En 1956, el año en el que Costa Rica recibió al “tico millón”, era raro ver fotografías impresas en el diario La Nación, considerando las dificultades tecnológicas para transferir información de la película fotosensible a las imprentas.
Este 2018 usted no solo puede leer un diario lleno de imágenes sino también utilizar códigos de realidad aumentada para “escanear” el periódico con su celular con el fin de ver videos que complementan las noticias.
Desde que nació el tico millón, el diario ha cambiado y Costa Rica también y se espera que de aquí a setiembre, cuando nazca el niño cinco millones, el país haya cambiado más.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos ha anunciado en tres ocasiones la fecha tentativa del nacimiento durante el 2018 , pero la baja en la natalidad ha cambiado las predicciones.
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Así de impredecible fue desde la primera vez. Se creía que el tico millón nacería en el Valle Central, pero el destino quiso que ocurriera en el pueblo de Tronadora de Tilarán, hoy cubierto por el embalse del volcán Arenal.
Fue bautizado Elbert Núñez Artavia y fue el sexto hijo que dejó el matrimonio entre Antonio Núñez González y Elisa Artavia Alvarado.
El barrio celebró en grande y la familia viajó a San José y por algunos días, la emoción de saberse un poco más grandes, hizo que los ticos se olvidaran de sus preocupaciones.
¿Qué dominaba los titulares del país en aquel momento? Exploramos las páginas de La Nación para averiguar lo que ocurrió en cada año que Costa Rica le dio la bienvenida a un nuevo millón entre su población.
Las estadísticas nos dan predicciones de la llegada de personas con un número particular, pero las páginas de los diarios reflejan la Costa Rica que recibió a esos bebés.
1956: 1 millón de habitantes
En 1956 los números de teléfono tenían cuatro dígitos, José Figueres Ferrer era presidente y el torneo de fútbol nacional fue declarado desierto, por la participación de la Sele en un campeonato panamericano. La Nación costaba ¢5.
El 12 de octubre de 1956, criticaba en La Nación don Alfredo Vargas Fernánez la posibilidad del presidente de turno de dar becas de forma arbitraria.
Entre líneas se entendía que don Pepe Figueres, entonces jerarca del Poder Ejecutivo, era propenso a ofrecer y prometer becas a las familias que conocía o visitaba.
Unos doce días después, nació Elbert Núñez Artavia, el tico un millón en Tronadora, Guanacaste. En el pueblo se armó una gran fiesta y la Compañía Nacional de Fuerza y Luz había anunciado un premio de ¢1.000 a la familia que le diera la bienvenida al niño (una millonada por ese entonces)
Aún en cuarentena, el matrimonio y sus seis hijos viajaron a San José –pagando su propio pasaje de bus– para hospedarse en el lujoso Hotel Balmoral de la avenida Central.
Con la estadía en el hotel empezaron los detallitos de la población y los regalos de algunas empresas. Luego llegaron ofrecimientos de firmas como Numar y Ovomaltina, que le enviaron a la familia comestibles durante un año; la tienda La Dama Elegante les regaló ropa; el almacén El Globo les dio un moisés celeste.
Y sí, el presidente dijo que el niño tendría una beca, una que nunca llegó.
El tico un millón tiene hoy 61 años cumplidos y siempre ha resentido la falta de educación, que le pudo haber dado mejores oportunidades.
Para aquel entonces, un 84% de los niños que ingresaban a la primaria no llegaban a sexto grado, por lo que una beca era vital para estimular el estudio, sobre todo considerando que la mayoría provenían de familias grandes.
Elbert Núñez Artavia, al igual que unos 11.756 ticos, decidió mudarse a Nueva Jersey, Estados Unidos, para buscar una mejor vida.
La historia del niño millón es una reciente, en realidad. En Colombia, por ejemplo, alcanzaron su primer millón de habitantes en 1810, 146 años antes que en Costa Rica.
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Pero si revisamos los diarios, es claro que los cambios han sobrado en el país. Unos binoculares de primera categoría –para ver hasta 25 kilómetros de distancia–, se vendía al precio de 49.50 “no a ¢125.00 que usted esperaría”, decía la publicidad. Para los más jóvenes: esos número del final eran importantes, puesto que en la calle había monedas de céntimos.
La televisión aún no tenía tanta prominencia en el país, por lo que no era extraño que la gente pasara la tarde oyendo programas de radio como Simbad el marino.
En el periódico había notificaciones de viajes de empresarios o familias, noticias dedicadas a los matrimonios o a los nacimientos de niños; era una especie de Facebook de papel.
