Las enfermedades de la vista limitan o imposibilitan a quienes las padecen en cuanto a la realización de diversas tareas, por lo cual se vuelven dependientes de sus familiares o amigos.
Para detectar cualquier anomalía de manera oportuna, las personas tienen que atenderse y realizarse exámenes de la vista, cuando menos, una vez al año. Por desgracia, los casos de padecimientos que provocan visión deficiente van en aumento por diversos factores.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece, en el Primer Informe Mundial sobre la Visión, que mil millones de individuos en el mundo no ven bien porque no reciben atención por miopía, hipermetropía, glaucoma y cataratas. Esta incidencia se da por la combinación de una población creciente y cada vez más envejecida, aunado a servicios de atención oftalmológica deficientes o mal integrados.
El documento detalla que la mayoría de pacientes tienen 50 años de edad o más. Asimismo, indica que, en Latinoamérica, la catarata es de los males más comunes de la vejez, al producir entre 41 y 68% del total de casos de invidencia.
Además de la catarata, la doctora Itzel Pérez Gudiño, adscrita a la Asociación para Evitar la Ceguera en México I.A.P., explicó que la retinopatía diabética y el glaucoma son otras dos enfermedades frecuentes entre los adultos mayores.
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Catarata
Al igual que las canas o las arrugas, todos los seres humanos padecen de cataratas cuando envejecen. Por lo tanto, este padecimiento es el más frecuente en personas de la tercera edad.
Pérez Gudiño señala que la disminución de la visión en cantidad y calidad es el síntoma que indica catarata, pues los pacientes ven menos los objetos lejanos (debido a una pequeña miopía que es fruto del problema visual), perciben más tenues los colores y llegan a sufrir diplopía (visión doble).
El diagnóstico se realiza durante un examen completo de ojos con las pupilas dilatadas. El oftalmólogo examina la córnea, el iris, el cristalino, así como el espacio entre el iris y la córnea. Después, con un microscopio especial, revisa las secciones detalladas del ojo, haciendo más fácil la detección de catarata, glaucoma u otros posibles problemas de retina y el nervio óptico.
La catarata es una opacidad de la lente natural del ojo que está atrás del iris y la pupila. Representa al primer motivo de pérdida de la visión en adultos de 60 años de edad o más, y puede aparecer en uno o ambos ojos. Afortunadamente, se puede tratar a través de una cirugía.
“Ningún medicamento o gota quita la catarata. Como es un cambio estructural, es necesario entrar al ojo, quitar la opacidad y poner un lente intraocular con aumento para que el paciente pueda ver mejor”, enfatiza la especialista.
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Retinopatía diabética
El Dr. Jesús Arrieta, jefe de departamento y coordinación quirúrgica en el Instituto de Oftalmología Fundación Conde de Valenciana, indica que la retinopatía diabética es una de las enfermedades que más tratan los oftalmólogos, debido a la alta incidencia de la diabetes.
Luego de, aproximadamente, 10 años del diagnóstico de diabetes, los pacientes sufren cambios en la retina, donde están las células especializadas en la recepción de información captada por la visión. De no atenderse, estas alteraciones pueden desencadenar ceguera irreversible.
En el caso de esta enfermedad, la diabetes tipo 1 y 2 producen lesiones en los vasos que suministran sangre a la retina. Así que la principal causa de este mal es un control inadecuado en la glucemia (glucosa en la sangre). Sin embargo, el tabaco, la obesidad y la hipertensión arterial igual contribuyen a su aparición.
Cuando amenaza la visión, el mejor tratamiento es la fotocuagulación (sellar o destruir vasos sanguíneos anormales con láser). En cambio, los casos que presentan hemorragia vítrea o adherencias del vítreo y la retina deben recurrir a la cirugía de vitrectomía, seguida de fotocoagulación trans o postoperatoria.
A grandes rasgos, existen dos posibles desenlaces: pérdida visual moderada (de tres líneas de visión en la cartilla de lectura) o pérdida visual severa (capacidad visual menor a 5/200, en dos visitas con separación de cuatro meses entre sí).
Glaucoma
El aumento de la presión intraocular provoca esta enfermedad. Al respecto, el Dr. Jesús Arrieta afirma que es muy frecuente en los mayores de 60 años de edad con antecedentes familiares.
Lamentablemente, no se puede prevenir y el paciente no desarrolla síntomas. Se trata de una neuropatía óptica degenerativa y progresiva, caracterizada por la extensión del campo visual (lo que los ojos alcanzan a ver de un lado a otro sin mover el cuello) que se va reduciendo, gradualmente, al paso de los años.
Quienes sufren la enfermedad ven como si lo hicieran a través de un tubo y, conforme progresa el glaucoma, su diámetro se va cerrando. Lo último que se pierde es la visión frontal central, por lo que el padecimiento, generalmente, pasa desapercibido y aparece cuando el daño se encuentra desarrollado.
Por último, el doctor Arrieta menciona que este padecimiento se trata con gotas, medicamentos o procesos quirúrgicos. Los fármacos empleados para controlar el glaucoma disminuyen la presión del ojo al ayudar a que su líquido se drene mejor o, bien, que se reduzca la cantidad de líquido que el ojo produce, expone la Glaucoma Research Foundation, organización sin fines de lucro.