Son las 9 a. m. en las Ruinas de Santiago Apóstol, en Cartago. Gente camina de un lado a otro, como si tuviera prisa. Unos hablan por celular, otros van con sus audífonos y unos más cargan algunas bolsas. Otros más están sentados en las bancas del parque y no faltan por ahí los vendedores ambulantes. En fin, cada quien está en lo suyo.
Sin embargo, a un lado del parque, hay un grupo de personas aglomeradas. Con sus celulares en mano toman decenas de fotos a un tierno animal, tal como si se tratara de una figura famosa.
Al acercarse, uno descubre que en realidad sí se trata de una estrella. Tiene cuatro patas, se llama Teo y es un perro de la raza collie. Entre sus fans hay adultos mayores, niños y adolescentes.
Y es que Teo, el del largo, suave y brillante pelaje, es especial. Dócilmente, él se deja acariciar y fotografiar, sin discriminar a nadie. El perro posa sobre un poste, sobre una maceta o sobre las ventanas de las Ruinas, donde le digan.
Eso sí, don Luis Fernando Cordero, su dueño, afirma que el perrito tiene su carácter; pero aclara que mientras no lo maltraten o le hagan daño, él siempre será el más dulce.
Teo tiene dos años y, desde que nació, don Luis lo ha entrenado. Su intención es que su mascota sea amable y querido por todos.
“Yo quiero que él se encariñe con la gente, para que pueda andar suelto, porque ellos amarrados se estresan demasiado y ahí es donde los perros se vuelven más peligrosos, porque ellos se sienten como prisioneros, viven presionados y no es justo, porque ellos son perros buenos y nada más es de ponerles un poquito de atención y enseñarles un poco. Es cuestión de educarlos”, afirma don Luis.
Su perro, por ejemplo, disfruta muchísimo que las personas le hagan cariño en la cabeza. De esa forma “se encariña muy rápido y luego no quiere quitar la cabeza”, afirma don Luis.
El perro gato
A Teo se le puede encontrar por cualquier lugar de Las Ruinas, solo es cuestión de buscarlo con cuidado. Él se sube a cualquier lugar y, por ello, a don Luis lo vacilan en el pueblo y le dicen que tiene un perro que se cree gato.
Y es que para el collie la altura es el menor de los dilemas. Él brinca de un lado a otro y, todo lo que ha logrado hasta ahora, ha sido gracias al entrenamiento que don Luis le ha dado.
“Para los entrenamientos, yo me llevo el perro a una plaza de deportes. Ahí le lanzo una bola y luego se la pido, y él comienza a correr. Entonces, él va, trae la bola al punto donde estoy yo y así le voy enseñando todo. Luego, cuando llegamos a su casa, le doy una croqueta en forma de corazón; ese es su premio”, dice.
Lea también
Y agrega: “Yo siempre le digo que se porte bien, que no haga nada indebido... no sé si me entenderá, pero yo creo que sí. Él es muy noble, es un perro muy entendido y hasta ahora no ha pasado ningún inconveniente”.
La fama de Teo es cada vez más evidente en redes sociales, donde circulan una serie de videos del can posando con las personas o subiéndose por donde se le ocurra. En TikTok, sobre todo, el perro ha adquirido notoriedad.
Teo llegó a la familia de don Luis con solo días de nacido. En ese momento, en su casa, solo estaba Luna -su otra Collie-, que desde el primer momento adoptó a Teo como su cachorro.
Ella, al igual que Teo, está adiestrada y sabe incluso cuál es la izquierda y cuál es la derecha. Su entrenamiento fue más intenso, sin embargo, ya no sale de la casa.
“Está muy enfermita... nos dijeron que le queda de un mes y medio a dos meses de vida, pues le diagnosticaron cáncer”, cuenta con nostalgia don Luis.
De hecho, don Luis comenta que “Teo anda medio quitado”, porque su inseparable amiga Luna “está malita”.
Luna llegó a la familia cuando tenía dos meses de vida (ahora tiene 15 años). Para ese momento, don Luis no entrenaba perros, pero había notado que ella era especial, que tenía talento y era muy inteligente.