El 24 de octubre, el mismo día en que nació el tico millón, el diario tenía titulares como “Ratas causan muerte de una señorita” (con una completa crónica narrando todo el asunto), “Saco de manta que parecía un bistec dio origen para descubrir al autor de un robo de manteca” y hasta un infame anuncio que decía “ya se acerca Navidad”.
Uno podría pensar que, con estas lecturas, el país aún se asumía pueblerino. Más que noticias, las páginas se contaban anécdotas casuales, eventualidades del día, como esas que se cuentan las familias al final de su jornada.
En el periódico había tiras cómicas de Pepita, Ben Bolt, Juan el intrépido y Luis Ciclón. No había historias de Mafalda porque el personaje no existiría hasta ocho años después, en 1964.
Los anuncios del Día del Padre proponían “tocacasettes” para automóviles en ¢720 o un radio multibanda en ¢1.1620, una pijama a rayas wash & wear por ¢48, o para los más aventureros, una excursión por 36 ciudades de Europa, por ¢16.801,4.
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El 25 de octubre de 1956, un día después de que naciera el tico millón, el Registro Civil anunció una nueva forma de generar los números de identificación: utilizando primero un número de provincia y luego los números de folio y tomo.
1975: 2 millones de habitantes
En 1975 nadie se enteró del nacimiento del tico 2 millones, aunque sí era evidente que la población se había duplicado. El Saprissa era campeón nacional y Daniel Oduber Quirós, sobrino-nieto de Bernardo Soto, era Presidente de la República. La Nación costaba ¢1.
El nombre del tico dos millones y del tres millones, se desconoce. Las estadísticas lograron colocar esos 1975 y 1990 como los años en los que posiblemente habrían nacido estos costarricenses.
A mediados de los años setenta, el gobierno volvió sus ojos a la agricultura como forma de complementar el auge industrial.
Empezaron a desaparecer los talleres pequeños por fábricas más grandes. Uno de los referentes de esto fue la fábrica textil Saprissa, fundada por la familia de Ricardo Saprissa Aymá.
En ese entonces el club morado ya tenía diez títulos nacionales y en 1975 ganaría su undécima copa.
La televisión ya había tomado fuerza en el país y en las páginas del diario era común ver anuncios de algunos programas comerciales, como Música top con “lo moderno de la música y la alegría de la juventud” y presentado por Nelson Hoffman o si no, Teleclub, el querido programa de doña Inés Sánchez de Revuelta, que ya tenía cinco años al aire.
Claro, eso fue antes de que el canal 13, del SINART existiera. El Sistema Nacional de Radio y Televisión se creó hasta 1978, en el gobierno de Daniel Oduber.
En 1975, Oduber inauguró una carretera que conectaba los territorios de Upala y Arenal. Durante la apertura un grupo de indígenas (caracterizados como “indios” en el periódico) se acercaron a pedir mejores condiciones de vida en sus comunidades.
Según las crónicas de la época, cuando algunos le hablaron en el idioma guaymí, el mandatario les contestó: “me hablan en español”.
Por aquel tiempo no se había aprobado la Ley Indígena, que le dio autonomía a esas comunidades en en 1977, durante el gobierno de Oduber. También se aprobó en su administración la Ley del Consumidor, vigente hasta nuestros días.
Ese gobierno también le puso un impuesto de $0,2 a las cajas de banano que se transportaran en el tren, como forma de asegurar la sostenibilidad de ese medio de transporte. En 1988 el impuesto sería removido y el tren iniciaría su caída en desgracia.
Según La Nación, en 1975 había 213 semáforos para todo el país. Ahora, solo en la provincia de San José hay 234 y unos 445 en todo el territorio, según datos del 2015.
1990: 3 millones de habitantes
No se conoce al tico 3 millones, aunque debería tener 28 años. El campeonato nacional fue declarado desierto por el Mundial de Italia 90. Un número de teléfono tenía seis dígitos y La Nación costaba ¢20.
Costa Rica no conoció al infante que marcaría los tres millones de habitantes –que para esta fecha podría haber cumplido 28 años–, pero en 1990 se dejaría clavado en la memoria otro nombre: Velibor Bora Milutinovic.
La participación de la Selección Mayor de Fútbol a su primera Copa del Mundo de la mano del entrenador serbio es uno de los eventos colectivos más importantes para el país en términos deportivos y culturales.
Los grupos musicales de los años 80 hicieron canciones para apoyar a la Sele, Roger Flores y compañía cantaron Lo daremos todo y todavía un tico que viaja a Escocia corre el riesgo de ser visto con resentimiento.
