Montserrat, Roy, Erlyn, Mónica, Rigoberto y Lucía son seres muy diferentes entre sí, pero tienen en común haber tomado una decisión que cambió sus vidas. Cada una de estas personas llegó a un momento de su existencia en el que cayeron en cuenta de que no podían solas. Buscaron ayuda y toda su existencia mejoró.
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Téngalo claro, es necesario prestarle la misma atención al “no tengo ánimos de hacer nada” y al “creo que no puedo más” que a una gastritis, una migraña o a cualquier enfermedad crónica. Pedir ayuda cuando siente que con sus propias fuerzas no lo logra, pues también es válido. Su salud mental es tan importante como la física.
Si su instinto le ha hablado para decirle que busque ayuda, que exprese lo que siente pero le da pena o considera que le van a señalar o encasillar, seis personas de diferentes edades, oficios y vivencias le cuentan su experiencia antes y después de la terapia psicológica o psiquiátrica.
Para esta lectura es necesario dejar de lado los prejuicios, los temores o los estigmas que ha escuchado con relación a atender su salud mental o de las visitas al psiquiatra o al psicólogo. Los testimonios que va a encontrar le muestran con humanidad y franqueza diferentes vivencias con las que de repente usted puede identificarse.
La realidad es que cualquiera puede necesitar apoyo, incluso en el momento que menos se imagina. Estrés por estudios o trabajo, una separación amorosa, buscar mejorar el autoestima, una pérdida, traumas de la infancia, o algún trastorno mental, entre otras muchas razones pueden requerir terapia. Y eso no está mal.
“Que tengamos un problema de salud mental no nos hace más débiles. Nos hace personas que estamos sintiendo y que en ocasiones necesitamos apoyo para continuar. Le puede pasar a cualquiera”, comentó Susana Maradiegue, médico psiquiatra en jefe del Hospital Nacional de Salud Mental.
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La salud mental
Si el término de salud mental le suena, es porque últimamente se ha mencionado mucho más. Si nos vamos años atrás nos topamos con los estragos de la pandemia de la covid-19. Las personas experimentaron incertidumbre, el dolor de perder a sus seres amados, un descalabro en la economía, entre muchas otras situaciones que afectaron emocionalmente a todos.
Según la Organización Panaméricana de la Salud, en el 2021 muchos seres humanos vieron impactada su salud mental, tiempo en el que se presentó un aumento de la ansiedad, depresión, problemas para dormir, entre otros.
Los números, las noticias y la voz de muchas personas visibilizaron la salud mental, un tema del que sí, se habla mucho más, pero que continúa estando rodeado de estigmas.
Por ello es que Montserrat Blanco, Roy Masis, Erlyn Guillén, Mónica Arias, Rigoberto Matarrita y Lucía Frei decidieron alzar su voz y narrar sus experiencias cuidando su salud mental, decisión que sin duda mejoró sus vidas.
Además de estos testimonios, en este reportaje le contamos cómo es visitar a un especialista en psicología o psiquiatría. La psiquiatra Susana Maradiegue y el psicoanalista Daniel Retana hablaron de la importancia de atender la salud mental, pero sobre todo, contaron cómo es la experiencia de ser atendidos en sus consultorios.
“Al inicio creí que estaba defectuosa. Decidí no rendirme”
Nombre: Montserrat Blanco Salazar
Edad: 25 años.
Oficio: Servicio al cliente. Recientemente culminó sus estudios en derecho
A sus 17 años, luego de dejar Guanacaste y de separarse de su familia para ir a estudiar a una universidad en San José, Montserrat empezó a sentirse de manera distinta. Por su mente pasaron ideas suicidas y comprendió que debía buscar ayuda.
Empezó con terapia psicológica y topó con un especialista con el que “no hizo clic”. No se sentía en confianza y dejó de asistir. Pasaron los años y continuó sus estudios que, en ese momento, le generaban mucho estrés. Ella experimentó manifestaciones que no entendía y que físicamente la hacían sentirse mal. No podía comer, no entendía qué pasaba con su cuerpo… no sabía que estaba sufriendo ataques de ansiedad.
