El verano europeo, entre julio y agosto, ha sido diferente para Sylvia Úrsula Poll Ahrens, porque se la pasó en preparativos para asistir de nuevo a unos Juegos Olímpicos. Mas ya no como competidora, sino como turista en Londres 2012.
Tiempo atrás, en febrero de 1994, colgó su traje de baño, tras un torneo en La Sabana. Sus últimas justas olímpicas fueron hace dos décadas, en Barcelona 1992.
Durante 11 años, se entregó a la natación y llegó a constituirse por aquel tiempo en la mejor atleta de Latinoamérica (elegida dos veces) y a nivel panamericano (una vez). Además, fue la primera deportista del país que subió a un podio olímpico, para recoger la medalla de plata de los 200 metros libre, en las justas de Seúl 1988, la Olimpiada que la marcó para siempre.
“Todo lo veo desde dos perspectivas. Era una ‘niña’ de 17 años en mis primeras Olimpiadas. Me había preparado muy bien. Era impresionante tener ese enorme honor y la bendición de ser la primera medallista de la historia de Costa Rica. Ahora soy una persona que pronto cumplirá 42 años, con experiencias de tipo laboral y personal”, revivió con nostalgia en una entrevista desde Ginebra, Suiza.
Hoy Sylvia Poll tiene nuevos retos en su vida. La espigada exnadadora de 1,96 metros de estatura pasó hace año y medio a la diplomacia, como embajadora alterna de Costa Rica en Suiza.
Como parte de sus deberes en la Misión Permanente de Costa Rica ante la Oficina de las Naciones Unidas en Europa, atiende, con el embajador Manuel Dengo y el otro embajador alterno, Cristian Guillermet, las actividades de al menos 30 organismos multilaterales.
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“La Embajada de Costa Rica está en Berna, Suiza, y aquí, en Ginebra, represento al país en la Misión tica ante las Naciones Unidas. Nadie sabe que fui nadadora o medallista olímpica. Me siento como en las Olimpiadas, porque veo a gente buscando lo mejor para sus países. Las mismas recetas que usé nadando las uso para preparar hasta el último detalle en mis reuniones. Hay mucho trabajo. Busco la cooperación internacional en propiedad intelectual, salud, telecomunicaciones y migración”.
Ella vive en un apartamento en el centro de Ginebra, Suiza, cerca de su oficina, y se desenvuelve con soltura y profesionalismo, pues habla español, alemán e inglés. Y ya practica el francés, pues de este idioma recibe clases por las noches.
Del igual modo, busca ayuda deportiva para el país y visita con regularidad, en Lausana, Suiza, al Comité Olímpico Internacional (COI).
A diario, sigue practicando la natación, solo que ahora lo hace de manera recreativa en Ginebra. “Siempre voy a nadar al mediodía, porque no dejo de hacer ejercicio, pero eso, sí totalmente alejada del deporte competitivo y dedicada a otras cosas”, dijo.
Tributo y Londres
El Comité Olímpico Nacional (CON), que preside el exjudoca Henry Núñez, enmendó la omisión del anterior directorio, liderado por Jorge Nery Carvajal, y en febrero del 2009, le rindió a Poll un homenaje tardío al conmemorar más de 20 años de su proeza en Seúl y le entregó la medalla al Mérito Olímpico.
Núñez le pidió disculpas por tener que esperar tanto tiempo en darle el tributo.
Dada esta condición, Sylvia fue designada por el Comité Olímpico, en diciembre del 2010, como miembro de “los Campeones para la Paz”, un honor de la organización Paz y Deporte, ubicada en el Principado de Mónaco. Después, en julio del 2011, viajó a Olimpia, Grecia, a un seminario sobre el rol social de los exmedallistas olímpicos de verano e invierno.
