Al parecer, a Gaetano ‘Tano’ Pandolfo se le acabaron las lágrimas. Solo así se explica que el legendario cronista deportivo nos pusiera a apretar los dientes y aflojar el llanto a quienes participamos el martes antepasado en un sabroso conversatorio con Tano y su homólogo, el no menos legendario cronista Roberto ‘Bobby’ García, en lo que fue un encuentro soñado teñido de lágrimas, añoranzas risotadas por todas las razones, empezando porque los contertulios, ambos leyendas absolutas de la crónica deportiva futbolística, admitieron sin ambages que están en el minuto 80′ de sus vidas, en una sesuda y a la vez hermosa comparación con lo que ha constituido el ADN de sus existencias: la crónica futbolística.
Tano, un referente por su profesionalismo a destajo, recién recibió un premio internacional por su trayectoria junto a grandes del periodismo deportivo del continente, como el colombiano Andrés Salcedo y el mexicano José Ramón Fernández, quienes en diciembre pasado fueron seleccionados por la Asociación Internacional de Prensa Deportiva (AIPS) en su división de América con el premio Abelardo Raidi, en su décima edición. Raidi fue una leyenda del periodismo deportivo venezolano, ya fallecido; el premio es un reconocimiento al trabajo de periodistas deportivos con más de 20 años de trayectoria.
Y es que aunque el 2020 será de ingrato recuerdo para muchos, Tano no solo recibió el prestigioso galardón, sino que justo el año pasado cumplió 50 años como periodista deportivo, pues en 1970 fue contratado por La Nación.
En realidad, el galardón me dio la alerta en el sentido de que había que volver sobre Tano y su maravilloso conocimiento del ámbito deportivo, léase fútbol aunque, increíblemente, no es este su deporte favorito: lo suyo son el béisbol de la Grandes Ligas y el tenis.
Pero es imposible continuar con el repaso de la carrera de Tano sin detenerse en un paréntesis que marcó su vida -- y prácticamente su muerte y resurrección-- cuando sucumbió al alcoholismo a principios de los años 80.
Esa parte de muerte en vida, literalmente, y el doloroso y espinoso caminar que envolvió a su familia, empezando por su madre y continuando con su esposa y sus entonces tres hijas pequeñas, le despedazan el corazón a cualquiera. Pero dice el adagio que el tiempo todo lo cura y a pesar de que ya no tenía nada qué perder, por una “diosidencia” --es su única explicación-- el 19 de julio de 1985, cuando ya estaba totalmente aliado con la muerte, sin reparos de ningún tipo, algo pasó.
Conste, el propósito de nuestro encuentro con Tano, a quien ubicamos en una especie de jugada de pared con el no menos experimentado Roberto “Bobby” García, era entablar una tertulia sobre los devenires de los otoños de sus vidas y sus apreciaciones sobre el fútbol del país hoy día.
Amén de la sabrosa plática que se entabló entre estos dos titanes y quien escribe, igual periodista deportiva por 17 años en La Nación, fue inevitable --nadie habría querido evitarlo, de todas maneras-- escuchar una vez más el testimonio de Tano y su caída libre durante el primer lustro de la década del 80, cuando lo perdió absolutamente todo, incluida la vida durante unas horas, un tema que al día de hoy considera un milagro previsto y provisto por Dios.
Eso sí, una vez terminado ese tremendo pasaje, Tano se mandó muy a su estilo, con la voz que le da la experiencia y su carácter desparpajado, de patada voladora, en lo que él considera un fútbol nacional quintomundista que seguirá hundiéndonos en la mediocridad.
Hay que decirlo: fue una sabrosura escuchar a Tano, con sus 78 años recién cumplidos el martes 23 de febrero, inmerso en un lenguaje coloquial que solo logran unos pocos, los que peinan canas y pasaron por donde asustan, entonces incluyen madrazos en su retórica sin que se perciba un tono vulgar, más bien nos remonta a las conversaciones sin filtros de generaciones como las de él, cuando no había eufemismos y nadie tenía que cuidar cada palabra para no generar un aluvión de críticas... eran otros tiempos.
