¿Qué es más irresponsable? Subir a oscuras e ilegalmente al cráter del volcán Arenal, o tomarse un selfi en la traicionera y poco predecible cima del coloso sancarleño?
No me responda, pues los más intrépidos dirán que es ‘tuanis’ y hasta obligatorio inmortalizar la hazaña.
Te subís a una piedra bien voluminosa, no ves para abajo por aquello del mareo, ponés una sonrisa de “felicidad plena” y click, va para Instagram.
¿Y si te mueres?... “No, ¿porqué?, si es solo un selfi”, dirían los ‘valientes’.
Esto no es ficción. Tan cierto como que existen temerarios grupos que escalan el Arenal clandestinamente, existen ticos que se toman selfis en condiciones sumamente riesgosas para su vida.
Aunque no existen en el país registros de muertes relacionadas con esta moda, sí destacan algunos reportes periodísticos sobre accidentes potencialmente fatales.
En noviembre del 2018, por ejemplo, Diario Extra reportó que un hombre, que se estaba tomando un autorretrato, fue golpeado por el tren en las cercanías de la Biblioteca Nacional, en San José.
“Nos indican que el muchacho quería tomarse una foto con el hermano, entonces no calcularon la distancia del tren y se resbaló, lo que hizo que el tren lo golpeara”, declaró la Cruz Roja, en aquella ocasión.
El segundo caso es más reciente. Sucedió el 12 de julio de este año en playa Flamingo, donde el Ministerio de Seguridad Pública reportó la caída al mar de una joven de 19 años.
Según el comunicado de prensa, expedido por las autoridades, la mujer se estaba tomando un selfi en un acantilado cuando resbaló, se golpeó con las rocas y se precipitó al agua.
Es decir, que aunque estadísticamente parecen ser pocos los casos relacionados con la moda selfi, eso no quiere decir que no sucedan o que en cualquier momento puedan suceder.
Después de todo sumarse a la cifra de 259 personas -que según la BBC murieron entre el 2011 y 2017 tratando de tomarse un autorretrato-, está a un solo click de distancia.
Se intentó tomar un selfi y por desgracia... lo mató un elefante, se electrocutó, se disparó accidentalmente, se cayó a un acantilado, lo atropelló un carro o simplemente perdió el control de su auto al fotografiarse. De todo hay, pasmosamente, en la lista de desgracias relacionadas con esta moda.
No vayamos muy lejos. En el 2018, en Ciudad de Panamá, una mujer de origen portugués murió al caer desde un piso 27 de un edificio de apartamentos.
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Ella solo quería tomarse una foto en las alturas. Tomó su celular, le colocó el stick (palo) y se apoyó en la barandilla de un balcón. El resto de la historia se cuenta en segundos, una corriente de aire la empujó mortalmente al vacío.
La conmoción fue total. Al punto de que el cuerpo de Bomberos de Panamá publicó en Twitter un mensaje con una petición muy especial: “No arriesgues tu vida por un selfi, es más importante perder un minuto en la vida que la vida en un minuto”.
¿Ticos en riesgo?
¿Qué tan probable es que una muerte causada por un selfi suceda en Costa Rica?
Pues las posibilidades, aunque no lo parezca, podrían ser muchas.
En nuestro país no solo existen registros sobre accidentes relacionados con este tema, sino que es un asunto del que no se discute mucho en las diferentes instituciones de Estado o brigadas de emergencia.
Esa falta de atención aumenta el riesgo.
“Siendo honestos no. No le hemos prestado mucha atención a ese tema, pero creo que sí deberíamos”, dijo en tono reflexivo Wilson Barrantes, exdirector del Área de Conservación Arenal Huetar Norte.
Insistentemente, durante su gestión, Barrantes denunció la incursión ilegal de montañistas a la cima del volcán Arenal. Videos y selfis subidos a Facebook y a YouTube dan fe de esa riesgosa práctica que, para colmo de males, es coronada con la inmortal foto.
Sin embargo, hasta que La Nación lo localizó para este artículo, en el 2018, Barrantes nunca se había detenido a pensar en el riesgo que, para los turistas, puede significar esa moda.