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El año pasado, en la citada actividad en Grecia, Sylvia se hizo amiga de Sarah Winckless, quien fue ganadora del bronce olímpico en remo para Inglaterra e involucrada en el Comité Organizador de la Olimpiada 2012. A ella la visitará a partir de esta semana en Oxford, Londres, con el objetivo de vivir de cerca el gran acontecimiento deportivo en la capital británica.
“Voy a la Olimpiada de vacaciones, en calidad de turista. Para ello, saqué unos días de vacaciones y viajaré a Inglaterra el miércoles 1.° de agosto, para regresar el domingo 5 de agosto”, relató con emoción.
“Me quedaré todos los días en la ciudad de Oxford, con mi amiga Sarah, quien me invitó a su casa, pero como ella estará muy ocupada por la organización de los Juegos, estaré viajando por el día a Londres. En tren me queda cerca”, explicó.
La sola idea de retornar a unos Juegos Olímpicos la embarga de una gran emoción y nostalgia, en especial porque podrá ver las competencias.
“Es algo lindísimo y diferente, porque voy sin ningún estrés. Compré entradas para hockey de mujeres y el voleibol de mujeres. Ya no hubo forma de conseguir entradas de natación”, lamentó.
“Sin embargo, estoy muy contenta, por que el solo hecho de poder estar en Londres, ver la ciudad vestida para los Juegos, caminar entre personas de tantas nacionalidades y vivir la experiencia de unas Olimpiadas, es algo muy especial. Me veré con algunos amigos deportistas y espero poder ir a saludar a los atletas ticos a la Villa Olímpica”.
Es la segunda vez que, en forma consecutiva, asiste a los Juegos en calidad de turista. Hace cuatro años, para Pekín 2008, lo hizo en compañía de su madre, doña Thea Ahrens.
“En Pekín, cuando me pagué mi pasaje, llevé a mi madre y cumplí mi sueño de ver por primera vez en vivo una inauguración de unos Juegos Olímpicos, porque en Seúl y Barcelona no lo pude hacer, pues competía al día siguiente. Esa vez visité a los atletas ticos para motivarlos en la Villa Olímpica”, relató.
Vivencias de Seúl
En su juventud, cuando arrasó en su trajinar a nivel centroamericano y del Caribe, panamericano y mundial, los expertos en Costa Rica afirmaron que a la reina de la piscina en los años 80 le llegaría pronto su gloria olímpica. Y el pronóstico se cumplió. “Recuerdo con cariño mis resultados, pues un año antes de Seúl, había ganado ocho medallas en los Panamericanos y estuve en una final del Mundial en Madrid. Eso lo valoro mucho, al igual que la medalla olímpica, pero para el público hubo un antes y un después por lo sucedido en Seúl”.
Precisamente, entró en la historia. El 21 de setiembre de 1988, en Seúl, Corea del Sur, las Olimpiadas vieron por primera vez el ingreso de Costa Rica a su vasto libro de ganadores.
La mayor de las Poll entró segunda en los 200 metros, en 1 minuto, 58 segundos y 67 centésimas, metiéndose entre las dos alemanes orientales, Heike Freidrich (ganó el oro) y Manuella Stellmach (bronce).
“La prueba se me pasó fácil. Se planificó cómo se iban a nadar los primeros 100 metros. No me sentía tensa e hice un enorme esfuerzo. Enfrenté a grandes rivales, en especial, las alemanas orientales. Fue muy positivo, pues hice el mejor tiempo de mi vida y el mejor resultado, con la primera medalla del país”.
Casualmente, Sylvia lo consiguió, 52 años después de que Costa Rica interviniera por primera vez en unas Olimpiadas, con Bernardo de la Guardia en esgrima, en Berlín 1936.
“Me tocó vivir una época de cambio en el olimpismo mundial, porque estaba en ese momento la Guerra Fría en el mundo. También se le abrió la puerta a los atletas profesionales”.