“Una vez fui de emergencia al médico y me remitieron al hospital psiquiátrico (hoy llamado de salud mental). Me tuvieron que internar. Fue la peor crisis que tuve de ansiedad y depresión. Fue el peor momento de mi vida. Me internaron por tres días. El ambiente es muy fuerte, a emergencias llegan personas con diferentes situaciones”.
Luego de recibir atención, su madre le sugirió que congelara los estudios universitarios y que buscara un especialista en psicología que la hiciera sentir cómoda. Montserrat Blanco sabía que era la única forma de estar bien.
“Busqué a la persona que es mi actual psicóloga. Lo que cambió todo en mi caso fue encontrar a la persona indicada. No me sentí juzgada, para mí es un espacio seguro”, comentó.
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Blanco ha compartido su experiencia con sus amigas, quienes han pasado por vivencias similares al toparse con un psicólogo que “no les gusta” y que, por ello, prefieren no volver a intentarlo. Para Montserrat fue de mucha ayuda persistir hasta encontrar a esa especialista que la hiciera sentirse cómoda.
“Yo al inicio creí que estaba defectuosa, que no tenía arreglo. Pero decidí no rendirme hasta encontrar a la persona correcta. Es cómo buscar ginecóloga, hay que quedarse donde una se sienta bien”.
Montserrat habla de su experiencia para ser la voz que, a ella misma, le hubiera gustado escuchar.
“Lo hago porque cuando pasé por todas estas cosas me hubiera gustado que alguien me contara sobre su experiencia y sobre las enfermedades mentales, que son más comunes de lo que se cree. Pienso que mi testimonio puede inspirar a buscar ayuda”.
La abogada es honesta con su proceso; cuenta lo bueno y lo malo sin tapar nada, pues quiere ayudar a quienes pueden sentirse mal, perdidos y que no hallan cómo exponer lo que sienten por vergüenza.
“Espero que, de alguna manera, yo pueda inspirar a alguien a que considere buscar ayuda”, dice la joven, quien es voluntaria en la Fundación Amy.
Fundación Amy se presenta en Instagram como un ente no gubernamental que apoya a las personas jóvenes con depresión.
“Hoy no soy la misma persona de antes. Hay que trabajar en uno mismo. No tengan miedo de ir a terapia”, finalizó Montserrat, quien continúa viendo a su psicóloga.
“La salud mental es parte de nuestro amor propio”
Nombre: Roy Masis Mora
Edad: 31 años
Oficio: Publicista y especialista en Marketing digital
Roy acudió por primera vez a terapia psicológica cuando tenía 26 años. Lo hizo porque cayó en cuenta de que tenía “problemas de autoestima” y le costaban las relaciones amorosas y las interpersonales en general. Dice que eso se proyectaba en su trabajo.
Al inicio asistía a terapia cada dos meses. Ahora, sus visitas son “de mantenimiento” anual.
“Un conocido hizo una publicación de que iba a terapia. Yo no sabía cómo funcionaba. Al inicio tenía miedo”, cuenta el publicista.
Roy tenía temor de expresar sus emociones y de sentirse juzgado. Le preocupaba que pensaran que él era “raro”.
“Se piensa que el psicólogo es un juez. También está el estigma de que vamos porque estamos locos y que si contamos lo que nos sucede van a pensar que estoy muy mal. Hay que adentrarse en las propias heridas. Siempre está el temor a escarbarse”.
Para Roy Masis, la terapia ha representado un acompañamiento y también sanación. Dice que en muchas ocasiones se cree que solo se acude al psicólogo porque las personas enfrentan un divorcio o una ruptura amorosa, por ello enfatiza en que este tipo de atención también puede ayudar a crear una estrategia de vida.
“Vivimos pero a veces sin propósito. El terapeuta te da claridad de quién sos, a dónde vas y te brinda herramientas para tu vida. La terapia te ayuda en muchos aspectos como el físico, laboral, familiar, entre otros. Hay una parte importante que te enseña herramientas para identificar patrones, circunstancias y poder salir de eso”.
Masís habla de su experiencia porque considera que la salud mental se debe atender y, además, darle mantenimiento.
“La salud mental es parte de nuestro amor propio. Si no estamos bien a nivel interno, no estaremos bien a nivel externo. Es importante romper estigmas”, afirma.
