José Bonifacio Villegas es conocido por todos como “Pachito” y su casa en Pochote de Quebrada Honda de Nicoya es una especie de cápsula del tiempo en la que todos los días realiza la particular actividad física de montar a caballo. Se siente muy orgulloso de cabalgar con “Corazón”, pues más que una mascota es su amigo. Este pasatiempo no sería nada extraordinario si la cédula de “Pachito” no registrara 100 años con siete meses de vida.
En las paredes de la sala de su casa se observan algunas fotos, pinturas de su rostro y un diseño especial con un billete de 100 colones que cambió al expresidente Ricardo Jiménez Oreamuno por la cara de un “Pachito” sonriente, corroborando mediante este obsequio que había superado “la teja”, pero ante todo entero, igual de coqueto y pochotón.
Según el mismo afirma “se siente más seguro montando a caballo que cuando camina” y esto no quiere decir que no se pueda desplazarse por sus propios medios o asomarse a apreciar las gallinas, los chompipes, perros y otros animales de granja que habitan el terreno contiguo a su casa.
Cuenta con el apoyo de su familia y de sus dos hijas que viven con él, siempre tiene buen apetito pero come a las horas adecuadas, sin embargo, hay algo que no perdona, las siestas durante el día y dormir más de diez horas aunque se levante con los primeros rayos de luz del día.
Este centenario en los últimos meses se ha convertido en una de las caras visibles y el emblemáticas de la Zona Azul de la Península de Nicoya, inclusive, recibió recientemente de manos de la primera Vicepresidenta, Doña Ana Helena Chacón, el diseño de la impresión enmarcada del sorteo especial de la Lotería Nacional, dedicado al Encuentro Mundial de Zonas Azules realizado del 16 al 18 de Noviembre en Nicoya. Para recibir este homenaje, este longevo sabanero visitó el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) el pasado 10 de noviembre para atender su primera conferencia de prensa y apreciar el lanzamiento del vídeo que le dedicó la Universidad Nacional titulado “El jinete de 100 años”.
Este agasajo concluyó con un efusivo beso a la Vicepresidenta y una repartición de abrazos a cuanta jovencita encontró en los pasillos y cerca del Auditorio de aquel edificio. En su experiencia centenaria tenía claro que ninguna le negaría un apapacho, o se enojaría si se acercaba un poco más en las fotos del recuerdo o alguno de los selfies solicitados.
Una península llena de longevidad
José Bonifacio se une a la selecta lista de 45 habitantes de la Península de Nicoya que superaron los 100 años en el mes en noviembre, según los datos de visitas de campo de Jorge Vindas de la Asociación Península de Nicoya Zona Azul.
Al parecer la lista de centenarios podría aumentar en los próximos meses y años, porque existen aproximadamente 900 habitantes con más de 90 años y 5000 pobladores mayores de 75 años, según datos del Ministerio de Salud.
Esta evidencia de la alta longevidad concentrada en un espacio geográfico, -como ocurre precisamente en los cantones de Nicoya, Hojancha, Carrillo, Nandayure y Santa Cruz-, es lo que se conoce como la Zona Azul de la citada península. Por cierto, es la única en Iberoamérica y la más grande del mundo en extensión.
Solamente existen cinco en todo el mundo, una exclusiva lista completada por Cerdeña, Italia; Okinawa, Japón; Icaria, Grecia y Loma Linda, Estados Unidos.
El concepto de Blue Zones surgió por una casualidad del destino cuando hace más de una década, el investigador y demógrafo de origen belga Michel Poulain empezó a identificar algunas zonas en el mundo con concentraciones de longevos, con edades superiores a los noventa y cien años. Mientras señalaba el punto de Cerdeña en el mapa del mundo, lo primero que encontró fue un lápiz de color azul con el que encerró en círculo el mencionado lugar. Poulain recordó dicha anécdota, agradecido con la vida por no haber tenido un lápiz rojo, porque hubiese sido un poco problemático, además “por alguna razón el azul es atractivo y a todos les encanta el azul” manifestó.
Luego este nombre pasó de ser un tema estrictamente de una mesa de discusión científica a convertirse en un concepto de reconocimiento global, en especial, gracias a las investigaciones y publicaciones del periodista Dan Buettner de la revista National Geographic, quien ha popularizado libros convertidos en best sellers, alusivos a las Zonas Azules. La lista inició con “The Blue Zones” y luego se extendió con publicaciones complementarias relacionadas con la prosperidad, la sana alimentación y recientemente el vínculo que tiene la felicidad con una posible longevidad.