Un televisor para ver la proeza de la Selección Nacional costaba entre ¢30.000 y ¢80.000, en el caso de que se buscara atributos como sonido estéreo, 139 canales para cable y un control remoto de cuarzo.
Al regreso de la Sele se dio una gran celebración en la capital, mas no asueto, como sí había ocurrido en los días de los partidos.
Cada uno de los seleccionados recibió las llaves de un Toyota Corolla del año, de color rojo, valorado en ¢625.000. El mediocampista Roy Myers aprendió a manejar en uno de esos vehículos.
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El presidente era Rafael Ángel Calderón Fournier quien asumió el poder 50 años después de su padre, Rafael Ángel Calderón Guardia, y con la misma edad que su progenitor: 40 años.
A Calderón le tocó despedir al adversario político de su padre: José Figueres Ferrer. Don Pepe murió el 8 de junio de 1990 y todavía en agosto se publicaban en La Nación artículos de opinión sobre su legado y su influencia en el país.
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El país venía de aprobar dos Programas de Ajuste Estructural y el gobierno de Calderón Fournier intentó impulsar un tercero, aunque la oposición lo impidió.
Calderón redujo el aparato estatal, aumentó los impuestos –y los precios de servicios públicos– y limitó el crédito bancario.
Durante ese gobierno creció el turismo ecológico, que incluso se volvió un ingreso más importante que el que le daban al país el banano y el café.
El turismo generó fuentes de empleo y por supuesto ayudó a construir la imagen de país verde, ese chip ganado con mitad orgullo y mitad esfuerzo con el que ya ha crecido toda una generación.
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Entre los impuestos aumentados, subieron las cargas en el Depósito Libre de Golfito. Para no perder la oportunidad de comprar a precios bajos, cientos de costarricenses se desplazaron hacia la zona sur el domingo 17 de junio, día del padre, para hacer sus compras. La Nación calificó de “agotadora” la experiencia, dadas las extensas filas en todos los comercios.
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Las páginas sociales del diario aún incluían ciertos cumpleaños, pero ya no era común leer chismes o anécdotas de la sociedad tica, sino de figuras de Hollywood, esto por medio de cables de agencias noticiosas.
El jueves 14 de junio de 1990, en un espacio de un cuarto de página se anunciaba que el magnate Donald Trump no era tal, dado que se encontraba sepultado en unos $2.000 millones en deuda y $26 millones en emprésitos obligatorios.
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En 1990 inició en Estados Unidos el juicio contra el empresario Ricardo Alem León, quien fue ligado al decomiso de $749.728 supuestamente provenientes del narco. En el mes de junio La Nación no solo narraba las hazañas de la Sele, sino también los descargos de testigos y allegados a la organización de Alem, cuyos nexos se extendían por el sur y norte del continente.
Alem fue detenido en Miami en 1995 donde cumplió 9 años en prisión.
En el 2001, el año de los cuatro millones, Alem fue repatriado a Costa Rica. Actualmente, él cumple una pena de 20 años por el delito de tráfico internacional de drogas en el CAI Jorge Arturo Montero Castro, conocido popularmente como la cárcel La Reforma.
2001: 4 millones de habitantes
Arnoldo Joshua Soto Castro marcó la llegada de los 4 millones de habitantes. Miguel Ángel Rodríguez era presidente y la Liga Deportiva Alajuelense era campeón nacional. Los números de teléfono ya llegaban a los siete dígitos y La Nación costaba ¢100.
La llegada a los cuatro millones fue más rápida que cualquiera de los ticos millones: solo pasaron 11 años para cambiar de millón. ¿Qué ocurrió?
El 1.° febrero del 2001, el mes en el que nacería el tico cuatro millones, La Nación le dedicó su portada precisamente a una cifra demográfica: “Somos 3,8 millones”.
La noticia llegaba de manera sorpresiva, dado que el censo del año 2000 había indicado que el país tenía unos 3,3 millones de habitantes, pero cuando se tomó en cuenta la cifra por migraciones los números se dispararon.
En el país había unos 400.000 inmigrantes, casi el 80% proveniente de Nicaragua, una cifra que no se había calculado antes.
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Fue en Limón en donde nació el tico 4 millones, Arnoldo Joshua Soto Castro, a la 1:18 p. m., en el segundo piso del hospital Tony Facio.
De nuevo, se había pensado que el niño nacería en el Valle Central, pero fue una familia de la zona costera la que le dio la bienvenida.
Esta vez no hubo grandes celebraciones en la capital ni promesas, ni premios. De hecho los especialistas en demografía lo señalaron como un gesto simbólico, puesto que las predicciones podían significar que el niño había nacido unos meses antes.
