El del cabello levantado es Elon Musk. Sí, el de quijada pronunciada que siempre está en la mesa principal del evento al que vaya. El que, aunque casi nunca lleva reloj, cuando lo hace mira unas agujas de $150 mil que le indican el momento del día.
Si por él fuera, estarías conectado a una máquina toda tu existencia. Lo ha dicho durante sus 48 años de vida y lo seguirá diciendo: el futuro está en la inteligencia artificial.
Cofundador de PayPal, Tesla Motors, SpaceX, Hyperloop, SolarCity, The Boring Company, Neuralink, y OpenAI, y siempre con su impoluta camisa blanca y saco de vestir, Musk es la cara del futuro. No solo es un magnate, sino que también es un inventor. Es quien sueña con llevarnos a Marte, pero también el que tiene otras ideas en su cabeza.
Y estas ideas, no está de más decirlo, escapan al beneplácito de todos. Fue acusado por difamación por aparentemente tratar de pedófilo a uno de los rescatistas de unos niños atrapados en una cueva de Tailandia, apareció en un programa de radio fumando marihuana (y luego negando que sepa usar drogas), prometió llevar 480 plantas de cannabis a la Estación Espacial Internacional… En fin.
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Aunque en conferencias de motivación y eventos empresariales Musk pareciera ser el típico emprendedor de frases motivacionales, su cabeza no podría estar más lejos de lo tradicional. Esta afirmación se comprobó a comienzos de mayo, cuando nació el primer hijo de su relación con la cantante Grimes.
El bebé se llamó X Æ A-12 y, por más impronunciable que parezca, su nombre permanecerá como fruto de una de las relaciones amorosas más excéntricas que se hayan visto en los últimos tiempos, una historia donde el romance no tiene el sabor habitual.
El día que comenzó todo
El 7 de mayo del 2018, las decenas de fotógrafos que asisten anualmente al Met Gala, voltearon sus lentes de inmediato hacia el comienzo de la alfombra roja.
Parecía difícil de creer lo que veían, pues quienes aparecieron juntos en el arribo al Museo Metropolitano de Nueva York eran el magnate Musk junto a la cantante canadiense Grimes. Era como si Plutón se hubiese estrellado contra Mercurio.
Dos planetas de rarezas colisionaron y, desde ese día, comenzaron una historia de giros imprevistos.
Para entender lo raro de ver a ambos juntos, es necesario entender la figura de Grimes, una refrescante artista de música electrónica pop. Su música, al igual que su vestimenta, se basa en colores chillones. Sus videoclips son viajes casi lisérgicos y sus letras van desde el amor hasta las pesadillas.
Hasta ahí, nada demasiado atípico. Pero si se tomara el tiempo para revisar lo que ha hecho la cantante de 31 años, se encuentran eventos que no se pueden pasar por altos. Aunque ya quitarse una parte del ojo para ver el mundo con otros colores resulta muy impactante, qué decir al ver a la cantante viajar en una casa por el río Mississipi, en una aventura en la que se acompañó de pollos, máquinas de coser y sacos de papas. Personaje o no, lo que sea que toque Grimes la convierte en una reina Midas de lo excéntrico.
La noche del Met Gala del 2018, la pareja entró a lo grande. No les importó llegar vestidos diferente a la solicitud temática de imaginería católica, sino que Musk y Grimes aparecieron de blanco y negro sin ninguna referencia mayor a la religión.
Eso sí: la gargantilla plateada que llevaba la canadiense dejaba un caldo de cultivo para los programas de farándula y chismes. Una larga T de Tesla, la compañía de Musk, daba a entender que algo serio venía entre ambos.
Más allá del chisme caliente que se pasaba de canal en canal, para sorpresa de nadie fueron los memes los que invadieron el internet. Era sorprendente —e incómodo para muchos— imaginar qué saldría de esta relación, aún más considerando que ambos tienen legiones de fanáticos en sus espaldas.
Justamente, el inicio de la relación entre estas celebridades parece sacado de un chiste.
Muchos medios concuerdan en que la relación de Musk y Grimes comenzó en Twitter, como lo ameritaba su excéntrica historia de amor.
Todo inició con una broma sobre inteligencia artificial. Musk quería publicar una broma en Twitter, pero descubrió que la cantante lo había derrotado en su propio juego.
La broma fue sobre el experimento mental “el Basilisco de Roko”, que afirma que algún día los robots torturarán a aquellos que no aceptan la inteligencia artificial.
Musk quería tuitear una obra sobre la teoría usando la palabra “Rococó” como una especie de juego de palabras, en referencia al estilo barroco del siglo XVIII, pero cuando buscó la palabra en Twitter, descubrió que Grimes había nombrado a un personaje “Rococó Basilisco” en el videoclip para la canción Flesh Without Blood.
https://t.co/WavNr0ZtDn pic.twitter.com/Z5w69RXtxu
— Elon Musk (@elonmusk) May 7, 2018
Uno que otro tuit se intercambió entre ambos y a los meses ambos empezaron a salir.
Pero apenas aparecieron las primeras citas, Grimes tomó una extraña decisión.
