La inmunoterapia representa una de las áreas más prometedoras para la investigación en oncología y el tratamiento de enfermedades, principalmente, en aquellas con mayor carga mutacional. El principio de la inmunoterapia es aprovechar la capacidad del propio sistema inmunológico para combatir el cáncer.
El papel del sistema inmunológico es detectar y destruir cualquier cosa extraña en el cuerpo. Esto incluye virus, bacterias, pero también células cancerosas; cuando estas células no son destruidas se convierten en tumores. Entonces, la inmunoterapia lo que hace es tomar las células T, que son la parte destructora del sistema inmunológico y se asegura de que se dirijan a las células malignas del tumor para destruirlas.
Para lograr eso, se rompe el llamado “ciclo de inmunidad del cáncer”. Es decir, las células T se generan, llegan a donde necesitan ir, se infiltran en el tumor y lo destruyen. Al eliminar las células cancerosas, se liberan antígenos, lo que provoca una mayor generación de células T, finalizando de esa manera el ciclo.
Anteriormente, los tumores cancerígenos tenían la capacidad de pasar desapercibidos por sistema inmunológico haciendo que la enfermedad avanzara rápidamente; ahora, la inmunoterapia logra que el tumor sea visible y que las mismas defensas del cuerpo puedan atacarlo. La combinación de la inmunoterapia con quimioterapia, terapias dirigidas y otros tratamientos ha favorecido a los pacientes con una mayor tolerancia a medicamentos, una supervivencia mayor y la mejora en su calidad de vida, entre otros beneficios a largo plazo.
“Actualmente conocemos 250 tipos de cáncer, 350 genes que contribuyen al desarrollo del cáncer y, por ejemplo, para ciertos tipos de cáncer de pulmón se han identificado alrededor de 100.000 mutaciones diferentes. Todo esto crea un perfil de cáncer único, un paciente único, por lo cual en el tratamiento del cáncer se necesita un enfoque personalizado y, a menudo, de múltiples frentes”, explica la Dra. María Clara Horsburgh, directora médica de Roche Centroamérica y Caribe.
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“Al identificar dónde falla el sistema inmunológico en el tumor de cada paciente, tenemos el conocimiento para determinar los socios de combinación adecuados que serán clave para brindar resultados a largo plazo para los pacientes”, agrega la doctora.
Con base en el conocimiento de cómo el sistema inmunológico trabaja e interactúa con los tumores, se vislumbra en un futuro cercano, ampliar la capacidad de comprensión de las diferentes formas en que el cáncer evade el sistema de defensas del cuerpo, generar una línea diferenciada de medicamentos “inteligentes” para atacar las células cancerígenas de manera más eficaz, controlar sus efectos secundarios y lograr una mayor sobrevivencia, con el objetivo final de curar el cáncer en todos sus tipos.
“La inmunoterapia contra el cáncer es un ejemplo en el que tratamos el sistema inmunológico y no el tumor, por lo que debemos comprender al paciente tan bien como al tumor, mostrando lo complejo que es el cáncer como enfermedad y lo importante que es entender la biología”, comenta la Dra. Horsburgh.
Cáncer: prevención y atención a los síntomas
A un año de la crisis sanitaria generada por la covid-19, los pacientes de cáncer continúan como uno de los grupos más vulnerables al virus debido al debilitamiento de su sistema inmunológico. Según datos del Observatorio Global de Cáncer (Globocan, por sus siglas en inglés), en 2020 se diagnosticaron más de 19 millones de nuevos casos y cerca de 10 millones de personas murieron a causa de la enfermedad alrededor del mundo.
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En el caso de Costa Rica, el año anterior se confirmaron 13.139 personas y 6.028 fallecieron, cifras que se suman a los 85.568 nuevos casos y a las 47.743 muertes a nivel centroamericano.
Por eso, es fundamental que los centros de salud continúen con el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno, y que los pacientes no dejen de lado sus medicamentos o sesiones de terapia, principalmente, en este tiempo de pandemia.
Además, todas las personas deben hacer conciencia de la importancia de un estilo de vida saludable: consumir alimentos nutritivos, realizar ejercicio, dejar de fumar, reducir el consumo del alcohol y conocer los signos y los síntomas de la enfermedad son solo algunas de las acciones que reducen la probabilidad de padecer la enfermedad.
Algunos de los síntomas que el cáncer puede causar son cambios en los senos, intestinos o vejiga, alteraciones en la piel o boca, hemorragias y moretones, tos o ronquera, dolor al comer, cansancio, fiebre o sudores nocturnos, problemas neurológicos, hinchazón, bultos y subir o bajar de peso sin razón conocida.
“Escuchamos sobre cáncer a diario, y la mayoría de nosotros, hemos sido testigos directos de cómo afecta a seres queridos, amigos o conocidos. La concientización sobre esta enfermedad debe realizarse todos los días; sin embargo, en el contexto sin precedentes de la pandemia, es fundamental comprometernos todos (gobiernos, sistemas de salud, sector privado y la sociedad civil) para educar sobre la prevención del cáncer, recordar que un diagnóstico y tratamiento oportunos pueden salvar vidas y tomar las acciones para asegurar que la innovación esté disponible para los pacientes en el menor tiempo posible”, finalizó la doctora Horsburgh.