Con respecto a las características “azules”, comunes en estas cinco zonas del mundo, el periodista explicó que lo más importante es el medio ambiente dónde viven y se desenvuelven. “No se trata de un hábito, una dieta, una pastilla, el agua, un producto. Se trata de lugares donde es más fácil desplazarse caminando que en carro. Son lugares dónde comen muchas plantas y poca carne, frijoles y otros granos como el trigo y el maíz; además tienen una razón muy fuerte para vivir y la familia es lo número uno. Tienen formas sencillas para tranquilizarse y no viven la vida corriendo. Poseen un circuito de amigos en los que pueden confiar y tienen en común hábitos saludables” amplió el escritor y periodista.
Esta zona ha despertado el interés de los demógrafos por la concentración de centenarios activos, así como de las autoridades del Ministerio de Salud para promocionar conceptos como la longevidad saludable y el envejecimiento positivo, en medio de una realidad costarricense, cuya pirámide poblacional tiende a invertirse, lo que indica un incremento significativo en la cantidad de adultos mayores y personas que sobrepasarán la expectativa de vida.
Para Karen Mayorga, Ministra de Salud, la “longevidad saludable significa que las personas podamos llegar a ser adultos mayores con calidad de vida con salud, activas y positivas y con una capacidad física que permita independencia. En el área de promoción de la salud se luchar por evitar que las enfermedades sucedan, trabajando en los factores protectores”.
Si bien la longevidad saludable se concentra en la Zona Azul, más bien plantea un desafío para que más allá de los reductos se pueda extender poblacionalmente, ya que gozar de buenas condiciones de salud no debería depender de factores económicos o tecnológicos, más bien de “factores protectores” presentes de manera evidente y comprobada en esta zona que incluyen la buena salud física y mental; el apego a una tradición alimentaria; un fuerte fe y espiritualidad; el apoyo y respeto de las redes familiares mezclada con la intergeneracionalidad donde los nietos comparten conocimiento y tiempo con los abuelos; una actividad física de movilidad constante y un propósito de vida unida a la espiritualidad.
Estos factores se encuentran presentes en alguna medida en las otras cuatro zonas azules del mundo, según validan los expertos mundiales que participaron del Encuentro Mundial en Nicoya a mediados de noviembre.
Para la Organización Mundial de la Salud “el envejecimiento activo o positivo es el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen”.
No obstante, más allá de este contexto, las autoridades de salud realizan esfuerzos para que los ticos alcancen edades superiores a los 80 años con buena salud. Sin duda la información y los ejemplos a seguir provenientes de los habitantes de la Zona Azul de Nicoya son altamente valiosos para emular algunos hábitos de vida y plantar la semilla azul en todo el país.
Según datos del Ministerio de Salud, la esperanza de vida en Costa Rica es cercana a los 80 años y es la más alta de Centroamérica según el Banco Mundial.
También los centenarios de la Península de Nicoya despertaron el interés del Instituto de Estudios Sociales en Población (IDESPO) de Universidad Nacional para desarrollar un estudio durante este año sobre este tema. Paralelamente el ICT puso atención en el concepto de Zona Azul como parte de su estrategia de turismo de bienestar como un elemento diferenciador de la promoción del destino y el Ministerio de Cultura y Juventud asoció a los longevos como los portadores de tradición que pueden contribuir a rescatarla para las nuevas generaciones.
“Año con año nuestras encuestas demuestran que los ticos son el factor diferenciador del destino y sin duda siempre es una experiencia maravillosa compartir con la población longeva. La Zonas Azul de la Península de Nicoya además de alinearse con nuestra estrategia Wellness Pura Vida, para impulsar el turismo de bienestar por todo el país, destacando la importancia de generar experiencias auténticas de viaje. Los más de 40 longevos centenarios nos enseñan el valor de las pequeñas grandes cosas” expresó con orgullo, Mauricio Ventura, Ministro de Turismo.
El planeta alineado en azul
Precisamente el planeta se alineó en azul del 16 al 18 de Noviembre en Nicoya con del desarrollo del Encuentro Mundial de Zonas Azules, un esfuerzo interinstitucional avalado desde la Casa Presidencial por el Consejo Presidencial Social y con el apoyo en la organización del Ministerio de Salud, El ICT, la Universidad Nacional, El Ministerio de Cultura y Juventud, El Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (CONAPAM), así como la Municipalidades de Nicoya, Nandayure, Santa Cruz, Carrillo y Hojancha, el Instituto Nacional de Aprendizaje, La Organización Panamericana de la Salud, El Ministerio de Educación, la Junta de Protección Social.
También estuvieron presentes algunos proyectos que promueven esta zona en el mundo como la Asociación Península de Nicoya Zona Azul, los productos Blue Zones y el programa Costa Rica Azul.
Durante el acto inaugural con la iglesia colonial de Nicoya como escenografía icónica y emblemática, la Vicepresidenta Ana Helena Chacón ratificó el esfuerzo con sus palabras: “Desde el Consejo Presidencial Social nos hemos destacado por la articulación institucional y se han sumado muchos colaboradores, gracias a la gran gama de oportunidad para enseñar a Costa Rica y el mundo que es posible tener una longevidad saludable”.