El vecino de Puriscal le habla a las personas jóvenes para que se reconozcan y busquen ayuda cuando consideren que es necesario.
“Hay que buscar al especialista con el que te sientas cómodo”, agregó.
“Buscar ayuda no significa que estamos locos”
Nombre: Erlyn Guillén González
Edad: 51 años
Oficio: ama de casa
Han pasado más de 20 años desde que Erlyn vive y se siente mejor. Hoy recuerda el duro proceso que atravesó y el momento en el que cayó en cuenta de que necesitaba ayuda.
“Acudí a terapia porque caí en una depresión. Supe que necesitaba apoyo luego de intentar suicidarme unas seis veces, debido a traumas de la infancia (ella prefiere no especificarlos). Yo busqué ayuda sola. Saqué una cita en la clínica Marcial Fallas, en Desamparados, para ver cómo me ayudaban. Estuve en cursos para personas que habían sufrido lo mismo que yo y empecé a llevar terapia”, recuerda la vecina de Alajuelita.
Para Erlyn Guillén fue un acto de valentía, pues sabía a los estigmas que se enfrentaba. Décadas atrás la atención de la salud mental era todavía más señalada. Ella tuvo temor porque sabía que la sociedad la catalogaba “como loca”, aún así, sabía que sola no podía y buscó acompañamiento.
“Me animé porque también llegué a saber que no era como la sociedad decía, que ir a terapia no era porque una persona estaba loca. La atención de la salud mental no es como la gente lo señala. Cualquiera puede necesitar ayuda. Recuerdo que me abrí con una doctora para decirle que necesitaba apoyo”.
Desde su experiencia, además del acompañamiento psicológico, esta ama de casa encontró paz en Dios. “Si en algún momento me siento mal, le pido ayuda a Dios, que es mi refugio. Además, aplico todo lo que he aprendido en la terapia”.
Erlyn habla abiertamente de su experiencia porque gracias al acompañamiento psicológico y psiquiátrico pudo superar muchos temores y los traumas de su niñez.
“Ahora lo hablo porque gracias a Dios ya quedé libre de eso. También lo hago para decirle a las personas que pueden buscar ayuda y que eso no significa que están locos. Yo, 25 años después, gracias a Dios y a la terapia vivo bien. Los médicos y psicólogos fueron una ayuda muy importante en mi vida”.
“Hay alguien que te puede ayudar a sentirte mejor”
Nombre: Mónica Arias Vásquez
Edad: 22 años
Ocupación: estudia terapia de lenguaje y trabaja como analista de pacientes
Mónica lleva la mitad de su vida cuidando su salud mental. Inicialmente lo hizo a sus 11 años porque su mamá, quien es psicóloga, la llevó para que ella hablara de sus sentimientos. Tiempo después, la estudiante de terapia de lenguaje tuvo la iniciativa de buscar ayuda por su cuenta.
En el 2016, la presión académica hizo a la joven acudir a terapia psicológica. Junto a la especialista que la atendió logró detectar cosas que la afectaban en todos los sentidos de su vida. En el 2017 le diagnosticaron los trastornos de ansiedad, obsesivo compulsivo y déficit de atención. Para tratarlos recibió atención psiquiátrica.
Su experiencia no fue la mejor en psiquiatría, por eso buscó un nuevo especialista. “No hay que quedarse solo con la mala experiencia”, dice la joven.
Mónica continuó con el tratamiento, sin embargo, buscó ayuda nuevamente luego de atravesar mucho estrés, justo cuando hizo las pruebas de grado para optar por el bachillerato universitario.
“Decidí volver a tratamiento psicológico y psiquiátrico porque viví una situación tan estresante que caí en depresión. Estaba desmotivada, triste y no quería hacer nada”, comenta la vecina de Tres Ríos.
En el 2021 a Mónica le diagnosticaron un trastorno de depresión. El medicamento que le recetaron no funcionó, enfrentó efectos secundarios. Le cambiaron la medicación y su trastorno obsesivo compulsivo se alteró.
“Mi mente me decía que tenía que hacerme daño. (...) Mi psiquiatra me ayudó a tratarlo. Hablo abiertamente de esto porque sé que hay muchos estigmas con estas palabritas”.
Todo mejoró para la joven.
