, rodeado de muchos mitos y decenas de historias.
Pero no, el río Tárcoles es mucho más que eso. Se trata de un lugar de gran belleza donde el gigantesco reptil no es el único protagonista.
Un amanecer nublado y húmedo es el inicio de una emocionante aventura, un tour fotográfico al que he denominado Expedición Tárcoles. Definitivamente, la experiencia de explorar no solo el río, sino también sus humedales y vida animal, hacen de esta una expedición única.
Nuestro viaje por el Tárcoles inicia acomodando nuestro equipo fotográfico en la camioneta de Randall Ortega Chávez. Él es un fotógrafo de vida salvaje que vive y trabaja por su comunidad, siempre velando por la conservación natural y los recursos naturales. Labora para la compañía de turismo Mangrove Birding Journeys Costa Rica.
Este fotógrafo guía nos enseña, a través de sus conocimientos y sensibilidad por el arte, a explorar y capturar toda la belleza, calma y paz que brinda el tan temido río Tárcoles.
En este tour procuramos conocer el mundo de la fotografía naturalista, armados con equipos fotográficos de alta gama y con teleobjetivos que solo los profesionales acostumbran a utilizar.
A quienes se embarcan con él, Randall les brinda un curso rápido del manejo de las cámaras y provee de binoculares para iniciar la expedición.
Lo que vimos
Al llegar al río Tárcoles nos preparamos para abordar un bote con el que navegaremos sin problemas por sus aguas mansas.
Los turistas, con sus equipos al hombro, inician primero una caminata de unos 300 metros hasta el muelle del río, donde los mosquitos son los primeros depredadores que nos encontramos.
Ya en sus corrientes, el río transmite una paz indescriptible. Lo primero que escuchamos al comenzar a navegar son los distintos cánticos de las aves, que de inmediato Randall comienza a identificar. Pasan segundos para que nos dé algunas indicaciones y nos haga señas para empezar a disparar las cámaras.
Luego pudimos captar un Chocuaco, garzas tigre, iguanas, la famosa Espátula Rosada y, como era de esperarse, el cocodrilo- el personaje más famoso del río. En todo su esplendor, nuestros lentes captaron al reptil en su milenario hábitat. Él nos miraba de reojo, nosotros lo fotografiábamos, en una interacción silvestre fantástica e inolvidable.
Quizá, en algún momento de nuestras vidas hemos visto los espectaculares documentales de National Geographic, esos que nos transportan a un mundo que parece inalcanzable e imaginamos ser parte de una andanza similar. Pues si a usted le ha pasado, tenga presente que, geográficamente, Costa Rica está a la altura para hacer ese sueño realidad.
Eso y más experimenté en el legendario Tárcoles. Con estas fotografías, que usted puede apreciar en esta galería, les comparto un poco de mi gran aventura.