María Elena Rivera descubrió su pasión por el café desde su infancia en Cartago y, casi de forma intuitiva fue aprendiendo y destacándose en este mundo, hasta convertirse recientemente en la Campeona Nacional de Barismo 2024.
Desde sus primeros años, el grano de oro ha sido una parte intrínseca de su vida. Recuerda cómo los aromas y sabores de los cafés chorreados que su abuela preparaba en su cocina de leña, la enamoraron sin saberlo. Este vínculo temprano con la bebida la llevó a explorar el mundo del café con curiosidad y determinación.
Aunque estudió turismo y se graduó hace una década, su verdadero aprendizaje se produjo en las cafeterías, donde trabajaba mientras estudiaba. Fue durante este tiempo cuando tuvo su primer encuentro con una máquina de café especializado, un momento que marcaría el inicio de su viaje hacia el barismo. A medida que profundizaba en el mundo del café de especialidad, a través de distintos cursos, perfeccionó sus habilidades y conocimientos.
Su trayectoria la llevó a trabajar en diversas cafeterías de especialidad, donde tuvo la oportunidad de participar en concursos y competencias. Estos eventos no solo le permitieron demostrar su destreza en la preparación de esta bebida, sino que también la enamoraron aún más del apasionante universo del café de especialidad.
En la siguiente entrevista, conversamos con la campeona de barismo:
¿Qué es el café de especialidad?
El café de especialidad es mucho más que una bebida, es un proceso meticuloso que involucra la trazabilidad del grano, desde su origen hasta la taza. Similar al mundo del vino que cada vino surge de un tipo específico de una uva, cada variedad de café tiene su propia historia, desde el tipo de grano hasta el método de procesamiento. Este enfoque en la calidad y la transparencia distingue al café de especialidad del café comercial, ofreciendo una experiencia sensorial única y enriquecedora para los amantes del café.
Su último logro fue el pasado campeonato nacional de barismo, ¿qué significa este premio?
Fue muy importante y, además, todo un desafío poner a prueba no solo la habilidad técnica, sino también la creatividad y capacidad para transmitir un concepto con un tiempo limitado de 15 minutos: en ese período debía preparar y presentar 12 bebidas utilizando un café específico, en este caso, gané con un café San Roque de la finca Leoncio del Microbeneficio Herbazú.
El formato de la competencia exigía que cada preparación estuviera cuidadosamente diseñada para resaltar las características únicas del café y, para enlazar con el concepto que había escogido. Mi concepto se centraba en el consumidor costarricense y su papel crucial dentro de la cadena de valor del café, desde la plantación hasta el momento de disfrutar la bebida.
Debí preparar desde el expresso que es la bebida base hasta otras con leche, todo mientras mantenía la coherencia y la precisión en los movimientos ya que cuatro jueces sensoriales evaluaban las características sensoriales de las bebidas, mientras que otros tres jueces técnicos observaron de cerca la destreza y organización.
Al final de la competencia tuve la oportunidad de presentar mi concepto ante un panel de ocho jueces, destacando la importancia del consumidor costarricense en la industria del café, ese fue mi tema: el consumidor nacional.
¿Cómo definiría al consumidor costarricense?
Ahora se observa un creciente interés por conocer las distintas variedades de café nacional, y, por convertirse en verdaderos aficionados, lo que refleja una evolución en la cultura del café en Costa Rica.
La gente ahora conoce el trabajo que hacen las fincas, buscan cómo saber más de los lugares que han ganado taza de la excelencia, por ejemplo, o probar el café de las fincas que exportan a otros países. Ya una vez que uno entra al mundo del café de especialidad entra al mundo oscuro del café, en el buen sentido, y, no hay marcha atrás.
Fortaleciendo la cultura del café
Además de su éxito como barista, María Elena lidera un proyecto llamado “Modo”, una marca de catering que ofrece café de especialidad para eventos corporativos y sociales. Su visión es fortalecer esta marca, destacando la calidad del café costarricense y apoyando a los productores locales.
Además, en su trabajo en “Franco” la cafetería donde trabaja actualmente, María Elena se encarga de la parte de compras, tueste y perfilado del café, contribuyendo a la creación de un producto excepcional. Su objetivo es seguir creciendo y promoviendo el café costarricense, con la esperanza de que más personas aprecien y disfruten de este tesoro nacional.
En resumen, María Elena personifica la pasión y el compromiso con la excelencia que define a la comunidad del café de especialidad en Costa Rica. Su dedicación y talento han elevado el perfil del café costarricense a nivel nacional e internacional, y su historia continúa inspirando a otros a descubrir y apreciar la riqueza del café de calidad.