Meses después, en el 2022, Arias atravesó momentos muy duros. En abril su mamá sufrió un accidente cardiovascular. Un mes después falleció su abuelita paterna, la única que tenía con vida.
“Fueron detonantes. Aunque estaba con medicamentos me vi muy afectada”.
Tras la enfermedad de su mamá y el fallecimiento de su abuelita, poco después murió su tío paterno y una semana más tarde partió el abuelo de su novio, a quien ella veía como su propio familiar desde hacía cinco años. A esto se sumó la muerte de la mamá de su padrastro.
“Me cayó una bomba en muy poco tiempo. Luego de pasar por todas las pérdidas pensé que necesitaba buscar más ayuda y no quedarme solo con psiquiatría, sino que es importante hablar las cosas porque me empezó a dar miedo la muerte. Busqué a una psicóloga”.
Mónica acudió a su primera sesión psicológica y no hizo clic con la profesional. No perdió el impulso y buscó a otra: una especialista a quien ve desde hace ocho meses.
“Cuando llegué dije: esta es la persona. Ella validó mis sentimientos qué es lo que más busco. No quiero que digan que tengo la razón, pero sí que me digan que entienden lo que estoy pasando y que me escuchen. Eso no pasa con todas las psicólogas y psiquiatras. Ella me ayudó a procesar mis sentimientos y a mejorar mi TOC (trastorno obsesivo compulsivo)”.
Desde que buscó ayuda, Mónica ha sobrellevado de una manera más sana sus pérdidas, confía.
Hoy esta joven habla con franqueza de su vivencia, primero porque entiende que los trastornos o situaciones que se han presentado pueden pasarle a cualquier persona.
Además, cuenta su testimonio porque hubiera deseado escuchar a alguien que hablara sobre su vivencia. Hoy, ella es esa voz.
“Realmente siento que a mi yo, de 16 o 17 años, le hubiera hecho bien escuchar a alguien hablar de esto tan abiertamente. De haber sido así no hubiera dudado tanto en buscar ayuda. Está estigmatizado de que el psiquiatra es para alguien loco. Siento que hablar de esto es crear conciencia sobre los trastornos mentales. Está bien sentirse mal. Buscar ayuda es algo necesario. No hay que sobrellevar nuestras situaciones solos. Hay alguien que te puede ayudar a sentirte mejor”.
“La terapia permitió que hoy esté sano”
Nombre: Rigoberto Matarrita Jirón
Edad: 30
Ocupación: Mercadeo
El primer encuentro de Rigoberto con la terapia psicológica fue cuando tenía 15 años.
“Mi familia pensaba que mi orientación sexual debía ser corregida. Soy homosexual y mi familia consideraba que por motivos religiosos debía contener mi homosexualidad y heterosexualizarme”, confía.
Su camino en terapia fue lento y que no asistía a las sesiones regularmente. En el proceso, cuenta, su psicóloga le hizo entender que su homosexualidad “no debía corregirse” porque no era una enfermedad ni un problema.
Rigoberto Matarrita regresó a terapia a sus 25 años. Ya con ingresos propios decidió invertir en su salud mental. La tomó como un compromiso luego de que se le presentará una enfermedad llamada neurosis conversiva o trastorno neurológico funcional.
“Cuando la enfermedad apareció no sabíamos de qué padecía. Meses después nos dimos cuenta del nombre y fue sumamente necesario. Había que hacer un abordaje desde neurología, psiquiatría y psicología, siendo la última la más importante. Representó un 85% de todo el tratamiento”.
El vecino de Alajuelita dice que en su caso la enfermedad se manifestó debido a un trauma psicológico grave.
“Por lo tanto necesitaba asistencia psicológica para tratar mi trauma. Hay traumas, heridas que tenemos en la mente y en la vida que necesitan ayuda profesional, igual que quienes tienen traumas físicos como una fractura expuesta, la mandíbula quebrada, o un infarto al corazón. Las personas con problemas y traumas físicos necesitan asistencia profesional ṕorque no se pueden sanar solos. Lo mismo pasa con la parte psicológica”, detalló.
Rigoberto cuenta que los últimos años de terapia han sido arduos pero satisfactorios. “Los beneficios superan la inversión”, afirma.
