“Vengo de una familia de mujeres fuertes, centros de familia, por un lado mi abuela paterna, jefa de hogar crió a sus siete hijos sola, mi abuela materna con once hijos; mi madre, por su cuenta, con cinco. Todos mis recuerdos sobre el amor giran alrededor de situaciones o conversaciones con mi mamá, mis hermanas, mis tías, mis abuelas. De ellas aprendí a amar. Ellas sin saberlo me enseñaron que el amor debía ser incondicional, complaciente, me enseñaron a estar a disposición de los demás, a amar de forma maternal”. Esta es Antonella Sudasassi.
Su película El despertar de las hormigas se estrena este mes de junio en varias salas de cine del país. No en todas, porque lastimosamente para el cine nacional hay poco apoyo, pero sí en las suficientes para que usted vaya a verla y disfrute del talento nacional.
Sin embargo, ir al cine no es solo un asunto de apoyar a la producción costarricense sino también de enfrentarnos con una realidad que vivimos en nuestro país, en nuestras casas. Y por qué no, cuestionarnos e incluso incomodarnos con que nos digan las verdades.
¿Cómo surge la historia de El despertar de las hormigas?
“Del interés de hablar de lo que significa ser mujer, de esas presiones que tenemos incluso dentro de nuestras familias. Nuestras madres, abuelas y tías nos enseñan cómo tenemos que comportarnos, cómo tenemos que actuar con los demás. Son exigencias que muchas veces pasan desapercibidas y no se hablan. Además quería reflexionar sobre los micromachismos, que son pequeñas acciones ejercidas por los hombres pero que también se heredan de mujer a mujer”.
En momento donde el feminismo está en boga y donde mujeres de todo el mundo gritan consignas como #NiUnaMenos y #MeToo, con El Despertar de las Hormigas la directora busca explorar aquellas violencias no dichas, las que se silencian, las que se guardan en casa.
Ella creció viendo cómo las mujeres de su familia se dedicaban de lleno a sus hijos y sobrinos, a costa de muchos sacrificios. “Ese amor maternal no deja de tener una dosis de machismo, pues tiene que ver con una entrega absoluta que se espera de las mujeres hacia los demás”, reflexiona. Por eso, “aprender a amar es una acto político”.
Sin embargo, no solo los patrones que vio en su familia fueron la fuente de inspiración para crear su película. Todo a su alrededor le daba señales de lo que las mujeres hacen por hacer felices a los demás. “En algún momento me encontré con una noticia de la brasileña que tenía el pelo más largo en Brasil. En la publicación solo se cita una vez a la mujer quien dice que a su esposo le gustaba su cabello y que a ella también le parecía bonito aunque le daba mucho calor. La mayoría del texto eran declaraciones de su esposo hablando de lo lindo que es el cabello largo en las mujeres, de lo femeninas que se ven y lo costoso que es el mantenimiento. Eso me hizo pensar: ¿hasta qué punto hasta el pelo nos lo dejamos largo para complacer a otros?”.
¿Cómo nace la historia de esta película?
“En el 2014 escribí la primera versión porque tenía interés en aplicar a un fondo económico que existía en ese entonces, llamado Cinergia. Esta era una iniciativa que apoyaba al cine centroamericano y que además, es de donde están saliendo en este momento los grandes proyectos que se están estrenando. Para ese entonces yo tenía una fecha límite para poder participar y me presioné para lograr tener el material listo y concursar. Finalmente, me aceptaron”.
Además de la película hay otros productos alrededor de “El despertar de las hormigas”. Este es un proyecto contado en tres partes: un cortometraje de ficción, un largometraje y un documental. Cada una de las partes, cuenta la historia de mujeres en las diferentes etapas de la vida (niñez, juventud y adultez). Todas las historias tratan de responder la pregunta “¿qué es ser mujer?” y abordar también la sexualidad femenina.
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El objetivo era generar historias íntimas y cotidianas para que las personas que las vean se puedan sentir identificadas e iniciaran un diálogo.
Para fortalecer ese diálogo, se invitaron a un grupo de mujeres artistas a hacer obras desde sus propias disciplinas artísticas de lo que para ella significan las diferentes etapas de la vida desde la óptima femenina. Esta muestra de arte se estrenará junto con el lanzamiento de la película en salas de cine comerciales.
¿Cuál fue el mayor reto de producir esta película?
“Sin duda es el financiamiento. Vivimos en un país donde no hay ley de cine y donde los fondos económicos se han ido cerrando”.
Levantar los fondos es complicado. Ese es el mayor reto para cualquier película que se quiera hacer en esta región.
Es una labor titánica hacer una película. Son procesos complejos y caros, que involucran a muchísima gente… para que luego pase desapercibido en las salas de cine. Esto es doloroso.
La película representa los miedos e inseguridades de descubrirse como mujer en un mundo cambiante, donde creemos que tenemos la capacidad de decidir sobre nuestras vidas pero que constantemente nos detenemos por ser el bastión de otras personas.
Isabel, el personaje principal del filme, se debe descubrir y replantear su identidad, dentro de una sociedad que aún se resiste a los cambios.
