Una alimentación saludable y adecuada, es importante para todos, pero cuando llegamos a cierta edad debemos ser conscientes que algunas actividades como comer se nos vuelve difícil, por lo que tener cuidado con las comidas que le preparamos a las personas de la tercera edad es muy importante, ya que algunos no tienen la misma capacidad para masticar los alimentos.
Ya sea que el adulto mayor tenga buena salud o alguna dolencia, una buena dieta le puede ayudar a mantener un mejor estilo de vida y evitar ciertos malestares. Su alimentación es un poco diferente a la nuestra, incluir alimentos que sean fáciles de masticar y digerir es ideal para ellos.
¿Cómo cambiar la dieta conforme pasan los años?
Rocío Calvo, nutricionista y Gerente de Alimentación y Bebidas de Verdeza, residencial para adultos mayores ubicado en Escazú, explica que con la edad las personas inevitablemente pierden masa muscular, por lo que la dieta debe compensar esa pérdida con un alto consumo de proteína.
Adicionalmente, el gasto energético se reduce, pues disminuye la actividad física, y esto disminuye su apetito. Como respuesta a tal situación, se recomienda que hagan cinco tiempos de comida, para mantener el metabolismo activo.
“Lo que queremos es dar pequeñas cantidades de comida, pero más seguidas: un desayuno, merienda en la mañana, almuerzo, merienda en la tarde, cena. En algunos casos, hasta se recomienda una merienda nocturna, sobre todo para quienes acostumbran cenar a las 6 o 7 de la noche y todavía a las 9 p. m. están despiertos. La merienda nocturna también se recomienda para casos especiales, como personas con diabetes, o con enfermedades que requieran que a la hora de dormir haya alimentos, para que no se eleve o disminuya mucho el azúcar al otro día”, detalla Calvo.
Preparaciones idóneas
Un aspecto esencial es cuidar las texturas. Aparte de ofrecerles alimentos suaves, los cuales no deben ser muy secos, pues a algunos se les dificulta tragar.
Muchos adultos mayores han perdido piezas dentales, tal vez tienen prótesis o simplemente sus formas de masticar y triturar alimentos son limitadas. Otros tienen encías sensibles y, en algunos casos, pueden tener problemas para tragar u olvidan hacerlo (por ejemplo, los pacientes con Alzheimer).
Por eso, se recomienda darles carnes suaves como pollo, pescado y preparaciones en olla de cocimiento lento. La pasta no debe ser al dente y los vegetales al vapor deben estar muy bien cocidos.
Entre los alimentos que dejan de ser atractivos para ellos están las cosas tostadas, como las tortillitas, los bizcochos, el pan y carnes asadas a la parrilla o al horno y que quedan muy secas.
Para quienes tienen Alzheimer o envejecimiento muy avanzado, se recomienda papillas, o sea, licuados, sin grumos ni partes grandes.
Alimentarse para conservar la salud
“Alimentarse bien ofrece bienestar físico, mental y emocional y permite soportar embates. Una persona bien alimentada va a tener energía, no va a tener estreñimiento, ni descontroles en los niveles de azúcar”, destaca la nutricionista de Verdeza.
“Se requieren alimentos ricos en hierro (carnes rojas, frijoles, lentejas, espinacas), ricos en calcio, especialmente los productos lácteos (leche de vaca, de soya, de almendras), alimentos que favorezcan ácidos grasos, omega 3 y omega 6 (salmón, atún, pescados), que ayudan al funcionamiento correcto del cerebro, y en el ámbito hormonal”, detalla la experta.
En algunos casos, se utilizan suplementos, porque la alimentación no es suficiente, ya sea porque la persona no puede masticar bien o tragar. Así, los suplementos compensan las calorías que no se dan con la alimentación.
Claves de la dieta en la tercera edad
- La energía debe provenir: un 55% de carbohidratos, 15% de proteínas y 30% de grasa.
- La cantidad de calorías recomendada varía entre 1.500 y 3.000 según las condiciones de salud de la persona, su peso, edad y género.
- Debe incluir bastante fibra porque con la falta de actividad, el intestino se vuelve más lento y hay problemas más severos de estreñimiento.
Para enfrentar este proceso, se requieren adaptaciones que nos permitan tener una vida lo más normal, autónoma, sana y activa posible.