Es inadmisible que a estas alturas del siglo XXI millones de niñas y las adolescentes estén expuestas a situaciones tan brutal violencia contra sus cuerpos.
Hoy, la Organización de las Naciones Unidas recuerdan el Día de Cero Tolerancia a la Mutilación Genital Femenina. El Fondo de Población (UNFPA) señala que, a nivel global, 86 millones de niñas podrían sufrir de aquí al 2030, la mutilación genital, práctica común en países musulmanes de África y Medio Oriente y que provoca, no solo numerosas muertes de estas jóvenes, sino una vida marcada por dolorosos trastornos de su salud sexual y reproductiva.
El director ejecutivo del Fondo de Población de la ONU, Babatunde Osotimehin, asegura que es “es inaceptable que este tipo de violaciones a los derechos humanos siga amenazando la vida y el futuro de tantas mujeres y niñas. Es una ofensa a la dignidad humana, una agresión a la salud y un impedimento para el bienestar de las familias, las comunidades y los países. El desarrollo humano no puede lograrse en su totalidad mientas mujeres y niñas sigan sufriendo estas violaciones a los derechos humanos o vivan temiendo a este tipo de violaciones”.
La enciclopedia digital Wikipedia, citando un informe de Amnistía Internacional, describe así la clitodirectomía.
“Sientan a la niña desnuda, en un taburete bajo, inmovilizada al menos por tres mujeres. Una de ellas le rodea fuertemente el pecho con los brazos; las otras dos la obligan a mantener los muslos separados, para que la vulva quede completamente expuesta. Entonces, la anciana toma la navaja de afeitar y extirpa el clítoris. A continuación viene la infibulación: la anciana practica un corte a lo largo del labio menor y luego elimina, raspando, la carne del interior del labio mayor. La operación se repite al otro lado de la vulva. La niña grita y se retuerce de dolor, pero siguen sujetándola. La anciana enjuga la sangre de la herida y la madre, así como las otras mujeres, "verifica" su trabajo, algunas veces introduciendo los dedos. La cantidad de carne raspada de los labios mayores depende de la habilidad "técnica" de quien opera. La abertura que queda para la orina y el flujo menstrual es minúscula. Luego, la anciana aplica una pasta y asegura la unión de los labios mayores mediante espinas de acacia, que perforan el labio y se clavan en el otro. Coloca tres o cuatro a lo largo de la vulva. Estas espigas se fijan con hilo de coser o crin de caballo. Pero todo esto no basta para asegurar la soldadura de los labios; por eso, a la niña la atan desde la pelvis hasta los pies. Le inmovilizan las piernas con tiras de tela”.

La mutilación genital femenina consiste en la eliminación del clítoris, los labios mayores y los labios menores de los genitales de las mujeres, la mayoría en su más tierna edad (desde los 2 años hasta la adolescencia), por parte de matronas o curanderos de las comunidades, aunque en algunos países y sectores sociales más desarrollados, también la hacen médicos en situaciones más higiénicas y menos traumatizantes que la descrita anteriormente.
Sus diferentes grados de mutilación –puede ser la eliminación de ambos labios y el prepucio del clítoris o una o dos de las tres áreas--, dependen de costumbres culturales, pero todas buscan eliminar la posibilidad de sentir placer y deseo sexual de parte de las mujeres y con ello garantizar su castidad y virginidad hasta el matrimonio, así como hijos “legítimos” para su esposo.
Debido a sus devastadoras consecuencias sobre la salud de estas mujeres, se han impulsado esfuerzos mundiales para que comunidades y países como Uganda, Kenia y Guinea-Bisáu, recientemente adoptaran leyes que penalizan esta práctica.
Según el informe del director ejecutivo de UNFPA, En Etiopía, se acusó a una practicante profesional de la ablación y a los padres de seis niñas en un caso que tuvo mucha exposición pública, lo que ayudó a aumentar la consciencia sobre este problema. Varios otros países han adoptado programas culturalmente sensibles orientados a cambiar las normas sociales que con frecuencia convoca la participación de los ancianos, los hombres y los niños de la comunidad.
Si bien nuestro continente americano es muy ajeno a esta situación, para una como mujer, solo el hecho de pensar en una costumbre tan brutal como esta, le para a una los pelos y nos obliga a tomar una posición ante el sufrimiento y degradación de estas congéneres.
Una película europea que el año pasado se proyectó en nuestro país, recoge el caso real de la top model solamí-inglesa, Waris Dirie, quien se convirtió en una activista mundial contra la mutilación genital y cuya increíble historia escribió en el libro La flor del desierto que también se convirtió en un filme del mismo nombre.
El UNFPA y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) se han propuesto implementar acciones legales y sociales para acelerar el abandono de la práctica de la mutilación y ablación genital femenina.
“En el siglo XXI, ninguna mujer o niña debe sufrir ni morir debido a la mutilación y ablación genital femenina. Abordar las inequidades persistentes que afectan negativamente la salud y el bienestar de las mujeres y niñas es nuestra cuenta pendiente. Todas las jovencitas, independientemente donde vivan o cuál sean sus circunstancias económicas, tienen el derecho a desarrollar su potencial humano, sin sufrir coerción, daños ni violencia. Podemos asegurarnos de que lo logren y debemos hacerlo. El futuro sostenible, equitativo e inclusivo que todos deseamos depende de las medidas que hoy tomemos para garantizar la dignidad, la salud y el bienestar de cada una de estas niñas”, señala el director del UNFPA, Babatunde Osotimehin.