Similar a un vaso de agua que gota a gota se llena hasta que su líquido se derrama. Algo así es el estrés crónico, un mal que ataca cada vez con más frecuencia.
El estrés es un estado natural del organismo que se activa ante situaciones de peligro y amenazas. Este estímulo está diseñado para durar un periodo corto. Mientras tanto, el estrés crónico se genera por situaciones que activan este mecanismo y se mantienen en el tiempo, lo cual altera el estado de alerta del metabolismo.
El sicólogo William Buckey explica que este tipo de estrés se presenta cuando las personas tienen un malestar o una situación que no quieren enfrentar o no pueden resolver. Esto provoca angustia hasta llegar a una solución.
"Lo que pasa es que se van acumulando una serie de hormonas que les genera una alerta frecuente: son personas que sienten que no pueden apagar el cerebro, no duermen bien, tiene migrañas, y hasta cambian su carácter", añadió.
Según Buckey, pensar todo el día en una situación puntual, no salirse del entorno que le genera estrés y no tener espacios de descanso son algunas causas que dan pie al estrés crónico.
La fatiga es quizá una de las señales que caracteriza a la afectación, debido a que el cerebro no logra descansar. Lo mismo sucede con la reducida capacidad de concentración, falta de interés en las actividades diarias, entre otros.
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¿Cómo salir de ahí?
Trate de separar las situaciones que le preocupan y busque posibles soluciones. Muchas veces por la prisa se pierde el foco de qué es lo que pasa.
Tenga espacio para el ocio y el esparcimiento diario, aunque sea una media hora diaria.
Practique ejercicio físico, le ayudará a reducir la cantidad de la hormona del estrés, de la mano con una alimentación saludable.
Realice ejercicios de respiración, tome pausas. Respiraciones cortas le ayudarán a separarse de la situación.