En el 2020 Cristina Méndez, actual directora del Área de Conservación Arenal Huetar Norte, secundó las palabras de su antecesor en el cargo, y admitió que es una oportunidad de mejora no solo para la zona de Arenal, sino para todas la áreas protegidas de Costa Rica.
“Es importante que se retome el tema, definitivamente, en todos los parques”, expresó Méndez.
Es cierto, los parques nacionales o zonas de conservación en el país son muy seguros. Por lo general tienen senderos bien señalizados y en muchos de los casos los turistas son guiados por profesionales que advertirían de cualquier práctica riesgosa o ilegal.
A pesar de eso, Barrantes admitió que sería conveniente advertir sobre este tema en algunos lugares específicos de las áreas de conservación. Por ejemplo, ¿qué tal en uno de los miradores ubicados en el Parque Nacional Volcán Arenal?
“Tenemos un mirador allí. Es una amplia plataforma y tiene barandas, pero considerando que existen personas que suelen romper las reglas, no sobraría una advertencia de que es prohibido subirse a la baranda para tomarse selfis”, dijo Barrantes preocupado.
Su preocupación tiene sustento. Ver a turistas subiéndose en las barandas ubicadas en el cráter del volcán Póas, el Irazú, o en otros miradores del país, es recurrente. Eso sin mencionar que también es usual ver a visitantes tomarse arriesgados selfis en cataratas, ríos y zonas altamente boscosas.
Además, si don Wilson hubiera logrado poner un rótulo o girar alguna directriz al respecto no estaría haciendo nada nuevo. En diferentes partes del mundo la señalética para evitar accidentes por selfis se ha vuelto común.
Investigadores de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, citados por la BBC de Londres, han recomendado crear zonas prohibidas para selfis en sitios peligrosos, con el único objetivo de reducir el número de muertos.
Según la BBC, estas zonas incluyen cimas de montañas, parques nacionales, edificios altos y lagos, donde se produjeron muchas de las muertes registradas en el mundo.
Un ejemplo es el lago Tahoe, en la frontera entre California y Nevada. A simple vista, en este bello lugar, no tendría por qué haber una prohibición expresa al respecto, pero aún así las autoridades se han visto en la obligación de colocar rótulos.
En materia de selfis ‘la liebre’ salta en el momento menos esperado, aunque en el caso del Lago Tahoe son los osos los que brincan.
La zona del lago Tahoe es un santuario de conservación de osos, por lo que los negros y peludos especímenes pueden aparecer en cualquier momento. Muchos visitantes, buscando tomarse selfis con la fauna del lugar, han sido atacados violentamente por estos animales.
Lo mismo pasa en el Parque Nacional Yellowstone, solo que en ese lugar el problema son las fotos con los bisontes.
Los accidentes relacionados con selfis y la vida salvaje, llaman particularmente la atención en Costa Rica. En el 2017, la organización no gubernamental Protección Animal Mundial puso a Costa Rica en el sétimo puesto entre los países donde es más recurrente tomarse selfis con animales salvajes y publicarlos en sus redes sociales.
“Nosotros advertimos a los turistas y los guías, pues hacer esto es peligroso e inadecuado para los animales”, dijo Sandra Díaz, funcionaria de Control y Protección del Parque Nacional Arenal.
“De hecho, hace un tiempo vimos el caso de un señor que tomó un perezoso y lo colocó en un árbol, lo que ocasionó que decenas de turistas se amontonaron para fotografiarse con el animal. Eso no debe suceder”, agregó Díaz.
Esta práctica no solo es considerada una forma de violencia animal, sino que para los humanos es un riesgo latente. En California, un hombre de 36 años perdió una mano por querer tomarse una foto con una serpiente cascabel.
“Eso es muy usual aquí. La gente se detiene y se toma selfis con felinos o cualquier otro animal, sin pensar el riesgo que corren, pues son impredecibles”, agregó Barrantes.
“Aunque tomar fotos a animales silvestres es contra la ley, es cierto que hacen falta más campañas de concientización para evitar accidentes”, finalizó.