Cuando uno escucha su historia, independientemente del credo, no quedan dudas de cómo Tano, ya desprolijo de cualquier intento de vencer su alcoholismo en el grado más fuerte, el día de su muerte, con el velatorio incluido, simplemente hubo una fuerza superior que nadie logró explicarse en su momento, ni siquiera el mismo Tano logra esbozar bien qué fue lo que pasó aquel día de julio de 1985.
En una tarde de radiante verano, este pasado 16 de febrero, se convirtió en uno de esos encuentros de optimismo boyante, de encuentros soñados, privilegiados al escuchar anécdotas de primera mano con los dientes apretados, apenas sosteniendo la compostura para no llorar, imposible no llorar... excepto para Gaetano ‘Tano’ Pandolfo, quien quizá ya lloró todo lo que tenía que llorar.... Porque, visto lo visto, los otros cuatro participantes de la tertulia, Bobby, el fotoperiodista Alonso Tenorio, el periodista digital encargado del video, Kenneth Barrantes y quien escribe, durante una hora no pudimos siquiera cruzarnos la mirada, sopena de que se nos desbordara el llanto contenido.
Nos sentamos con un café y simplemente fluyó el coloquio: Tano, 78 años, y Bobby, 68 en setiembre. Hablamos, para empezar, de lo que se siente estar en el otoño de la vida, cuando ya es un hecho sí o sí, que hay que ir pensando y filosofando sobre la muerte.
“Yo me siento muy orgulloso de sentirme bien ahora, ¡con el guaro que me jarté!” dice Tano entre risas, esas que se permite a pesar de su tétrica historia con el licor, porque a la vez reitera que sus 35 años de sobriedad han convertido su vida en una “delicia”.
Bobby, tan igual pero tan diferente a Tano, describe cómo se vive apenas a dos años de cumplir 70. “Yo vivo esta etapa con gratitud y nostalgia, gratitud por lo vivido, por lo conseguido, por las lágrimas, por las risas, por los afectos, por el amor de las personas que hemos ido encontrando en la vida... y también con una tremenda nostalgia, como decía Francisco Umbral, autor español, en La noche que llegué al Café Jijón, que el drama de la vejez, para decirlo sin eufemismo es que uno en el alma sigue siendo el doncel de la juventud, pero ya envuelto en un abrigo cosido y recosido por dentro”.
Tano, por su parte, se acomoda y advierte que ojalá entendamos su postura sobre la muerte: “Yo llego muy feliz a mis 78 años.... con esto del covid, si algo se puso de moda fue la palabra muerte, ya tenemos un año de estar con esta pandemia y voy a tratar de explicarme bien: en su momento yo hablé con mis hijas, con mi esposa, porque yo durante este año con el covid he hecho absolutamente todo lo que hay que hacer para que me dé, he tenido que guardar los protocolos por obligación pero en mi caso personal no he seguido ningún cuidado, he seguido mi vida totalmente normal, no he dejado de salir, no he dejado de cenar, no he dejado de reunirme con amigos... entonces usted pregunta ‘¿pero qué le pasa, quiere morirse?’ (risas), entonces yo le digo que sí, que me gustaría morirme y ojalá no sea tan dramático como cuentan los periódicos, pero me gustaría morirme porque la vejez que yo veo en otras personas me desagrada, la rechazo, no quiero llegar a ella, siempre soñamos con la vejez tranquila, llenos de salud, digamos como está uno ahora, llegando a los 80, que Dios ha sido muy generoso conmigo... pero qué interesante, yo hablo así con mi esposa y mis hijas y en las noches cuando oro , porque oro todas las noches, le pido perdón a Dios por las idioteces que estoy diciendo (risas)...
“Pero eso viene un poco porque yo no le tengo miedo a la muerte, porque gracias a Dios la vida me llevó por caminos que uno pudo trascender y yo he muerto tantas veces, incluso una vez fue real, al final de mi alcoholismo un doctor le dice a mi familia que preparen todo, que preparen el funeral, o sea yo me morí y Dios hizo un milagro para que yo abriera los ojos…. Pero esa muerte final fue una muerte diaria de cinco años, o sea cuando el alcoholismo te atrapa y te atrapa cada día es una muerte porque cada amanecer es buscar la droga sin tener cómo encontrarla, uno se degrada, roba y cuando yo viví ese proceso diario durante cinco años ¡qué miedo le voy a tener a la muerte ahora que vivo tan sabroso!”.
