Cuando Scott Kelly volvió a la Tierra en el 2016, la vida no había sido normal por más de un año. El astronauta estadounidense cuenta sus memorias Un año en el espacio que, 48 horas después de su aterrizaje en Kazajistán, la piel detrás de sus piernas se inflamó con ronchas rojizas.
Nunca consideró acudir a una sala de emergencias: ¿qué clase de médico podría entender su cuerpo tras 520 días en el espacio?
Es la misma pregunta que se hicieron tres jóvenes dermatólogas estadounidenses. Curiosas por el futuro de la exploración en Marte y la comercialización de viajes especiales, las investigadoras reunieron información preexistente de aflicciones en la piel que han manifestado, hasta ahora, los astronautas estadounidenses.
Entre otras cosas, los viajeros se quejan de volver a la Tierra con picazón, resequedad e inflamación. Varios de los problemas se revierten al regresar pero requieren más hidratación de la normal.
Los datos, además, describen que las estaciones espaciales están colonizadas por bacterias que pueden infectar la piel y que, también, los materiales que utilizan los astronautas pueden irritar y provocar sarpullidos escamosos como la dermatitis.Complicaciones del acné también son comunes, escriben las autoras. Aunque el servicio militar estadounidense rechaza a los casos más severos porque las lesiones protuberantes son estorbosas en el uso de cascos y mascarillas, las mismas bacterias pueden empeorar el acné que parece inofensivo en la Tierra.
“Hay artículos sobre cómo los astronautas tiene más riesgo de desarrollar cáncer de piel pero no sabemos si es por la radiación en el espacio o porque se exponen al sol mientras entrenan en la Tierra”, aseguró en entrevista la doctora Carly Dunn de la escuela médica Baylor College of Medicine en Texas y una de las autoras del artículo del Dermatology Online Journal.
Entre las investigaciones citadas se encuentra el hallazgo realizado en el 2015 por una investigación financiada por la NASA que demostró con muestras de laboratorio que la piel se envejece y adelgaza de forma acelerada en el espacio. Las causas de los cambios, sin embargo, no están completamente claras.
Una investigación dermatológica publicada en el 2017 en el Indian Journal of Dermatology describe también que algunas sustancias y materiales que se utilizan en la industria aeroespacial pueden ser irritantes y alergenos para la piel, aunque la gravedad varía según el caso.
Para las investigadoras en Estados Unidos cuidar la piel en el espacio requiere prestar atención a la información que ya existe y de la que se seguirá escribiendo conformen avancen las exploraciones espaciales.
“La piel es un órgano muy especial e increíble. Cuidarlo en la Tierra simplemente requiere que usemos protector solar diariamente”, dice Dunn.
“No sé si la dermatología será uno de los campos médicos que estén al frente de la exploración espacial. Este artículo permite que los dermatólogos abran sus ojos por si reciben en su consultorio a alguien que haya viajado de forma comercial, que es algo que ocurrirá en el futuro”, asegura la dermatóloga.