1. Retirar de la habitación objetos que acumulen polvo como tapetes, cortinas de tela, bibliotecas, peluches, edredones, sillas y otros.
2. Limpiar diariamente con paño húmedo los muebles, lámparas, etc.
3. Aspirar el colchón semanalmente.
4. Utilizar almohadas de espuma forradas con plástico y con funda de algodón.
5. Evitar el uso de pijamas y cobijas de lana.
6. Ventilar la habitación en las mañanas y cerrar las ventanas por la tarde.
7. Evitar la humedad en toda la casa.
8. Preferir las persianas plásticas o metálicas.
9. No exponerse al humo del cigarro.
10. Evitar olores fuertes como detergentes, perfumes, combustibles, pinturas y otros.
11. Eliminar de la dieta los chocolates, fresas, mariscos, nueces, huevo, tomates y la leche de vaca.
12. Evitar animales domésticos como gatos o perros, las plumas de las aves y lana de oveja.
13. Evitar plantas dentro de la casa por la presencia de polen y esporas.
14. Mantener bien secos los lugares con tendencia a la humedad como baños y neveras.
Fuente: Laura Oliveros, dermatóloga del Hospital Metropolitano.