“En Costa Rica hasta hace poco no habían programas de educación sexual, y desde que se empezaron a implementar los programas del Ministerio de Educación Pública en las aulas de las escuelas y colegios públicos del país, ha surgido un grupo de padres que bajo el lema “a mis hijos los educo yo” perpetúan de forma muy desafortunada los mitos alrededor de la sexualidad. Es claro que la falta de discusión sobre el tema resulta en altas tasas de embarazo adolescente, abortos ilegales, violencia sexual, así como frustración e insatisfacción. Este panorama se repite en muchos otros países latinoamericanos”, detalla Antonella.
Para ella, es necesario aprender sobre sexualidad sana, donde la mujer pueda ejercer el derecho a decidir sobre su propio cuerpo y aprendamos la responsabilidad que tenemos las mujeres con nuestro placer y satisfacción.
¿Cómo seguir adelante a pesar del poco estímulo para hacer películas costarricenses?
“Con mucho esfuerzo. Después de los miles de “no” que uno recibe en el camino, hay unos cuantos “sí” que hacen posible que las cosas se hagan. A veces se pierde la esperanza pero si tenés la testarudez para seguir adelante, las cosas salen. Así fue como hicimos esta película”.
Sobre la directora
Antonella nació en Costa Rica en una numerosa familia. Desde pequeña ya tenía el impulso de crear ya sea a través de las artes plásticas, de la fotografía, escribiendo o simplemente contando historias. Su mayor fuente de inspiración son su entorno lleno de contradicciones y sus viajes. Ansiosa de aprender y comunicar sus ideas se graduó de bachiller en Comunicación Colectiva y cursó la Licenciatura en el énfasis de Producción Audiovisual de la Universidad de Costa Rica.
Decidió mudarse a Berlín, ciudad que le dio la oportunidad de expandir su conocimiento profesional. En el 2013, coordinó el Documentary Campus Masterschool, un programa de entrenamiento para documentalistas europeos. Durante el 2014 logró recorrer gran parte de Latinoamérica para consolidar sus proyectos y ayudar a establecer una versión Latinoamericana del Masterschool.
¿Qué pasó cuando se graduó como productora audiovisual?
“Me fui para Alemania con la idea de irme a estudiar allá. No tenía dinero para pagarme un programa de estudios en el extranjero y en Alemania, una buena opción es aprender el idioma porque de esa manera, los precios de las universidades son más cómodos. Sin embargo, yo necesitaba ingresos para mantenerme, entonces estando allá empecé a trabajar. Me incorporé en una ONG que da cursos de formación para documentalistas europeos. Fue un gran aprendizaje que me permitió hacer muchos contactos en la industria de la producción audiovisual y aprender sobre cómo aplicar a fondos económicos”.
Antonella escribió y dirigió el cortometraje De cómo para Cecilia el rojo dejó de ser fuego que formó parte de la selección oficial de Alocortito 2010 (España) y Enkarzine 2010 (España). También es la autora del cortometraje Descartable que fue selección oficial en el Festival Perro Loco 2008 (Brasil), FENACO 2009 (Perú) y el certamen "Roberto Di Chiara" Florencio Varela 2009 (Argentina).
En 2016 estrenó el corto del proyecto El despertar de las hormigas, La niñez, que participó en festivales internacionales de diez países, obtuvo el premio a Mejor Cortometraje Centroamericano del Festival Internacional de Cine ÍCARO y fue adquirido por televisoras de Centroamérica, Antillas y USA. En 2019 estrena en la sección Forum de la Berlinale su ópera prima de ficción, la película El despertar de las hormigas, que recibió el premio al mejor largometraje costarricense en la pasada edición del Costa Rica Festival Internacional de Cine.
El Despertar de las Hormigas: la película
Este largometraje trata sobre la historia de Isabel. Ella es una buena madre, buena esposa, buena nuera. Cuando su familia política la presiona para tener otro hijo, “el varón”, una serie de revelaciones le llevan a enfrentarse consigo misma, su entorno y su familia.
¿Cómo fue el proceso del casting?
“Hicimos dos tipos de casting: uno cerrado para elegir a actores profesionales que personificaran a los dos personajes principales. El otro casting fue en la comunidad de San Mateo, lugar donde se desarrolla la historia. Quería involucrar a personas de ahí para darle más veracidad a la película”.
Isabel atiende todo el día la casa, a sus hijas y a su esposo, eso aprendió, y eso enseña a sus hijas. En sus ratos libres cose para aportar a la economía del hogar. Ella fantasea con abrir su propia tienda, diseñar sus propios vestidos. Su esposo espera con ansias tener otro hijo: el varón.
Apenas termina todas las tareas domésticas, Isabel se lleva el bombillo de la sala a su escondite, el único lugar desordenado de la casa, donde las ideas no son las aprendidas, donde no tiene que servir a nadie más que a su imaginación. Sus familiares y vecinas la visitan para que les haga pequeños remiendos o diseñe algo especial.
Su esposo cuando llega, recoge la plata que logró hacer Isabel ese día, él la administra. Cenan en familia, sus hijas están en la etapa de preguntarlo todo. “¿Mamá por qué tenés el pelo tan largo?”, “¿mamá por qué no tenemos otro hermanito?”, su marido aprovecha para decidir en familia el nombre del futuro hijo, sin consultarle a ella.
La costumbre, el calor, su larga cabellera, los insectos que invaden hasta los espacios más íntimos y la presión de su familia empiezan a torcer la imaginación de Isabel. A sus 30 años, siempre ha hecho lo que los demás esperan de ella. Isabel debe decidir si enfrentar o no a su familia.