Revista Dominical

Una ley de hace 100 años permite que Bad Bunny y Nodal mantengan al Teatro Nacional

En 1918 se creó una ley que no estaba pensada para el máximo recinto de la cultura costarricense pero que igual es la que facilita que hoy el Teatro Nacional reciba recursos frescos para su mantenimiento. Le explicamos cómo funciona el Impuesto de Espectáculos Públicos que usted paga con mucha frecuencia (y sin darse cuenta)

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Imagen del logo del Teatro Nacional rodeado por íconos de artistas musicales.
Gracias al Impuesto de Espectáculos Públicos, la restauración y conservación del Teatro Nacional es pagada por un porcentaje de las entradas de conciertos de géneros tan variados como el mariachi, el rock y hasta el reguetón.

No habían ni nacido los Beatles cuando Costa Rica creó una ley que, casi 100 años después, permitió que el 6% de la taquilla que generó Sir Paul McCartney en el 2024, cuando dio un multitudinario concierto en suelo tico, fuese a dar a las arcas de nuestro Teatro Nacional (TN).

Es probable que usted no lo sepa, pero con cada entrada que paga para un concierto, o para ir al cine, a un casino o incluso a un karaoke, está dando dinero para el cuidado del máximo recinto cultural del país. Una ley que data desde 1918 sigue cobrándole a los costarricenses un impuesto cuyo fin es la restauración y conservación del valioso inmueble, aunque en un inicio la finalidad del dinero recaudado por este tributo distaba mucho del concepto actual.

Se trata del Impuesto sobre Espectáculos Públicos, conocido popularmente como Impuesto del Teatro Nacional.

Su existencia permite que espectáculos musicales que difícilmente serían parte de la cartelera del TN, como los que se realizan en el Club Peppers con bandas nórdicas de heavy metal, o conciertos masivos en Parque Viva o el Estadio Nacional de artistas de reguetón y regional mexicano como Feid, Grupo Firme o Young Miko sean una fuente fresca y constante de recursos para el emblemático inmueble.

Este impuesto es parte de los “cargos adicionales” que están dentro del precio de los boletos, y los productores de los eventos están obligados por ley a girar esos dineros al Teatro Nacional previo a la realización de los shows. En este texto le explicamos su particular origen histórico, le desglosamos la recaudación y en qué se invierte, y le damos las razones que esbozan los empresarios de conciertos para oponerse a la existencia de este tributo.

La ley de Deuda Pública (No. 3 del 14 de diciembre de 1918), indicaba en su momento que el Poder Ejecutivo estaba facultado para emitir bonos al portador (préstamos), destinados a la conversión de parte de la deuda interna. Es decir, el gobierno emitía una especie de préstamo a los ciudadanos que compraban dichos bonos y el Estado les cobraba intereses.

En el artículo 6 de esa ley se afirma que “para el servicio de intereses y amortización de los bonos” se establecieron varios impuestos, entre ellos por el expendio de tabaco en rama, cigarros puros, encendedores, barajas de póker o botellas de champaña. Además, también se indicó la creación de un impuesto sobre espectáculos públicos de lucro particular.

El monto a pagar era del 5% de la entrada a cada espectáculo. Desde entonces, los costarricenses que pagan por ir a un show de entretenimiento (concierto, teatro, baile, etc) deben cumplir con ese impuesto.

Impuesto de Espectáculos Públicos y el Teatro Nacional

De cada entrada que pagamos por un espectáculo, el Teatro Nacional (TN) recauda un impuesto de un 6%, que se usa en su conservación y el apoyo a otros programas culturales. Aquí les detallamos lo que han aportado su entretenimiento al TN.

FUENTE: Departamento de Administración-Fiscalía de Espectáculos Públicos-Teatro Nacional / Ministerio de Hacienda    || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.

Guillermo Madriz, director del Teatro Nacional, explicó que en principio este impuesto se creó como una dotación de recurso económico para las actividades del Estado, que incluso estuvieron relacionadas con la construcción y manutención del Teatro Nacional. “Ayudaron a hacer un repago porque había sido una inversión mal estimada”, afirmó.

