Durante años, los doctores y especialistas en nutrición desaconsejaron el consumo diario de huevos, principalmente para aquellos con riesgo coronario. Fue entonces, cuando el cereal obtuvo su reinado durante los desayunos y el gallo pinto se privó, en ocasiones, de uno de sus mejores compañeros.
Todo se debía a la cantidad de colesterol que posee: dos huevos contienen más de los 300 miligramos de la recomendación diaria. No obstante, todo ha cambiado y los huevos han podidos lavarse la cara. Las nuevas guías dietéticas de los Estados Unidos, publicadas en enero de 2016, eliminaron la restricción que hacían de este alimento y diversos estudios señalan los beneficios de consumirlo a diario.
Una de las investigaciones, publicada en el 2013, demostró cómo el consumo de un huevo al día no implicaba un aumento del colesterol en la sangre, en comparación con las poblaciones que se acogieron a la recomendación de no exceder los tres semana. Lo que si eleva el colesterol "malo" es el consumo de grasas trans o aceites vegetales hidrogenados. Por ello, sería buena idea preparar su huevo diario con aceite de oliva o mantequilla y no así con aceite de soya, canola o girasol.
Eso sí, los estudios se han realizado en personas sanas. El consumo de huevos en personas con colesterol alto, diabetes u otras enfermedades debe ser vigilado de cerca por un especialista.
En su libro, Los secretos de Sascha Fitness, la entrenadora y especialista en nutrición fitness Sascha Barboza habla de los nutrientes de este alimento: "La yema del huevo aporta grasas buenas, vitamina D (importante para prevenir el cáncer, combatir los radicales libres y alejar la osteoporosis, y la grasa en la yema ayuda a que la vitamina se absorba con más eficacia). También tiene vitamina E (básica para el cuidado de la piel, para prevenir arrugas y mejorar el tono)", describe.
Se debe destacar que es un alimento alto en proteína de calidad, ya que contiene alrededor de la sexta parte recomendación diaria de este macronutriente para una mujer sana con un estilo de vida activa. La mejor parte es que es un alimento versátil que puede prepararse de cientos de maneras diferentes.
1. En forma de torta, omelette o frittata. Para una versión más saludable, mézclelo con sus vegetales favoritos, sal, pimienta y, si gusta, jamón o salchichas. Coloquelo en un refractario y hornee a 175 grados centigrados durante 15 minutos.
2. En el sartén y con salsa de tomate: Tal y como sugiere nuestro blogguero, Jose Alberto Gatgens en Santa Cuchara.
3. En "tazones" de prosciutto y espinaca. En un molde de cupcakes engrasado, coloque una base de prosciutto, una capa de espinaca o kale y rompa un huevo encima. Salpimiente y hornee a 175 grados centígrados durante 15 minutos.