María del Milagro París empezó todo al entrar por primera vez a una final olímpica en Moscú 1980, y siguió luego Claudia Poll, quien alcanzó el máximo honor olímpico, la presea de oro en Atlanta 1996, y luego dos bronces en Sydney 2000.
Volvamos a 1988. Aunque Sylvia dijo que faltaron patrocinadores y recursos del Gobierno para apoyar el exitoso proceso, enfatizó que se juntaron factores para planificar y consolidar el objetivo olímpico.
“Tenía mil defectos y varias veces no me daban ganas de entrenar, pero fui bastante constante en el proceso. No tuve lesiones. Físicamente, fue mi mejor año y el resultado de una planificación de mucho tiempo. No fue obra de la casualidad, ni la inspiración de un año; ya tenía logros en los últimos cinco años”, revivió.
“Pero no lo hice sola”, admitió. “Conté con el apoyo moral de mi familia, mi entrenador y mis compañeras del Cariari, Carolina Mauri, Marcela Cuesta, Natasha Aguilar y Montserrat Hidalgo”.
“Mi mamá viajaba cinco veces al día para dejarme a mi hermana y a mí en los entrenamientos, rutina que tuve en los últimos diez meses antes de Seúl. Ella enviudó cuando yo solo tenía 12 años (su padre, Bernardo, murió en 1983), nos sacó adelante, económicamente y en todo sentido. Sin ella no hubiera llegado hasta donde llegué”, reconoció Sylvia.
La premiación fue muy emotiva, con abrazos y lágrimas con la pequeña “colonia” de ticos que vieron la prueba, entre ellos los periodistas Ricardo Quirós Sáenz (q. d. D. g.), de La Nación ; Erwin Wino Knohr, de la desaparecida revista Triunfo ; e Isabel Ovares, entonces de la Agencia France Press y hoy directora de las revistas del Grupo Nación.
“Me asusté pues no entendía por qué lloraban. ‘¿Qué fue lo que hice, Dios mío?’, me decía. Mis compañeras no me dejaron guardar la medalla, la enseñaban en la Villa Olímpica y decían que era la primera medalla que ganaba Costa Rica en toda la historia de las Olimpiadas.
”Todos me aplaudían. Sentí pena pues no quería hacer mucho alarde, pero empecé a digerir lo que había hecho. Me sentí muy orgullosa y, con el paso de los años, lo valoro mucho más”.
El 24 de setiembre de 1988, la embajada tica en Seúl le preparó un queque a Sylvia al cumplir esa vez 18 años de edad, y Francisco Rivas le entregó bolsas con mensajes que los ticos le enviaron por el antiguo telefax y que todavía conserva amarillentos en su casa en Costa Rica.
El recibimiento fue apoteósico. “Jamás me imaginé algo así. El recorrido del aeropuerto a la Catedral duró cuatro horas. El cariño desbordante de la gente es lo más grande que uno pueda recibir. Mi casa parecía una floristería por tantos arreglos que me enviaron, junto a decenas de cartas. No pretendía ser figura pública, pero todo eso fue muy impactante para mí”.
Solo mira la prueba de Seúl en escuelas que la proyectan, cuando es invitada a dar charlas.
Luego de que su familia sufrió un robo, la medalla de Seúl la tiene bien resguardada en la casa de su madre, junto a los demás premios de su extensa carrera deportiva. “Esto es como un homenaje para mi mamá”.
Para Barcelona 1992, su segunda y última Olimpiada, terminó quinta en la final de 200 metros dorso. “Los atletas pasamos por diferentes etapas y no me sentía muy bien en los 200 libre. Hice mi mejor tiempo en 200 dorso y finalicé entre las ocho mejores nadadoras del mundo. Me quedé tan feliz como cuando gané la medalla en Seúl. Era veterana y tenía solo 21 años”, dijo con orgullo.
¿Ministra de Deporte?
La exnadadora comenzó de abajo y sabía que ganar la presea olímpica en Seúl no le garantizaba tener rápido algún empleo.