La Ley de Deuda Pública ha visto a lo largo de un siglo varias reformas en sus aplicaciones y artículos. En 1947 el Impuesto de Espectáculos Públicos se destinó al mantenimiento económico del Asilo Las Mercedes (ubicado en Curridabat y que atendía a personas con lepra).

En 1965, cuando se declaró al edificio del Teatro Nacional como Monumento Nacional, la ley también indicó que se debía de dedicar el Impuesto de Espectáculos Públicos a la restauración del inmueble.

“Costa Rica hizo una sala de conciertos, un teatro único y distinto a toda la arquitectura que tenemos. Se sabía desde un inicio que en temas de restauración y conservación iban a ser gastos onerosos”, agregó Madriz.

Ahora, este rubro se aplica mediante las leyes 362 del 26 de agosto de 1945, 841 del 15 de enero de 1947, 228 del 13 de octubre de 1948, 3632 de diciembre del 1965 y 6982 del 26 de diciembre de 1984.

Tanto en las reformas a la Ley de Deuda, como las siguientes leyes se instauró que el monto del impuesto sería de 6% (sobre la venta de entradas) y que los beneficiarios son el Teatro Nacional, la Compañía Nacional de Teatro, el Museo de Arte Costarricense y los programas juveniles de la Orquesta Sinfónica Nacional. La proporción del tributo se reparte en un 50% para el Teatro, 30% para la Compañía, 10% para el Museo y 10% para la Sinfónica. Vale aclarar que esta distribución corresponde al impuesto que se cobra en la región central del país (provincias de San José, Alajuela, Heredia y Cartago).

En la imagen se ve a una persona realizando trabajos de conservación y restauración en varias piezas del Teatro Nacional.
En el 2024 se invirtieron ¢278 millones para la restauración de varias piezas históricas y adornos del foyer del Teatro Nacional.

En Puntarenas, Guanacaste y Limón el impuesto del 6% se paga a favor de las municipalidades donde se efectúe el evento artístico. Cada municipio debe destinar el 50% de esos ingresos para programas culturales y el otro 50% a programas deportivos del cantón.

En el caso de conciertos, bailes, etc., el contribuyente al final de cuentas es el público que compra la entrada, ya que en el precio se le suma ese 6%. Sin embargo, los responsables de hacer el pago son las personas físicas o jurídicas propietarias de los locales donde se efectúan los espectáculos o los contratistas del show.

En el caso de cines y teatros que estén en distritos que no sean cabeceras de provincia, el Impuesto de Espectáculos Públicos corresponde al 3%.

Adicionalmente, se carga a los boletos entre un 5% y un 6,5% por derechos de autor, porcentaje que la Asociación de Compositores y Autores Musicales (ACAM) negocia con cada productor. El descuento depende de si el empresario accede a anunciar a la asociación como patrocinador del evento, si se emite un video promocional del ente durante el show y si se contrata como telonero a un artista costarricense que esté adscrito a ACAM.

Entonces, quien compra un boleto para un concierto debe de cancelar los siguientes impuestos:

  1. Impuesto del Valor Agregado: 13% del costo final de la entrada.
  2. Impuesto de Espectáculos Públicos: 6%.
  3. Asociación de Compositores y Autores Musicales: varía entre un 5% y un 6,5%.
  4. Municipalidades: 5%.
El cantante Christian Nodal en concierto en Costa Rica.
Aunque posiblemente Christian Nodal nunca cantará en el Teatro Nacional, el último concierto que dio en Costa Rica ayudó a recaudar dinero para la restauración del recinto cultural en San José. (Jorge Navarro para LaNacion y LaTeja, Archivo/Archivo)

El Impuesto de Espectáculos Públicos debe de ser cancelado de manera anticipada a la realización del espectáculo. El empresario responsable del show lo deposita directamente a la cuenta del Teatro Nacional, por lo que ese dinero no pasa por el Ministerio de Hacienda.