La cantante, nacida como Claire Boucher, escribió en Twitter que planeaba cambiar legalmente su nombre a c, en referencia al símbolo que se utiliza para referirse a la velocidad de la luz. Aunque no hacía falta que lo aclarara, en otro tuit (posteriormente destruido) admitió que la idea del cambio de nombre fue de Musk.
Oficializando la relación
La relación se puso seria y lo del Met fue solo el primer paso en una seguidilla de apariciones públicas que confirmaron el romance entre ambos.
Una de las grandes sorpresas fue en julio del 2018, cuando ambos llegaron a la Hyperloop Pod Competition sin aviso previo. Impactó que Grimes estuviera acompañada con los cinco hijos de Musk y que, al parecer, la relación era buena.
Ya como novia oficial del empresario, la cantante ese mismo mes soltó una polémica en Twitter al salir a defender férreamente a su querido por las donaciones que hizo a comités políticos republicanos.
Grimes dijo que la acción es parte de "el precio de hacer negocios". Después de que sus tuits comenzaron a recibir una reacción violenta, agregó que "no hay mundo en el que esté bien hacer donaciones republicanas".
Ese agosto, Musk envió un tuit que no se olvida: “Estoy considerando privatizar a Tesla por $420. Financiamiento asegurado”. El tuit se viralizó y molestó a los grandes ejecutivos de la compañía.
Horas más tarde, Musk admitió que se trataba de un chiste; que eligió el precio de las acciones en $420 como una broma para divertir a Grimes por la relación de ese número con la marihuana.
El chiste le salió caro: le costó una multa de $20 millones y perder la presidencia de Tesla (aunque pudo conservar su puesto como CEO).
Para condimentar el chisme, algunos medios escribieron que tal decisión había molestado a Musk.
Algunas semanas después, Musk y Grimes se dejaron de seguir en Instagram, y Musk dejó de seguir a Grimes en Twitter, lo que hizo que algunos especularan que su relación había acabado. ¿Tan poco había durado la aventura a causa de un tuit?
Para nada. En octubre, los dos fueron vistos en un huerto de calabazas en Los Ángeles con los cinco hijos de Musk. Y sí, Musk volvió a seguir a Grimes en sus redes sociales.
Las excentricidades continuarían pues, para el 2019, Grimes daría una noticia impactante. La cantante se sometió a una cirugía para remover una capa superficial de sus ojos y reemplazarla con “un polímero ultra-flexible de color naranja”. Al parecer, este procedimiento quirúrgico elimina la luz azul de su visión y, por tanto, le ayuda a combatir la depresión.
Con todas las dudas del caso, no se tardó en decir que esta idea fue motivada por Musk. Los rumores sobre la intención del magnate en convertir a su novia en una especie de mujer biónica aparecieron, con todo el terror que eso significa.
En noviembre del año pasado, Musk presentó su muy esperado Cybertruck de Tesla, un camión con el rendimiento de un auto deportivo. Para el anuncio, apareció un holograma llamado cybergirl. Lo curioso es que el holograma lucía un tatuaje en la pierna aparentemente idéntico al que tiene Grimes, y muchos incluso se atrevieron a decir que la muchacha en cuestión era la canadiense. Nunca se confirmó.
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En enero, Grimes lanzó una bomba: publicó una foto desnuda en sus cuentas de Instagram y Twitter que mostraba que estaba embarazada con un feto, en un montaje hecho en Photoshop.
“Pensé en censurar la foto por un momento jaja (aunque es posible que la borren), pero la foto sería mucho menos salvaje sin eso. Además, estar embarazada es un estado muy feral, como de estar en guerra, así que porqué no dejarlo ser lo que es. Algunos amigos me dijeron que no lo hiciera así que sentí la psicología inversa y lo hice”, escribió en Instagram.
Posteriormente, Grimes confirmó que estaba esperando un bebé y que la imagen no era un juego. Para aquel momento, dijo que había estado tanteando algunos nombres que deseaba para su hijo.
Para febrero, la canadiense aprovechó una transmisión en Twitch para hablar de “su otro bebé”: un nuevo álbum, pero al final de la charla adelantó que la fecha de parto del niño se estimaba para el 4 de mayo.
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Esa noche de mayo, Musk anunció en Twitter que el bebé había nacido, escribiendo en Twitter la frase "Mamá y bebé, todo bien". Un usuario de Twitter le preguntó a Musk el nombre de su hijo, a lo que él respondió: "X Æ A-12 Musk".
Tras días de memes y tanteos científicos para descifrar la pronunciación del nombre, Grimes y Musk dieron una muy confusa explicación sobre el significado, hablando de gustos personales y teoremas científicos. Aún así, lo que más se habla por el momento es la imposibilidad de registrar ese nombre para el bebé, pues el Estado de California solo admite registro con nombres que contemplen las letras del alfabeto inglés.
Como nuevo padre, Musk se encuentra motivado y, desde entonces, ha invertido muchas de sus energías en SpaceX pues su propia pareja le ha insistido en la idea de ir a Marte.
En una entrevista con la revista The Face, Grimes dijo que ir a Marte es “una de las cosas principales que estoy tratando de hacer”.
Habrá que ver si lleva a X Æ A-12 Musk consigo en su viaje interplanetario.