La fruta de pan no se lleva bien con el frío ni con los golpes. Esto la convierte en una exclusividad de zonas calientes, donde es común encontrar sus frondosos árboles. Y aunque no ha llegado a protagonizar la cocina, este producto es alto en fibra, vitamina C y agua, entre otras propiedades nutricionales, por lo que vale la pena darle la oportunidad a su sabor e incluirla, de manera balanceada, en nuestra dieta.
El Artocarpus altilis, mejor conocido con fruta de pan o breadfruit, florece en ambientes cálidos, por lo general en los 600 metros sobre el nivel del mar, se encuentra principalmente a lo largo de la costa caribeña en sitios como Tortuguero, Cahuita, Puerto Viejo y Manzanillo. Un solo árbol puede llegar a producir hasta 200 frutos cada año y se caracteriza por sus formas redondeadas o globulares cubiertas por protuberancias. Su color puede variar en la gama de los verdes.
Es un producto muy sensible y de difícil manipulación. Las bajas temperaturas pueden causarle lesiones o fácilmente pueden dañarse a causa de una caída o un pequeño golpe, por esta razón no ha llegado a comercializarse en zonas alejadas a su lugar de origen.

Tiene la ventaja de que puede acompañarse de alimentos dulces (miel, azúcar) o salados con proteína (carnes rojas, pollo, huevo, pescado), vegetales, ya que no es un alimento ni dulce ni salado, además puede prepararse de diversas formas (rodajas, puré).
Valor nutricional
Contiene alto valor nutricional: Carbohidratos (25%) y agua (70%), además contiene casi la mitad del valor diario recomendado de fibra en una porción y más del 100 por ciento de la recomendación diaria de vitamina C, contiene otros minerales y vitaminas como el potasio con más de 30% del valor diario recomendado y es rica en calcio, magnesio, fósforo, hierro, ácido fólico y vitaminas A, B y C, aminoácidos como la fenilalanina, leucina, isoleucina, valina y antioxidantes. Es ideal para personas con alguna alergia o intolerancia al gluten, ya que es libre de esta proteína.
Varias investigaciones coinciden en su impacto en la prevención de enfermedades, por su aporte en antioxidantes que previene que los radicales libres (producidos en nuestro organismo por medio de la sobreexposición al sol, productos químicos que se encuentran en nuestro entorno y en otras fuentes) dañen nuestro organismo.

Este fruto también contribuye a la prevención de enfermedades cardiovasculares, ya que contiene fitoquímicos que protegen al corazón de la aterosclerosis, enfermedad cardiaca que se caracteriza por la acumulación lenta de bolsas de glóbulos blancos en las paredes de las arterias, lo que hace que se engrosen; produciendo una isquemia del miocardio, un bloqueo del suministro de sangre al corazón que puede provocar un ataque cardiaco, también contribuye a combatir el colesterol alto, aliviando los síntomas asociados.
Su alto aporte en tiamina (Vitamina B1) resulta beneficioso para mantener el tono muscular a lo largo de las paredes del tracto digestivo, donde se encuentra la mayoría del sistema inmunitario, además favorece la digestión completa de los alimentos y mejora la absorción de nutrientes.
Gracias a algunas propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, es un alimento potencial contra el cáncer, principalmente de páncreas, donde se ha observado que las células cancerígenas se someten a muerte autofágica al ser expuestas a estas propiedades.
Fuente: Dra. Catalina Ávila Salazar, Nutricionista Centro de Nutrición Clínica CNC. Tel. 2228-2600 www.cncsalud.com