El monto que debe dársele al Teatro Nacional se calcula sobre el valor de los ingresos brutos obtenidos en el concierto (venta de entradas) y se hace con una estimación de la cantidad de boletos que el promotor pondrá a la venta.

En sencillo: Si el productor del recital colocará 100 entradas a la venta con un valor de ¢500 cada una, el total de la taquilla estimada es de ¢50.000. De ese monto, el 6% es ¢3.000 y eso sería para el impuesto de espectáculos públicos.

Eric Calvo, responsable de la Fiscalía de Espectáculos Públicos del Teatro Nacional, explicó que no siempre el estimado de una taquilla, que se hace con meses de anticipación, corresponde con la realidad de lo que el espectáculo logró. Muchos conciertos se quedan cortos con la venta de boletos que se esperaba o, por el contrario, hay más demanda de lo estimado; en ambos casos se tramita una liquidación al final del show para corroborar los montos finales.

¿Cuáles impuestos pagamos los costarricenses en una entrada a un espectáculo?

Del total del costo de un boleto a un espectáculo público, el 31% corresponde a diferentes impuestos.

FUENTE: Ministerio de Hacienda    || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.

“Nosotros hacemos el cálculo con la liquidación y con fiscalizaciones que se hacen en el sitio (del evento artístico). Se calcula la diferencia y hacemos el cobro de esa parte, igual con los productores que no les va tan bien y venden menos. En ese caso les devolvemos la diferencia”, manifestó Calvo.

Pero no solo los espectáculos grandes y los conciertos están dentro de este impuesto. Otros contribuyentes son, por ejemplo, los casinos, bares, lugares con máquinas de juegos o tragamonedas, salones de patines, etc. Los dueños de esos locales deben de realizar una estimación de las ganancias, reportarlas y pagar el impuesto.

“Tenemos el auge muy fuerte de que algunas municipalidades mandan a sus patentados a sacar los permisos con el Teatro Nacional hasta para eventos de karaoke que no son cobrados, pero nosotros sí hacemos una investigación previa cuando llega un local comercial”, expresó Calvo.

En esta investigación, según el funcionario, comprueban incluso hasta por redes sociales el tipo de actividades que se generan en los comercios y se verifica si son gratuitas o se cobra una entrada. En este último caso se le informa a la persona que tramita el permiso que debe de manejarse bajo el Impuesto de Espectáculos Públicos.

Imagen de una pieza destruida del Teatro Nacional.
En el último trabajo de restauración del Teatro Nacional se intervinieron varias piezas del foyer. (Alonso Tenorio/Alonso Tenorio)

“Si en algún momento determinamos un cobro de entrada para alguno de los eventos, revocamos el permiso y hacemos las notificaciones a la municipalidad local para que haga lo mismo”, agregó Calvo.

Cabe destacar que en el caso de que no se cancele el impuesto previo a un espectáculo, el Teatro Nacional puede realizar un cobro judicial por medio del Ministerio de Hacienda. Otro punto importante que resaltó Calvo es que si el productor del show no cancela el dinero, el dueño del recinto donde se realiza es también responsable solidario del pago, por lo cual se le podría cobrar.

Además, el teatro se encarga de hacer la distribución de los porcentajes respectivos a la Compañía Nacional de Teatro, la Orquesta Sinfónica Nacional y al Museo de Arte Costarricense.

De acuerdo con Guillermo Madriz, director del Teatro Nacional, la conservación y restauración del recinto es un trabajo diario, sea con la limpieza o reponer un clavo en alguna de las paredes.

En el 2024, por ejemplo, se realizó la restauración del Foyer del edificio, con una inversión de ¢278 millones. Este proyecto incluyó la intervención a ventanales, lámparas, ornamentos de mármol, yesería y láminas de oro, así como estructuras del salón como puertas y paredes. Madriz agregó que se está trabajando en una rampa el costado este, así como en proyectos para pintar el enrejado y la reparación de la fachada sur.