Joshua, como le llaman sus conocidos, sabe tocar violín, chelo y guitarra, instrumentos que estudió en el Conservatorio del Colegio Universitario de Limón. Actualmente tiene 17 años y es parte de la orquesta del SINEM-CUN Limón.
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Miguel Ángel Rodríguez trataba de mejorar su imagen ante la opinión pública, después de las protestas del COMBO-ICE en el 2000 y recorría las calles de San José repartiendo dinero a habitantes de la calle, como una forma de resaltar su interés por tocar “temas sociales” (infraestructura, vivienda, salud).
La campaña política para el 2002 ya calentaba y entre los candidatos del PUSC –partido en gobierno– figuraban Rodolfo Méndez Mata, actual ministro de Obras Públicas y Transportes y Abel Pacheco, quien eventualmente llegaría a Casa Presidencial.
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La Nación estrenaba por ese entonces una “nueva cara” en su sitio web y un dominio: ahora el sitio para ver noticias en digital –disponible desde 1996– se llamaba nacion.com.
Las páginas impresas de La Nación se llenaba de optimismo sobre los sitios web que cualquier persona podía visitar. Incluso, a mediados de febrero recomendaron un prometedor buscador de información llamado Google.
Por supuesto que la tecnología aún era de escaso acceso y peor aún, sujeta a las complicaciones del momento. La Dirección General de Aduanas, por ejemplo, probó en febrero un nuevo sistema electrónico de transmisión de datos que colapsó y retuvo el desalmacenamiento de cargas en ambas fronteras del país.
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Publicaba el abogado Hermes Navarro del Valle un artículo de opinión desmintiendo un reportaje del programa estadounidense 20/20, en el que Costa Rica figuraba como un destino usual para el turismo sexual. Navarro es el hijo del entonces presidente de la Federación Costarricense de Fútbol del mismo nombre.
La Sele –timoneada por Alexandre Guimaraes– soñaba con regresar a la máxima justa del fútbol mundial y un años después, en Corea-Japón 2002, lo lograría.
En el 2001, el portero y astro saprissista Erick Lonnis anunció su retiro por malos pagos y las constantes críticas de la prensa y la afición. El anuncio fue apaciguado por el club morado, Lonnis no se fue y luego formaría parte de los seleccionados de Corea-Japón 2002.
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Varios anuncios a lo largo del mes anticipaban la inauguración de Plaza San Carlos, con 3 salas de cine, “90 locales comerciales, food court con 13 restaurantes, parqueo para 220 vehículos”, todo en la terminal de buses “más grande de Centroamérica”
En febrero, el día 26, también se abrió la Marina Los Sueños, con una inversión de $23 millones, 75 puestos de atraque y capacidad para recibir unos 300 yates.
Ese mismo mes se inauguró la policía Turística de Puntarenas y se habilitó en Guanacaste la ruta entre Limonal y Tempisque.
Epílogo
No sabemos la provincia en la que nacerá el infante cinco millones, pero sabemos que se enfrentará a una Costa Rica muy diferente a la que posiblemente nosotros hemos conocido.
Curiosamente, dos de los ticos millones nacieron en gobiernos de Liberación Nacional y dos en administraciones de la Unidad Social Cristiana. El tico cinco millones nacerá con un presidente del Partido Acción Ciudadana, la agrupación política que rompió ese bipartidismo.
A la fecha, solo se conocen el tico un millón y cuatro millones, ambos hombres. Hay posibilidades de que en unos meses estemos hablando de la tica 5 millones.
Pasarán casi 30 años –hasta el 2045– para que Costa Rica alcance los seis millones de habitantes. Pero es posible que las bajas tasas de natalidad cambien las predicciones y atrasen la llegada de dicho infante.
Eso sí, los especialistas en demografía han sido claros en que, viendo los patrones, el país nunca tendrá siete millones de habitantes, de nuevo por la baja tasa de nacimientos.
En el 2045, la población mayor de 40 años excederá los 3 millones, de modo que habrá más viejos que jóvenes en la fuerza productiva del país. La población mayor de 60 años sera de 1.600.000 personas que, posiblemente no puedan optar por su pensión por Invalidez, Vejez o Muerte (se espera que el régimen de abasto hasta el 2035).
El salto tecnológico que hizo el mundo desde los años 90 hasta nuestros días fue abismal. Quizá en el 2045 tengamos más herramientas para utilizar en nuestros trabajos. O bien, para distraernos en ellos. O peor, para ya no tener que hacerlos.