Puede parecer que no es grave, pero la costumbre de consumir una sopa instantánea o un sándwich de pan de blanco podría tener un gran impacto en la salud.
Dos estudios europeos, publicados recientemente por la Asociación Médica Británica, arrojaron una asociación entre el consumo de alimentos ultraprocesados y un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y de muerte.
Según NOVA, el sistema de clasificación internacional de los alimentos sobre la base de su grado de procesamiento que es utilizado por la OMS, los productos ultraprocesados son aquellos horneados o fritos que vienen empaquetados y que tienen cinco o más ingredientes.
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En este grupo se incluyen las bebidas gaseosas y las comidas preparadas, que contienen aditivos y están hechas con grandes cantidades de azúcar, grasa y/o sal. Otra de sus características es que carecen de una gran cantidad de vitaminas y fibra.
Enfermedades asociadas
Uno de los estudios concluyó que por cada 10% de aumento en el consumo de alimentos ultraprocesados por parte de la población crece un 12% la tasa de enfermedades cardiovasculares, 13% la de males coronarios y 11% la de afecciones cardiovasculares.
Para llegar a estos resultados, investigadores europeos siguieron durante una década la dieta y los indicadores de salud de 105.159 franceses, quienes tenían una edad promedio de 43 años.
Sorprendentemente, los investigadores también encontraron una asociación significativa entre los alimentos mínimamente procesados o sin procesar y un menor riesgo cardiovascular y coronario.
En la segunda investigación, científicos con sede en España evaluaron la dieta y el riesgo de muerte de 19.899 universitarios con una edad de promedio de 38 años.
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Los resultados evidenciaron que un mayor consumo de alimentos ultraprocesados (más de cuatro porciones de 100 gramos, cada una, por día) se asoció con un 62% más de riesgo de mortalidad por todas las causas. Esto, en comparación con un menor consumo (menos de dos porciones por día).
Además, por cada porción diaria adicional de este tipo de comida, el riesgo de mortalidad aumentó relativamente en un 18%.
“Esto sugiere que debemos evitar lo ultraprocesado lo que más se pueda”, opina Karen Basfi Fer, directora de la Escuela de Nutrición de la Universidad de Chile.
Si bien son pocos los estudios que han podido demostrar una relación causal entre alimentos ultraprocesados y enfermedades, añade la especialista, la evidencia que asocia su consumo con riesgos a la salud es cada vez mayor.
“Estos nuevos trabajos son coherentes con estudios clínicos anteriores, los cuales demuestran que algunos componentes de estos alimentos se asocian a mayor obesidad y mortalidad”, comenta.
Microbios y azúcar
El porqué estos productos impactarían al organismo es todavía un tema de estudio, comenta José Moya, académico de nutrición de la Universidad Católica.
Sin embargo, se cree que las grandes cantidades de sodio, azúcar y grasas trans que estos contienen alteran el microbioma intestinal -la comunidad de microorganismos vivos residentes en el tubo digestivo-, lo que terminaría causando la aparición de patologías cardiovasculares, dice Moya.
“Estos alimentos traen estabilizantes y conservantes, pero no se ha demostrado que sea eso lo que hace daño, sino que todo indica que es la alta combinación de grasas, azúcares y sodio”, explica.
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Según Basfi Fer, otro posible mecanismo tiene que ver con una desregulación hormonal. “El exceso de azúcar hace que se libere mucha insulina, lo que hace trabajar en exceso al páncreas y eso induce a un estado proinflamatorio que eleva el riesgo cardiovascular”, explica la nutricionista.
Para Moya, el mensaje es claro: “Toda la evidencia apunta a que son dañinos”, dice. “Y si bien estamos expuestos a ellos, la recomendación es a evitarlos lo más posible”, puntualiza el académico.