En la actualidad, la felicidad es todo un tema; es fácil caer en la trampa de la insatisfacción y el estrés. Sin embargo, hay una herramienta sencilla y accesible que puede hacer la diferencia: la gratitud. Este concepto, que a menudo se pasa por alto, tiene el poder de mejorar significativamente el bienestar emocional y mental.
La gratitud, cuando se practica de manera consciente y regular, no solo nos ayuda a ser más felices, sino que también puede mejorar la salud física, nuestras relaciones y nuestra capacidad para enfrentar los desafíos de la vida. Y, para practicarla, se requiere tener claridad de lo que significa.
¿Qué es la gratitud?
La gratitud es la capacidad de reconocer y apreciar los aspectos positivos de la vida, ya sea en los grandes logros o en los pequeños detalles cotidianos. Es un estado de conciencia que nos permite enfocarnos en lo que tenemos en lugar de en lo que nos falta. Es una forma de reprogramar nuestra mente para valorar lo bueno que nos rodea, lo que, a su vez, promueve un estado de bienestar general.
El impacto en el cerebro
La psiquiatra española Marian Rojas-Estapé, una autoridad en la relación entre mente y cuerpo, ha destacado la importancia de la gratitud en su trabajo. Según Rojas-Estapé, cuando practicamos la gratitud, nuestro cerebro libera dopamina y serotonina, dos neurotransmisores que juegan un papel crucial en la regulación de nuestro estado de ánimo.
“La gratitud es capaz de activar circuitos cerebrales relacionados con el bienestar y la felicidad, reduciendo la actividad en zonas del cerebro asociadas con la ansiedad y la depresión”, explica Rojas-Estapé.
Este acto de gratitud no solo nos hace sentir bien en el momento, sino que también puede crear un efecto duradero, ayudando a que el cerebro se enfoque más en lo positivo a lo largo del tiempo.
Además, señala que la gratitud no solo se trata de ser agradecido por lo que se tiene, sino también de desarrollar una actitud de apreciación hacia los demás y las experiencias de la vida, incluso aquellas que pueden ser desafiantes. Esta perspectiva permite afrontar la adversidad con mayor resiliencia y mantener un equilibrio emocional más estable.
Este es el mismo criterio profesional que tiene Karla Cisneros, sicóloga que para este artículo compartió algunos beneficios de practicar la gratitud.
“Los beneficios de la gratitud van más allá de una simple mejora en el estado de ánimo. Numerosos estudios han demostrado que las personas que practican la gratitud regularmente experimentan una serie de ventajas”, agregó Karla Cisneros.
- La gratitud ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y la depresión. Al enfocarnos en lo positivo, evitamos caer en la espiral de pensamientos negativos que pueden afectar nuestra salud mental.
- Al expresar gratitud hacia los demás, reforzamos nuestros lazos emocionales. Las personas agradecidas tienden a ser más empáticas y comprensivas, lo que mejora la calidad de sus relaciones interpersonales.
- La gratitud nos permite enfrentar los desafíos con una actitud más positiva. Al reconocer lo bueno incluso en tiempos difíciles, desarrollamos una mayor capacidad para superar adversidades.
- Algunas investigaciones sugieren que la gratitud también está vinculada a una mejor salud física, incluyendo una presión arterial más baja, un sistema inmunológico más fuerte y una menor frecuencia de dolores físicos.
¿Cómo practicarla en el día a día?
Incorporar la gratitud en la vida diaria no requiere grandes esfuerzos ni cambios drásticos. Aquí hay algunas prácticas sencillas que pueden ayudarle a cultivar este hábito:
Lleve un diario de gratitud: Dedique unos minutos cada día para escribir tres cosas por las que esté agradecido. Pueden ser grandes logros o pequeños momentos que le hayan hecho sentir bien. Esta práctica le ayudará a enfocar su mente en lo positivo y a crear un hábito de apreciación.
Exprese su gratitud: No deje pasar la oportunidad de agradecer a las personas que le rodean. Un simple “gracias” puede tener un gran impacto en su relación con los demás y en cómo se siente usted mismo.
Reflexione sobre las dificultades superadas: A veces, las situaciones difíciles pueden ser una fuente de gratitud. Reflexione sobre cómo ha superado desafíos en el pasado y lo que ha aprendido de ellos. Esta perspectiva le permitirá valorar su fortaleza y resiliencia.
Practique la atención plena: La gratitud está estrechamente relacionada con la capacidad de estar presente en el momento. Al practicar la atención plena, puede aprender a apreciar los detalles de su entorno y las experiencias que vive, cultivando así una mayor gratitud.
Según la siquiatra Marian Rojas-Estapé, la gratitud tiene un impacto profundo en el cerebro y en nuestra percepción de la vida. Ella explica que practicar la gratitud regularmente puede influir positivamente en nuestro estado de ánimo, reducir el estrés y mejorar la calidad de nuestras relaciones interpersonales.