Tano reitera, como lo ha hecho en los últimos 35, casi 36 años, que quien le salvó la vida fue Fernando Sáenz Abarca, ‘El Zorro’, quien lo sacó del hospital después de que Pandolfo despertara --contra todos los pronósticos-- y se lo llevó agonizante al Hogar del Alcohólico, de Alcohólicos Anónimos.
“Dios me reincorpora a la vida y me da el privilegio de que yo le dé el mensaje a mucho enfermo alcohólico, Dios me usa a mí de conducto, son tantos hombres y mujeres a lo que yo les he hablado, tantos alumnos, más de 3.000 alumnos que han oído mi testimonio, puñeta algo se ha hecho Roberto (se dirige a Bobby García), Dios me ayudó me empujó a hacer algo; entonces mirá, son vidas que se han salvado, decenas de personas que han dejado de tomar, y yo me siento el rey del mundo, me siento lleno espiritualmente, estoy lleno, yo vivo en el cielo hace años, aparte de que AA es un programa de 24 horas, o sea, hoy nada más, hoy estoy con ustedes feliz de la vida, conversando, qué rato más lindo y todos los días míos son hermosos porque el ser humano construye su propia felicidad”.
Y ya para finalizar con el tema inicial, el de la preparación para el momento que nos llegará a todos, Tano replica: “Te lo voy a poner una forma jocosa (risas): ¿por qué me gustaría morirme? Claro, ojalá no porque falta mucho, pero quiénes hemos estado hospitalizados, yo por ejemplo casi tres semanas, en el 2017, por un cateterismo, viendo ese drama en los hospitales de la gente que se muere al lado de uno, que hay que limpiarla, que no se pueden mover, no se pueden bañar... te lo resumo así: el día que a mí me tengan que poner un pañal desechable me pego un tiro, o sea no creo poder soportar eso, prefiero irme antes y termino ¡Dios mío! si se puede antes, vamonós y si el covid es el transporte ¡vamonós! (risas)”. O sea, nunca mejor dicho: Tano siendo Tano.
Bobby...
“Cuando yo leí por primera vez Para nunca olvidar, el libro de Tano, escribí en una columna en La Nación que eso era un guion cinematográfico y ahora que hablás de que no te pondrías un pañal, recuerdo el infierno sin llamas que describe el libro y el momento de la esperanza cuando Tano, personaje del libro y de la realidad, se mete en un retrete, en un cuchitril, orinado, cagado, en la peor condición que puede estar uno, un ser humano…
“Estaba en el hogar Salvando el Alcohólico en el baño y le pide por enésima vez a Dios salir de su infierno y se levanta, se lava su ropa, la lava de la suciedad y sale de ahí y hasta la fecha”, rememora Roberto, y el ambiente de este encuentro que fue mucho más que una entrevista, se viste de sepia, pero de un sepia hermoso, de recuerdos no tan buenos pero ahora vistos en el tamiz de tantos años atrás y, por ahora, con final feliz.
Antes de entrar en la otra materia que desvela tanto a Tano como a Bobby, el estado del fútbol nacional y, más aún, de la prensa deportiva actual, Tano, sempiterno columnista de La República, lanza unas cuántas anécdotas más sobre su muerte en vida, durante cinco años.
