
A simple vista parece una muchacha a la que la vida no le ha costado. Tiene el cabello negro, la piel blanca, las facciones marcadas, se puede decir que es relativamente alta y bastante delgada. Tiene poco menos de un mes de que la dieron de alta; aun así, Diana Carvajal vivirá con la acromegalia toda su vida.
Este padecimiento es parte de las llamadas enfermedades raras, aquellas que no afectan a más de cinco pacientes por cada 10.000. Se trata de una alteración endocrina producida por un desequilibrio hormonal en el cuerpo, causado por una producción excesiva de la hormona del crecimiento (GH).

En los pacientes con esta enfermedad, la glándula pituitaria (ubicada en el cerebro) produce cantidades excesivas de GH que generan un tumor benigno en la glándula y provocan cambios físicos en el organismo como el crecimiento de los pómulos, la mandíbula, las manos y los pies; transformaciones que sufrió Carvajal en poco menos de tres años.
El 28 de febrero es el día internacional de las enfermedades raras. Se estima que existen más de 8.000 en todo el mundo.
A sus 23 la joven esteticista padecía de fuertes dolores de cabeza y cansancio extremo, males con los que vivió tres años hasta que fue diagnosticada, a los 26.
"La vida se me estaba acabando, ya no era vida. Más de una vez le pedí a Dios que me llevara. Era como una impotencia. Pasé tres años con dolores de cabeza", comentó Carvajal.

Oscar Badilla, médico endocrinólogo del Hospital San Juan de Dios, comentó que en el país se han diagnosticado cerca de ocho casos en el último año en un estimado de millón y medio de personas, más de lo estimado ya que se dice que afecta en promedio a cuatro personas de cada millón.
"El problema es que hay subdiagnósticos. Debidos a que pueden acarrear otros males como la diabetes, presión alta, problemas en articulaciones", comentó Badilla, quién asegura que su detección temprana puede prevenir la males como el cáncer de colón.
Debido a su complejidad, los diagnósticos de la enfermedad se realizan de forma tardía. No son fáciles de detectar, las personas pueden estar controladas por años y no se dan cuenta.
"Es recomendable que cada uno de nosotros esté atento a las señales de nuestro cuerpo, por mínimas que parezcan. En el caso de la acromegalia, una detección temprana puede evitar deformaciones en los pacientes. Lamentablemente no es posible prevenirla, pero con la atención correcta es posible curarla", comentó el endocrinólogo.

Además asegura que con el tratamiento adecuado los efectos del mal se pueden revertir. No obstante, quienes han presentado cambios importantes a nivel de su infraestructura ósea difícilmente logran un retroceso.
Diana mencionó que su caso fue único, que pese a que no estaba dentro del rango de edad en el que se presentan este tipo de males, su detección le permitió ser intervenida a tiempo. Dice que además de dejarle unas tallas menos y dos números más de calzado, la acromegalia la volvió una persona más "humana".