“Vi que alzaba una mano, que alzaba la otra y entonces comencé a entrenarla, a sacarla para que se familiarizara con la gente, a tratar de que hiciera de todo y me hiciera caso y sí, funcionó. Me acuerdo que yo le decía que gateara y ella me hacía caso”, afirma don Luis entre risas.
Sin embargo, él es enfático en que su conocimiento ha sido empírico y lo que sabe lo ha aprendido con sus perros. Afirma que, justamente, son los canes los que le han enseñado.
Y aunque le encantaría tener más perros de esta raza para entrenar, afirma que el mantenimiento es costoso. Además, don Luis afirma que, actualmente, toda la atención está puesta en darle calidad de vida a Luna.
“A mí me gusta darles lo que ellos se merecen. Vieras que hace poco me llamó un señor que tiene una cría de perritos collie y me preguntó que si no ocupaba un perro, pero como yo tengo estos dos, pues estoy consciente que tienen su costo. Hay que alimentarlos, que tengan su agüita, sus medicinas, sus vacunas y todo eso no es tan barato”, asegura.
Teo, por su parte, es un perro sano y crece fuerte. Le gustan las frutas y el helado, aunque ahora don Luis ha tenido que prestarle más atención, pues la veterinaria que lo revisa le dice que está “pasado de peso”.
Con frecuencia lo lleva a pasear por los parques, aunque últimamente va con menor frecuencia por la salud de Luna.
Muchas experiencias
Por tomarse una foto con Teo la gente hace fila, pues además de ser muy tranquilo, es muy fotogénico.
Los niños le preguntan a don Luis que si se lo pueden llevar para la casa y los adultos le advierten que no lo pierda de vista, pues se lo pueden robar. Lo cierto es que todos tienen algo que decir de su mascota.
“Un día lo traje aquí, a Las Ruinas, y había una actividad. Vieras que me dio como pena, porque todo mundo se vino a ver el perro, a tomarle fotos. Entonces alguien dijo: ‘se robaron el show por allá... y me dio vergüenza”, recuerda entre risas.
También hay gente que le pregunta a don Luis que si cobra por la foto con el perro; sin embargo, eso no es algo que le interese. Él se da por pagado al ver las caras felices y la emoción de los niños.
Y por supuesto no faltan las personas que pasan y le dicen: “Se parece a Lassie”, por la afamada película del mismo nombre, que se popularizó durante la década de 1990.
De acuerdo con don Luis, incluso le han pedido a Teo para realizar terapia en humanos, pero afirma que todavía involucrado en esas actividades. Donde sí lo lleva constantemente es a los diferentes parques de Cartago, por ejemplo, al de Paraíso, Churuca y Los Ángeles. Próximamente, incluso, quiere llevarlo al parque de Orosi.
“Cuando lo llevo al parque de Paraíso, la gente hace fila para tomarse fotos. Me siento contento, realizado, porque todo mundo lo conoce y lo quieren mucho. A mí me dicen: ‘Ahí viene el señor del perro’, o me preguntan que dónde está el perro, o ‘Traiga el perrito, porque es la distracción’, o ‘Traiga el perro, porque nos hace mucha falta’”, cuenta.
No obstante, una de sus mejores experiencias ocurrió cuando la Sonora Santanera lo mandó a llamar. Los integrantes de la agrupación se enteraron de la existencia de Teo y querían conocerlo.
“Cuando ellos vinieron a Las Ruinas, yo estaba aquí con el perro. Ellos iban a almorzar dentro de Las Ruinas y de repente me mandaron a llamar, dijeron que ocupaban que fuera con Teo, porque querían tomarse una foto con él, entonces yo lo llevé”, comentó.
“Cuando llegué donde estaban ellos, les pedí una silla para Teo y les dije: ‘el perrito ocupa sentarse’. Entonces me dieron la silla y él se sentó y los de la Sonora Santanera quedaron sorprendidos”, recuerda.
Don Luis, reitera emocionado: “Es que la verdad, todo mundo tiene que ver con él”.
Y aunque don Luis reconoce que a Teo le falta entrenamiento, está orgulloso de lo que ha logrado hasta ahora. El hombre ha demostrado que tiene la habilidad para educar muy bien a su perro, el collie que con el tiempo dejó de ser solo su amigo para convertirse en el amigo de todos.