“Yo pierdo mi matrimonio en enero de 1980 y me despiden de La Nación en enero de 1981, exactamente un año después, mientras estaba cubriendo la Copa del Café, porque estaba totalmente alcoholizado. Entonces, del 81 al 85 paso cuatro años muriendo todos los días, aún así, en el 85 me contratan otra vez en La Nación, en la Revista Triunfo... ahora lo hablaba con Roberto... después de estar cinco años en una tragedia me vuelven a contratar con un salariazo y todo, y ya me ponen la computadora... me siento... estaban Rodrigo Calvo, Amado Hidalgo, Wino (Knohr), Manolo Fernández... ‘¡diay escriba!’, me digo yo... y agarro el teclado y no puedo, es decir, yo en ese momento tenía años de no poder hacer nada sin beber: para hacerme la barba tenía que beber, para comer, beber... ¡para todo era beber! Entonces diay ellos se asustan, Rodrigo (Calvo) se asusta y me dice ‘vamos a tomarnos un café’ y me bajan a la soda de La Nación, donde están todos ustedes los redactores del periódico y donde me ven empiezan a aplaudirme ‘¡Tanito! Bienvenido!’. Y yo así (muriéndose, afirma), Rodrigo me va a dar café y yo no puedo cogerlo, entonces yo siento que me voy a morir y entonces me invento una excusa para zafármele a Manolo: llamé a Francisco Rivas para decirle que iba a ir al Cariari porque Monserrrat Hidalgo había roto un récord, entonces fue la excusa perfecta: me dice Manolo ‘¡Coño, vete al Cariari!’. Yo hasta que respiré, y en el parqueo de La Nación me dice Paulino, el chofer ‘¿al Cariari?’ Y le digo ‘¡¡n’hooombreee, donde Chico Soto!!’ Era una cantina, me metí a tomar y no paré en cinco semanas. Lógicamente, una vez más, despedido. Yo me paro en la puerta de La Nación el 17 de abril de 1985 y digo: me voy a suicidar.
“Fue un golpe demasiado fuerte, cuatro años en el infierno, me llevan a la gloria, no puedo funcionar en la gloria ¡me mato! Los alcohólicos somos muy maricones, entonces ¿cómo me mato? Diay, péguese un tiro maricón o ahórquese, yo tomé el camino más trágico y más fácil: suicidarme bebiendo guaro, entonces viene ese momento donde hay una confrontación familiar muy triste, muy dolorosa, cuando yo pierdo mi matrimonio me voy a vivir con mi mamá, entonces, como digo: ‘Me pasé a matar a mi mamá', esos cinco años que yo le dí a mi mamá, la maté, la estaba matando de dolor entonces viene esa escena muy dramática en mi libro cuando mi hermano Osvaldo me confronta y diay con malas palabras: ¿qué vas a hacer hijueputa? Y yo: ‘Mae me quiero matar’
--¿Y cómo te vas a matar?
-- Mae me quiero matar bebiendo
-- Sí, pero te meten preso (siempre andaba metido en las cantinas sin dinero y me metían a la cárcel), entonces mi hermano me dice ‘¡¡¡¿¿Ah síii??!!, mire pedazo de hijueputa, aquí hay que escoger entre mamá y usted, usted está matando a mamá, ya mamá no aguanta más el dolor, usted quiere matarse mátese hijueputa, apúrese, bébase todo el guaro que quiera y yo le pago las cuentas ….
Entonces yo me meto en dos cantinas del 17 de abril al 21 de julio del 85, tres meses y medio bebiendo guaro sin bañarme, sin comer, y lógicamente mi cuerpo reventó y fue el día de la muerte, que fue ese domingo, llegó un doctor a verme, el doctor Roberto Rojas, diay yo estoy acostado ahí en una cama me ve y le dice a mi familia que alisten todo para el funeral el día siguiente, ya yo estaba en las últimas... Yo no sé qué pasó pero al día siguiente yo abro los ojos y estaba Fernando Sáenz, que me arrastra y me lleva a ese hogar donde se da esa escena de rendición... cuando el doctor Rojas me vio, yo estaba vomitando, con diarrea y convulsionando, las tres cosas al mismo tiempo.
Tiempo después, el Dr. Rojas le contaría: “Yo lo que hice fue meterle una diazepán en la nalga para que dejara de brincar y así que lo tranquilicé le dije a su mamá y a su hermano que no había nada qué hacer: Tano se queda ahí Tano se muere, preparen el funeral”.