Por ello, se entregó al estudio y se graduó con honores en administración de negocios, con bachillerato y maestría, en el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (Incae) y la Universidad Internacional de las Américas (UIA); aunado al programa de Desarrollo Sostenible del Incae y un diplomado en mercadeo que logró en la Universidad Autónoma de México en San José.
De esta forma, logró reunir trayectoria laboral en el Palacio de los Deportes, la Cadena de Emisoras Columbia, radio Puntarenas, 911 La Radio y el Incae. También fue conferencista, aquí y en América Latina, en temas de motivación, además fue columnista de Al Día y tuvo un blog en El Financiero .
“Mi familia, Francisco Rivas y Dios, siempre me tuvieron los pies bien puestos en la tierra. Tal vez hice algo que a la gente le pareció extraordinario, pero soy un ser humano más, con mucha voluntad para aprender, ponerme metas, planificar, ser disciplinada y llevar una vida saludable. A pesar de que me retiré de la natación a los 24 años, he trabajado muy duro estos 18 años para acumular experiencia a nivel de estudios y de trabajo”, comentó con nostalgia.
No oculta que, en el futuro, le agradaría postularse como ministra de Deportes, presidenta del CON o directora general del Instituto Nacional del Deporte y la Recreación (Icoder).
“Todas las cosas llegan en su momento. Necesito más experiencia en este mundo de los cargos públicos, pero no lo he descartado. Sería una oportunidad interesante en la que puedo ser productiva y dar toda mi experiencia acumulada. Si lo pudiera poner en práctica para beneficio del país, sería excelente. Aún soy muy joven”, enfatizó.
En otro tema, se extrañó de que no surgen nadadores de peso para el nivel competitivo.
“Se debilitaron las bases de la natación. No veo cantidades de niños compitiendo ni entrenando en edades tempranas, con la intensidad con que lo hacíamos nosotras. La sociedad cambió: no hay interés de los jóvenes, ni los incentivos correctos para dedicarse al deporte. Entonces, las probabilidades de que haya nuevas figuras son menores”.
Más adelante habló con reserva sobre la participación tica en los Juegos de Londres 2012, a partir de la semana pasada.
“El mejor resultado de María del Milagro París fue en 1980. Pasaron ocho años para que eso se superara en Seúl, cuando gané medalla de plata. Volvieron a pasar otros ocho años, de 1988 al 1996, para que mi hermana Claudia ganara el oro. Ningún resultado en Olimpiadas se ganará a corto plazo. Se requieren años de entrenamiento y hacer muchos esfuerzos y sacrificios”.
En su opinión, el país tiene talento para alcanzar el podio olímpico, pero “faltan más procesos y paciencia” para apoyar a los atletas. Alabó los esfuerzos del CON por tener armonía y cordialidad con el Gobierno y las asociaciones deportivas. “Eso nunca pasó en mi época de nadadora, cuando viví muchas cosas nefastas y negativas del anterior Comité Olímpico”.
Pese a la fama, no pierde su carisma, humildad y sencillez. A ella siempre se le ve amable cuando la llegan a saludar o a tomarse una foto, así como cuando participa en las carreras dominicales por San José.
“Tengo mucha fe en Costa Rica. Tenemos muchos problemas, pero en este mundo de las Naciones Unidas hay mucho respeto por el país, por sus derechos humanos, medio ambiente y educación. Debemos tomar esas características positivas y usarlas para salir adelante”.
Finalmente, Sylvia Poll ponderó las Olimpiadas como el evento deportivo más relevante del planeta. “Los atletas soñamos con la bendición de estar en los Juegos. El deporte es una herramienta de salud, promoción social, ejemplo y valores”, resumió este carismático personaje, quien dejó huella en la natación y hoy aporta sus conocimientos a la diplomacia.
Colaboró Carlos Villalobos .
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