En ese sentido, campañas educativas podrían aplicarse para evitar accidentes con animales, pero también para que los turistas no se distraigan en la faena selfi y no se pierdan en nuestros bosques.
Según un reporte de NC Once, en junio del 2018, un grupo de turistas españoles realizó una caminata en una zona boscosa del país y por ir distraídos con la cámara se desorientaron.
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“Iban sin hidratación, sin equipo adecuado, sin nada, excepto su celular donde documentaron todo”, comentó el periodista de NC Once.
Sobre los ascensos ilegales a la cima del volcán Arenal, las advertencias son muchas. En estos días, en que el país ha estado en emergencia nacional por la covid-19, Méndez advirtió que las excursiones a la cima del coloso han aumentado.
“Eso es así y es lamentable. En nuestros comunicados, además, advertimos que los caminos y laderas del volcán son terrenos muy inestables, lo que podrían fácilmente provocar un accidente por tomarse selfis o por cualquier otra cosa”, finalizó la jerarca.
En carretera también.
En Sao Paulo, Brasil, un joven de 19 años sacó la mitad de su cuerpo por la ventana para tomarse un selfi y falleció al impactarse con un árbol. En Rusia, por su parte, una chica que conducía se tomó un autorretrato y en cuestión de segundos perdió la vida al estrellarse contra un autobús.
Otro caso sucedió en la India, cuando un chico se tomaba selfis con un carro que acababa de accidentarse. Lo que sucedió es que, por desgracia, el joven terminó arrollado por otro vehículo que pasó por el lugar.
Todo esto, aunque parezca una película, también podría suceder en el país.
German Marín, oficial de la Policía de Tránsito, es testigo de cómo la moda de los selfis o de tomar fotos de cualquier tipo mientras se conduce pone a los ticos a jugarse la vida.
“La verdad es que para nosotros es muy complicado ver si el conductor se estaba tomando un selfi, enviando un mensaje o haciendo una llamada. Lo cierto es que para todos los casos se tiene que manipular el celular y perder la atención de la carretera. Eso sí sucede mucho, es un problema real”, expresó Marín.
Se suman a la problemática los denominados ‘mirones’ y sus potentes celulares. Tan solo hagamos un pequeño viaje por la ruta 34, entre el río Tárcoles y el sector Nativa. Allí, hace un año y medio, un BMW de lujo, semiblindado, tuvo un percance y quedó varado en la carretera.
Muchos no se resistieron las ganas de ver el ‘chuzo’ en problemas, autorretratarse desde el carro y subir la imagen lo más pronto al Facebook. Así conductores y acompañantes, con “complejo de periodista”, detuvieron el tráfico solo para tener una imagen del siniestro.
Ese es un problema llamado ‘efecto mirón', pero no sería el caso más riesgoso. En otra ocasión, en Alajuela, un Ferrari tuvo un choque frontal y varios grupos de personas se bajaron de sus carros para tomarse un selfi con el deportivo italiano.
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“Eso es un gran peligro. La gente se aglomera en carretera y bien podrían salir lesionados ellos u otras personas. Por un accidente sin mayores complicaciones, el asunto puede tornarse grave y hasta mortal”, comentó Marín.
Es posible, incluso, que muchos accidentes de tránsito o de cualquier otra índole, pudieran haber sido causados por un selfi en Costa Rica. Sin embargo, para la autoridades es complicado determinar los casos y ponerlos en estadísticas.
Así lo afirma la BBC, citando un estudio académico a nivel mundial: “Se estima que las muertes por selfi no se reportan lo suficiente. Ciertos accidentes de tráfico, que ocurren cuando se toman selfis, se catalogan como muerte en accidente de tráfico, y por ello, se está subestimando la magnitud del problema”.
Usted, por ejemplo, llevaría las de perder si declara o acepta ante un juez que chocó porque se venía tomando una foto en el carro. Sería un gran ejercicio de honestidad si dice la verdad, pero la experiencia indica que no es un valor usualmente aplicado en materia de tránsito.
Autoridades de emergencia, como el 911, tampoco tiene mucha suerte con ese tema.
“Es muy complicado que en situaciones de emergencia mencionen ese tipo o cualquier otro tipo de causal. La verdad, de ese tema en particular, no tenemos registros”, dijo Gerardo García, de Prensa del 911.