“Entonces es cuando abrí los ojos y ahí está Fernando, que es amigo de la familia, un alcohólico anónimo de muchos años, donde ve que yo abro los ojos me jaló del brazo y me metió en el carro desde Rohrmoser hasta Zapote era el hogar.... yo era un harapo, yo era una cosa y entonces me mete en el carro y cuando vamos por el Tenis Club, ahí subiendo me agarra lo mismo de la noche anterior pero en el carro de él, empiezo a cagarme, a vomitar y a convulsionar en el carro, el organismo en shock… Dios quiso que yo viviera, eso lo tengo muy claro, yo cuando doy una clase en un colegio ante 100 carajillos les digo ‘maeees, yo estoy aquí porque Dios quiere que ustedes oigan mi testimonio, ahí si quiere lo agarran’ porque yo empecé también en la escuela y me mató el guaro, yo nací en cuna de oro, no de plata si no de amor, de afecto todo me lo dieron, a mí todo me lo dio la vida y el guaro me quitó todo, entonces cuando Fernando ve eso me dice ‘diay no mae, esto solo con guaro se cura, tenemos que llegar a Zapote’, y paró en La Martinica, paró y me trajo un vaso de guaro por la ventana: ‘tome huevón a ver si llegamos a Zapote...’ y yo rechacé el trago... para mí ahí entró Dios, así ¡pum! Ahí cayó Dios, yo tenía el vaso al frente y dije ‘noooo, noooo, nooooo’, le pegué un grito a Fernando porque dije ‘no, si yo me tomo ese trago yo me bajo del carro y me les zafo’, entonces para mí hay una parte muy linda en mi libro donde Fernando bota el trago en el caño, frente a la cantina y dice ‘Tanito, Tanito, Dios quiera nunca vengás a recoger este trago…'. Y ahí me está esperando Nunca más volví a tomar.
Y agrega: “No quiero acaparar la conversación, simplemente he muerto tantas veces que no sé, ya uno está en paz, verdad, uno vive bien, el dinero a mí me estorba, como no tengo me encanta dar, me encanta regalar, me encanta ser generoso con mis hijas, no es que sea un santo pero es que si yo pudiera explicarles lo que es la filosofía de vida de AA... la gente no tiene la menor idea.
Yuri: El descarno con que lo contás a pesar de que lo hemos leído y escuchado muchas veces.... es como si lo estuvieras contando por primera vez…. ¿cómo hiciste Tano para perdonarte a vos mismo? Ve lo que nos acabás de contar de tu mamá, por ejemplo... ¿cómo expía uno sus demonios, por decirlo de alguna manera?
Tano: No, no, lamentablemente tengo que respetar a Alcohólicos Anónimos, no permite que uno hable de las bellezas que tienen porque hay una gran ignorancia, hay que guardar el anonimato, yo lo he roto porque me parece que por ser una figura pública hacía muy bien rompiéndolo, yo no soy un robot, soy un ser humano. Si vos ahora me ponés una copa de vino, yo sí me la tomo... digamos ¿por qué no? Puede ser que esté en un drama familiar o en una tragedia, vos ponés ahí, yo nada más hago así y me lo tomo... diay Tano se emborrachó, Tano recayó, Tano volvió a tomar, juepuña... 20 millones de personas que están tomando en este momento, tomando con problemas, van a decir ¿ve como AA no sirve?
Ninguno va analizar que falló el hombre, no el programa. Hay que tener mucho tacto, mucho cuidado, por eso se protege el anonimato, porque la gente no va a entender. La gente no tiene la menor idea de lo que es AA pero te resume que en los 12 pasos están todas las herramientas para encontrar ese perdón y para perdonar, ahí están las herramientas, básicamente el cuarto paso, entonces como cada ser humano es diferente cuando mi esposa me volvió a aceptar, una gran mujer, una reina porque cuando ella se ve obligada a echarme de la casa mi hija mayor tiene 10 años, la segunda 8 y la menor 5 años, son tres chiquitas, cuando yo vuelvo, seis años después, me encuentro con tres señoritas: 16, 14 y 12, las tres formadas totalmente por mi esposa, de esas mujeres valientes, como ama de casa no trabajó, salió adelante con las tres, eso para mí merece un reinado; entonces yo llego a mi casa, vuelvo a mi hogar y viene la bronca del perdón y qué hacemos y diay, los temores de una recaída, las heridas, todo el daño que causé y hay muchas formas de primero perdonarse uno, y luego con gestos, nada tiene que ver el dinero con besos, gestos, abrazos, comportamientos... te vas ganando el cariño de tus hijas y esposa, que con el paso de los años se vuelva a una normalidad, aunque ese cheque de terror y de daño que le eché a perder la vida a mi esposa... eso no se cancela, ¿verdad? Eso está ahí...
