El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes de la niñez. Los niños con TDAH pueden tener problemas para prestar atención, controlar conductas impulsivas o ser excesivamente activos.
Entre los síntomas más frecuentes también se encuentran fantasear mucho, olvidar o perder las cosas con facilidad, retorcerse o moverse nerviosamente y hablar mucho.
Los niños con este trastorno de carácter neurobiológico enfrentan más obstáculos en su progreso escolar que los estudiantes promedio. La incapacidad de prestar atención, la dificultad para permanecer en un mismo lugar y controlar los impulsos, puede hacer más difícil que los niños con TDAH tengan buen rendimiento escolar.
Para determinar si un niño tiene TDAH es un proceso de varios pasos. No hay un único examen para diagnosticarlo, ya que existen otras comorbilidades, como la ansiedad, la depresión y ciertos tipos de trastornos del aprendizaje, que pueden presentar síntomas similares. Un primer paso del proceso implica realizar un examen médico, que incluye pruebas auditivas y de la visión. Otra parte del proceso puede incluir completar una lista de verificación para calificar los síntomas del TDAH y recolectar los antecedentes del infante por parte de los padres, maestros y, a veces, del propio niño.
En la mayoría de los casos, el TDAH se trata mejor con una combinación de terapia conductual y medicamentos.
“Las terapias farmacológicas están indicadas como una parte integral de un programa de tratamiento total para el TDAH que puede incluir otras medidas (psicológicas, educativas, sociales)”, explica el doctor Jorge Irías, gerente médico de Janssen.
Cuando las medidas solas son insuficientes, la decisión de prescribir medicación estimulante dependerá de la evaluación realizada por el médico de la cronicidad y la gravedad de los síntomas del paciente.
Las terapias farmacológicas pueden ayudar a los niños con TDAH en su vida diaria y ser una manera eficaz de manejar los síntomas. Además, ayudan a controlar algunas condiciones de conducta que hayan generado situaciones difíciles con la familia, amigos y en la escuela.
Actualmente, los medicamentos estimulantes (psicoestimulantes) son los más comúnmente recetados para tratar el trastorno por déficit de atención/hiperactividad. Este tipo de terapias parecen elevar y equilibrar los niveles de las sustancias químicas del cerebro llamadas “neurotransmisores”. Además, pueden ayudar a mejorar los signos y síntomas de falta de atención e hiperactividad, a veces de manera eficaz en un período de tiempo breve.