Un caso a imitar
Durante el 2018, en Rusia murieron 10 ciudadanos y 100 resultaron heridos con gravedad por tomarse un selfi. No es casualidad, según lo revela la BCC, que Rusia sea el segundo país del mundo en el que se presentan más decesos por esta moda.
A Rusia solo lo supera la India, mientras que el tercer puesto lo ostenta Estados Unidos y el cuarto Pakistán.
La magnitud del problema obligó a las autoridades rusas a iniciar la campaña “un selfie puede costarte la vida”.
La campaña es clara y concisa. Pone su énfasis en comunicarle a la población que no vale la pena arriesgar la existencia por unos “me gusta” en redes sociales.
Por medio de ilustraciones, en las que se ven siluetas humanas tomándose selfies con tigres, pistolas, en tejados o en las vías de tren, se espera revertir la preocupante situación del país.
Por si fuera poco, agentes de la policía rusa repartieron folletos informativos sobre la campaña en lugares públicos y utilizaron las redes sociales para transmitir sus recomendaciones. Enseñar a los jóvenes a cómo tomarse selfis seguros es la consigna.
Se trata de una gran iniciativa, pero una campaña de este tipo se ve lejos en Costa Rica. Primero, porque no habría cómo justificarla con hechos concretos.
“No hay muertes, no hay una epidemia. Eso tiene peso. Además, ¿quién la haría?, ¿las empresas de telefonía?, ¿el gobierno? Es complicado”, dijo el sociólogo Emilio González.
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“Lo que sí es cierto es que sería bueno algo preventivo. Que eduque. ¿Por qué siempre tenemos que esperar la tragedia?”, agregó el experto.
En Panamá, antes de que una mujer cayera del piso 27 empujada por una ráfaga de viento, nadie hablaba del peligro de los selfis. Y bueno, la verdad es que después de la fatídica muerte, pues tampoco.
La zozobra del momento se esfumó en pocos días.
“Apenas sucedió todo los bomberos mandaron un fuerte mensaje de advertencia. Hubo conmoción y muchos programas hablaron del asunto. Pero nada más, luego el tema quedó enterrado”, dijo la panameña Andrea Castillo, periodista independiente.
“Es preocupante. Porque selfis nos tomamos todos los días. Son miles de miles y el riesgo siempre es latente”, agregó la comunicadora.
Tal parece que en nuestros países, por ahora, los selfis que matan serán vistos como una tragedias reales, pero ajenas. Historias virales, full morbosas, que navegarán por Internet sin rumbo fijo. Nada más.
Los selfis “dan reconocimiento”
En el mundo, muchos de las personas que se han visto involucrados en accidentes con selfis no solo han expuesto su vida autorretratándose una vez, sino varias veces.
Además, buscar el lugar más peligroso e impactante es también parte de su comportamiento extremo.
Por eso mismo, en julio del 2018, Gavin Zimmerman, de 19 años, falleció tomándose selfis en un acantilado de Nueva Gales del Sur, Australia, mientras que Tomer Frankfurter, intentando hacer lo mismo, murió en el Parque Nacional Yosemite, en Estados Unidos, después de una caída de 250 metros.
Muchos de los denominados influencers, son los protagonistas de estas lamentables historias.
¿Por qué lo hacen?
El psicólogo especializado, Ross Grossman, dijo a Univisión que “la gente está dirigiéndose a Internet en busca de aprobación y reconocimiento”.
“Como todo el mundo está tan preocupado por parecer interesante, valioso o divertido, dejan de ver la vida como algo que está ocurriendo en tiempo real y con personas reales. En lugar de eso contemplan cada evento como una oportunidad para dar un empujón a su estatus on line”, agregó Grossman.
Además, si la foto pega en Internet, hasta podrían sacar réditos económicos del alocado selfi. Nada lo garantiza, pero la posibilidad de ganar unos dólares con la alocada idea, realmente existe.
Para Grossman, en palabras sencillas, los selfis extremos son “una manera de monetizar tu propia vida”.
Eso último, sin duda, lo explicaría todo.