“En mi caso, si hubiera dejado desatendida mi enfermedad, que era altamente incapacitante, me habría dejado a mí sin posibilidad de producir. La terapia permitió que como persona hoy esté sano y que sea una persona totalmente productiva”, agregó.
El joven habla de su vivencia porque tiene un propósito.
“Con solo que exista una persona en el mundo que pueda sanar gracias a mi dolor y mi sanidad, me sentiré satisfecho de haber pasado lo que pase al saber que esa persona también va a sanar”.
“Supe que sola no podía”
Nombre: Lucía Frei Cordero
Edad: 32 años
Ocupación: comunicadora
Lucía buscó ayuda psicológica y psiquiátrica luego de que en un trabajo experimentó acoso sexual y laboral. De esas situaciones se desencadenaron “respuestas emocionales y psicológicas” que debieron ser atendidas de inmediato.
“Tuve ataques de pánico y ansiedad graves y seguidos. No sabía controlarlos. Supe que sola no podía. Necesitaba que un profesional en el área me guiara. En temas de salud mental, el cerebro es tan complejo e interesante que de una situación mental se desencadenan situaciones físicas. Pasé por llanto incontrolable, miedo, temor. Se llega un punto en el que se dice: ‘sola no puedo’”.
Para Lucía Frei, de 32 años, fue difícil al inicio. Estaba segura de que tenía que buscar ayuda, pero temía ser juzgada. Recibió apoyo de algunas personas, aunque otras decían que exageraba y que estaba “loquita”.
En la sesión, su psiquiatra le quitó un peso de encima cuando le dijo que cualquier persona en determinado momento puede llegar a necesitar atención en salud mental.
“A mí una situación me lo desencadenó. La gente no sabe y por eso estigmatiza y le quita valor al cuidado de la salud mental. Dicen: ‘la loquita que va a terapia’ y no saben que en cualquier momento lo pueden necesitar.
“Dentro de esto hay dos tipos de personas que acuden a psiquiatría: los que nacen con una condición y que tuvieron alguna deficiencia química, y las personas que, como en mi caso, viven una situación traumática y eso desencadena algo más”, afirma.
“La terapia te devuelve al centro y te hace entender que uno no está loco, puede pasar y se necesita ayuda. Está bien decirlo. Está bien levantar la mano y pedir ayuda. Que no me importe lo que otros crean. Es como ir a cualquier otro doctor”.
— Lucía Frei
La comunicadora decidió hablar de su vivencia porque sabe que hay muchas personas atravesando momentos difíciles, viviendo depresiones, pensando que la solución es dejar este mundo, entre otras situaciones.
Se abre porque es consciente de que alguien más puede identificarse y posteriormente buscar ayuda.
Sabe que esa sensación de “no querer levantarse de la cama y de sentir que va a morir” es espantosa, pero también muy usual, y que hay más personas de las que se cree pasando por esto.
Frei reconoce que la atención psiquiátrica y psicológica a nivel privado es costosa. En esta nota adjuntamos una guía con opciones más accesibles y hasta gratuitas para atender su salud mental.
Lucía aprovecha para hacer un llamado a la empatía, pues es necesario que quienes atraviesan por alguna situación de salud mental cuenten con un soporte.
“Si alguien tiene epilepsia, la gente a su alrededor tiene que saber cómo reaccionar. Es importante que la gente alrededor se informe para que con sus actitudes no haga que la persona con crisis se retraiga”.
La mujer terminó su relato con una frase que hizo diferencia en su vida.
“Solos no podemos, hay que pedir ayuda. Podemos con todo, solo que no con todo a la vez”.
“Está bien no sentirse siempre bien”
La doctora Susana Maradiegue Montero trabaja como psiquiatra, tanto en el sector público como privado. Desde ambos frentes ha visto cómo la salud mental se ha visto afectada no solo por la pandemia y sus secuelas, sino también por los cambios de estilo de vida de las personas.
La especialista, además, cuenta cómo es ir a una cita o terapia con un psiquiatra. Dice que en consulta ella y sus colegas tienen la posibilidad de ofrecer “el acto más elemental y trascendente para el ser humano”: escucharle.
En estas consultas no se utilizan las camisas de fuerza como ayuda, sino, la escucha.