Bobby: Sin embargo, vivís en tu vida personal íntima familiar y profesional al pie de la letra el “solo por hoy”, ese principio de que cada día es un día, el día de ayer fue un día invertido y ganado y hoy estás invirtiendo y ganando para empezar mañana otra vez...
Tano: El “solo por hoy” es un gancho para el alcohólico que está en problemas, cuando uno está tomando como estaba tomando yo, como toman muchas personas donde tu vida es beber, entonces te dicen que vayás a un programa donde no se puede beber nunca más, eso es en AA, no se puede beber nunca más, entonces ¡¿cómo voy a ir yo si mi vida es beber, cómo este baboso me está invitando a que vaya a un lugar donde no puedo beber, me está quitando la vida¡? Nadie va a AA, somos una minoría, entonces para enganchar al nuevo... ‘no, no mae, no es pa’ toda la vida, es solo por hoy’ ... Ese es el programa 24 horas, ‘venga, venga papito, solo por hoy, mañana puedo amanecer tieso, a uno lo atropella un carro, le da un infarto, hoy no bebo. ‘Solo por hoy’ es para atraparlo, para que empiece ir a reuniones, lógicamente solo por hoy ayuda mucho, es como los cantineros, solo por hoy no le fío. La verdad que yo no lo he usado mucho mi vida, fue un poco darle gracias a Dios y tomar la revancha a la vida; yo me propuse que todo lo que el guaro me quitó, con la ayuda de Dios yo lo iba a reconquistar, los estudios, el matrimonio, la profesión y Dios me permitió hacerlo”.
Yuri: Por eso estamos aquí hoy reunidos, a pesar de que habías caído, tocado fondo y más abajo, en qué momento empezás a erigirte como ese figurón del periodismo, en tiempos en los que no había Internet, éramos lo que éramos y transmitíamos desde las cabinas telefónicas. Bobby, ¿qué hizo Tano diferente a partir de cuando ya empezó a levantarse y que lo tiene hoy en ese podio de prestigio?
Bobby: Tano escala rápidamente el podio gracias esa dura experiencia de vida y a que como periodista deportivo incorpora un valor que yo aprendí de Tano, de los viejos periodistas de las revistas El Gráfico de Argentina, de figuras como Ricardo Quirós, que en paz descanse: incorpora en sus crónicas, en sus columnas el elemento humano que nunca debe estar desprovisto del fenómeno del fútbol, entonces yo asumo y empiezo a tratar de absorber esa enseñanza, ese sentido de incorporar ese elemento humano en una crónica, en una columna, es lo que ha hecho que vuelva y desarrolle todo el potencial como periodista deportivo. En la Universidad de Costa Rica, al integrar el primer grupo de graduados año 69-70, cuando el director Joaquín Vargas Gené le ve el potencial con que escribe una crónica (luego me pasó lo mismo a mí, cinco años después), pero resulta que Tano y su esencia ya habían surgido, el Maestro Vargas Gené lo destacó por todo lo alto.... cinco años después a mí me vieron potencial porque escribí una crónica de fútbol como tarea de la UCR, entonces ahí empieza toda esta cofradía.
Continúa Bobby: “Tano, después del drama, después de salir del infierno empieza a lo que muchas veces decimos que el fútbol es más allá del minuto 1 al 90 o al 95, como dicen ahora, que va más allá de la estadística y que todo forma parte, claro, pero que cada partido de fútbol, cada crónica que hemos intentado escribir a través de los años es una pequeña historia de vida que tiene drama, lágrimas, frutos, heroísmo, bajezas, lealtad, deslealtad y eso lo aprende uno de los maestros ... Yo creo que Tano, quizá inconscientemente, sin proponérselo, va incorporado en un paquete completo todas esas heridas, y todas esas cicatrices se plasman de alguna manera a los que nos apasiona eso que compartimos nosotros tres, eso se sale por los poros plasmarlo en una máquina de escribir”.