Un punto alto de la organización fue lograr integrar y trasladar a más de 25 centenarios y decenas de nonagenarios al acto inaugural, al encuentro de longevos y a una serie de actividades culturales y artísticas de la Novena Edición de GuanacasteArte, -una propuesta organizada por el Ministerio de Cultura- que permitió un profundo compartir entre las generaciones.
El Foro Científico de Encuentro reunió por primera vez la historia a los más destacados investigadores del mundo sobre tema de las Zonas Azules, quienes compartieron su conocimiento e investigaciones más recientes.
La destacada lista incluyó a los pioneros investigadores sobre el tema, Michel Poulain de Bélgica; Dr. Gianni Mario Pes y Paolo Francalacci, ambos de Cerdeña Italia; Cristina Chrysohoou de Icaria, Grecia; Makoto Suzuki de Okinawa Japón; Gina Siapco de Loma Linda, Estados Unidos y Diego Bernardini de Argentina, así como el periodista y escritor Dan Buettner, culpable de “globalizar” este concepto azul y hacerlo tangible.
Buettner concluyó que “es un orgullo enorme ver los resultados de cómo la idea de investigar sobre el tema de la longevidad que surgió hace quince años se ve materializada en la reunión de los grandes científicos investigadores sobre el tema de las Zonas Azules”. Agregó que debemos de alguna forma emular, duplicar o copiar el estilo de vida de los centenarios y su manera de vivir, pero ante todo su medio ambiente, su dieta, la actividad, pero ante todos las conexiones que establecían, humanas no tecnológicas”.
Según el investigador belga Michael Poulain, uno de los mensajes más importantes del Encuentro Mundial de Zonas Azules es comunicar al mundo que “Costa Rica posee un tesoro de longevidad en la Península de Nicoya, que proviene de las generaciones pasadas y ha sido construido año tras año. Este tesoro incluye la atmósfera que los rodea”. Concluyó instando de manera enfática “por favor coloquen y mantengan a las nuevas generaciones por el mismo camino en medio del tesoro de esta Zonas Azul.
Para Fernando Montero, coordinador general del Foro Científico Internacional del Encuentro Mundial de Zonas Azules “la experiencia fue sumamente satisfactoria porque se lograron obtener puntos de convergencia relevantes de como la longevidad saludable se obtiene al visualizar a las personas desde una óptica completa e integral, desde su espiritualidad y el comportamiento de convivencia con otras personas, la sana alimentación, las horas de sueño, así como la importancia de tener metas claras y determinar qué generara felicidad, con la familia como un eje fundamental dentro de una integración intergeneracional”.
A partir de esta necesidad como resultado del Encuentro de establecerá una Red Internacional de Longevidad Saludable que será liderada desde Costa Rica para “construir conjuntamente conocimiento”, según compartió Montero. También se establecerán algunas características comunes para determinar si en el futuro cercano eventualmente se puedan agregar Zonas Azules adicionales en el mundo.
Paralelamente y con el propósito de generar políticas públicas se firmó un Convenio Marco de Cooperación entre las instituciones, ministerios y municipalidades para establecer, promover y apoyar la Zona Azul de la Península de Nicoya. Entre los compromisos adquiridos sobresale la promoción sostenible y equitativa de la población de adultos mayores y longevos, establecer una agenda cultural afín, fortalecer el turismo rural, comunitario y sostenible. Además impulsar mecanismos que desarrollen buenas prácticas de promoción de la salud en los “cinco cantones azules” de la Península, fortalecer las redes de apoyo, así como incentivar el rescate de lecciones de vida y las tradiciones.
“Este encuentro nos compromete a preservar esta Zona Azul pero ante todo que tenga un efecto multiplicador y de enseñanza en los otros cantones del país” expresó Ana Monge, Comisionada del Consejo Social Presidencial del Gobierno de Costa Rica.
Se espera que este efecto multiplicador pinte a todo Guanacaste y a Costa Rica de azul y permita ver más centenarios saludables como Doña Trinidad Espinoza (102 años), contadora de historias de la Costa Rica de los años treinta y cuyo pasatiempo aun es alimentar a sus gallinas y jugar con su tataranieta de 5 años; a Don Estadislao Suarez (101 años), dedicado a atender los visitantes de su pulpería desde su mecedora. Los esfuerzos permitirán seguir observando con “envidia de la buena” a señoras como Ana Reinery Fonseca (103 años) una coleccionista de sombreros de colores de ala ancha y de una sonrisa que nunca la abandona y quizás ver más “Pachitos” montando a caballo en la búsqueda de atardeceres azules en la pampa nicoyana.