“Es la arma más valiosa del ejercicio tanto a nivel público como privado. Esto da posibilidad a las personas de poder sentirse escuchadas, de poder tratar de ser acompañados a lo largo del malestar que están sintiendo. Ir identificando cómo se perciben, definirse a sí mismos, ir fortaleciendo los recursos que tenemos para hacer frente a la vida cotidiana”.
Maradiegue resalta que los psiquiatras están preparados para escuchar, aunque, al ser una rama de la medicina, ven a la persona de manera más integral y en ocasiones se utilizan recursos de farmacoterapia.
¿Cuándo se puede pensar en ir al psiquiatra? La doctora, quien es médico psiquiatra en jefe del Hospital Nacional de Salud Mental, dice que el primer gran paso es considerar que se necesita ayuda.
“Somos un apoyo. No hay que esperar a tener la salud mental afectada para ir a psiquiatría. El objetivo de la salud mental es prosperar y trascender. Si hay malestar emocional se debe buscar apoyo. Atender la salud mental no es como antes se creía: para débiles o entre comillas ‘los loquitos’”, aseguró.
“Está bien no sentirse siempre bien, hay derecho a sentirse mal. Lo importante es buscar ayuda a tiempo”.
— Doctora Susana Maradiegue
La psiquiatra se refirió a algunas señales a las que hay que prestar atención para buscar ayuda. Algunas de ellas son: cuando siente afectación en el funcionamiento general, a nivel laboral, en las relaciones familiares o con la pareja, para conciliar el sueño e incluso alteración en el apetito.
¿Dónde pedir ayuda? La especialista dice que se puede acudir a los niveles básicos de atención (Ebais). Allí, médicos generales le valorarán y pueden remitirle para ser atendido en psiquiatría o psicología.
Asimismo, invita a quienes lo deseen a visitar el Facebook del Hospital Nacional de Salud Mental, pues constantemente comparten charlas virtuales con informaciones relacionadas con conducta suicida, trastornos de ansiedad, depresivos, entre otros.
Una compañía
El psicoanalista Daniel Retana, conocido en redes sociales por sus reflexiones y consejos sobre el tema, hizo hincapié en que lo seres humanos somos integrales, por lo que la salud mental no se puede desligar de la física.
“(...) No podemos cuidar unas áreas y otras no. (La salud mental y la física) van de la mano. Si una no se atiende no va a poder tener la otra. Hay gente con padecimientos físicos y a veces tienen origen emocional”, afirmó.
El especialista comentó que la psicoterapia brinda un acompañamiento para quienes no encuentran en su entorno esas herramientas para solucionar problemas.
Pero, ¿qué se encuentra en el consultorio de un psicólogo?
Daniel Retana describió que “en la sana teoría” las personas toparán con alguien preparado para escucharle, ofrecerle un espacio cómodo, brindarle herramientas, acompañarle y ayudarle a no sentirse ni marginado ni culpable por “tener un problema”.
“Va a encontrar un plan de trabajo para solucionar su problema, indistintamente de cual sea”.
La terapia, dice el psicólogo, es para cualquier persona. Hay quienes acuden cada cierto tiempo como hábito, prevención, mantenimiento y autocuidado.
“De hecho, muchas personas descubren los beneficios de la terapia, no solo al estar en problemáticas”.
Puede seguir al especialista en su cuenta de Instagram @psicodaniretana
Atención de la salud mental en Costa Rica
Datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) informan que, en el 2022, cerca de 226.000 personas fueron atendidas en los servicios de psiquiatría de consulta externa. En lo que va de este 2023, los pacientes han sido más de 60.000.
Para el 2014, el año más antiguo brindado por la CCSS, el total de atendidos en el mismo servicio fueron 147.489. En los últimos tres años (2020 a 2022) las atenciones psiquiátricas han aumentado en comparación al periodo comprendido entre el 2014 y 2019.
Con respecto a los servicios de psicología, igualmente de consulta externa, en el 2022 la atención fue brindada a poco más de 144.000 personas. Mientras que este 2023 han ofrecido consulta a casi 37.000 pacientes.
En el 2014 los usuarios que recibieron esta atención fueron 160.179. En esta especialidad los números se han mantenido.