Tanicidios
Ante la imposibilidad de espacio y en aras de que este texto no se vuelva interminable, elegimos algunas de las tantas frases o anécdotas que puntualizó el Maestro aquella tarde:
* Dice un adagio que tragedia + tiempo = comedia. Tano no banaliza en lo absoluto su tragedia con el alcohol, pero 35 años después, se permite uno que otro recuerdo:
“Jugaban Heredia- Saprissa en el Rosabal Cordero. Llego yo engomado, pero con una goma bien pegada... estoy en el estadio y yo deseando una birra, estaba yo en lo peor del guaro pero quemándome por una birra, yo sentía que me iba a morir, no aguanté, me salí en los últimos minutos y me metí a un bar... me echo dos o tres cervezas y regreso al segundo tiempo... en eso veo que no está Puro Ureña, y al otro día, en la columna “Así los vimos” pongo yo que a Puro lo habían sacado en el primer tiempo por inútil.... ya impreso el asunto, todo el mundo brincó: resulta que lo habían sacado casi quebrado, en el minuto 44, mientras yo estaba en la cantina.
* “Yo siempre he creído que el fútbol de Costa Rica es de quinto mundo, yo lo hago muy gráfico: primer mundo la Champions, segundo mundo Brasil y Argentina, tercer mundo África inundada de futbolistas por todo Europa, y México y EE.UU. es muy superior a Costa Rica, son casi un cuarto mundo, diay nosotros somos un quinto mundo, es un fútbol de muy baja calidad”.
* “Nosotros somos de tercer mundo en todo... vean por ejemplo Johnny Chaves, maes, puta, Johnny Chaves con sus estudios en Europa y todo, llega a Santos y sale a la cancha con una camiseta polo con el ombligo pelao, un saco blanco, unos anteojos todos raros, no hay ni mierda de vanidad, puta cuando usté ve a Antonio Conte (DT del Milán), ve a los técnicos italianos, los de la NBA... hice una columna el lunes, ¿cómo va a ver uno a Daniel Casas dirigiendo en pantaloneta con unas camisetas que sirven para lavar el piso? Todo eso es tercer mundo, jueputas no saben ni hablar... Jafet, qué clase de tipo repulsivo… (se chivea)”.
Bobby: “Sí pero hay técnicos muy bien preparados y que no les va bien. A mí me sorprende la contradicción que hay con Johnny Chaves con todos sus pergaminos y lo que logra en la cancha o el mismo Paulo Wanchope que bueno, hasta ahora se le está… él mismo se cortó un poco la coleta cuando cedió a la tentación de irse al Herediano estando en Cartaginés, haciendo un trabajo que prometía y yo creo que hay técnicos estudiosos y algunos que se preparan y que tienen capacidad, pero asombra cómo cuando Saprissa cae en esta crisis o cualquier equipo de los llamados grandes caen en una crisis... diay, hay que ir a buscar al Macho Ramírez a ver cuándo se decide a salir de la finca”
Tano: “Yo es que estoy muy agüevado de todo, por la edad, es que no me gusta la mediocridad (...) lamentablemente la tecnología se cagó en mí. No le echo la culpa a mi patrón, desde el momento en que yo era director de un suplemento de 34 páginas, que pasó a 12 y que pasó a 8 y que pasó a cuatro y que pasó a dos... Dios guarde que me van a echar del periódico, pero que la nota de Tano que se publica el lunes hay que pasarla el jueves, yo la paso el jueves la del lunes, y ¿ cómo hacés? Diay, claro tengo que hacerla, ¡si no me echan! Todo inactual, diay, es una mierda. Juega la Selección el domingo y sale el lunes que Casas anda en pantaloneta.
Es diaria pero se ha vuelto inactual, insisto, es la tecnología la que ha obligado a eso, no fue La República, la tecnología se cagó en mi profesión, y eso lógicamente te va minando, ¿no?”.
Así termina Tano la conversación periodística, para luego degustarse su cafecito junto a Bobby y los demás. Siempre sesudo y hasta guerrillero en sus posiciones, denota que a sus 78 años recién cumplidos, su corazón está en paz y, lo que le queda de vida, lo difrutará a troche y moche. Él no lo dice, pero evidentemente está tratando de ganarle la partida a la vida, aquella que casi perdió y la que ni él, al día de hoy, se explica cómo recuperó.
Pero vaya que lo hizo, y de qué manera.