La cantante Young Miko en concierto en Costa Rica.
La entrada más costosa que se cobró para el concierto de Young Miko en Costa Rica, en octubre del 2024, fue de ¢65.600. Cada uno de esos boletos le dio ¢3.936 al impuesto del Teatro Nacional. (Jorge Navarro para LaNacion y LaTeja, Archivo/Archivo)

Entre varias inversiones realizadas el año pasado destacan la restauración de las obras pictóricas Las Musas I y II, mantenimiento preventivo de esculturas externas, cambio de sistemas de luces incandescentes a luces led y pago de pólizas de seguro para obras de artes y multirriesgo para el edificio patrimonial.

“El Teatro Nacional no es hermético. Sus ventanas y puertas se abren todos los días y por ende el trabajo de mantenimiento es permanente”, comentó el director de la institución.

El porcentaje del Impuesto de Espectáculos Públicos que recibe el Teatro Nacional solo puede utilizarse para obras de restauración y conservación del inmueble. “No hay otro uso por ley”, dijo Madriz. Sin embargo, si sobra dinero no siempre se emplea en el propio teatro. Veamos por qué.

Karina Salguero, quien fungió como directora del Teatro Nacional entre 2019 y el 2024, comentó que los recursos que recibe la institución por ese gravamen son “fondos frescos”, pues es dinero que entra sin realizar una inversión o un esfuerzo, pero que si no se gastan en lo que corresponde, se deben de regresar a las arcas del Estado. Esto lo confirmaron también Madriz y Calvo.

“Existen estas reglas fiscales nuevas donde hay una caja única del Estado y todo excedente o recurso no utilizado se trasladan a la Hacienda Pública. De ahí la importancia de siempre tener de alguna forma un par de proyectos paralelos que puedan darse de manera extraordinaria”, aseveró Madriz.

A inicio de cada año, el Teatro Nacional realiza un estudio para ejecutar posibles proyectos. Esta planeación depende de muchos escenarios y del comportamiento del ingreso de los impuestos que se generen por espectáculos públicos. Para lograr un presupuesto que se ajuste a lo que se recaudará en el año, es necesario estudiar la información que emita el Banco Central, dialogar con los productores de eventos, así como analizar de datos y tendencias de los últimos años.

“Debemos de tener el equipo totalmente alineado para agruparlo en enero y tomar decisiones de subir, bajar y hacer ajustes de acuerdo a lo que sería el presupuesto final”, explicó el actual director.

En el 2024, el Teatro Nacional recibió como presupuesto anual por parte del Ministerio de Cultura un total de ¢3.731 millones.

En cuanto al dinero que le ingresó por venta de servicios y alquiler, fue de ¢493 millones.

El total recaudado por el Impuesto de Espectáculos Públicos en el 2024 fue de ¢2.214 millones; al Teatro Nacional le correspondieron ¢1.107 millones. La institución explicó que en el total del prespuesto del Ministerio de Cultura se contemplan los rubros por alquiler e impuestos.

También en información brindada por el Teatro Nacional, se confirmó que el presupuesto que requirió la institución para su funcionamiento en el 2024 fue de ¢3.741 millones.

Fachada del Teatro Nacional.
Varios productores de conciertos en Costa Rica han manifestado que el Impuesto de Espectáculos Públicos es un cobro excesivo que afecta al consumidor y a las empresas productores de shows en el país.

Sobre el Impuesto de Espectáculos Públicos que se cobra como una garantía previa a los eventos , los productores de estas actividades tienen mucho que decir. Y no les hace nada de gracia.

Juan Carlos Campos, de One Entertainment, consideró que el monto del impuesto “fue justo en su momento, para un objetivo que se cumplió hace muchos años y que ya no debería cargar más en el precio (de los boletos) a los costarricenses”. Agregó que confía en que la Asamblea Legislativa y el Gobierno logren cambiar “leyes viejas que encarecen los boletos y el acceso a más personas a la música, la cultura y el entretenimiento”.

Por su parte, Don Stockwell, de Stockwell Entertainment, fue claro en decir que el impuesto originalmente era temporal, pero que nunca más se revisó ni ajusto. “No solamente aumenta el precio de la entrada a los consumidores, sino que es una carga enorme para el productor en el flujo de caja porque en ningún momento usted debe de pagar por adelantado un impuesto bajo una estimación de venta total de tiquetes”, aseveró.

