Lo que comemos determina la forma en que funciona cada uno de nuestros órganos, incluida la glándula tiroidea. Ella se encarga de una gran cantidad de funciones, pero a veces se desajusta. La mala noticia es que este padecimiento, que suele ser más común entre las mujeres, no tiene cura; la buena es que con medicamentos y buena alimentación se puede tener controlada.
Una glándula maestra
La tiroides es una glándula ubicada en el centro del cuello. Produce dos hormonas que interactúan prácticamente con todos los órganos, tejidos y células del organismo, ejerciendo una gran influencia en la salud.
“Esta glándula es la encargada de regular la forma en que el cuerpo utiliza y almacena la energía (metabolismo), la temperatura y la frecuencia cardiaca” comenta la nutricionista Mariela Parajeles de Consultas Nutrición.
La especialista explica que cuando se presentan problemas con la glándula tiroides se podría presentar hipotiroidismo e hipertiroidismo:
- Hipotiroidismo tiroides hipoactiva: se debe a un problema en la glándula tiroides siendo una de sus causas principales la tiroiditis de Hashimoto. Los síntomas pueden incluir, fatiga, aumento de peso, intolerancia a las bajas temperaturas, piel y cabello seco, depresión, uñas quebradizas, olvidos frecuentes, voz ronca, apnea del sueño.
- Hipertiroidismo o tiroides hiperactiva: en las personas con hipertiroidismo la glándula tiroides produce demasiada hormona tiroidea, cuando esto ocurre, el metabolismo del cuerpo aumenta. La mayoría de las personas con hipertiroidismo tienen síntomas como, ansiedad, irritabilidad, dificultad para dormir, debilidad muscular, temblores en las manos, sudoración excesiva y problemas con el peso.
Relación con la alimentación
“Cuando uno se refiere a la relación entre la alimentación y la salud tiroidea se toma en cuenta si la persona tiene una dieta balanceada con aporte adecuado de micronutrientes importantes para la salud tiroidea como la vitamina D, el yodo y selenio. De igual manera se realiza una evaluación de la ingesta de alimentos bocígenos y se evalúa la interacción fármaco – nutriente”, añade la Dra. Parajeles.
- Vitamina D: la deficiencia de vitamina D se ha asociado tanto con el hiper como con el hipotiroidismo, algunos alimentos fuente de vitamina D son: pescados grasos, leche, huevos, y hongos.
- Yodo: tiene una función crítica en la síntesis de hormonas tiroideas. La principal fuente de yodo es la sal yodada, se encuentra también presente en las algas, lácteos y pescado. Tanto el exceso como la deficiencia podrían plantear riesgos.
- Selenio: es un mineral de gran interés, si no hay selenio no se da una adecuada conversión de T4 a T3, la cual es la hormona tiroidea con más actividad metabólica. Algunas de las fuentes de este mineral son: nueces de Brasil, atún, cangrejo y langosta.
- Alimentos bociógenos o goitrógenos: son alimentos que tienen compuestos químicos presentes de manera natural que tienen la capacidad de bloquear la absorción y utilización del yodo, afectando la actividad de la glándula tiroidea.
Consumir:
- Huevos enteros, ya que gran parte del yodo y el selenio se encuentran en la yema, mientras que la clara aporta proteína.
- Carnes magras, preferiblemente blancas.
- Pescados y mariscos como incluidos el salmón, el atún y el camarón.
- Todos los vegetales.
- Todas las frutas.
- Granos y semillas sin gluten: arroz, maíz, quínoa, semillas de chía y semillas de linaza.
- Agua y otras bebidas sin cafeína.
Moderar:
- Alimentos que contienen gluten: pan, cerveza, pasta (trigo, avena, centeno, cebada)
- Bebidas: café, té verde y alcohol.
Evitar:
- Los altamente procesados: usualmente contienen un aporte calórico elevado.
- Suplementos de yodo y selenio (solo si son recomendados por su médico).
Fuente: Mariela Parajeles de Consultas Nutrición (tel.: 7209-7626 y 8387-9685).