El empresario también expresó que debería de estudiarse el monto y bajar ese 6%. “Aunque el impuesto lo pague al final el consumidor de la entrada, para el productor significa un flujo de caja muy grande al principio. Con la liquidación si queda algo a favor del productor lo devuelven, pero el proceso es muy engorroso”, explicó.

Stockwell mostró su preocupación por la construcción en El Salvador de un estadio que competiría con nuestro Estadio Nacional como sede de conciertos internacionales en el istmo. “El gobierno de El Salvador está impulsando a productores y artistas internacionales para que vayan a su país en lugar de a Costa Rica”. Agregó que en ese país las cargas impositivas para la realización de un espectáculo son menores que aquí.

Sobre el tema del flujo de caja que afecta a las productoras al pagar por anticipado al Teatro Nacional, Cristian Arce, de Blackline Productions, mostró una postura similar. En su caso, tramitan y realizan muchos conciertos internacionales en tiempos reducidos, lo que provoca que la tramitología de varios eventos se les junte en un periodo corto, lo mismo que el pago anticipado de la garantía del Impuesto de Espectáculos Públicos.

“Si tengo varios eventos, indiferentemente del aforo que sean, hay que pagar un adelanto significativo, pero es algo ilógico cobrar un impuesto por adelantado”, dijo.

Arce agregó que los gastos previos al montaje de un concierto son muy altos: pago del artista, del montaje y la producción, así como alimentación, bebidas y hasta hospedajes. “Es un impacto financiero muy grande porque como nos pasa a nosotros que tenemos varios eventos gestionándose al mismo tiempo, tenemos que cancelar diferentes montos previos”.

Al respecto, Guillermo Madriz, director del Teatro Nacional, fue enfático en defender la importancia del pago de este impuesto. “Preservan un símbolo y un monumento que es orgullo de todos. Tal vez los productores dicen que en otros países no lo tienen que pagar, pero cada país tiene su idiosincrasia y una serie de legislaciones distintas”

”También es importante ramificar el alcance de estos tributos al Museo de Arte Costarricense, a la Compañía Nacional de Teatro y a un programa juvenil de la Sinfónica Nacional. Costa Rica marca la diferencia dentro de un Estado que conceptualiza desde un enfoque solidario y con aporte al desarrollo de la cultura y es por ahí donde este tipo de legislaciones particulares llevan una justificación propia que sí, es diferente a por ejemplo, Colombia, México o Puerto Rico”, aclaró el funcionario.

Otro detalle importante para la realización de eventos masivos es la tramitología que deben de cumplir los productores para poder obtener los permisos de diferentes instituciones. Esto lo tenía claro Karina Salguero durante su gestión. Ella manifestó que hay un “desencanto” por parte de los empresarios, ya que no hay una ventanilla única que facilite el proceso. “Se necesita algo donde el productor vaya y todas las instituciones se intercomuniquen con sus datos para que se apruebe la ejecución de un proyecto”, dijo.

Eric Calvo, del Teatro Nacional, afirmó que a finales del 2024 hubo una reunión con personeros del Ministerio de Hacienda en la cual se habló de una modernización en el proceso.

“Costa Rica se ha convertido en una capital de la presentación de espectáculos internacionales y esa tendencia, por el conocimiento que ya existe de que es un mercado atractivo, seguirá creciendo en el número de eventos y producciones que se realizan en el país y ahí es donde nosotros tenemos que pensar mucho en el cliente, en este caso el productor, para facilitar los trámites que sabemos que en Costa Rica siempre hay muchas oportunidades de mejora”, expresó.

Jessica Rojas Ch.

Jessica Rojas Ch.

Periodista de entretenimiento y cultura desde el 2012. Se especializa en temas de música nacional e internacional. Trabaja para La Nación desde el 2012. Graduada de la Universidad Internacional de las Américas en bachillerato de periodismo. Recibió una mención de honor en el 2022 en los premios de La Nación.

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